Ciel percibió una tensión de sus padres cuando se les acercaba en esa mañana, eso le confundió un poco. ¿Acaso ya sospechaban lo que les iba a comunicar? No lo entendÃa porque solo Sebastian lo sabÃa, ni a Alois le habÃa comentado su decisión todavÃa. Al sentarse en la mesa para desayunar con ellos, les saludaba con seriedad, miró a su madre que le esquivaba la mirada. Ahora más que nunca no entendÃa esta actitud, o será que escucharon su llamada de anoche, pensar en ello lo hizo apenarse y se ruborizó de forma sutil pero lo disimuló. QuerÃa cuestionar el por qué tanto silencio, pero tal vez la respuesta no querÃa escuchar.
-Ciel debemos hablar cuando termines tu desayuno.- AdvertÃa con seriedad su padre, el jovencito menos comprendÃa lo que pasaba, entonces su celular que tenÃa en el bolsillo de su pantalón comenzó a sonar, por el tono que emitÃa supo que era Sebastian quien le llamaba, suponÃa que esa llamada era para darle los buenos dÃas. Al querer sacarlo de su bolsillo para responder, su padre le miró y le pidió no responder con más seriedad.
El jovencito frunciendo su ceño lo sacó y cortó la llamada con mucha molestia para dejarlo sobre la mesa, cuando de nuevo el celular sonó.
-Apaga ese estúpido celular- Le ordenaba molesto su padre, Ciel no esperaba aquello y no dudó en refutarle por ese mal trato.
-¿Qué te sucede? Si van a decirme algo dÃganlo de una vez porque ya terminé de desayunar.- DecÃa con igual molestia el joven haciendo su desayuno a un lado, lo que menos querÃa ahora era probar bocado, el coraje le hacÃa formar un nudo en la garganta apenas si podÃa hablar.
-Vincent... no es la forma de hablar esto... Si te vas a poner asÃ, se lo diré yo a solas.- Le regañaba la mujer al ver como la situación se salÃa de control, se suponÃa que era un dialogo serio pero tranquilo, el hombre suspiró y trataba de calmarse, pero le irritaba que fuera Sebastian quien se le adelantara en dar la noticia.
-Lo siento Ciel... no debà hablarte de esa manera- Trataba de ser comprensivo Vincent pero aun asà el joven se sentÃa enojado y no le bajaba la mirada. -No importa, ahora solo quiero que me digan que sucede...- Hablaba este de pie junto a la mesa mientras apagaba el celular.
-Bueno... anoche hablé con tu tÃa Angelina, ella me dio una noticia muy inesperada...- Comenzaba a hablar el hombre con fingida indignación pero en el fondo se alegraba por esa "noticia".
-¿Qué?- Masculló el joven al ver como su padre se quedaba callado llenándole de más incertidumbre y prefirió callarse para que siguiera, una idea cruzaba su mente, pero se negaba a creerla.
-Seguramente Sebastian te llamaba para decirte lo mismo que voy a contarte ahora.- Con aire algo altivo le decÃa, esa actitud llenaba de más enojo al joven, su madre le miraba con tristeza se notaba algo afectada.
-Tu tÃa tendrá un bebé de tu querido Sebastian.- Le decÃa con algo de malicia al joven que desvió la mirada, esta se le tornó llorosa, no entendÃa porque le daba miedo perderlo por esto, pero ellos se amaban, su amado no lo dejarÃa por ella, ¿O sÃ?, su estatus social podrÃa hacer presión, si en realidad no lo amaba podrÃa bien dejarlo también, pensamientos negativos embargaron su mente de inmediato.
-¡Estás mintiendo... Están mintiendo... Debe ser una treta suya para separarnos...!- Reaccionó para no seguir pensando aquello, esto era tan repentino, además la mirada de su padre parecÃa destellar en algo de malicia.
-ConfÃrmalo Rachel... ¿Es cierto o no?- DecÃa este ante la acusación de su hijo, la mirada de los dos recayó en la mujer que lloraba en silencio al ver el pesar de su hijo que parecÃa contener las lágrimas.
-Lo siento Ciel... Al parecer ese desliz de una noche tuvo consecuencias- Hablaba la mujer tratando de ser comprensiva con su pequeño que se llenaba de coraje, pensaba que hasta su madre se ponÃa en su contra, ella que habÃa sido su confidente.
-¿Cómo creerlo? Tal vez ella se revolcó con otros asà como lo hizo con Sebastian.- Exclamaba con enojo e incrédulo de que ese niño podrÃa ser de su novio, todo era posible.
-Es mi hermana, hijo mÃo... Es tu sangre también, te pido que seas un poco respetuoso.- su madre algo ofendida trataba de calmarlo y se le acercaba para abrazarlo, era comprensible su actitud. Era demasiado para un jovencito viviendo su primer amor.
