−Así que con que aquí es donde se escondían –dijo Zeus con una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes.
Saga no pudo evitar que su piel se crispara por la ira al tener de frente al ser que más odiaba en el mundo, ni Cronos con todo el infierno que había desatado, lograba ganarse su odio a tal punto.
− ¿Cómo es que…?
−Si quieres matar a alguien, asegúrate de disparar en alguna zona importante como el pecho donde está el corazón o la cabeza –interrumpió−. Lo único que hizo que tanto aburrimiento fuera soportable es que encontré a mi pequeña puta –dijo con cinismo.
−Deberíamos apurarnos para terminar con la tarea que nos dieron, no quiero perder más tiempo del necesario –reprendió Saori bajando de su motocicleta con agilidad.
−Saga –llamo Hypnos acercándose, pero freno de golpe a reconocer a uno de los que acababan de llegar− ¿Qué haces aquí Saori?
−Hago lo que tú y tu hermano no quisieron hacer.
− ¿Por eso se lo llevaron?
−No te preocupes Thanatos está bien, no han hecho nada con él ya que están esperando a que logren encontrar alguna forma de controlar a ese tal Minos y así puedan darle lo mismo a tu hermano –explico con una sonrisa sínica.
− ¿Se conocen? –pregunto Sorrento mientras que Camus parecía preguntar lo mismo con la mirada.
−Ella es algo así como una conocida.
−Thanatos, Hypnos y yo trabajábamos juntos para Cronos –soltó de golpe haciendo que los demás se quedaran mudos−. Anda diles que tú y tu hermano también ayudaban a traer nuevos candidatos con quien divertirnos un rato, lo malo fue que decidieron huir cuando empezó el brote de muertos y por eso Cronos los hará pagar muy caro.
− ¿Eso es verdad? –pregunto Nime con evidente desconcierto.
−Ya estuvo bueno de perder el tiempo, mejor apurémonos –interfirió Jabu cruzando sus brazos detrás de su cabeza.
−Como quieran, pero yo me ocupo de esos tres ya que tenemos cuentas pendientes y quiero hacerlos pagar por lo que paso la última vez.
−Como gustes pero primero ayúdanos a atarlos en lo que llegan los demás para que vengar por ellos.
Así los tres sacaron sus armas y les apuntaron, obligándolos de esa forma a que obedecieran y entraran a una de las habitaciones que se encontraban vacías; con cuerdas que traían, amarraron a los adolescentes y rompieron algunas sabanas para amordazarlos y así no pudieran comunicarse y planear algo.
− ¿Dónde está el resto? –pregunto Saori a Shion.
−No hay más.
La chica le pego con el arma en la frente asiendo que esta sangrara.
−No mientas y si no quieres que te haga sufrir, dime donde está el resto de ustedes.
−Ya te dije que no hay más, somos todos.
La peli lila se disponía a volver a repetir su acción pero fue detenida por la voz de una chica a la cual todos ahí conocían.
−Los demás se escondieron en alguna de las habitaciones y planean una emboscada, tienen armas las cuales Minos les dejo –informo la rubia−. No creo que puedan hacer mucho ya que solo Hades y Orfeo han practicado tiro antes.
−Gracias por la información Esmeralda –dijo Jabu con una sonrisa−. Tú y yo iremos a buscar mientras que Saori y Zeus se quedan a vigilar a estos.
De entre todos, Ikki era el más sorprendido de que Esmeralda fuera una de ellos y recordó que escucho a Minos decir que había dos traidores, siendo uno Radamantis y ahora se descubría que Esmeralda era el segundo traidor.
−Yo me quedare, quiero hablar con Ikki.
−Como quieras –dijo con aburrimiento−. Vamos Zeus, que las damas se encarguen de cuidarlos.
−Qué más da.
Los dos chicos salieron de la habitación mientras que las dos chicas se quedaban, pero se veía que estas no se llevan bien, pues cada una estaba por su lado y no se dirigían la mirada.
− ¿Estás enojado Ikki? –pregunto la rubia acercándose al nombrado−. Yo solo quería que estuvieras bien y no te preocupes que ni tu ni tu hermano recibirán daño alguno.
El peli azul se removió tratando de soltarse pero era inútil y solo se estaba lastimando.
−Esmeralda –llamo Saori con desinterés.
− ¿Qué quieres?
