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Siete Metros Bajo el Agua [Cancelado] por LucA Ao Sora

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No era un día muy caluroso y era sábado…

 

-Matsuoka-Sempai…- Se oía esa chillona voz a la lejanía. Rin no había podido dormir muy bien aquella noche, su cabeza no dejaba de pensar en esa persona.

-¡¡MATSUOKA-SEMPAI!!- Nittori ya se había cansado de llamarlo tantas veces.

-Déjame dormir…- Esas palabras salieron del somnoliento pelirrojo, no iba a repetirlo otra vez.

 

Un silencio que parecía eterno invadió el ambiente y Rin, nuevamente, se dispuso a dormir… Pero una palabra hizo que sus ojos se abrieran fuertemente y sin previo aviso…

 

-Nanase-san vino a verlo.

 

Sin darse cuenta, él ya estaba sentado sobre la cama con un pie fuera. Esa repentina actitud hizo muy visible su emoción e, inevitablemente, un sonrojo súbito invadió su rostro.

 

-Muy bien, veo que ya se levantó, Sempai. Vístase, hoy prometió que iría de compras conmigo- Dijo Nittori con tonos infantiles.

-¿Y Haru?- Preguntó desconcertado Rin.

-No vino, le dije eso porque al parecer, siempre que nombro a Nanase-san, usted se altera y reacciona como nunca- El peligris no parecía contento con sus palabras, mucho menos al ver la expresión obvia de Rin, pero aun así, sonreía.

-Oh, entiendo. No dormí muy bien anoche, así que no iremos hoy, lo siento- Decía el pelirrojo mientras volvía a recostar su cabeza sobre la almohada.

- ¡NO, SEMPAI! ¡NO SE ACUESTE! Hoy me prometió que iríamos… ¡Cumpla su promesa!

 

Nittori no se encontraba de muy buen humor. Él le pidió a Rin tantas veces ir juntos a pasear y siempre algo se los impedía, ya se había cansado de eso, así que esta vez no lo iba a tolerar. Y estaba bastante enojado, ya que él le daba todo su cariño a su Sempai pero no recibía nada a cambio. Eso le provocaba dolor en su pecho. Sin embargo, sabía que su amor no era correspondido, pero aun así quería intentarlo… Su sufrimiento era insoportable cada vez que Rin se sonrojaba a causa de Nanase-san y no lo podía tolerar, sufría en silencio ya que nunca le dijo ni le diría a su Sempai lo que sentía. Pero Nittori sabía que él no era el único allí que sufría… Rin lo hacía también, por Nanase-san… “Quiero que Matsuoka-Sempai se olvide de Nanase-san, así él y yo dejaríamos de sufrir”. Eso era lo que Nittori pensaba diariamente, pero cuanto más lo intentaba, más parecía hacerse inalcanzable. Sus pensamientos quedaron en blanco al ver a su Sempai terminando de cambiarse.

 

-¿Ma… Matsuoka-Sempai?- Le dijo desconcertado, pero con una felicidad que empezaba a desbordar de su corazón.

-¿Estabas tan pensativo que ni te diste cuenta? Te dije que está bien, tienes razón, cada vez que vamos a salir algo sucede. No quiero que te pongas mal, después nadas horrible porque estás triste.

 

Rin no parecía muy cómodo con sus palabras, en realidad no quería salir y, mucho menos con Nittori. Pero estaba seguro de que si se quedaba, no iba a hacer otra cosa más que pensar en Haru y eso era lo que menos quería. Cada vez que lo hacía le dolía tanto que no podía aguantar sus lágrimas.

 

-¡Qué bien! Al fin vamos a tener una cita, Matsuoka-Sempai… Umm… y siento mucho lo de nadar mal, pero esta vez seguro nadaré tan bien como para enorgullecer a usted y a los demás.

