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Kim Min Seok era conocido por todos como el chico más ordenado del famoso grupo EXO. No era que tuviera el muy conocido Trastorno Obsesivo Compulsivo, solo le gustaba que las cosas estuvieran limpias y en orden. Él no enloquecía si las cosas estaban fuera de lugar ni tampoco andaba limpiando cada cinco segundos. Solo arreglaba cuando tenía tiempo, ganas o cuando el desastre era demasiado.
Min Seok solía limpiar las salas que compartía con los demás y su propio cuarto. El no se metía en el territorio de los otros a menos que se lo pidieran. No entraba al cuarto de los demás porque, uno, no era su obligación y, dos, porque no quería encontrarse sorpresas desagradables o imposibles de superar. Además, ya tenía suficiente con su propio cuarto porque, para su desgracia, le tocaba compartir su habitación con uno de los más desordenados: Kim Jong Dae. Le agradaba el chico, demasiado, pero el defecto de Jong Dae era ser demasiado despelotado. Min Seok ya se había acostumbrado a limpiar también la parte del cuatro que le correspondía a su amigo.
En ese preciso momento, se encontraba limpiando su habitación. Era sábado por la mañana y estaba muy feliz porque ese día el grupo no tenía nada para hacer. Y para no aburrirse había empezado bien temprano a ordenar el cuarto, aprovechando que Jong Dae había madrugado para irse a comprar con Park Chan Yeol el videojuego que hace bastante querían probar. Ya lo último que le faltaba era tender las camas, trabajo que era muy sencillo.
Luego de tender su cama, se acercó a la de Jong Dae para hacer lo mismo. Sacó la frazada y las sabanas para sacudirlas un poco y luego sacó la almohada para esponjarla un poco. Pero ¿qué era eso que encontró debajo de la almohada de Jong Dae? Tomó el extraño objeto y lo estudió detenidamente, hasta que sintió como su cabeza se estrelló de lleno y con fuerza contra el suelo al caer en la cuenta de qué era lo que sostenía en su mano: un vibrador, tenía en sus manos un jodido vibrador.
Min Seok soltó el objeto rápidamente, dejándolo caer en la cama aun destendida. ¿Qué carajos hacia Kim Jong Dae con un vibrador? No, era mejor no saberlo. Sabía perfectamente que una de esas cosas no eran para dibujar arbolitos ni mucho menos.
Sintiéndose como si un millón de cámaras estuviera grabándolo, Min Seok volvió a dejar el objeto en donde lo había encontrado –vio que también había un pequeño control que solo hizo que se sonrojara con furia – y siguió tendiendo la cama como si nada perturbador le hubiese pasado.
No pudo evitar que muchas imágenes para nada decentes atravesaran su mente. Y la pregunta que rondaba su cerebro era ¿cómo lo utilizaba Jong Dae? ¿Se lo metería a la boca para humedecerlo imaginándose que era un pene real? ¿A quién se imaginaría si hacía eso? ¿Usaría el vibrador en sus pezones para ponerlos duros y sensibles? ¿Lo usaría sobre su pene, aprovechando las vibraciones del objeto? ¿Se lo metería entre sus nalgas, dentro, muy dentro de su cuerpo?
Min Seok agitó su cabeza rápidamente de un lado a otro. Notó que su respiración se había acelerado y que sus ojos veían algo nublado. Tenía que dejar de pensar en cosas incorrectas, no podía pensar así de Jong Dae. Si hacía esas cosas o no, no era de su incumbencia. Era la vida de Jong Dae, no la suya. Era el cuerpo de Jong Dae y no el suyo. Y debía dejar de pensar en Jong Dae porque se estaba enloqueciendo sin motivo.
Terminó de tender la cama de su compañero de cuarto y, sintiéndose terriblemente exhausto –más mentalmente que físicamente–, se tiró sin cuidado sobre su propia cama, cerrando los ojos para intentar calmar su acelerado corazón. Quizás si intentaba dormir un poco, olvidaría todo lo relacionado con Jong Dae teniendo un orgasmo por un maldito objeto inanimado que vibraba.
Bufó exasperado, su cerebro no lo dejaba en paz. ¡Era solo un puto vibrador! ¡Y lo usaba el jodido de Jong Dae! ¿Cuál era el maldito problema? No era algo anormal, demonios. Tener un vibrador debía ser tan común como masturbarse ¿no? Entonces ¿por qué cojones se hacía tanto dilema? ¡No era el fin del mundo! No era como si el vibrador fuera mejor que un pene real ¿verdad? Y ahora ¿por qué rayos sentía la necesidad de saber qué se sentía usar uno? Reconocía que se masturbaba, pero nunca se le pasó por la cabeza usar un vibrador ¿se sentiría bien? ¿Debía preguntarle a Jong Dae? ¿Debía pedirle que le recomendara cuál vibrador era mejor? ¡Con una jodida! ¡Kim Min Seok ya basta! ¡Contrólate! ¡Relájate! ¡Piensa en tu sabor de helado favorito!
