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Tu amor por SebbyPhantomhive

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El ambiente era algo tenso, obviamente por las circunstancias en que se desarrollaba todo, aunque trataran de disimularlo. Vincent no quería que Sebastian los acompañara, pero su hijo así lo deseaba y Sebastian en medio de todo no sabía que era lo correcto por hacer; no quería complicar más las cosas. Al menos le consolaba el hecho de sentirse cerca de su amado y saber que sería su apoyo en estos momentos de gran tensión, eso bastaba para devolverle el ánimo y seguir, a pesar de la mala cara disimulada de su "suegro".

En el aeropuerto estaban listos para partir, cuando un joven rubio con un bolso a su espalda aparecía.

-Espero que no hayas pensado que tu amigo Alois te iba a dejar ir así nomás.- Muy animado se les acercaba, detrás suyo le seguía el callado Claude con el boleto y pasaporte de su caprichoso novio.

-Claude insistió que me quedara con él pero...- Decía el rubio con mucha emoción pero al ver a su amante hacia un puchero de tristeza.

-No lo hice...- Refutó el hombre interrumpiendo su emoción pues tampoco se negó a su petición, además la manera en que lo convenció le hacía apenar un poco. Más que todo nada le alegraba más que verlo contento, solo que por su carácter introvertido no le era fácil demostrarlo. Le entristecía quedarse solo pero si Sebastian iba alguien debía quedar frente a la empresa.

-Te odio...- Musitó el jovencito ante esa respuesta, pero sonrio coqueto pues sabía que jugaba.

-Es la primera vez que viajarás tan lejos y prometimos que un viaje así lo haríamos juntos.- Le hablaba a Ciel que se animaba el tener a su amigo con el en estos momentos. Tener más apoyo de las personas que más apreciaba le hacían sonreír sutilmente. Unos minutos después en esa tarde de sábado emprendian su viaje. Mientras tanto una mujer de cabellera rubia se mostraba muy ansiosa, no se quedaba quieta de un lado a otro se movía tratando de que su hogar fuera perfecto para ese encuentro dentro de unas horas.

-Debes tranquilizarte querida hermana...- Le decía comprensiva su hermana, le tomaba la mano para que se calmara.

-¿Cómo podría? No sé si reír o llorar de la alegría, veré a mi hijo... mi pequeño...-  Aclaraba muy emocionada y la voz se le quebraba presa de esa emoción además su mirada azulina parecía llenarse de lágrimas por momentos.

-Aun parece increíble que lo encontraran... Ya habíamos perdido la esperanza...- Sorprendida su pelirroja hermana le conversaba para distraerla un poco.

-Por ahora solo pienso en abrazarlo y recuperar todo el tiempo perdido de ahora en adelante.- Rachel con una hermosa sonrisa le respondía llena de esa sensación de alivio y alegría inexplicable en palabras. 
El vuelo de Inglaterra a Norteamérica fue relativamente no tan largo como lo pensaron los jovencitos; siendo su primer viaje en avión les pareció reconfortante además aprovecharon a dormir por unas horas. Fue un viaje algo callado sin mucho que decir más que lo necesario.
Alois era el más emocionado al verse en otro país,  se lo notaba brincando por el aeropuerto un Ciel algo apenado trataba de calmarlo. Ya estaban dispuestos a ir directo a la residencia Phantomhive. 
-Necesito hablar contigo a solas Ciel...- Le llamaba su padre tomándolo cariñoso de la mano se lo llevaba a unos pocos metros de su novio que suspiró resignado al verlos alejarse.

-Bueno... yo sé que amas a Sebastian y todo eso...- Le comenzaba hablar el hombre al jovencito que de reojo miraba a su amado sonrojandose de forma sutil.

-Pero... no crees que es imprudente que tu mamá lo vea ahora en su primer encuentro. Tal vez mañana cuando yo hable con ella sobre tu novio, no sería demasiado inesperado...- Le hablaba comprensivo y de alguna manera era lo lógico de hacer en un caso así.