 

Nittori jamás media sus palabras, era por eso que a Rin nunca le sorprendía que dijera cosas como esas sin darse cuenta del peso que tenían. El pelirrojo estaba seguro de que era por eso, o más bien deseaba estarlo, no quería ni pensar que su compañero de cuarto tuviera sentimientos hacia él… Aunque en parte sería beneficioso para Rin, ya que podría distraerse de Haru, con Nittori.

 

En otro lugar, sucedía algo similar… Haru no quería salir del baño, se sentía tan a gusto que se había encerrado en él. Makoto estaba del lado de afuera, ya hacía varios minutos rogándole que saliera…

 

-Vete Makoto, quiero quedarme en mi bañera... yo solo.

 

Haru estaba de mal humor porque Makoto aceptó ir de compras con él, Nagisa y Rei, sin haberle consultado. No quería ir, además porque sabía que el pequeño pingüino se volvería loco como siempre, y su cabeza dolía un poco como para tolerar sus gritos…

 

-Oh, vamos Haru… No te enfades conmigo, hace tanto tiempo que no salimos en grupo a la feria… Sal de ahí ¿Si?... Por mí…

 

Dijo Makoto, sabiendo que al fin lo convencería. Haru no pudo evitar soltar un sonrojo, no lo pensó dos veces y se levantó de la bañera... nuestro delfín estaba enamorado de la ballena, o eso era lo que creía… Haru nunca había experimentado el amor y creía que sus sentimientos hacia Makoto lo eran… Siempre lo creyó, estaba seguro de que lo amaba…

 

-Voy…- Dijo con voz suave… Makoto sonrió…

 

Luego de un rato, ya estaban en la feria. Rin y Nittori por su lado, Haru y el grupo por el otro… Jamás se les cruzó por la cabeza que se iban a encontrar…

 

-Dime, dime, Haru-chan… ¿Te gusta cómo se me ve este traje de baño?

 

Nagisa estaba tan animado que compraría lo que sea si le decían que le quedaba bien…

-No… no lo comprarás, se acerca el invierno…- Dijo Rei, con su espíritu de “no desperdiciar el dinero”

-Oh, vamos… ¡¡vamos!! Si me dejas, me podrás ver luciéndolo…- Comentó el rubio.

 

Ya se había dado a conocer la relación que tenían Rei y él. Comenzaron a salir no mucho después de conocerse… Y podría decirse que están muy enamorados, aunque aún no lo hicieron…

 

-Bien, haz lo que quieras, luego no me pidas dinero porque no te lo daré…- Exclamó la enojada mariposa…

-Ya, ya… no peleen chicos, vinimos a divertirnos ¿verdad? – Suavizó Mako con sus palabras…

-N...no estoy pelean…- Se detuvo Nagisa al darse cuenta -¿Y Haru-chan?- Preguntó confundido.

Makoto se dio cuenta y buscó rápidamente moviendo su cabeza y el rabillo del ojo hacia todos lados- ¿Dónde se habrá metido?- habló con tonos de preocupación- Aun cuando le dije que era una salida grupal y que no debía separarse.

-¿Hay una piscina cerca de aquí?- Insinuó Nagisa con seguridad…

-¡AH! – Exclamaron Rei y Makoto al unísono…

 

Cerca de la feria, una piscina de techo cerrado… Como no hacía mucho calor, no abrieron las puertas…

 

-¿Qué hacemos aquí Matsuoka-Sempai?- Preguntaba Nittori, mientras observaba la inconfundible figura de su peor enemigo acercándose a la distancia… -Nanase-san… ¿Qué es lo que hace aquí? ¡¿Es que no puedo estar un solo día con Sempai sin que él se entrometa?! Siempre ha sido él la causa de mi mal humor… Nanase-san esto, Haru aquello… Es insoporta… Un momento… ¿Qué hago pensando en una situación así? Debo distraer a Sempai y evitar a toda costa que se encuentren, sino volveré a caer en depresión…- El peligris pensó rápido… -Matsuoka-Sempai… ¿Por qué no vamos a la feria? De seguro hay muchas cosas que quisiera comprar… Podríamos ver trajes de baño, peces tallados en madera… ¡Ya sé! Usted podría probarse uno de los nuevos modelos de…

-Ya cállate, si vas a seguir hablando mejor vamos…-Lo interrumpió Rin.

