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Tu amor por SebbyPhantomhive

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Ciel frunció su ceño lleno de celos así como de coraje al imaginarse lo que ocurría, y con mala cara solo se separó de él con rapidez.


-No entiendo que sucede...- aunque bien presentía lo que estaba sucediendo pero su corazón enamorado todavía lo hacía dudar. Se suponía que no tenían secretos, que no se ocultarían nada, desde ese "incidente" que los separó antes.


-Nunca imaginé que tu novio sería precisamente este hombre...- Algo airada refutaba la mujer a su recién conocido sobrino, mirando a la vez con odio a Sebastian.


-Yo puedo explicártelo...- Decía Sebastian al ver como su amado le daba la espalda y se alejaba de ellos, era bastante incómodo y confuso el estar en una situación como esta. Todo estaba por demás muy claro. El mayor le siguió dejando a la enfurecida mujer que lo maldecía, aun ahora la dejaba hablando sola, sintiéndose humillada una vez más.


-¿Eso es lo que ibas a decirme?- Hablaba Ciel tratando de mantener la compostura, se sentía decepcionado pero en parte también sentía que no tenía derecho a reclamarle por lo sucedido antes, él le había mentido, eso le frustraba en gran manera haciéndolo callar y no decir lo que realmente pensaba. En una ventana de la residencia, Vincent observaba toda la escena y se alegraba por ello, solo esperaba que esta tetra muy mal intencionada no le jugara en contra.


-Lo que pasó con ella fue solo un error... Es más ni siquiera recuerdo que sucedió...- Se trataba de justificar el mayor cuando se detuvieron en otro jardín, mientras lo detenía con su mano. Lo que menos quería era discutir este tema dentro de la residencia en presencia de sus padres. Ciel dio un suspiro para calmarse y volteó a mirarle.


-Eso dices ahora... ¿Cómo creerte?- Le dijo el joven cuyos ojos parecían querer llorar de la rabia contenida. Sebastian se le acercó y trató de abrazarlo, para explicárselo pero el joven no permitió que lo tocara.


-Estoy bien así...- Dijo con algo de soberbia. -Supongo que no tengo derecho a reclamar tu engaño, cuando hace unos días perdonaste el mío- Habló dejando ese orgullo a un lado y desviaba la mirada.


-Yo no he pensado en eso... Ni siquiera lo había recordado... Cometí un error y solo quiero que me escuches para que puedas perdonarme.- Algo sorprendido por esas palabras y sinceramente era así, no cruzó por su mente esa idea, había perdonado su mentira no tenía resentimientos por ello.


-Si... como no...- Se le escuchaba al joven musitar con ironía volviendo a caminar.


-Hablemos en otro lugar...- Era el ruego de Sebastian tratando de detenerlo.


-¡No quiero hablar contigo, ni aquí ni en otro lugar!- Firme le hablaba el joven con mucha seriedad, mirando como su padre se acercaba agachando la mirada se escabullía dentro de la residencia. Sebastian al verlo se llenó de coraje y frustración, pues notaba una sonrisa de satisfacción.


-Tu planeaste esto...- Le acusó el joven intuyendo que este había planeado lo sucedido.


-Yo no planeé el que te acostarás con mi cuñada y luego irte sin darle mayor explicación. Ella solo apareció de repente esta mañana...- Se justificaba con fingida inocencia Vincent ante esa acusación, pero este gesto no engañaba al otro que prefirió retirarse antes de complicar más el asunto. Ya buscaría la forma de hablar con Ciel.


-¿Cómo puedes permitir eso? Ese hombre está pervirtiendo a tu hijo, y no dudo que una vez que le aburra lo dejará...- Minutos después se veía a la pelirroja hablando con su hermana en privado, primero contándole la escena humillante del patio, luego tratando de convencerla de la mala elección de su hijo. Estaba dolida, celosa y humillada, el ver como un niño podía haber conquistado a ese hombre por quien aún mantenía una fuerte atracción e ilusión.


-Hermana... No es sencillo todo esto, nuestro hijo apenas llega y ya está abrumado con este asunto. Tampoco podemos prohibirle que estén juntos, si así lo desean, si Ciel le perdona- Trataba de razonar Rachel, pues intuía el fuerte apego de la pareja y aunque le doliera admitirlo su hermana era solo una aventura, ya que todo apuntaba a eso, claramente esa crueldad no le diría para no hacerla sentir mal.


-Además cuando Sebastian estuvo aquí, el me confesó que sufría por una chica, ni siquiera era Ciel.- Seguía la pelirroja envenenando a la otra, que apenada no sabía que pensar.


-Todo este asunto ya te dije es muy extraño y Ciel no quiere hablarlo...Se ha encerrado en su habitación, ni con su amigo quiere hablar...- Abrumada ella trataba de ponerse en el sentir de su hijo más que el de su hermana.


-Su amigo...- Replicó Angelina al recordar la simpatía que tuvo con el rubio al conocerse, tal vez alguna valiosa información a su favor podría sacarle y disimuladamente fue a buscarle, hallándolo en un pasillo que venía de la habitación de Ciel.