-Sí, lo entiendo... Precisamente de eso hablábamos hace rato... y él lo aceptó.- Le respondió su hijo con una sonrisa aceptando aquello aunque era lo que la pareja había planeado.  -No somos tan inmaduros, padre...- Vincent al escuchar esas palabras con algo de sarcasmo e ironía, le pareció algo irreverente pero de alguna forma esa sagacidad en su hijo le resultaba cautivadora, era un digno Phantomhive pensaba. Los minutos pasaban y la pareja se despedía, Sebastian iría a un hotel donde pasaría el resto de la noche en soledad y eso lo lamentaba muy dentro suyo. Con un tímido beso se daban las buenas noches prometiéndose verse al día siguiente, aunque se llamarían más tarde si el cansancio no les invadía y les ganara el sueño.

Ciel no podía negar que estaba algo ansioso por ese encuentro con su madre, ya la había visto en fotos y realmente parecía ser una mujer hermosa y cariñosa. En medio de suspiros se preparaba y su amigo a su lado le daba animo comentando cualquier ocurrencia, estaba más que emocionado por este viaje y compartir estos momentos tan importantes en la vida de su amigo, además Sebastian le había encargado encarecidamente que lo cuidara y lo apoyara ya que el no estaría.

Había llegado el gran momento, Rachel en el recibidor esperaba ansiosa que la puerta se abriera, pues segundos antes escuchó un auto estacionarse en la entrada principal. Al igual que Ciel tomaban una fuerte bocanada de aire para poder tener ese anhelado encuentro. Al abrirse la puerta Vincent adelantándose la abrazaba muy emocionado y con la mirada llena de lágrimas evidencia de sunsincera alegría y regocijo, como preparándola para ese abrazo de bienvenida a casa. Ciel tímidamente entraba mirando todo a su alrededor y entonces la dulce mirada de esa mujer que lo trajo al mundo se cruzó con la suya. Se alegró al ver esos ojos tan parecidos a los suyos que parecían brillar de genuina felicidad, y le sonrió emocionado, ambos caminaban para ese encuentro tan conmovedor. En un fuerte abrazo la mujer sollozaba muy feliz y su alma se reconfortaba, todos esos años de vacío en su corazón en que ni un día pasó sin pensar en su pequeño, en todos esos abrazos que imaginaba darle antes de dormir, cuando estuviera enfermo. El jovencito no pudo evitar llorar, esos abrazos que le habían sido negados, lo que se había perdido. Quienes estaban a su alrededor se conmovían al verlos y solo podían sentirse felices. Angelina, su tía, estaba allí y observaba todo mientras se secaba las lágrimas.

Unos minutos después de toda esa dulce conmoción, se separaron. Rachel sonreía al acariciar su rostro.

-Eres tan guapo como tu padre.- Le hablaba aún con evidente emoción y embelesada lo miraba, como estudiando sus rasgos,  apenándolo un poco sólo desviaba la mirada.

-Ella es tu tía...- Ya más tranquila su madre le presentaba a la pelirroja que estaba lloriqueando todavía. Saludándose con un fuerte abrazo que duró unos segundos.

-Él es mi amigo Alois, es quien ha estado conmigo en todos estos años, es como mi hermano.- Hablaba Ciel también presentando a su amigo que algo sonrojado saludaba  a las dos mujeres.

-Pueden adoptarme sin problema.- Les decía divertido para romper el hielo un poco, todos reían ante ese comentario.

Pronto fueron al salón de juegos, para servirse unos bocadillos. Ahí conversaron un poco más, todo parecía casi perfecto pensaba el jovencito, pero alguien le hacía falta en ese momento. Si estuviera su amado sería perfecto, pensarlo lo hizo ruborizarse un poco y los demás lo notaron.

-¿Te sientes mal?- Le cuestionaba algo preocupada su madre al notarlo sonrojo y todos dirigieron su atención más fija hacia el. 

