En una multitud de personas saliendo del centro comercial de la ciudad se encontraban ellos. A exactamente 22 pasos uno del otro. Se miraban fijamente tratando de buscar un indicio de que lo que veían era verdadero y no un sueño más.
Un sueño donde aparecía el otro.
Ambos no sabían explicar lo que les sucedía.
KyungSoo un día empezó a soñar con un hombre de piel canela y hombros anchos. Sonrisa encantadora y labios gruesos. De pronto soñar se le hizo más sensato que pasar horas detrás de una aburrida computadora en la oficina de la municipalidad.
Lo mismo fue para JongIn.
Un chico de ojos grandes y sonrisa de corazón invadió sus sueños tornándolos en dulces y perfectas melodías que se entonaban al compás de cada paseo que daban juntos.
Los sueños fueron su escape, su salida.
Dejo de pensar por un momento en su ligamento destrozado para centrarse en aquel pequeño que siempre lo recibía con una sonrisa en los labios.
Siempre en sus sueños podría bailar frente a él y no sentir que se caía al instante en que sus talones se elevaban del suelo. En sus sueños no sentía dolor, y aunque lo sintiera sabía muy bien que con una sonrisa del más pequeño todo podría ser olvidado de inmediato.
Y ahora estaban ahí, frente a frente.
Había pasado tiempo desde que cada uno soñó con el otro por primera vez que ambos ya habían perdido la cuenta de cuantas veces habían pedido encontrar al otro. Pero sus deseos se hicieron realidad.
Fue KyungSoo quien decidió dar el primer paso. La gente alrededor lo empujaba y chocaba sus hombros como si no fuera nadie, casi como si no existiera. JongIn lo siguió segundos después. Su pie derecho siguiéndolo despacio. Aun le dolía moverlo, después de todo no había pasado mucho desde el accidente.
Un conductor imprudente lo había atropellado lanzándolo lejos y provocando que cayera sobre sus ligamentos. El ligamento de su pie izquierdo se salvó pero no paso lo mismo con el derecho. El doctor Lee le dijo que necesitaba reposo antes de volver a ponerse de pie y que, prácticamente, se olvidara por completo del baile. JongIn lloro toda la noche en su cuarto de hospital.
Paso a paso, sus cuerpos se fueron acercando.
KyungSoo pudo percatarse de la lentitud con la que se movía JongIn. No se sorprendió. Hace poco había soñado con un moreno en una cama de hospital. Tan solo recordar aquel sueño provoco que sus ojos se cristalizaran. Aquella noche había despertado llorando y con un dolor desgarrador en el pecho. Quería salir de la cama y buscar al muchacho herido pero sus instintos fueron frenados por su mente. Su mente diciéndole que aquel joven no existía. Y mírenlo ahora. Frente aquel con el que ha soñado desde años.
KyungSoo detuvo sus pasos. El tiempo se detuvo alrededor de él y JongIn, quien daba los últimos pasos hacia él.
Frente a frente pudieron ver las perfectas facciones del otro. El frio del invierno, que era señal de que Navidad estaba cerca, provoco que ambos sintieran sus cuerpos titiritar por la sensación fría.
-Ho-Hola - tartamudeo KyungSoo.
-Hola
-Yo...como decirlo...te vi en -
-Sueños - completo JongIn. KyungSoo asintió.
El moreno se acerco al otro y lo rodeo con los brazos como si lo hubiera hecho muchas veces antes. Su cuerpo amoldándose al de KyungSoo. Ni siquiera sabía el porqué de su movimiento, simplemente nació de la nada.
-¿Vamos por un café? - KyungSoo asintió.
Ambos caminando en una sincronía perfecta a pesar del lento caminar de JongIn.
Las mentes de cada uno estaban llenas de un montón de pensamientos sin sentido. Porque eso era lo que les aprecia.
Una situación sin sentido.
No era normal encontrarse con la persona con la que llevas soñando desde años. No todos tienen esa oportunidad. Ni siquiera pensarían en ello.
El sol comenzaba a ocultarse, el cielo tornándose en una pantalla llena de nubes grises. Parecía que iba a llover. ¿Después del sol? Extraño.
Pero ahí estaban. Las nubes tornándose grises y la ventisca de aire frio recorriendo todo el espacio. Recorriendo cada célula de sus cuerpos. Sin embargo, ahí estaban ellos. El brazo de JongIn rodeando a KyungSoo por los hombros. El frio evaporándose al tacto de sus cuerpos.
Las cafeterías cerca al centro comercial estaban llenas. Personas tratando de encontrar amparo lejos de aquel frio infernal. No tuvieron más remedio que ir a una librería donde, para su suerte, había poca gente y vendían un café delicioso.
El ambiente cálido de la librería los envolvió. Había un aproximado de diez personas. La mayoría jóvenes como ellos leyendo un libro para la universidad.
Pidieron el café del otro. Lo recordaban de sus sueños. A JongIn le gustaba el café negro y sin azúcar mientras que KyungSoo prefería un capuccino doble.
La mesa que escogieron fue una de las últimas de todo el lugar. Una pareja de ancianos los miraba de reojo. Seguro preguntándose qué hacían dos jovencitos tomando café como un par de enamorados.
No, no estaban enamorados.
No lo sabían aun.