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Tu amor por SebbyPhantomhive

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Los jóvenes se quedaron en la habitación conversando y de alguna forma tramando el plan que tenían en mente. Ya al llegar la noche, Alois salió en busca de la madre de su amigo pues este quería hablarle y no quería salir de la habitación para no encontrarse con su padre, a quien no quería ver.

-Ciel... cariño... ¿Estás bien?- cuestionaba su madre al entrar a la habitación mirando a su hijo recostada en la cama parecía secarse unas lágrimas, debía aparentar que tan realmente afectado estaba por su situación. Su plan básicamente estaba basado en su actuación, y esta debía ser muy buena y creíble. Como primer paso tenía que ganarse a su madre, quien al verlo así deprimido, la mirada se le tornaba llorosa.

-Si mamá... Ya estoy mejor...- Musitaba el joven con evidente pero algo fingido desánimo. -Hablé con Sebastian en la tarde... Y...- Seguía diciendo pero unas lágrimas le impedían el seguir hablando para darle mayor realce a la conmovedora escena, Rachel se acercaba y le daba un fuerte abrazo para apoyarlo.

-Quedamos que por ahora es mejor mantenernos algo distanciados... Es lo mejor...-En un murmullo decía entre lágrimas se aferraba más en ese abrazo, se quedaron largos segundos en silencio.

-Lo amo mucho y no quiero que pierda todo lo que ha conseguido por alguien como yo...- Decía con tristeza rompiendo ese silencio formado, su madre no pudo evitar el llorar junto a él.

-¿Crees que las cosas pasan por algo?- Murmuraba el jovencito parecía frustrarse de todo lo que le sucedía, al parecer esta pregunta si era sincera. Porque a pesar de estar en este plan, en el fondo sentía que todo le salía mal era como si algo mayor conspirara para que no fuera feliz, por lo menos así sentía ahora.

-Claro que si hijo... Todo tiene un propósito... Hasta de lo malo que nos sucede hay algo bueno, tu padre es muy testarudo y aunque yo le rogara que deje a Sebastian tranquilo no lo dejará. Creo que si cumpliría su amenaza...- Hablaba su madre y parecía notarse algo de molestia contra su esposo, pues no aprobaba como había llevado esta situación.

-No te preocupes mamá... Solo faltaría que yo venga a arruinar su matrimonio con mis caprichos.- Con una sonrisa decía Ciel acariciando el rostro de su madre para que no estuviera enojada.

-No digas eso... tu padre es testarudo pero es un buen hombre, eso no lo dudes... Solo es molesto a veces cuando se encapricha con algo... No te preocupes aun así lo amo...- Decía ella tratando de no hacerlo sentir mal o por lo menos no peor de lo que sus ánimos ya estaban.

-Sí pero por el momento no creo tenerlo cerca... ¿Lo comprendes?- Alegaba el joven refiriéndose a su padre, a quien odiaba por ahora.

-Espero puedas perdonarlo pronto...- Le pedía su madre con sinceridad, era comprensible su actitud y no lo juzgaría por ello.

-Si Sebastian es tu verdadero amor, no lo olvides... Que esto sea una pequeña pausa en su relación.- Era la dulce petición de ella mientras tomaba su rostro y le daba su apoyo, aunque esta petición tomó por sorpresa a Ciel.

-Trataré... Pero... ¿no estás enojada con él por tu hermana?- Cuestionaba algo confuso a su madre.

-Al principio si... Pero a la vez conozco a mi hermana y sé lo fácil que se ilusiona... Solo debo decir que ellos asumirán las consecuencias de sus errores, lo que más lamento de todo esto... es que tú sufras...- Le confesaba ella con algo de resignación con respecto a su hermana, con quien había hablado horas antes y presentía que actuaba con malicia al igual que su esposo. Y sinceramente solo lamentaba era el sufrimiento de Ciel, a quien a corta edad ya había sufrido demasiado.

-Lo siento mucho Ciel... tienes que ser fuerte...- Le decía su madre en un fuerte abrazo que el joven correspondía mientras pensaba que no tenía otra opción más que ser fuerte si quería seguir con sus planes.

-Creo que soy el hombre más desafortunado del mundo...- Era el lamento de Sebastian en un bar junto a Claude mientras bebían una copa.

-No te deprimas...- Le animaba su amigo palmeando su hombro.

-¿Cómo no? Hace unas horas Ciel y yo ya habíamos hecho planes y de nuevo se arruinan por inesperadas noticias.- Este seguía lamentándose mientras bebía de su copa, aun cuando ya tenían algo planeado para salvar su relación, se frustraba por esta inesperada noticia que arruinaba sus planes de antes. Pensaba que en ese mismo bar podía estar celebrando que su pequeño estuviera con él en días pero esto no era así. Para que este plan fuera bastante creíble tratarían de no hablarse tanto, era como hacer que sus ausencias fueran tan reales que convencerían al astuto Vincent.