 

Nittori sabía que eso pasaría. A su Sempai no le gusta que le hable mucho, más con su voz tan chillona. Él tenía por seguro que iba a ceder… Se apresura a tomar a Rin del brazo y se lo lleva lo más rápido posible… Haru no los ve… Pero Rin los oye a la distancia…

 

-¡¡Haru-chan!! ¿¡A dónde vas!? – Era la inconfundible voz de Nagisa y en un instante Rin se giró de modo brusco…

-Haru… Él… ¿A qué ha venido? …- Pensó Rin y justo cuando iba a soltar una palabra de su boca, escuchó a Nittori decirle:

-Sempai, no vaya con ellos. Vamos a ver la feria tranquilos- El peligris tenía razón, no debía ir con ellos.

 

Rin sabía que si entablaba una conversación con Haru caería en depresión. Además, si Makoto estaba en su compañía, jamás iba a poder hablar tranquilo. Así que siguió a Nittori sin decir palabra alguna. 

El cielo se había oscurecido, parecía que llovería en cualquier momento,. Tampoco hacía calor… El día se tornaba cada vez más triste y lúgubre…

 

-¡No, Rei-chan, no compraré eso! – Nagisa ya había comprado demasiado y ya no quería cargar con más peso…

-Pero, míralo… Está en descuento… pienso que deberíamos llevarlo, es muy hermoso…- Decía Rei emocionado, mientras señalaba un delfín junto a un tiburón tallados a madera con adornos de vidrio y decorados en flores –Por alguna razón me hace acordar a Haruka-Sempai y Rin-San - Sonrió Rei…

-Que me dejes de llamar así, Rei- Masculló Haru un poco aburrido… Se sentía algo mareado, pero no quería decir nada al respecto, seguramente por no haber almorzado como era debido… Él no diría nada, pero su rostro algo ruborizado por su fiebre hacía que se notara, quizá no para Rei o Nagisa, pero Makoto lo conocía como a la palma de su mano; sabía que Haru no estaba bien…

-Haru…- Comenzó la conversación mientras sus otros dos amigos se alejaban para observar otros productos en la feria- Tú… te… ¿Te sientes bien?- La mirada de preocupación en los ojos de Makoto era inconfundible…

-Si…-Haru cada vez se sentía peor –No te preocu…-Se vio interrumpido al sentir la mano de su amado compañero en sus mejillas.

-¡¡Haru!! ¿¡Qué rayos estás diciendo!? ¡¡Vuelas de fiebre!!- Dijo Makoto, que a cada segundo le entraba desesperación…

-Yo… estoy… es…- a Haru ya ni le salían las palabras de su boca.

-No, no lo estás, Haru… Ven, te llevaré a tu casa y llamaremos a un médico- Indicó Makoto con aires de liderazgo y sobreprotección…

 

A la distancia, Rin se acercaba, sin Nittori... El peligris había ido al baño y su compañero se dispuso a observar la feria. Se oyó un gran estruendo proveniente del cielo. Haru observó hacia arriba y Rin lo hizo también, al mismo tiempo… Al bajar ambos sus rostros, cruzaron miradas… Tan profundas que ni el más cercano de los ruidos podría romper esa conexión que estaban teniendo, un vínculo tan extraño que no tenía explicación… Haru siempre se sintió incómodo acerca de ese lazo invisible que lo unía a Rin, temía que fuese algo más que una amistad, pues siempre le molestaba esa profundidad en la mirada del tiburón, que como todo rey del océano, parecía adueñarse de lo que, por Ley, le correspondía…

 

-Haru… ¿Qué sucede, qué estás miran…- Dejó de hablar al ver a Rin acercándose a lo lejos –Deberíamos apurarnos, Haru, aumentará tu fiebre si no la tratamos rápido- Pero Makoto notó que su compañero no le prestaba la más mínima atención…

-Rin… ¿Qué haces aquí?- Dijo Haru, tratando de ocultar el hecho de que se sentía mal.

