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Leaving you por lMisaki

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Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroko no Basket no me pertenecen, le pertenecen a Tadatoshi Fujimaki. La historia está escrita con fin de entretener por lo que es obvio que no obtengo ganancia alguna mediante ella.

Notas del capitulo:

Holiwis, primer OS que escribo sobre estos dos, de hecho, sobre Kuroko no Basket en general. Fue algo random que salió tras haber visto el último episodio del anime que btw, me dejó hecha mierda. Espero que les guste e_e

También viene siendo la primera historia que escribo que tiene un happy ending (creo). En fin, a leer.

Siempre había sido fácil para Kuroko el poder ser transparente para todos, la verdad es que él no tenía que intentarlo en lo más mínimo, pero hubo un tiempo en el que él no podía ser transparente porque todos lo buscaban. ¿Las razones? Su pareja Kagami había tenído un accidente automovilistico y en el que había caído en estado de coma, pero él ya lo daba por muerto. Fue en esos tiempos en los que Kuroko buscó la forma de desaparecer, no fue fácil y pasó noches y días contemplando el sin fín de opciones que tenía. No había sido fácil decidirse por una porque ninguna le resultaba fácil, pero estaba leyendo que podía ser una buena idea el fingir su propia muerte y fue lo que hizo, total... ¿Qué se es capaz de hacer cuando el dolor te está consumiendo vivo y todas las personas que te rodean contribuyen a ese dolor? Diría que se es capaz de hacer cualquier cosa y es lo que el pequeño peliazul hizo.

Una noche muy callada hizo su equipaje y tomó todo lo necesario para poder irse del país, también se llevó cosas que tenían valor sentimental para él, pero era imposible llevarse todo por lo que tomó unas cuantas fotos de él con Kagami y otras con sus mejores amigos. Esa misma noche virtió gasolina por todo el apartamento y momentos después prendió un cerillo y lo lanzó al suelo, creando en eso un fuego que tiempo después eliminaría todo rastro de él. No se lo pensó dos veces y salió corriendo lejos de ese lugar. Tomó un taxi a cinco cuadras y se fue rumbo al aereopuerto.

-Perdoname, Kagami.- se dijo Kuroko mientras observaba una foto de su amado novio que aún vivía gracias a las máquinas del hospital.- Lo siento por no estar a tu lado en tus últimos momentos, aunque sé que tú... ya no estás ahí.

El táxi lo dejó frente al aereopuerto y el pálido se bajó del mismo, no sin antes pagarle al señor de blancos bigotes y ojos achinados con bolsas negras bajo de ellos.

Llegó a una estación y se quedó mirándo a la gente que estaba frente a él, todos se veían bastante determinados, ellos sabían lo que hacían con sus vidas en ese momento y él sentía que no era como ellos, él estaba huyendo y no sabía a dónde se dirigía. Cuando fue su turno la mujer de la estación le preguntó su destino y él no supo que decir, así que le dijo que le diera un destino cualquiera; él se ganó la mirada confusa de la mujer y hasta creyó que ella se negaría pero finalmente hizo la trasacción. ''Inglaterra'' se leía en el boleto de avión.

Las horas pasaban sin parar y Kuroko se encontraba sentado contra una fría pared, esperaba que se acercara la hora de partir para hacer las cosas necesarias. Se preguntaba qué es lo que estaría pasando en ese momento, se preguntaba si ya lo estarían dando por muerto o si habrán notado que él escapó. Deseaba que fuese lo último.

• • •

Inglaterra era un mundo nuevo para el peliazul que nunca había salido de su país, Japón. La gente era muy educada y hablaban Inglés, pero él sabía hablar el Inglés américano, así que le resultaba difícil entenderlos del todo. Al llegar al lugar lo primero que hizo fue pagarse un par de noches en un motel ya que era más económico que un hotel. Ahí se dedicó a buscar un lugar seguro para vivir y en esa busqueda encontró gente japonesa que alquilaban un apartamento para vivir tres personas. Miró el número y llamó. A los tres días ya se encontraba viviendo junto a dos chicos llamados Takao Kazunari y otro que se hacía llamar Mitobe. Él al darse cuenta de lo simple que se identificaba uno de los pelinegros, decidió cambiar su identidad con ellos ya que no tuvo que firmar nada ni mostrar documentos algunos.

 

-Kagami, mi nombre es Kagami. -se presentó el peliazul ante los dos pelinegros, sintió que su corazón daba saltos suaves y él sabía que era el dolor por la situación. - Si tengo que abandonar mi identidad, quiero que tú estés presente en mi nueva vida, tomo tu nombre prestado, Kagami.- pensó.