-Sé que no es el momento para decirte esto... Pero eso te pasa por descuidado...- Irrumpía el silencio que se había formado entre los dos amigos, mientras se escuchaba el regaño de Claude con seriedad.

-¿Vas a regañarme de nuevo?- resignado hablaba Sebastian y ya se preparaba para el regaño.

-Antes te regañé por revolcarte con ella, ahora te regaño por ese hijo.- Le advertía este con mucha seriedad.

-Tal vez ni siquiera es mío...- Respondió el otro con un suspiro de bastante desanimo.

-Pero podría serlo también.- Alegaba su amigo mientras movía su cabeza en señal de resignación y bebía un sorbo de su copa.

-Tener un hijo con una completa extraña, que ni siquiera me atrae es... No sé cómo decirlo.- Ya algo ebrio murmuraba el empresario con una mezcla de frustración y tristeza, deprimiéndose aún más.

-Bueno con respecto a tu plan espero ser de ayuda... Mi Alois y yo los apoyaremos.- Decía Claude dejando sus ganas de seguirlo regañando a un lado pues al parecer solo lo deprimía más y preferió animarle, él ya estaba enterado de su plan, y estaba más que presto a ser de ayuda por el bien de la pareja.

-Lo siento también por ti, con estos cambios tu tampoco podrás ver a tu novio en unas semanas.- Eran las palabras de Sebastian abrazando a su amigo mientras seguía lamentándose, este suspiraba resignado ahora tendría que aguantar a su "gran amigo" todo deprimido, sin contar que tenia su propia pena, ya que no vería a su entusiasta rubio por un buen tiempo. Así pasaron un par de días sin mayor variación en la situación de todos, era según lo planeado. Sebastian estaba animado esa mañana, pues no había recibido ningún mensaje o llamada de la pelirroja por varias horas, esta parecía estar obsesionada de algún modo y al joven esto le resultaba muy molesto, su insistencia de querer formalizar su relación, de que viajara a verla, cosas que este no quería, ni iba a cumplir por el capricho de ella, bastaba con que ya le había prometido que se haría cargo de ese hijo.

-¡Querido Sebastian...!- Exclamaba la mujer al entrar a su oficina de forma sorpresiva y se le acercaba, este se quedó sorprendido y a la vez enojado, pues no esperaba verla allí y al parecer ese sentir se evidenció en su rostro. -Me alegra verte aunque obviamente yo no causo en ti la misma alegría.- Murmuraba ella con fingido resentimiento mientras se acercaba y lo abrazaba.

-¿Qué haces aquí?- Cuestionaba Sebastian con molestia apartándose de ella sin ninguna sutileza.

-Decidí que nuestro hijo debe estar con su padre desde ahora... Me quedaré aquí durante mi embarazo. ¿Te gustó la sorpresa?- Ella hablaba causando más molestia al joven con cada palabra que de su boca salia, tanto era su enojo que prefirió callarse antes de decir algo hiriente, aunque ella se lo mereciera. Esa mujer con su falsa sonrisa había arruinado su felicidad ¿Cómo esperaba que la recibiera? Se cuestionaba este en su mente.

-No quisiera que te perdieras esta dicha- Decía ella acariciándose el vientre, Sebastian desvió la mirada y con evidente sarcasmo murmuró mientras se alejaba. -Claro... no me la perdería...-

-Además quiero conocer a tu familia- Alegaba Angelina con emoción mientras miraba unos retratos de Sebastian y su familia que estaban sobre el escritorio de este.

-Te pediría que me des algo de tiempo... Porque ellos no conocen este asunto, quisiera hacerlo personalmente y ellos están de viaje ahora...-Le respondía a su petición con mucha seriedad y trataba de calmarse.

-Oh claro querido... Yo esperaré...- eran las palabras de ella en tono cariñoso, eso molestó un poco más al joven porque no aceptaba ni aceptaría a esta mujer como su pareja, no concebía tal idea en la cabeza, además ella estaba jugando sucio, porque a pesar de que horas atrás ya habían quedado que esta se quedaría en su país y lo había aceptado.

-Con respecto a tu estadía aquí... no sé... ¿Qué te hizo pensar que yo estaré pendiente de ti?- dijo con molestia Sebastian a la mujer que fruncía el ceño al escucharle decir aquello. -Soy un hombre ocupado, en tu país tenías a tu hermana que hubiera cuidado de ti...- Le decía en una forma sutil por no decirle que odiaba que estuviera allí y le era un estorbo. Esta se quedó en silencio unos segundos.

-Si eres un hombre tan ocupado... tan ocupado que te diste tiempo de corromper a un menor de edad- Le decía entre burlona y sarcástica mirándole fijamente dándole a entender que no se dejaría doblegar ni humillar tan fácil, estando más que confiada porque las circunstancias jugaban a su favor.

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