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Bunny in the Night por eyelessListener

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Notas del fanfic:

Mi primer fic de la historia. Es bastante dulzón. Pero creo pude transmitir algo, despues de todo.


Notas del capitulo:

El título esta en ingles para jugar un poco con el nombre de shippeo de la pareja.

Kenny despertó ese día como nuevo. Rascó su cabello desordenado deteniéndose en la nuca, sintiendo ese escalofrío que le ponían los nervios de punta y recordando: había muerto el día anterior. Se paró con desgano. Llevaba solo unos pantalones de dormir. Se miró al espejo pero como de costumbre no notó nada fuera de lo normal. Normalmente vivo…  sacudió su pelo, como si lo arreglara con ese gesto y se cambió, con lo primero que encontró en el piso.

No llevaba dinero. No tenía dinero. Tampoco era día de escuela, así que decidió salir a dar una vuelta antes de encontrarse con sus amigos. Habría una fiesta esa noche y quería tener lo necesario; por lo que se dirigió a uno de los centros de salud públicos que tenían maquinitas en el mostrador. Sacó varios preservativos, después de todo eran gratis; e intentó pensar cómo resolver sus otras dos grandes necesidades: tabaco y comida.

Kenny había tenido muchos vicios a lo largo de su vida, pero no parecía que su salud se viese afectada. Probablemente el revivir con un cuerpo nuevo cada vez contribuía a depurar todas las sustancias tóxicas. Y últimamente fumar ayudaba a disipar sus preocupaciones casi tan bien como lo hacía el sexo.

Caminó, vagando por la zona en la que vivían sus amigos y se cruzó a Kyle en la calle. El pelirrojo volvía de hacer las compras, ya que le tocaba cocinar para su hermanito ese día.

–Dime que traes algo que pueda comer

–Lo  siento, todo instantáneo. Pero puedes venir a mi casa y comer con nosotros

–Mejor  no… paso

No quería cruzarse a Ike. Se había vuelto furiosamente precoz y dramático e inconvenientemente homosexual. Y dado que Kenny era el pervertido gay número uno de South Park, se sentía cada vez más incomodo cuando el niñito le coqueteaba. Quizá era una puta, pero tenía códigos.

–Mhhh bueno –dijo  Kyle un poco agradecido al ver que el rubio prefería respetar la dignidad de su familia antes que satisfacer su apetito –al menos tengo esto…

Le ofreció un billete, era todo lo que tenía en ese momento.  Kenny lo tomó sonriendo como si hubiese resuelto la mitad de los problemas. Así que se despidió sabiendo que se verían mas tarde en la fiesta. Siguió caminando cuando encontró a Stan, que esperaba a su padre en la camioneta:

– ¿Vas a trabajar, esclavo? –interrogó el rubio.

–Hay que ganarse el pan

– ¿Vas a la fiesta esta noche?

–Claro. Después de trabajar nos encontramos en la parada de bus. Los llevo en la camioneta.

–Seguro –dijo  el Kenny y sintió que su estomago gruñía.

Stan fingió toser para que no se oyera nada y mientras su padre salía de la casa, le pasó a Kenny lo que quedaba se su café y una dona:

– ¿Comerías esto? Ya tenemos que irnos y no quiero hacer un enchastre en la camioneta

 –Claro, para eso están los amigos –sonrió  y tomó el desayuno de Marsh.

Saludó a su amigo hasta que la camioneta se alejó. Caminó hasta la tienda a conseguir los cigarrillos. Era un chico sereno y tranquilo. Pero él sabía que estaba triste. Pensaba, hasta cuando podía seguir divagando sin rumbo así; contando con que la suerte y sus amigos estuvieran ahí para él. La vida era difícil, y lo peor era que en el horizonte no había un final. Se extendía como un infinito camino de miseria que no podía ni siquiera acabar con sus propias manos.

Saliendo de la tienda, encendió un cigarrillo, cuando oyó una voz poco amistosa que le era familiar:

–¿Vagando por comida, puta?

–No gordo, tengo todo lo que necesito...

 

……………………………………………………………………………………………………………

 

Esa noche, solo el frío habitaba las calles, como de costumbre. Stan pasó puntualmente por la parada de bus, en donde lo esperaban Cartman y Kenny, que discutían sobre el nuevo negocio que el ex gordo tenía entre manos. Kyle venía con él en la camioneta. Por supuesto, Stan buscaba a su súper mejor amigo a la puerta de su casa y no a una mugrienta parada de bus. Al resto del grupo esta preferencia les parecía jodidamente gay, pero no decían nada. Desde que Kenny había llevado su perversión un paso más lejos teniendo sexo salvaje con chicos, no importaba lo que hicieran los súper amigos, nadie le quitaba el lugar de privilegio para los chistes de maricas.