−Te tengo una buena noticia, es sobre el rubio ese que tanto odias.
− ¿Qué pasa con él? ¿Se murió o algo así?
−Es el nuevo favorito de Cronos –dijo jugando con su cabello−. Es a quien está ocupando para su nuevo proyecto así que tu problema está resuelto.
−Muero de ganas de ver cómo va su transformación.
−Ni te hagas ilusiones que lo último que supe fue que no ha cambiado su físico.
Las dos chicas siguieron hablando con normalidad, así como si estuvieran hablando del clima o cosas de esas, pero los que estaban amordazados no pudieron suprimir su sorpresa de saber que Shaka ya no era el, sabían que era él de quien hablaban ya que era más que evidente que Esmeralda lo odiaba; ahora era uno más de los experimentos de aquel maniático y quien más mal se sintió, fue Ikki. El adolescente se sentía a morir ya que no había pensado en el rubio en todo ese tiempo y la culpa lo mataba por ello; sabía que ya no tendría la oportunidad de verlo sonreír o escuchar su voz llamándolo, ahora era simplemente un experimento y le dolía saber que no volvería a tener a su amigo de vuelta.
−No llores que no es para tanto –dijo Esmeralda al ver las saladas lagrimas acumularse en sus azules ojos−. Era solo un estorbo.
Ikki volvió a removerse ya sin importarle el daño que se hiciera con tal acción y los demás lo imitaron pero el ruido de un disparo los detuvo de golpe. En el lugar reino el silencio lo cual puso en modo alerta a los que se encontraban en esa habitación.
−No hagan ruido –ordeno Hades en voz baja.
Con él se encontraban el resto del grupo quienes eran Shun, Aiacos, Isaak, Milo e Hilda. Ellos se encontraban escondidos en una de las habitaciones de la planta baja esperando a encontrar una buena oportunidad para salir de su escondite y atacar.
− ¿Dónde está Orfeo y Dita? –pregunto Shun con miedo.
−Aún siguen en su habitación y eso es lo que me preocupa –respondió Aiacos con preocupación−. Iré pon ellos –se levantó pero fue detenido por Milo.
−Si sales así como si nada corres el riesgo de ser visto.
−No voy a dejarlos solos y desarmados.
−Debemos pensar en que hacer porque si te ven entrar donde están ellos, los pondrás en peligro –argumento Hilda−, primero debemos esperar a saber dónde están esos tipo exactamente.
−Dos de ellos salieron de la habitación donde tienen al resto –informo Isaak siendo el quien vigilaba la puerta.
−Esa maldita de Esmeralda –mascullo Milo molesto−, debimos saber que ella era quien ayudaba a Radamantis y quien nos entregó.
−Uno de ellos se está acercando, escóndanse –ordeno el peli verde y todos acataron la orden.
La puerta fue abierta abruptamente dejando ver al peli rojo quien sonrió al ver que era verdad que Minos les había dado armas ya que estas se encontraban ahí.
−Sé que están aquí así que salgan si no quieren que empiece a disparar.
No recibió respuesta alguna y eso lo molesto, pero prefirió solo ir a la cama y sentarse.
−Tienes diez segundos para salir –tomo aire y empezó a contar−. Uno, dos, tres…
No salieron.
−Seis, siete, ocho…
Ninguno hizo ruido alguno para no delatar donde estaban.
−Diez… como veo que no quieren hacerlo por las buenas, lo aremos por las malas.
Tomo su arma para empezar a disparar a diestra y siniestra, pero el inconfundible ruido que provocaba un arma al ser disparada, lo interrumpió y supo que no había sido ninguno de sus compañeros quienes habían disparado ya que estos no desobedecerían la orden de Cronos, así que supuso que alguno de los adolescentes tenia consigo un arma y trato de defender o de rescatar a los demás; sin mucho ánimo salió de la habitación para ir por aquel osado chico que se había atrevido a disparar y con esto dar su localización, pero nunca se esperó que al salir, un arma lo tuviera apuntando.
−No te muevas o te pasara lo mismo que a tu amigo –advirtió Orfeo siendo este quien sostenía dicha arma y quien le estaba apuntando en la cabeza.
− ¿Lo mismo? –pregunto con burla pero la sonrisa se le borro cuando vio que el arma que traía el peli celeste era la de Jabu.