-Eh... estoy bien...- Murmuró apenado al sentir la mirada de todos, Alois podía sospechar a que se debía ese sonrojo, tenia ganas de decirle algo para molestarlo pero había prometido no mencionar ante su madre su relación con Sebastian.

Antes de ir a descansar les mostraban a los jóvenes algunas partes de su residencia que era moderna y con un toque de elegancia muy agradable a la vista por su exquisito gusto. El cansancio se hacía evidente en los viajeros, había sido un día muy largo, ya tendrían tiempo mañana para seguir con esta amena conversación. Se despidieron muy cariñosos sus padres, cuando lo dejaron acomodado en la que sería su habitación, embargando ese "buenas noches" en algo nostálgico para los tres.

-Sebas... solo llamaba a desearte buenas noches.- El jovencito le hablaba cariñoso muestra de lo mucho que lo extrañaba, su enamorado le respondía de igual forma hablaron brevemente de su encuentro con su madre, de su casa hasta que el sueño comenzaba a ser más grande que sus ganas de seguir conversando. 

-Ciel... antes de ir con tu familia debo contarte algo muy importante.- Eran las palabras de Sebastian con mucha seriedad sorprendiendo al joven, y le pidió que le dijese si era tan importante.

-No es correcto hacerlo por teléfono...- Esto inquietaba al joven que le escuchaba, pero no era momento de ponerse enojado por ello, en un suspiro le dijo que la mañana siguiente iría a verlo antes de traerlo a su casa y presentarlo. Pocos segundos después quedaron en esa misteriosa cita y se despidieron para verse unas horas más tarde.

Mientras tanto en la habitación de sus padres, Vincent se armaba de valor para decirle a su esposa sobre el asunto del novio de su hijo. Conversaron hasta la madrugada de la alegría de verlo y todos los planes que tenían para el ahora que lo encontraron, pero el extraño comportamiento del hombre hizo dudar a Rachel.

-¿Qué te tiene tan pensativo?- Le cuestionaba con curiosidad, mientras acariciaba su rostro.

-Hay algo que debes saber... Yo sé que esto no cambiará el afecto a nuestro hijo...- Respondía algo titubeante tomando sus manos que acariciaban su rostro para mirarla amoroso y le contó sobre el hombre un poco mayor que pretendía a su hijo, pero no entró en mayor detalle solo le contó lo necesario, era parte de su plan.

A la mañana siguiente todo transcurrió con normalidad, Rachel que era algo reservada no tocó el tema con su hijo sobre su relación homosexual, y Ciel que era tímido tampoco lo mencionaría abiertamente. Su tía y su amigo congeniaron muy bien, por lo alegre de sus caracteres, eran dos parlanchines y parecían tener mucho que conversar. Un momento muy tierno en esa mañana fue cuando Ciel conoció a su pequeño hermano, le parecía tan pequeño y adorable que no quiso tomarlo en sus brazos por miedo a romperlo de lo frágil que se veía. Se podía ver reflejado en él y eso lo conmovía un poco.

-Tú serás un buen hermano mayor... Ahora que te quedes con nosotros podremos ser una verdadera familia.- Muy animosa hablaba Rachel al ver a sus dos hijos juntos, pero el jovencito por mucho que deseara tener una familia amorosa, apenas notaba lo serio de todo esto, iniciar una vida en un país extraño lejos de su Sebastian, podría sonar egoísta pero no era lo que planeaba por ahora. Tal vez pensaba pasar un tiempo con ellos aunque eso significará alejarse de su amor, estaba confundido y su mirada se perdió ante esos pensamientos,  su madre lo notó y al estar a solas decidió hablar con él sobre un tema que la tenía algo pensativa.

-Eh... Ciel... sobre tu novio...- Le dijo algo sonrojada, pues era un tema delicado, además era consciente que al reaparecer recién en su vida, y aun cuando el lazo de sangre los unía no podía juzgarlo por sus decisiones y preferencias.