Llegaron a la fiesta y pasaron un rato, juntos. Kenny se distanció y comenzó a buscar a su conquista de la noche. Se sentía algo perturbado por la propia muerte reciente. Y porque, desde que se acercaba la graduación, tenía cada vez más pensamientos tristes sobre el futuro. Quería manosear a algún lindo chico y dejar morir las preocupaciones en su bragueta.

Fue entonces que divisó a lo lejos a Butters, que era acosado por una chica bastante mayor que ellos. No era de la escuela y se veía muy desalineada. Comenzó a besar al pequeño Stotch insistentemente, quién se veía increíblemente incómodo. Kenny pensó que la escena era suficientemente desagradable. Recordó algunos buenos momentos pasados con Butters durante su infancia y la estima que aquel sentía por él. Así que, en un acto de compasión, se acercó a la infeliz “pareja”.

–Ey, Butters.

–Ho…hola, Kenny.

La chica dejó de abalanzarse sobre el pequeño para echarle un vistazo a McCormick. Era difícil no quedarse mirándolo cuando estaba cerca. Con el cabello rubio revuelto, pero impecable, esa expresión sexy que combinaba la frescura de la juventud con la astucia de alguien que ha muerto mil veces. Totalmente atlético y sexy. Así era él. Así al menos lo percibían los demás.

– ¿Quieres  ver algo guay?

–Umm… –soltó Butters sin saber aún cómo salir de la situación. La desagradable mujer se alejó un poco más de él y miró una vez más a Kenny

–Yo sí quiero ver algo guay –dijo la chica.

A Kenny rara vez le jodía que una mujer se le regalara, pero esa chica estaba siendo tan molesta que deseó morir de alguna de las cientos de formas absurdas en que solía hacerlo.

–Lo siento, señorita –dijo mientras tomaba la mano de Butters y sonreía cínicamente –Sólo  es para hombres

Se alejaron de ella y lo llevó hasta la cocina. Había gente por todas partes, así que la perdieron de vista con facilidad.

 –Ummm…  ¿qu-qué querías mostrarme, Kenny?

–La  libertad, Leopold.

–¿…?

–Pensé  que te estaban acosando.

–Oh, ssí-sí… gracias.

–Y por cierto, ¿qué intentabas hacer ahí?

–Uhm… bueno, yo…

Estaba algo avergonzado pero siempre había pensado que Kenny era el chico más honesto y con mejores códigos de la escuela. Lo seguía pensando a pesar de que jamás habían tenido una relación estrecha y francamente Kenny tenía una pésima reputación. De alguna manera seguía pareciéndole totalmente confiable.

–Que… quería  un beso con lengua.

–Pfff –Kenny sintió como se ahogaba con el sorbo de cerveza.

Aquella confesión lo tomó por sorpresa. Aunque no tenía porqué. Butters había crecido, era todo un adolescente con sus hormonas a flote, después de todo. De apariencia amena entre varonil e infantil, con un rostro bien formado y un corte prolijo parecía todo un chico de preparatoria digno de ligar.

–Cool –murmuró McCormick, intentando recomponerse.

–Pero no estoy teniendo suerte… esa fue la primer chica que se me acercó en toda la noche y la verdad, fue asqueroso.

–Suena mal.

 –A…aunque, bueno, nunca di uno antes… uno… uno de esos besos… ¿tu sí besaste de lengua alguna vez?

Kenny sonrió. Había hecho mucho más que eso… le pareció que Butters debía ser la única persona en toda la fiesta, no, en toda la escuela e incluso en todo el pueblo que le preguntaría algo así al tipo más promiscuo de South Park.

–Seguro –dijo simplemente.

–¿Y  siempre es así de asqueroso?

–Bueno, no, Butters. Eso depende de quién te lo dé.

–No puedo creerlo –dijo, comenzando a enojarse consigo mismo como solía hacer desde niño –Quiero dar un puto beso, sólo uno… mis padres van a castigarme cuando sepan que estuve en la fiesta con una chica y ni siquiera voy a dar un beso de lengua que no sepa asqueroso… ¡Rábanos!

Kenny quería reír pero solo le dio una sonrisa acogedora y palmeo su espalda.

