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Emociones Encontradas por Sherlockian221B

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Notas del fanfic:

Los personajes de Sherlock Holmes no me pertenecen, le pertenecen al grandioso Dios de las novelas policiacas el señor Sir. Arthur Conan Doyle,  la serie Sherlock de la cual me inspire para hacer este fanfic le pertenece a la BBC de Londres, al hacer esto no busco lucro alguno tan solo busco un método para liberar todas las cosas que me imagino y también para divertirme.

Tambien quiero agradecer a mi beta Jose quien es el guardian encargado de protegerlos de mis horrores de gramatica y uno que otros de sintansis que no son muy frecuentes tan solo cuando estoy escribiendo emocionado.

Notas del capitulo:

Lo que está en negrilla son las conversaciones de los personajes, lo que está en negrilla y entre comillas es lo que piensan.

 

El detective inspector de Scotland Yard, Greg Lestrade, miraba el rostro  de su bella esposa Rose mientras esta dormía plácidamente en su cama, mientras que Greg la veía recordaba todos esos momentos en los cuales fueron felices; la primera vez que la vio lucia preciosa era de esas mujeres con las cuales cualquier hombre desearía estar, recordaba su primera cita en un restaurante de Londres  a la luz de las velas, su noviazgo estuvo lleno de amor, su boda llena de felicidad y su luna de miel llena de ternura, su décimo aniversario………. El día en el cual se enteraron que no podrían ser padres debido a la infertilidad de Greg.

Desde ese día las cosas comenzaron a ir de mal en peor los besos y los abrazos de Rose ya no eran los mismos, ya no tenían ese sentimiento de amor, de pasión, de ternura se sentían vacíos…….. Era como si el amor de Rose se había esfumado, la frialdad que sentía de esos gestos que antes le traían felicidad a la vida de Greg, ahora solo hacen que se le rompa el corazón.

Pasados los años Rose comenzó a serle infiel a Greg, empezó con un amante y poco a poco fue creciendo esa lista, le fue fácil desde esa época debido a que a Greg lo acababan de ascender a Detective Inspector (DI), pero ahora era una adultera serial como cínicamente la llamaba Sherlock delante del DI a lo cual este respondía que Rose era la mujer perfecta y que era incapaz de serle infiel, pero el en fondo Greg sabía que esa era una mentira para él mismo.

Entre recuerdos tristes y felices paso así la noche Greg hasta que los primeros rayos de luz que atravesaron las cortinas de la habitación  eran la señal de que había pasado la noche entera repasando su larga, feliz, triste y frustrada relación amorosa con su………. ¿Esposa?, él ya no sabía si llamarla así o simplemente llamarla Rose.

 

En ese momento Greg sintió que su vida no valía nada su esposa lo engañaba, su trabajo ya no lo hacía feliz, su jefe no lo valoraba y como si fuera poco se sentía más solo e incomprendido que nunca, estos sentimientos se reflejaron en su rostro con unas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas “soy tan patético……. ” Susurro Greg, en ese instante su teléfono sonó cortando cualquier pensamiento deprimente que pudiera tener.

-Jefe tenemos un cuerpo-  dijo una voz femenina al otro lado de la línea, era Sally Donovan su sargento, la cual lo admiraba por su gran trabajo en el patio, -voy en camino- dijo Greg carraspeando su garganta tratando de que no se notara su tristeza y las lágrimas que habían fluido con anterioridad por sus mejilla.

Mientras que Greg se alistaba para partir, Rose despertó se arregló y sin dirigirle una sola palabra salió de la casa, a  Greg  eso ya no le dolía ni le partía el corazón, Rose realizaba este acto tan descortés todos los días que para el DI esa era su rutina diaria así que no le presto mucha atención después de todo ya era hora de ir a trabajar.

Al otro lado de la ciudad en un amplio estudio ubicado en el club Diógenes se encontraba Mycroft Holmes, trabajando en lo que tanto amaba y eso era la política, aunque ocupaba un cargó menor en el gobierno británico a él no le importaba desde que pudiera participar en la administración de su amada Inglaterra, él se consideraría una persona afortunada.

El día pasa tranquilamente para Mycroft quien vivía más en su despacho del Club Diógenes que en su misma casa en Kensington Palace Gardens en la cual tan solo estaba un par de horas al día y dichas horas eran tan solo para dormir, Mycroft era muy controlador y protector con su hermano Sherlock Holmes al cual le gustaba arriesgar su vida para demostrar lo inteligente que era.

Afortunadamente para Mycroft, desde la llegada de John Watson a la vida de Sherlock este parecía más consciente del peligro y en algunas ocasiones  prefería evitarlo, lastimosamente en la mayoría de veces esto no funcionaba por lo cual terminaba ocasionándole lesiones, lesiones que a Mycroft no le gustaban, debido a esto Mycroft decidió vigilar a Sherlock. Todos los días sus espías le enviaban informes los cuales este leía en sus momentos libres, que a decir verdad no eran muchos que digamos.

Durante la lectura del último informe sobre su hermano Mycroft se disgustó demasiado debido a que Sherlock estaba en el  hospital de Barts con algunas fracturas de su último caso. Su disgusto llego inclusive a dar una coloración a su cara de un rojo algo intenso debido a la ira que tenía en ese momento, decidió ir a reclamarle a la persona responsable de que su hermano se metiera en esta situación, por lo cual llamo a su asistente.

-Anthea-. Dijo Mycroft no con su habitual tono calmado, sereno y gentil el cual podía calmar la ira de su majestad en ocasiones si no con un tono secante, agresivo y demandante.

-Sí, me llama usted señor-, Dijo una hermosa chica de cabello negro, quien entro al elegante despacho, y mientras caminaba no dejaba de ver la pantalla de su celular debido a que escribía en él, para Mycroft esto era habitual ya que Anthea era su mejor asistente.

-Cancela mis reuniones y prepara el coche vamos a salir-, Dijo Mycroft.

-Como usted diga, Señor.- respondió la asistente

Una vez dentro del coche lo único que se escuchaba era el ruido que hacia el motor mientras que el coche recorría las transitadas calles de Londres, acercándose a su destino Scotland Yard. En donde descargaría toda su furia contra el hombre responsable de que su hermano terminara en Barts y ese hombre era el Detective Inspector Greg Lestrade.

-¿A dónde nos dirigimos señor?-, pregunto Anthea con su melodiosa voz, y la respuesta de Mycroft fue una fría y cortes mirada de sus ojos azules, la cual Anthea supo interpretar como un “no te interesa”, por parte de su jefe.

Notas finales:

Espero que le haya gustado y sigan la historia.

Gracias por leer. 

GG


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