-Umm, vine con Nittori de compras, pero él ahora mismo está en el baño… ¿Y tú? ¿Qué haces a…-Se detuvo al darse cuenta de la expresión en el rostro de Haru; sin pensarlo dos veces, se apresuró a acercarse más y posó su mano en la frente de su amor no correspondido… -Tienes fiebre… ¿Qué haces aquí? Debes irte ahora mismo… ¿Por qué no le dijiste a Makoto que te sentías…-Se vio interrumpido por las palabras del peliverde…

-Claro que lo sabía, me doy cuenta con solo verle la cara, sé que Haru no me lo iba a decir… Ahora, si me disculpas lo llevaré a su casa, con permiso- Dijo Makoto de una manera muy brusca, tomando a Haru del brazo y pasando por delante de Rin, observándole con una mirada amenazadora que claramente decía “Él es mío y de nadie más”… Los celos de Makoto cuando Rin aparecía eran increíbles, había llegado a llorar una vez y se descontrolaba de tal manera que, muchas veces, Nagisa se asustaba.

 

-O… oye, Makoto… me lastimas- Musitó Haru con voz temblorosa… El peliverde lo suelta al darse cuenta la fuerza que había usado.

 

La repentina desprendida de Makoto a Haru, hizo que la vista del delfín se nublase súbitamente y cayera medio desmayado rumbo al suelo… Solo que, antes de tocar el suelo, Rin lo toma por detrás con suavidad, ternura y una muy visible preocupación en su rostro…

 

-¡¡Haru!! ¡¡Oye, Haru!! ¿¡ME ESCUCHAS!? –Le gritaba Rin, pero el delfín ya no tenía fuerzas para moverse o hablar y mucho menos abrir sus ojos, se sentía desmayado…-¡Makoto, debemos llevarlo al hospital! ¡¡AHORA!!- Aunque el peliverde odiase con todo su corazón a Rin, tuvo que ceder, pues ya no se trataba de él o sus celos, sino de aquel que se encontraba tan mal, esa persona a la que ama con cuerpo y alma: Haru.

 

Al cabo de un rato, no era el hospital en donde se encontraban esos tres compañeros, sino en la casa de Haru. La lluvia se notaba, fue inminente y por desgracia los atrapó en el momento justo. Pensando que lo mejor era impedir que nuestro delfín se sometiera a la humedad y el frío del temporal, lo llevaron a su hogar, donde estaría más a gusto y tibio. Rin se encargó de llamar por teléfono al médico, el cual informó que tardaría alrededor de media hora en llegar hasta allí…

 

-¿Te sientes mejor, Haru?- Preguntó Makoto, preocupado.

-Ya estoy mejor, gracias…- Dijo el pelinegro, ya con menos fiebre- Por cierto, Rin…- El pelirrojo se da la vuelta y observa a Haru con interés, pero antes de que soltase palabra alguna, el delfín preguntó- ¿Qué sucedió con Nittori?- Rin no tardó un minuto en reaccionar y darse cuenta de ello…

-¡¡MIERDA, LO OLVIDÉ!! Debe de estar buscándome desesperado, ese idiota…- Se quejaba Rin, mientras se ponía la campera preparándose para salir en cualquier momento… No fueron tantos los segundos que tardó en hacerlo y cuando al fin se dirigía hacia la puerta para irse, oyó la voz de Haru…

-Déjalo, no te vayas, Rin…- Dijo el pelinegro con una mirada de desolación en el rostro… -De seguro está bajo el techo de algún lugar, o quizá regresó a Samezuka- Afirmaba Haru cien por ciento seguro de lo que decía…

-¿Qué?- A Rin le pareció extraña la actitud de su compañero, ya que casi nunca se comportaba así, seguramente es culpa de la fiebre…

-Haru, pienso que sería mejor que Rin se vaya. Quizás Nittori en verdad lo esté buscando desesperadamente- Farfulló Makoto, con algo de celos hacia la actitud de Haru.