        –Necesitamos  cerveza Butters, tienes que sacarte ese mal sabor de boca.

Se hizo de dos cervezas de la hielera y le ofreció una al joven que comenzaba a calmarse. Butters  tomó la botellita y comenzó, literalmente, a vaciar el contenido sobre su lengua. Arrojaba la cerveza en su boca como si realmente intentara lavar su garganta completamente.

–Estas  actuando raro. Jajaja –río Kenny, sin poder contenerse esta vez.

–Oh… –dijo, mientras limpiaba su boca con la manga –lo… lo siento.

–Si quieres un buen beso, tienes que elegir bien. Puedo recomendarte a alguien –dijo mientras lo tomaba del hombro y señalaba a algunas personas disimuladamente con la botella –Bebe besa bastante bien, no es espectacular… pero lo compensa porque te frota los pechos cuando se entusiasma. Nicole, es bastante traviesa y Henrietta es genial, tiene un aro en la lengua… aunque es medio arisca al principio… y entre nosotros, esto es top-secret y si te preguntan, yo no lo dije, pero Wendy también es buena, se desinhibe cuando toma vodka… puedo recomendarte chicos también, pero no sé si…

–N… nono. Chicos no. Ya tuve suficientes traumas por hoy… –aclaró mientras volvía a enjuagar su boca con cerveza –Pero  todas esas chicas tienen novio o están con alguien más… y dudo que me hicieran caso.

–¿Qué? ¿Porqué? No digas eso. Aunque… bueno, si fueras como yo no te molestaría ligarte cualquier cosa…

–Si  fuera como tú, no estaría desesperado, Kenny. Sería el amo de la fiesta…

Kenny sonrío. Aquello le pareció entre tierno, agradable y algo excitante. La verdad es que si se sentía “el amo de la fiesta” a veces, pero nunca se lo habían dicho con tanta sinceridad. Tomo a Butters del brazo y comenzó a arrástralo fuera de la casa. Se llevó una botella de tequila y una bolsa con sal y limones que encontró al pasar, rumbo hacia el pasillo que daba al patio trasero. No había gente afuera porque hacia un poco de frío invernal, pero se ubicaron cerca de la salida de calefacción por lo que se estaba a gusto.

–Vamos a tomarnos unas copas Butters, estoy de humor

–Sí..sí – respondió tímidamente pero con algo de emoción por sentir que era invitado de esa forma tan amistosa –¡Yo  también!

Se sentaron en el piso; la casa estaba elevada y sus piernas colgaban. Kenny dispuso los elementos y tuvo que explicarle a Butters como beber. Le parecía cada vez más inocente, viéndolo aprender a tomar tequila e intentando contener el ardor de su rostro con cada ronda. Ya habían tomado un par de vueltas cuando Kenny quiso animar al joven:

–El  secreto para conseguir un beso de lengua, o coger o estar en una fiesta… es que sientas que eres el mejor.

–Es  fácil para ti decirlo. Tú eres el mejor de la fiesta

–No  Stotch, todos somos mierda… Hasta que gritamos. Le gritamos a los otros mierdas quien manda. Y nos transformamos en realeza.

–¿La realeza?

–Sí señor, repite lo que digo.

–S...sí.

Tomaron un tequila y se pararon, gritando al cielo completamente estrellado en la noche invernal.

–¡¡Soy  el rey de la fiesta!!

–¡So.. soy el rey de la fiesta!

–¡¡Qué mierda!! ¡¡Yo soy el príncipe de toda la escuela!!

–¡El  príncipe de la escuela!

–¡¡Me importa un carajo que tenga una vida miserable con la que nunca pueda acabar, me voy a coger a todo el pueblo!!

–…

–Butters, aquí puedes decir otra cosa

–Ahh… ah… entonces… ¡Me importa una mierda que esta sea la única fiesta del año a la que me dejan venir mis padres castigadores, cabrones!

–¡Cabrones!

–¡¡Voy a tener el mejor beso de lengua de mi vida!!

–¡¡Salud!!

–Oh, ¿eso fue muy vergonzoso?

–Jajajaj –Kenny se echó a reír y termino recostado en el suelo, mientras Butters se sentaba a su lado –Estamos siendo unos jodidos maricas. Pero no importa porque nadie nos ve.