−Créeme que no te dará ni tiempo de gritar al igual que él.
− ¿Enserio crees que le temo a un niño?
−Deberías.
Orfeo se dispuso a disparar pero Zeus fue más ágil y lo derribo de una tacleada haciendo que callera al suelo y soltara la pistola.
−No deberías confiarte –dijo mientras se acomodaba encima del chico para así utilizar su cuerpo para que no se moviera.
−Tu tampoco deberías bajar la guardia –acoto Aiacos apuntándole en la nuca y sin miramientos disparo.
El cuerpo sin vida callo encima del peli celeste pero rápidamente fue removido por los que habían estado escondidos.
− ¿Qué paso? –pregunto Hilda siendo la última en salir.
−Debemos ir por Dita –dijo Orfeo poniéndose de pie para seguidamente salir corriendo hacia donde había dejado a su amigo.
−Espera.
−No creo que te allá escuchara Aiacos.
Milo miro por donde se había ido su amigo de mirada celeste y siguió el mismo camino sin detenerse a esperar a los demás. Cuando alcanzo a Orfeo, ya estaban frente a la habitación y vio que ahí se encontraba el cuerpo sin vida de uno de sus atacantes.
− ¿Qué paso? –pregunto con asombro.
−Luego te explico, ahora ayúdame a llevarme a Dita.
−Está bien.
Pasó al interior del lugar y vio que el otro peli celeste estaba en la cama esperándolos.
− ¿Dónde están los demás?
−Está en otra habitación siendo cuidados por la chica que vino con estos dos y por la traidora de Esmeralda –respondió el de cabellos azules.
− ¿Cómo que traidora?
−Ella nos vendió, les dijo dónde estábamos y cuantos éramos.
−Supongo que no me sorprende mucho, viendo que era amiga de Radamantis.
−Podemos seguir con esta platica después, ahora debemos ir por los demás –interrumpió Orfeo quien cuidaba que ninguna de las dos chicas salieran de donde estaban.
Milo cargo a Afrodita en su espalda y así los tres fueron a reunirse con el resto, pero grande fue su sorpresa al ver que los que faltaban, estaban junto al resto y supusieron que ya se habían encargado de las chicas.
− ¿Dónde están? –pregunto Afrodita con curiosidad.
−Adentro, las hemos amarrado –respondió Hypnos mientras se sobaba las muñecas, ya que las cuerdas lo habían lastimado.
−Tenemos que irnos, ya no podemos perder más tiempo –dijo Ikki algo aturdido aun por lo que acababa de saber de Shaka.
− ¿Y el entrenamiento? –cuestiono Shun.
−La chica de cabello lila llamada Saori dijo que Shaka ha sido utilizado para ser uno de los experimentos de Cronos, así que no podemos permitirnos perder más tiempo y que hagan lo mismo con el resto –respondió Kanon.
− ¿Entonces Shaka…?
Todos los presentes se quedaron callados al saber que habían perdido a uno de sus amigos pero el silencio duro poco ya que el rugido de alguien o más bien de algo, los alerto y los hizo voltear en una sola dirección la cual eran las escaleras.
A paso lento pero firme fue bajando las escaleras hasta quedar de frente a los muy sorprendidos chicos.
− ¿Cómo es que no…?
Orfeo no pudo terminar de articular su pregunta ya que un nuevo rugido se escuchó.
−La vez que ese maldito –apunto a Saga−, me disparo, tuve suerte de llegar vivo con Cronos y el me dio algo para poder regenerarme pero eso tiene un precio y es que me convertí en una de esas cosas, o incluso soy algo mucho peor –aclaro Zeus con una sonrisa sínica.
El cuerpo del peli rojo empezó a convulsionar y este mismo empezó a dar cambios los cuales dejaron sorprendidos a los que lo miraban ya que los dedos de sus manos se volvieron zarpas grandes y de color negro a la vez que sus manos y brazos se hacían un poco más grandes y se estaban deformando llegando a parecer que tenía alguna especia de tumores; sus ojos se pusieron negros y la esclerótica o la parte blanca de los ojos, se puso de un color amarillo. El resto de su cuerpo no tuvo muchos cambios en realidad pero los asombrados espectadores, sabían que aun a pesar del peso que daba sus brazos, Zeus seria letal y estaban a punto de comprobarlo.