-Sí, eso creo… pero…- Hablaba el delfín, hasta verse interrumpido por las palabras de Mako.

-Ahora que lo pienso, es mejor que estés aquí, Rin- La sonrisa de la ballena se notaba cada vez más –Nosotros debemos decirte algo.

-Makoto… ¿Qué dices?

-Creo que ya es tiempo que todos lo sepan ¿cierto?- Señaló la ballena con obviedad en su mirada.

-¿Q…Qué? ¡No, aún no deben saberlo!

-¿Debo enterarme de algo importante?- Dijo Rin, confundido.

 

No se imaginaba qué era lo que estaba por suceder. Jamás, ni entre todas las cosas del Universo se hubiera esperado tal noticia que le destrozaría el alma en pedazos. Todo cambiaría a partir de ese momento.

 

-Sip, siéntate, Rin- Sonreía la ballena -¿Comienzas tú, Haru? ¿O se lo digo yo? Con tu fiebre no podrás hablar mucho- Discutía Makoto, mientras Rin tomaba asiento.

-Díselo tú… yo… yo no puedo…

 

Al parecer, Haru se ponía triste al tener que darle tal noticia a Rin. Le molestaba esa presión en su pecho que no le dejaba respirar, era como si algo le impidiese decirle a su compañero pelirrojo lo que estaba sucediendo… como si aquello fuese tan grave que le haría llorar en cualquier momento…

 

-Bien, yo se lo diré entonces…-La sonrisa de Makoto aumentaba a cada segundo.

-Vamos, díganme… o acaso… ¿Ha sucedido algo grave?-Rin comenzó a preocuparse.

-No, no, no… Nada de eso, Rin… Lo que queríamos decirte es que Haru y yo estamos saliendo…-Dijo Mako  con mucha alegría, al mismo tiempo que Haru apoyaba su cabeza en el hombro de la ballena. El delfín no quería ver la reacción de Rin, estaba asustado, pero aun así no pudo evitar levantar la mirada hacia el rostro del pelirrojo…

-Rin…-Masculló con un tono de preocupación al ver la expresión de su compañero. Él no podía entender por qué se sentía así y porqué le preocupaba cómo se sentía Rin.

-Eso… ¿Es cierto, Haru?- Preguntó el tiburón con su mirada perdida.

No podía creer lo que sus oídos habían escuchado. Deseó ser ciego, sordo, mudo… Quiso desaparecer en ese mismo instante… Pues, pretender que no había oído nada no era una solución. Él escuchó claramente la frase que salió de los labios de Makoto: “Haru y yo estamos saliendo”. Su amor no correspondido se hacía cada vez más grande, inalcanzable, intangible. Su pecho se llenó de un vació tan profundo que nadie podría sanar… Levantó su mirada hacia Haru, tratando de ocultar todas las emociones que por su interior pasaban… Pero, se sorprendió al ver la inconfundible preocupación en los ojos del delfín, aun así y sin vacilar habló.

-Responde, Haru… ¿Eso es cierto? ¿Ustedes están saliendo?- Volvió a preguntar el tiburón, con un tono de impertinencia en su voz…

-Claro que es cierto, Rin… ¿Qué ganaría con mentirte?- Decía Makoto, feliz.

-¡A ti no te he preguntado! –Levantó su voz contra la ballena- ¡Haru, respóndeme de una buena vez!- Exigió Rin.

-Bueno… No queríamos decir nada hasta el momento indicado, era una decisión que habíamos tomado. Pero yo no creo que éste haya sido el momento para decirle, Makoto- Se dispuso a observar a su compañero, levantando su cabeza del hombro de la ballena.