• • •

No le tomó más de cinco meses el poder acostumbrarse al Inglés de los británicos. Él sólo sabía el Inglés américano y comparado con el británico, era bastante diferente. Consiguió trabajos temporales en los cuales lamentablemente no podía mentir con su nombre, pero eso no lo detuvo para seguir con la farsa en su nuevo hogar. Habían días en los que Kuroko se sentía mal por la desición que había tomado, pero otras veces se sentía bien, se sentía liberado y era mucho mejor que estar sufriendo de cerca el dolor de no poder hacer nada por la persona que amaba. Siempre tuvo en mente a sus amistades, a su familia y a la familia de Kagami y es por eso que decidió crearse un perfil falso en una red social. En ella consiguió a su mejor amigo Aomine y comenzó a buscar información de ese día. Pudo ver mensajes tristes y comentarios de consolación, todos decían que él, Kuroko, estaba en un lugar mejor y él no pudo estar más de acuerdo. No estaba muerto, pero sí estaba en un lugar mejor.

• • •

El tiempo es algo tan valioso que si no lo vives jamás notarás que pasa rápido y cuando te des cuenta ya habrá sido muy tarde. Este era el caso de Kuroko quien no vivía realmente, él seguía una rutina y ya. Habían pasado cuatro años desde el primer día que pisó tierra británica y desde que comenzó a vivir en el apartamento con sus dos -no tan nuevos- amigos. Un día estaba sentado en el sofá del apartamento y el dueño del apartamento, Takao, se le sentó al lado. Él lo miró fijamente con sus ojos grandes color azul y se preguntaba lo que el pelinegro quería.


-¿Para qué viniste a Inglaterra, Kagami?

-¿Las razones reales o las que todos se han hecho en sus mentes?

-Las reales...-dudó Takao.

-Vine porque huía de mi realidad... Mi realidad dolía, sigue doliendo, pero dolía más cuando seguía en Japón.

-¿Y esa realidad era?

-Mi pareja estaba en estado de coma, mis amigos me reclamaban y también sus padres. No quería sufrir tanto ¿Sabes? escapar fue bueno después de todo...

-¿Ellos no te buscaron después de que escaparas?

-Eh...Casualmente fingí mi muerte. Tomé todo lo necesario y el resto lo prendí en fuego. Mi hogar ya no existe, mis cosas ya no existen... sólo existen mis recuerdos y es lo que más atesoro.

-Kagami... ¡Eso es horrible...tienes que regresar y dar la cara!- Cada vez que Kuroko escuchaba el nombre de su pareja en boca de su amigo él se sentía mal y culpable. Tenía que hacer algo al respecto.

-Lo había estado pensando desde hace dos años, de hecho, planeaba hacerlo el mes entrante...

-Es bueno saberlo... Bueno, iré a descansar un poco. Te veo luego, Kagami.


• • •

Él día de la verdad había llegado y Kuroko preparaba su maleta. Esta vez le resultó más fácil preparar todo pues no tenía que dejar nada atrás. Él se iba con ropa nueva y las mismas pertenencias de antes. Aunque se llevaba unos brazaletes de amistad que tenía con Mitobe y Takao. Sus dos amigos lo llevaron hasta el aereopuerto y hasta lo acompañaron hasta adentro del lugar. Cuando fue hora de partir, sus dos amigos pelinegros le abrazaron fuertemente y Takao aseguró que jamás lo olvidaría, Mitobe le dijo lo mismo, o eso supuso Kuroko, ya que Mitobe nunca ha hablado.


-Chicos, antes de irme quiero decirles la verdad... Me llamo Kuroko, Kagami es el nombre de mi pareja. -con esto dejó a los pelinegros totalmente asombrados, pero al parecer el dato no los perturbó del todo.

-Pues hasta la próxima, Kuroko.- se despidió Takao con una sonrisa amable.

Fueron horas de viaje pero cada una valió la pena. Le ayudaron a pensar las cosas y hasta cómo haría todo. Tenía miedo y se reclamaba a él mismo que todo lo que pasara hoy o mañana sería totalmente su culpa. Él se lo buscó y al final cosechas lo que siembras. Era de noche cuando llegó a Japón y piser suelo japonés le había devuelto su ser, sintió como él volvía a ser él. Tomó un táxi y le dijo al chofer que lo llevara a una dirección que él jamás habría olvidado pues era la dirección de la persona que más amaba en la vida. Él no sabía si Kagami seguía viviendo en el mismo lugar, él realmente no sabía si Kagami estaba vivo, pero en caso de que haya muerto, sus padres seguramente estarían viviéndo en ese pequeño apartamento y ellos lo ayudarían seguramente, o seguramente le reclamarían la muerte de Kagami y le formarían un expectáculo.