-¿Qué sucedió? ¿Por qué Ciel está tan enojado? No quiere hablarme... ¿Usted sabe algo?- Confuso le cuestionaba el joven rubio al no saber que sucedió tan de repente, cuando hace menos de una hora su amigo estaba entusiasmado por la visita de su novio.


-Ehhh... Yo podría contarte pero tú también primero debes ayudarme a entender.- Ella dijo con una amable sonrisa, el joven algo extrañado al notar su actitud, no tuvo más opción que acceder si quería saber que sucedía.


-¿Como ellos se conocieron?- Cuestionaba la mujer cuando entraron en uno de los salones de la residencia para mayor privacidad. Era una rara pregunta de su parte pero como no era nada oculto la relación amorosa de su amigo, se prestaba a responderle.


-Se conocieron a finales del año pasado, en el lugar donde vivíamos por casualidad y fue un amor a primera vista.- Le narraba con una sonrisa la hermosa y resumida historia de amor, sabía que no podía dar más detalles algo en esa mujer no le daba confianza, se percibía algo diferente a la noche anterior.


-Pero... Sebastian cuando vino aquí hace unas semanas estaba muy deprimido por una chica. Entonces... ¿Cómo pudo ser Ciel?- Al escuchar aquello el joven intuyó que esta mujer andaba muy rara, que ya conociera a Sebastian y la familiaridad con la que se refería a él aumentaba su desconfianza. Prefirió no dar más detalle del asunto.


-Ah eso... Bueno... Tuvieron una pelea y supongo le dio pena decir que sufría por un chico...- Respondió con una sonrisa de fingida amabilidad. La pelirroja le miraba al notar que este no le daría mayor detalle y ciertamente esa excusa sobre esa "chica" parecía razonable excusa.


-Yo le conté esto... Ahora dígame... ¿Cuál es el motivo del enojo de Ciel?- Cuestionaba el rubio y no esperaba mayor respuesta de ella por lo tajante que él había respondido. Angelina desvío la mirada y parecía querer evitar el tema pero pensándolo mejor se lo confesó. Alois se sorprendió ante esa declaración, entendía el enojo de Ciel ahora. Con una falsa sonrisa pretendía alejarse sin saber que decir, de alguna forma le enojaba la mirada de ella al contarlo, una mezcla de celos y jactancia.


-¿Crees que se le pase el enojo?- La mujer le cuestionaba con una extraña sonrisita.


-Dudo que esté enojado con usted, debe ser con Sebastian.- Le respondió con una falsa sonrisa. - Si me disculpa... intentaré hablarle ya conociendo lo que sucede.- Sin decir más se alejaba algo pensativo con lo que había escuchado. Pensaba que palabras de ánimo decir a su amigo, no era fácil de asimilar algo así, con lo celoso y resentido que a veces era Ciel. Al llegar de nuevo a su habitación tocaba la puerta y este no le abría, después de tanto insistir y confesando que ya conocía el asunto, su amigo no tuvo más opción que dejarlo entrar. Igualmente necesitaba desahogarse con alguien y quien más que con su confidente de toda la vida.


-Ese idiota...-Murmuraba cuando trataba de contener las lágrimas cuando le confirmaba a su amigo lo sucedido.


-Fue un error el que no te contara antes... Y no voy a decir que lo perdones por ello tan rápido. Pero no dudo que te haya engañado a propósito, según Claude el sufrió mucho estando solo acá.- Le trataba de hacer entrar en razón el rubio, que estaba muy serio al hablarle cuando usualmente no era así.


-Ahora ¿yo lo obligué?- Algo molesto le refutaba Ciel al no verlo totalmente a su favor.


-Solo te pido que te calmes... Y lo escuches... No vas a dejar que tu relación que apenas está fortaleciéndose de nuevo, no dejes que se vaya al diablo por algo así...- Le aconsejaba su amigo abrazándolo, sabía que su amigo sufría, entendía su decepción y su orgullo herido. -Deja que te hable... que te lo explique... Ya si quieres después te ayudo a torturarlo para que implore tu perdón...- Le decía este tratando de animarlo, Ciel tenía pensamientos confusos, pero sus sentimientos seguían siendo los mismos, aun con el coraje que sentía no se podía imaginar perder a su amado. Perdonarlo dependía ciertamente de dejarle dar esa explicación, y en el fondo sabía que al hablarle le convencería, aunque no le gustara admitirlo no podía negarle nada a él y eso le frustraba un poco.


-Todo para ti es tan sencillo... Apenas estoy conociendo a mi familia y yo orgulloso les quería presentar a mi novio y resulta con esto. Es muy penoso- Trataba de justificar su enojo con esa banal excusa a su amigo.


-¿Estás enojado por el engaño en sí? ¿O por qué estás celoso?- Le cuestionaba Alois con una pequeña sonrisa parecía que ni en un momento así le impedía el molestarlo.


-Los celos son lo de menos ahora...- Refutaba un poco enojado su amigo al escucharle ese casi tonto cuestionamiento. -¿Él sabía que era mi tía hace unas horas y no pudo decirlo antes?.- Se cuestionaba con más enojo golpeando su almohada pensando que era su amado novio, tenía tantas ganas de desahogarse golpeándolo.