-Yo creo que esta es la ocasión, pues estamos solos y no tengo idea de dónde estarán esos dos. Creo que a ellos deberíamos informarles aparte, de seguro Nagisa saltará de alegría y nos acribillará de preguntas.

-¿Por qué?

-Pues, nos amamos y es obvio que dos personas que están mutuamente enamoradas tengan una relación… Es algo extraño preguntar eso, Rin- Respondió Mako, con dureza en sus palabras- En cambio, una persona que ama a otra y esta no siente lo mismo, no deben tener una relación- Concluyó con esa frase aún más dura y cierta.

-Pero, están saliendo ¿Seguro que eso es lo que quieren? Quizá aún no están seguros de sus sentimientos.- Rin comenzó a sonar desesperado. Temía que Haru amase a Makoto de verdad.

-¡Nosotros estamos seguros de nuestros sentimientos, Rin!- Levantó la voz la ballena.

-¡Makoto! ¡No uses ese timbre de voz con Rin!- Lo detuvo Haru. –Tú no eres así.

-Lo… lo siento, Haru…-Dijo Mako apenado.

-No deberías hablar por los dos, Makoto. Tú nunca sabrás qué es lo que Haru siente realmente por ti. Así que no deberías dar por sabido qué es lo que está pensando ahora mismo.- Discutió Rin

-¿¡Qué!? ¿¡Insinúas que Haru no me ama!?-Makoto se levanta del suelo de un modo muy abrupto y rápido- ¡Tú no sabes nada de amor, Rin!- Comenzó a gritarle a Rin, mientras éste se preparaba para irse -¡¡Dices cosas tan crueles y sacas conclusiones cuando ni siquiera sabes qué se siente!!- Makoto rompió en llanto. Temía tanto la idea de que Haru no lo amara, le dolía mucho pensar en eso.

-¡¡CLARO QUE SÉ CÓMO SE SIENTE!! ¡¡YO AMO A ALGUIEN, MAKOTO!!- Le gritó Rin.

 

Hubo un silencio muy incómodo, el cual Rin aprovechó para marcharse de allí. Sentía que sus lágrimas saldrían en cualquier momento. Observó a Makoto llorando y a Haru preocupado por él. Se dispuso a caminar hacia la salida. Pero, antes de abrir la puerta oyó…

 

-¡RIN!- Era Haru quien le gritaba. Algo confundido, se dio la vuelta y lo observó, haciendo un gran esfuerzo por ocultar su amargo y triste sentimiento.- ¿Dónde vas, Rin? Está lloviendo- Exclamó Haru.

-Me voy, no puedo aguantar a Makoto histérico ni un segundo más. Nittori me está esperando, Haru. Adiós y espero que te mejores pronto- Movió su mano hacia el picaporte de la puerta y antes de abrirla, sintió la mano de Haru posándose en su espalda. Una mezcla de sentimientos agrios y dulces recorrió todo su cuerpo.- ¿Qué?- Preguntó, logrando que no se notasen sus nervios.

-Tú… recién dijiste algo… ¿Eso es cierto?-Preguntó Haru, intentando evadir de qué se trataba.

-¿Qué cosa?- Se dio la vuelta para observarlo, mientras detrás de la pared, Makoto oía todo.

-Rin, tú… dijiste que sabías cómo se sentía el amor… dijiste… dijiste que… amas a alguien… eso… ¿Es cierto?- Los nervios de Haru eran inconfundibles. El delfín no entendía por qué se sentía así, no quería saberlo tampoco.

-Sí, eso es cierto…- Respondió Rin confundido- ¿Por qué lo preguntas?- Dijo sin pensar.

-Yo… lo siento…-Haru ya ni sabía qué estaba diciendo, las palabras salían solas de su boca- Lo siento tanto, Rin- Su rostro expresaba tristeza y el tiburón seguía observándolo desconcertado.

