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Broken Mind. Broken Heart. por InfernusCerberus

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Notas del fanfic:

Este oneshot nació prácticamente de una idea para un futuro fanfic que entre mi compañera y yo estamos haciendo, como el fanfic ha sufrido muchos cambios; la idea plasmada en el OS no se llevará acabo en el original fic por lo que no habrá ninguna clase de spoiler (Si, planeamos subir ese fanfic cuando lo terminemos).

Notas del capitulo:

Los personajes son 100% de mi autoría y de mi compañera.

Conocía bien este lugar, reconocía esa vieja puerta de madera que estaba en frente suyo. Él solía vivir aquí, ellos vivían juntos acá.


Su mano detallaba cada detalle de madera, desde lo rustica y desgastada que estaba hasta cada uno de los hoyos producido por los años. Sin pensarlo tomó el pomo de la puerta y giró esta, un rechinido de las viejas bisagras fue lo que le recibió al adentrarse a ese lugar. Sus ojos dorados miraban en cada sección del minúsculo sitio, notando estela de polvo y hasta telarañas en cada esquina de la pequeña sala-cocina. ¡Uff, el mayor sí que tenía descuidado este lugar!


Se adentró un poco más, su mano izquierda se estiró tocando el mesón estilo bar a su lado. Todos sus dedos se llenaron de polvo y dejó la marca de sus dígitos sobre la mesa. ¿Por qué este lugar se veía tan decrepito? Bufó soltando aire por su boca, y siguió encaminándose ahora más seguro hacía la habitación que compartían. Abrió la puerta con alegría, esperando conseguirlo ahí y reclamarle de tener todo el departamento tan sucio; ¡Esto era tan fuera de él! Se notaba que necesitaba de su ayuda.


Su alegría y la sonrisa que se había formado en sus facciones se esfumaron cuando notó que el cuarto no solo se encontraba en la misma condición que el resto del mini departamento, sino que no había nadie ahí adentro.


No estaba quien esperaba.


Camino poco a poco, como si no quisiera despertar a alguien aunque se notaba mucho que ahí no había vida alguna. Se tropezó con algo pero logró estabilizarse, su cara no dio al suelo; al bajar su mirada sus ojos repentinamente dieron un pequeño saltó. Se agachó tomando aquello entre sus manos, era una chaqueta, una de cuero. Recordaba las veces que el mayor se la había colocado tantas veces; fue un regalo propio a buenas intenciones. No lo pensó mucho tampoco cuando se llevó la prenda hacía su rostro para impregnarse del olor que tenía.
Aún despedía su aroma.


Lo extrañaba. Sabía bien que él mismo había dicho que no podía acercarse más a él después de lo que hizo. Y sin embargo; se dejó vencer por sus propias absurdas necesidades, por su sentimiento de nostalgía.


Pero él no estaba ahí.


Zylah, ¿Cuándo vas a volver?


Alexandre.— La voz imponente se alzaba en la habitación, sus orbes dorados se posaron en unos iguales, pero estos eran más profundo, más severo, causaban más miedo.


El demonio mayor se mantenía estático bajo el umbral de la puerta mirando la escena del joven abrazando la prenda a su cuerpo como si toda su existencia dependiera de ella.


¿Tú sabes cuándo va a volver? No pudo haber dejado este lugar, ¡Mira este desorden! No es propio de él.


Alexandre...


Lo extraño, solo lo quiero ver una vez; ¿Es mucho pedir?


Alexandre...


Sé que dije que no podía verlo más, pero luego me enteré de que salió en mi búsqueda y, ¿Sabes? Realmente estoy esperando que me encuentre. Solo una vez, solo una vez quiero verlo.


Alexandre, basta.


Dominick se acercó hacía el menor con largas zancadas y le miró desde arriba, con esos ojos brillando en la poca luz que se lograba filtrar por la pequeña ventana de la habitación hacía el chico con quien compartía más que el tono de sus ojos, sino la sangre y genes.


¿Tú crees que él me logré conseguir?


Ya basta, Alexandre; esto se está saliendo de control. Entiéndelo, Zylah está muerto.


Alexandre rió, su risa sonora pero hueca, vacía, como su misma mirada. En ella no había rastro alguno de diversión o dolor, solo reía por una reacción ante el miedo que embargaba su propio cuerpo.


¡Él no está muerto! Digo, casi lo maté pero pudo sobrevivir, lo iba a visitar varias veces al hospital, tan solo fue un accidente.


No —Sentenció de manera severa viendo a su hijo— Aquella vez fue un accidente, Alexandre tú mataste a Zylah con tus propias mano hace más de cuatro años.


El chico volvió a reír, aferrándose más a aquella prenda. Dominick no tenía intención alguna de quitársela, ¿Para qué? Eso no iba a hacer que mejorará u empeorará la situación.


No, no, te equivocas —Le retó— Hace cuatro años él salió a buscarme y todavía no ha regresado.


Hace cuatro años él te encontró, y tú lo mataste.


N-No, de seguro su madre también está esperando por él.


Christian está muerto —Aquello lo había pronunciado con palabras amargas, y un deje de ira en su voz varonil— Tú mismo destruiste todo aquello que te recordaba a él.


El menor pelinegro se levantó precipitadamente del suelo sin soltar aquella chaqueta de sus manos, se aferraba tanto a ella como si fuera algo de mayor importancia, más que si mismo, más que la presencia de su "padre" frente a él. Miró al mayor a los ojos, los suyos llenos de ira y dolor mezclado, confusión y dolor.


Soledad y arrepentimiento.


Quiero irme a casa...


Tú no tienes una casa ahora, ¿Recuerdas? Tu "familia" se fue, se alejaron de tí cuando te volviste una amenaza. —A oídos necios el menor dio unos pasos hasta quedar bajo el umbral.


No era verdad NADA de lo que el mayor estaba diciendo, solo estaba jugando con su mente; ¡Solo era eso! Zylah está bien, está vivo, él lo sabía. Sabía que el humano podía ser obstinado y perseverante. Zylah estaba buscándolo.


Zylah estaba buscándolo, y él quería que lo encontrara.
Alexandre quería verlo. Solo una vez.


Solo una vez.


La mano de Dominick se posó sobre la espalda del chico, y le miraba con esa misma impotencia y severidad de antes.

Alexandre no le miraba, su vista se encontraba perdida en algún punto del suelo, teniendo mil y un pensamiento a su vez volando por su mente.


Mientras que con fiereza se abrazaba a la prenda.


Vamos, tenemos cosas que hacer.


Cierto, tenían cosas que hacer. Porqué el caos, la destrucción y el miedo no era cosas que se cosechaban por sí solas, a veces requerían de un poco de ayuda para hacerlo.


¿Y qué mejor ayuda que un nefilim con la mente y el corazón roto?.

Notas finales:

Alguna duda, recomendación u crítica será aceptado ~ <3


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