-¿Si?- Musitó tímido el joven dirigiendo su mirada a su madre.

-Él es bienvenido a esta casa... Si tú lo amas... no le prohibiremos que te visite.- Le dijo sinceramente y lo abrazó para darle su apoyo. 

-El vendrá más tarde...- Le dijo algo emocionado al ver el interés de su madre, al menos no actúo como su padre, o tal vez todavía no actuaba así porque no lo conocía. Y en ese preciso momento Vincent entraba.

-Vincent me contó algo de él pero no me dijo que te había acompañado...- Le hablaba ella algo dudosa por lo que su esposo no le había dicho, eso era raro y le miró con el ceño fruncido.

-Quería que fuera una sorpresa.- Dijo este justificándose con una sonrisa divertida. 

-Es que él lo odia...- Murmuró Ciel ante su madre.

-No lo odio... solo que...- aclaraba algo nervioso al verse descubierto en su antipatía por su yerno, por así decirlo.

-El  me dijo que era un poco mayor... Pero siempre he dicho que para el amor no hay edad. Además 6 años no son muchos- Le reconfortaba su madre, no era por ganarse su simpatía sino que su pensamiento no era tan anticuado como el de su esposo, además notaba la mirada enamorada de su hijo y nada le causaba más alegría que eso.

-¿Cómo se llama?- Le cuestionó con curiosidad para conocerlo, además le encantaba el brillo en la mirada de su hijo al hablar de su enamorado, Vincent algo molesto solo suspiraba y los escuchaba.

-Sebastian...Michaelis- Le respondió emocionado el jovencito pues solo nombrarlo le llenaba el corazón de alegría. Su madre desvió la mirada a su esposo para que le confirmara que era el mismo Sebastian, su socio, este asintió su cabeza y la actitud de Rachel cambió drastricamente a una algo negativa confundiendo a su hijo que no sabía que pensar.

-Sebastian está afuera... eso venia a decirte.- Avisaba Vincent  que comenzaba a ver como todo parecía jugar en contra del novio de su hijo, quien molesto por intuir que algo pasaba con Sebastian y sospechaba que estaba relacionado  con eso importante que debía decirle, salió a prisa para verlo, ya que estaba en uno de los jardines de la residencia pues había pedido verlo allí para hablar del asunto que le agobiaba por ahora, se arrepentía de no haberlo hecho antes, pero con toda la conmoción del encuentro, el viaje lo había olvidado. 

Ciel a lo lejos lo vio, y estaba algo confundido no sabia que sentir, estaba algo molesto, intrigado, curioso.

-¿Qué sucede cariño? - Le cuestionó nervioso al ver su rara actitud, solo pensaba que tal vez su padre se le había adelantado en contarle sobre su desliz amoroso con su tía. Aun cuando la noche anterior le pidió encarecidamente no hacerlo.

-Nada... solo... - Era lo que titubeaba pues en realidad no sabía tampoco  el motivo de su molestia. Sebastian acercándose a este lo abrazaba cariñoso y le daba un pequeño beso como saludo antes de empezar a contar su error, el joven dudó un poco al corresponder pero no pudo resistirse y al final cedió correspondiendo gustoso. 

-Sebastian... tanto tiempo...- Con evidente sarcasmo y un gesto de molestia hablaba Angelina interrumpiendo ese beso, la pareja se separó de inmediato al escucharla. Ciel notó la mirada celosa y enojada de su tía y eso no le daba buena espina. Sebastian suspiró enojado para sí, se suponía que Vincent le había asegurado que su cuñada no estaría en la residencia y por eso aceptó hacer su confesión allí. Había caído en su trampa de forma estúpida, ahora Ciel se enteraría de la peor forma, y seguramente no lo perdonaría fácil por esto, no tanto por lo que había hecho sino por la promesa de no ocultarse nada al estar juntos. Incumplió su promesa y eso lo alejaría de su amado Ciel, como consecuencia de su acto, de su error.

 

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