-Tienes razón... Pero te recuerdo que tu padre ha estado sobre ustedes desde todo este alboroto.- Le trataba de justificar a Sebastian el rubio con una sonrisa algo nerviosa.


-Pero si tuvo tiempo de hacerme cosas en el baño...- Le respondía chasqueando su lengua con molestia mientras se sonrojaba un poco, recordando cómo horas atrás se deleitaron en ese baño de la clínica-


-¿Cómo si no la hayas disfrutado? Su relación es perfecta no la arruines por tu coraje.- Le animaba su amigo al notar ese sonrojo en Ciel, su mirada enamorada y dolida al pensarlo, al recordarlo.


-Tú estás de su lado... Por eso lo defiendes tanto- Con un pequeño puchero le reclamaba.


-Claro que no... Solo me parece injusto que no lo dejes explicarse. Él te ama y eso hasta el más idiota lo nota. Cometió un error y creo que deberías perdonarlo.- Le regañaba su amigo como para hacerlo entrar en razón, Ciel de le quedó mirando queriendo refutarle pero sabía que en el fondo tenía razón.


-Además no sé... pero tu padre...- Terminaba de decir el rubio con algo de duda en lo que pronunciaba, tal vez se estaba atreviendo a mucho pero sospechaba la mala intención de Vincent. Su amigo le miró incrédulo y algo ofendido por ello.


-Nada...Y tu tía es una zorra- Dijo Alois tratando de cambiar el tema, cuando el teléfono de Ciel comenzó a timbrar mientras sonreía por ese último comentario, cuando se disponía a responder borraba su sonrisa .


-Debe ser el... Háblale tu...- Murmuraba el jovencito con el ceño fruncido y le daba su celular al rubio, este comenzó a hablarle, unos minutos después terminaba la llamada.


-Dice que estará una cuadra más adelante todo el día, toda la noche, toda la vida si es necesaria hasta que quieras hablar con él...- en un tono algo melodramático le daba el mensaje, Ciel se apenó un poco y sonreía por el gesto de su amigo. Mas no dio una respuesta a eso.


Ya caía la noche y el joven salió de su habitación, comprendió que su enojo no era culpa de su familia que apenas estaba conociendo, eso sí esperó que su tía se fuera, era obvio el no querer verla. Al mandar a su amigo a confirmarle que no estaba, salió. Su madre le abrazaba, como para consolarlo.


-Mi niño... Has lo que tengas que hacer... Lo que diga tu corazón.- el jovencito se conmovió con esas palabras y entendía que su madre no lo juzgaba, ni le acusaba por ese error de su novio.


-Lo amo...- Susurró con una lágrima que rodaba por su mejilla, casi sin pensarlo esas palabras se escaparon de sus labios.


-Si es así... Perdónalo...- Esas palabras calaron profundo en su corazón y eran sobre todo sinceras.


-Lo pensaré... Gracias mamá...-Le dijo abrazándola con una sonrisa pues siempre quiso tener el cariño de una madre y ahora al tenerlo le alegraba, no le fue difícil decirle "mamá" a tan dulce mujer.


-Está bien cariño... Cuando hables con él, hablamos de este asunto.- Le respondía ella muy cariñosa, sin querer ahondar en más detalle. Conversaron unos minutos más cuando su padre entraba en la habitación.


-¡Hijo... Es bueno verte...!- Exclamaba este al verlo recién en todo el día, el joven sonrío amablemente y le saludaba. De su mente no se apartaba la insinuación de su amigo, ¿su padre sería capaz de hacer algo así? Pensaba mientras conversaban de otros temas que no era Sebastian.


Era casi medianoche y se notaban dos siluetas se escabullían en la oscuridad del jardín.


-Shhh... Deja de reírte nos van a descubrir.- Murmuraba Ciel con molestia por la risita de su amigo que le fastidiaba.


-Es que es emocionante escaparse a media noche.- Le murmuraba este también y salían por una puerta de la residencia a la calle, con sus capuchas por el frio que hacía y darle un toque de misterio a esa escapada.


Sebastian en el auto a una cuadra de la residencia Phantomhive miraba su celular, mientras suspiraba resignado se daba por vencido y se acomodaba para dormir. Todo el día ahí sentado esperando que el jovencito le llamara o viniera a verlo, ya había soportado el regaño de su amigo cada vez que le hablaba para no aburrirse. Bostezaba y se prestaba a dormir con la esperanza de que al día siguiente si pudiera ver a su Ciel. De repente escuchó unos golpecitos en el vidrio de la ventana volteando la mirada se alegró mucho de ver al pequeño de pie frente a él, no sabía si era real o una hermosa alucinación, al comprobar que era real quien le llamaba sonrío muy emocionado y con la mirada llorosa abría la puerta, saliendo con prisa abrazaba a su pequeño, quien trataba de apartarlo pues tampoco era como que lo perdonaba sólo le iba a dar la oportunidad de explicarse. Alois a unos pasos observaba la escena y sonreía pues tenía la certeza de que se reconciliarían.


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