-Haru…- Rin se dio la vuelta y lentamente dirigió su mano izquierda hacia el rostro cabizbajo del delfín –Mírame- Dijo, sujetándole el mentón y dirigiéndolo hacia su dirección… Haru al fin cruzó miradas con Rin -¿Qué sucede? ¿Por qué me pides disculpas?- Preguntó el pelirrojo con preocupación. La expresión en el rostro de Haru no era nada buena, pensó que podía tratarse de la fiebre… Haru se estremeció e intentando no llorar, cerró sus ojos con fuerza… luego observó a Rin y respondió.­­

-No lo sé…-Con una expresión de confusión en su rostro. No tenía ni idea de lo que sentía en ese momento. Rin era tan especial para él, mucho más que Makoto, pero jamás lo quiso admitir. La noticia de que el tiburón estaba enamorado chocó contra Haru y, de alguna forma, provocó un sentimiento ácido en la boca de su estómago y punzante en su pecho. No sabía de qué se trataba y tampoco quería averiguarlo.

 

Rin lo observó con desilusión y tristeza.

–Haru, debo irme. Me alegra mucho que Makoto y tú estén saliendo y se amen, que eso es lo que importa-

Exclamó con delicadez, pues el rostro de Haru parecía no soportar más palabras con dureza. Se dispuso a soltarle el rostro y acercó su boca a la mejilla derecha de Haru. Lo besó con suavidad, como si de un bebé se tratase, separó sus labios del delfín y se despidió

–Adiós, Haru… nos vemos- Esas  fueron las últimas palabras que se escucharon de Rin, pues ya se había ido del lugar y la puerta al fin se cerró.

 

Un silencio de bastantes minutos invadió el ambiente. Lo único que se oía era la lluvia, la tristeza de ese sonido penetraba el corazón de Haru, como si le hubiesen arrebatado su otra mitad. Makoto, detrás de la pared, con sigilo volvió a su lugar en la mesa, pues su pecho era dueño de una amargura incontrolable y supo que lo único que podía hacer era esperar a que Haru volviera.

Se oyeron los pasos del delfín a la lejanía, todo indicaba que regresaría a la mesa. Pero se oyó un ruido que hizo saltar a Makoto y estremecer a Haru. El sonido del timbre. Ambos creyeron que era Rin.

 

-¡Yo abro!- Dijo Makoto, apresurándose a llegar a la puerta. Pero, al abrirla, no era Rin quien estaba detrás, sino el médico.

-Un gusto, soy el médico Basara ¿Es ésta la casa de Nanase Haruka?- Exclamó. Y la ballena se sintió aliviada.

 

En otro lugar, cerca de la feria, Nittori estaba regresando al club de natación después de una búsqueda ardua de Matsuoka-Sempai. Estaba empapado y con frío.

 

–¡Achís! – Lanzó un estornudo -¿Dónde rayos se habrá metido el Sempai?

-¡Nittori!- Se oye a Rin gritando a la distancia. El peligris se da la vuelta rápidamente y visualiza a su amado Sempai acercándose.

-¡Sempai! ¿Dónde se había metido? Lo estuve buscando- Dijo preocupado.

-Umm, estaba por ahí, pero recordé que quizá tú estarías buscándome y vine por ti…-Exclamó Rin algo agitado.

-Se… se… se… ¡¡Sempai!! ¿¡Usted se preocupó por mí!?- Preguntó Nittori con ojos tan brillantes como el sol- Estoy tan fe… fe… a… ¡Achís! –El estornudo le impidió terminar su frase - Lo… lo siento, Sempai.

-Toma- Dijo Rin, mientras lo envolvía en su campera impermeable – Cúbrete con esto-

 

Los ojos de Nittori se sorprendieron y su sonrojo fue inevitable…

-Sempai…- Quedó pensativo –Le preocupo al Sempai ¡Él me quiere! - Pero se dio cuenta -¿Y usted? Se va a enfermar- expresó con algo de preocupación.

-Yo estoy bien, no te preocupes por mí. Vamos- Indicó algo cortante.

Notas finales:

Continuará en el Segundo Capitulo.


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