Min Seok hundió su cara en la almohada y gritó de frustración. Sentía que no tenía control sobre sí mismo y eso no le agradaba en lo más mínimo. Sabía que se encontraba inestable y temía terminar haciendo alguna idiotez como, por ejemplo, agarrar el vibrador de Jong Dae y usarlo. Se mordió el labio inferior de puro nerviosismo con solo pensar en esa posibilidad. No haría semejante cosa, no debía hacerlo, ni siquiera tendría que estar pensándolo.
Con rabia, agarró la almohada y la arrojó hacia la puerta en el momento exacto en que esta se abría. La almohada dio de lleno en la cara de un más que sorprendido Jong Dae. El chico no se esperaba semejante recibimiento ¿había hecho algo mal?
— Perdón, lo siento— se paró precipitadamente y se acercó a Jong Dae, deshaciéndose en disculpas.
— Min Seok hyung ¿hice algo que te molestara?— preguntó, aún con la sorpresa escrita en la cara.
— No, no, para nada— respondió, sonriéndole para darle a entender que no estaba enojado ni molesto en lo más mínimo— Solo estoy un poco en desacuerdo conmigo mismo— admitió, sintiéndose avergonzado.
— ¡Oh, ya veo!— sonrió— Suele pasarme.
— Tuviste la culpa— lo señaló— Justo apareciste cuando tiré la almohada.
— ¡Hey! ¡No puedes culparme! No es como si yo hubiese sabido que ibas a hacer eso— hizo un adorable puchero— Me gustaría ser adivino, pero no lo soy.
— Está bien, está bien— rió— No es culpa de ninguno ¿de acuerdo?
— De acuerdo— aceptó, riendo también— Veo que ordenaste— dijo observando el cuarto.
— Si, no tenía nada mejor que hacer.
— ¡También tendiste mi cama!— exclamó feliz— Eres el mejor hyung del mundo.
— No es para tanto— habló y tosió un poco.
Rogaba porque Jong Dae no cayera en la cuenta de que cabía una posibilidad de que hubiera visto el vibrador. Quizás el chico ni siquiera recordara que había dejado el objeto debajo de la almohada. Pero, de todos modos, Jong Dae tarde o temprano se acordaría del vibrador y existía la pequeña posibilidad de que se diera cuenta de que Min Seok podría haberlo visto. Mierda, de cualquier modo estaba jodido.
Pasó saliva trabajosamente. De un segundo a otro se había vuelto espesa. Sus instintos le decían que debía huir lo más rápido posible de la escena. Pero no era tonto, vivían en la misma casa y dormían el mismo cuarto, no podría evitarlo por siempre.
Vio casi horrorizado como Jong Dae se acostaba en su cama y suspiraba de gusto, relajándose. Sabía que estaba exagerando al reaccionar como un ciervo iluminado por los faros de un camión en la ruta. Lo único que conseguiría con eso era ser obvio y descubrirse a sí mismo. Min Seok tomó una profunda respiración y se acostó en su propia cama. Lo mejor sería dormirse hasta que Do Kyung Soo los llamara para comer.
Estaba por conseguir su objetivo de quedarse dormido, cuando Jong Dae habló de repente, despertándolo por completo y logrando que el sueño se fuera de nuevo a pasear.
— Hyung, estoy seguro de que viste lo que tengo debajo de mi almohada— habló algo adormilado.
— N-no sé de qué estás hablando— rió nerviosamente, delatándose a sí mismo.
— No te preocupes— murmuró, ya casi dormido, pero Min Seok lo escuchaba perfectamente— Lo usaré contigo si deseas o puedo mostrarte como lo uso en mí.
Min Seok intentaba respirar con normalidad sin mucho éxito. Jong Dae no quiso decir lo que dijo ¿no es así? Es decir, vamos, ¿por qué querría hacer algo así? Min Seok no se sentía atraído por esas cosas, para nada, en lo más mínimo. No es como si quisiera probar cuál era la sensación que un vibrador causaba y, definitivamente, no quería ver a Jong Dae usándolo. No, no y no, no quería. La sola idea era absurda, tonta, innecesaria, una pérdida total de tiempo… una pérdida de tiempo muy valiosa y placentera. ¡Joder! ¿A quién quería engañar? Se moría por ver a Jong Dae usando el jodido aparato y mostrándole cómo manejarlo, diciéndole con una voz ronca todo lo que podían hacer juntos con el maldito objeto y el gran placer que sentirían juntos. Un vibrador, más un Kim Jong Dae caliente y un más que dispuesto a probar todo Kim Min Seok sonaba tan eróticamente bien…
Y Min Seok se dio cuenta de todo.
— ¡Lo dejaste ahí a propósito!— le gritó entre escandalizado y avergonzado.
Jong Dae se rió. Si, lo había dejado ahí adrede ¿y qué? No era como si a Min Seok le hubiese desagradado la idea de usar el vibrador los dos juntos. Estaba seguro de que su hyung había tenido un tremendo debate interno sobre ello.
Después de todo, Kim Jong Dae conocía perfectamente a Kim Min Seok.
Y ninguno de los dos deseaba que fuera de otro modo.
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