-¡Tu planeaste esto...!- Le acusaba el joven señalando a su padre y su mirada era llena de rabia, ni siquiera sintió que su madre estaba junto a él.
-Yo no planeé que tu novio viniera a América a buscar consuelo en una mujer.- Le replicaba sarcástico el mayor con una sonrisa, enfureciendo a Ciel aún más y sus manos temblaban por la rabia que contenÃa.
-No estás ayudando Vincent...- Le regañaba más fuerte la mujer mientras abrazaba a su hijo que enojado no le correspondÃa.
-¿si crees que por esto lo dejaré? No lo conseguirás... - Le desafiaba el joven con firmeza, no se dejarÃa vencer por esa noticia, esa certeza en sus palabras hicieron enojar a Vincent y se disponÃa a refutarle. -Ese niño no tiene la culpa de nada pero fue un error, un error que le perdoné a Sebastian.- Le terminaba de decir antes de que hablara, el hombre esbozó esa sonrisa irónica que le caracterizaba.
-¿Eso crees?- Le murmuraba el hombre sin borrar esa sonrisa. -Te prohÃbo que te acerques a Sebastian...- le aclaró con firmeza ante su declaración anterior, el joven le miró mal separándose de su madre se le acercaba con prisa.
-Tú no tienes derecho a prohibirme nada, eres el padre que conocà hace dÃas.- Le hablaba mirándole fijamente al rostro, esas palabras parecÃan haber hecho su efecto en Vincent quien desvió la mirada y se quedó callado ante esa aclaración que le lastimaba, tal vez porque de cierta manera eran verdad.
-no digas eso Ciel...- Le decÃa su madre acercándose a ellos, los tres se quedaron en silencio, el joven habÃa rectificado su decisión de la noche anterior, se irÃa con Sebastian, aun con esa noticia sus planes no cambiarÃan, esta vez confiarÃa en él, además con lo que habÃa pasado veÃa imposible el convivir como la familia feliz que pretendÃan ser.
-Perdóname mamá... debo irme... Regresaré a Inglaterra.- Ciel le decÃa a la mujer que lloraba al escuchar su decisión, suponÃa que no podÃa detenerlo o por lo menos ahora era imposible el hacerlo entender, esperarÃa que se le pasara el enojo, el joven les daba la espalda y se disponÃa a marcharse.
-¿Sabes en el escándalo que se meterÃa tu noviecito? – Le advertÃa en tono amenazante Vincent para detenerlo y lo consiguió pues su hijo detuvo su andar.
-Si sales de esta casa... Confirmaré lo que tu tÃa diga sobre Sebastian a los medios, eso de que le gustan los niños, ¿Sabes cuantos años de cárcel le darÃan? Muy aparte sus empresas se vendrÃan abajo ¿Quién invertirÃa en la empresa de un pedófilo?- DecÃa este con un tono malicioso, el joven apretaba los puños, ciertamente su padre y su tÃa tenÃan todo bien planeado, unas lágrimas comenzaron a rodar por su mejilla, amaba mucho a ese joven y talentoso empresario, tanto que no querÃa verlo lastimado. Esa era una posibilidad muy creÃble, y la que más temÃa que su padre usara en su contra para separarlo de su amado.
-Eso es un vil chantaje... ¿Por qué me haces esto?- Le cuestionaba cuando volteó a verlo con los ojos lleno de lágrimas. -¿Qué te hizo Sebastian para odiarlo tanto?- Le reprochaba con una mezcla de coraje y tristeza, no lograba entender el por qué su padre era asà con ellos, este  sentÃa una pequeña punzada al corazón al verlo llorar de esa manera.
-Si invirtieras ese odio que le tienes a él en las personas que me secuestraron y robaron mi niñez haciéndome vivir en ese lugar ya los hubiera atrapado. Sino fuera por Sebastian ni siquiera me hubieras encontrado, estarÃa refundido en ese hueco de donde él me sacó al mundo.- Le decÃa Ciel pensando en su amado, en su encuentro, en ese dulce proceso del que se fueron enamorando, sabÃa con certeza que él no era un mal hombre, solo bastaba con recordar su sonrisa, su mirada para saber que era el mejor hombre que podÃa haber aun cuando su padre no lo pensara asÃ. Vincent no sabÃa cómo refutar aquello pero ahora no se doblegarÃa y no se retractarÃa de su decisión.
-No le hacemos daño a nadie solo por amarnos... ¿sabes qué?... Te odio tanto como tú lo odias a él...- DecÃa el joven con la mirada como vacÃa al pronunciar lo último, caminaba con prisa hacia la mesa mientras tomaba su celular salÃa del comedor, aun ignorando el llamado de su madre. Su padre agachó la cabeza, tanto haber anhelado tener a su hijo a su lado por tanto años y ahora que lo tenÃa, este le odiaba.
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