El camino se le hizo demasiado corto pero cuando miró por la ventana ya se encontraba frente al apartamento de Kagami. El peliazul le pagó al chofer y se bajó del auto junto a sus maletas que a estas horas le resultaban pesadas. Caminó a paso lento hacia la puerta y se paró frente a ella. Respiró profundamente un par de veces y decidió tocar el timbre del lugar. Lo tocó por segunda vez y no hubo respuesta alguna. Lo tocó una tercera, una cuarta vez y a la quinta vez escuchó movimientos dentro del lugar. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón color caqui y miró hacia el suelo. La puerta se abrió de par en par y en ese momento reinó el silencio. Kuroko miró hacia arriba y en ese momento su corazón se detuvo. Ahí estaba el amor de su vida con los ojos abiertos como platos.

-Kagami...estás...

-¿Kuroko?

-Yo lo...

-¡Tú estás muerto!-gritó el chico alto y pelirrojo desde el marco de la puerta. Los ojos azules de Kuroko brillaron por unos segundos para luego dejar que sus lágrimas comenzaran a caer.

-Yo... Yo lo siento mucho, perdoname por abandonarte cuando me necesitabas... ¡Perdón! -gritó Kuruko mientras caía de rodillas sobre el pavimento.

-¿Cómo sobreviviste...?-Kagami dejó de hablar al notar las maletas detrás del peliazul.- ¿En serio huiste, Kuroko? ¿Sabes cuánta falta me hiciste durante todos estos años? ¿Tienes idea de cuánto sufrí por tu culpa? Pensé que habías muerto en ese incendio...-dijo el pelirrojo con la voz quebrada.

-Yo también sufrí... No hubo ni un solo día en el que no pasaras por mi mente... Te lo juro.

En ese momento Kagami abandonó el interior de su apartamento y se puso de cuclillas frente al peliazul quien seguía llorándo en el suelo. Lo rodeó con sus fornidos brazos y lo abrazó más fuerte que nunca. Kuroko lo rodeó con sus pequeños brazos y se aseguró de no dejarlo escapar ni por un segundo. El pelirrojo besó la frente de Kuroko y sonrió luego. Se mantuvieron en silencio, disfrutaban el calor que ambos desprendían, disfrutaban sus aromas y sobre todo, la presencia de cada uno. Después de una media hora ya habían cesado las lágrimas, las piernas de ambos estaban dormidas y solo se escuchaban sus respiraciones. Ambos decidieron sentarse frente a frente y se tomaron de las manos.

-¿Hace cuánto despertaste?- le preguntó Kuroko en un susurro.

-Te sorprenderías... pero desperté hace menos de un año. Aún estoy bajo analisis y esas cosas... Muchos pensaron que había perdido la memoria pero supieron que no fue así cuando lo primero que dije fue tu nombre... Sí, lo primero que supe fue que habías muerto hacía años atrás y... 

-Hey, yo había pensado que no despertarías del coma, por eso me fui.-Lo interrumpió el peliazul que ahora miraba con puro amor al pelirrojo.

-No te vayas otra vez, por favor.

-Nunca más.-le sonrió ampliamente y se le avalanzó a Kagami. El pelirrojo besó tiernamente al peliazul quien le correspondió sin dudarlo ni un segundo.

-Te amo, Kuroko... Pero no te perdono lo que hiciste. Aún así, creo que el tiempo será el único en decir si puedo perdonarte.

-¿Podemos comenzar desde cero mientras decides eso?

-Podemos tratarlo.

-Gracias, Kagami.


Ambos volvieron a juntar sus labios y solo ellos, la luna y las estrellas de esa oscura y fría noche fueron testigos de ese reencuentro tan inesperado.


• • •


Cuenta la leyenda que el perdón tocó la puerta del corazón de Kagami y que han pasado muchos años desde que se reconciliaron. Cuenta la leyenda que ambos viven felices y que los únicos que no han perdonado del todo a Kuroko fueron sus amigos. También se cuenta que sus amigos Takao y Mitobe fueron a visitarlo un par de veces y que después de todo se quedaron a vivir en Japón ya que el amor llegó a ellos por medio de las amistades de Kuroko.

 

FIN

Notas finales:

Gracias por leer ^^

Perdonen si hubo alguna falta ortográfica, los sentimientos los tenía demasiado alterados como para andar pendiente a la ortografía.

Los reviews son bien recibidos y tal, bye <3


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