Guardaron silencio unos minutos. Kenny sentía su vientre arder de tanto reír y comenzó a frotarlo debajo de la ropa. Butters miraba el cielo con un aura melancólica. El rubio que yacía a su lado observo su espalda, se sentía tan cerca de él que casi podía sentir su pulso

–¿Sabes, Butters? No es fácil ser la puta del pueblo

–Sss…¿Sí?

–Están todas estas expectativas que cubrir… tener que acostarte con alguien frecuentemente… ¿sabes que va a pasar mañana cuando mis amigos me pregunten con quien me acosté y yo les diga que con nadie?

–¿Qué va  a pasar?

–Jajajaj. No lo sé, Butters –respondió con una amplia sonrisa –Nunca antes me ha pasado.

–Oh… –El inseguro Leopold se sintió un poco culpable por eso. Pero de alguna forma, le parecía bien que Kenny no se acostara con nadie esa noche. Y de alguna manera, también sentía que Kenny era feliz con eso.

–Yo… yo también la he pasado mal. Todos piensan que soy tonto y torpe. Pero ya no tengo 8 años. Hace mucho que crecí, pero nadie me toma en cuenta. Solo se me acercan chicas raras y nadie me hace caso. Y para colmo mis padres siguen queriendo controlar mi vida…

-Oh, Butters, amigo. Somos dos pobres incomprendidos perdidos en esta noche fría.

Kenny ya estaba bastante borracho. Butters lo vio por sobre el hombro. No recordaba la última vez que lo había visto tan sereno. Sus miradas se encontraron y sonrieron, cómplices. La mano del rubio rozó ligeramente la piel de la espalda de Kenny y por un instante habló sin pensar.

–Kenny, podrías ser tú… darme el beso

–¿Qué? –respondió mientras se sentaba de golpe, creyendo que había oído mal. Esto asustó a Butters que pareció despertar de su embriaguez

–Ee… es que ya no creo poder lograrlo esta noche… y si tiene que ser alguien… Creo que eres el que mejor para besar en toda la fiesta…

 

Kenny quería refutar eso pero no podía. Estaba bastante seguro de que sí era el mejor besador de la escuela, después de haberlo hecho con casi todo el mundo. Pero se sentía un poco desprevenido por la propuesta

–Eso es un poco gay, Butters

–Oh… bueno. Pero no me importa tanto en realidad. Quisiera tener una buena experiencia esta noche… no es como que ya no me gusten las mujeres –dijo mientras frotaba sus nudillos, gesto que había logrado controlar lo suficiente pero volvía a surgir cuando estaba realmente nervioso.

El joven McCormick lo pensó un poco. Besar a Butters nunca le había parecido la cosa más tentadora en la vida. Al menos hasta ese momento no lo había pensado conscientemente. Pero quiso dejarse intoxicar por la atmosfera, por la dulzura del momento.

–Está bien. Lo haré. Pero si me dejas hacer algo antes

–Oh… bueno, pero que no sea muy gay y atrevido

–No te preocupes, no va a ser más gay y atrevido que un beso de lengua.

Sostuvo la mano de Butters. La acarició con la yema de los dedos mientras lo miraba a los ojos. Quería tener esta atmosfera romántica. Hacía tanto que no hacía algo de eso. Siempre temía ser muy dulce y que su parteneir del momento lo confundiera con algo amoroso. El no quería demostrar amor, y nadie de los que andaba con el querían eso tampoco. Todo era solo sexo. Pero sintió que en ese momento, esa noche algo podía removerse.

Podía dejarse llevar por ese impulso de tomar la mano de alguien y simplemente sonreír.

Tomó el mentón de Butters y lo llevó lentamente hacia él, como si fuera algo realmente frágil. Tenía las mejillas sonrosadas por la embriaguez y sus ojos brillaban bajo la tenue luz del patio. Se acerco tan cuidadoso y poso sus labios suavemente en los de Butters. Quería hacerlo. Ser romántico y darle el mejor beso que pudiera.

Relamió los labios cuidadosamente y se abrió paso saboreando toda la boca del joven. De a poco sintió como sus lenguas se tocaban. Butters era torpe, pero se dejo llevar de la manera más dulce. Todo el beso fue tan sexy y suave. Se besaron varios minutos hasta que oyeron que alguien se acercaba y Kenny dejo ir a Butters que continuo un segundo con sus ojos entreabiertos y sintiendo que su boca palpitaba de emoción.

–Wow…

–Sí, Butters- respondió Kenny en tono sereno mientras se llevaba un cigarro a la boca desviando su mirada para no mostrar emociones –Wow…

Notas finales:

FIN


Y Gracias por tu lectura


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