Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Alone por InfernusCerberus

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este otro OS es de mi compañera (Pueden decirle Mary o Kary, como gusten), nació más bien de un rol, ya que es parte del pasado de su personaje. ¿Que si tiene que ver con el original fic que pronto subiremos? Quien sabe ~ BEWARE OF THE SPOILER!

Notas del capitulo:

El personaje pertenece a mi compañera, así como todo lo referido al OS, ella lo escribió y yo solo lo subo.

Había ocurrido de nuevo. Había sucedido nuevamente y de nuevo no había sido capaz de hacer algo al respecto. Aunque ya no era el niño de antes, aunque había crecido y podía “Cuidarse” En el ambiente en el cual laboraba, seguía siendo débil, continuaba siendo incapaz de protegerse, de proteger su cuerpo, su alma y su corazón. Se preguntó si acaso Dios tenía algo en su contra; Si acaso había hecho algo realmente malo para merecer lo que le había ocurrido hasta ahora, durante los pocos años de vida que llevaba. Se cuestionó si aquello realmente era vivir.


Y nadie respondió.


Era incapaz de sentir el dolor que se había expandido por sobre todo su cuerpo hacía ya varios minutos, ¿Quizá una hora?, realmente no lo sabía ¿Por qué se cuestionaba eso ahora?.
Observó, o al menos lo intentó, con su vista distorsionada por las lágrimas que salían de sus hermosos pero vacíos y cansados orbes, la figura de un hombre, uno mayor, gordo, desagradable, aventándole dinero a la cara; Sintió los billetes tocar la piel magullada de su rostro pero los ignoró y continuó observando la figura que se vestía frente a él, sonriente, parloteando sobre lo genial que había sido todo, que volvería por más y que esperaba más cooperación de su parte para la próxima vez. Lo maldijo, internamente lo maldijo, internamente deseó ser capaz de incorporarse, deseó tener la fuerza suficiente para tomar lo primero que tuviera a su alcance para impactarlo contra su cabeza, una vez, otra vez, luego otra vez y entonces no se detendría hasta ver la sangre brotar de la cabeza de aquel animal. Pero era él quien sangraba, era él quien estaba herido y quien necesitaba ayuda, aun cuando jamás lo admitiera. Era su pequeña, delgada y frágil figura la que se encontraba sobre la cama, golpeado, magullado, abusado, humillado. Era él quien tenía una cortada sobre su cuello, era él quien perdía sangre, no tan rápidamente debido a que aquel animal había sido lo suficientemente “cuidadoso” como para no tocar alguna vía sanguínea importante, pero lo suficientemente rápido como para que comenzara a perder el conocimiento. Sabía que nadie vendría a ayudarle, después de todo, no tenía a nadie. Comenzó a sentir frío, se sintió avergonzado, enojado, humillado nuevamente, su cuerpo ni siquiera estaba cubierto por las sábanas, el imbécil tan solo abusó de él, lo golpeó, hirió y le dejó allí tumbado, al borde de la inconsciencia. Sintió las lágrimas recorrer la piel herida de su rostro, pasando sobre el puente de su nariz y terminando en aquellas sucias sábanas. Escuchó el habitual sonido que emitía la puerta principal al ser cerrada y jadeó, dando comienzo al llanto, aquel que no se había permitido frente a aquel animal. No podía evitar preguntarse si había sido su culpa, así como tampoco podía evitar responder que si, efectivamente lo había sido, quizá lo merecía, es decir, ¿Qué podía esperar trabajando en algo como eso? Vendía su cuerpo, aquellos eran los riesgos, sin embargo, no creía que algún ser humano mereciera pasar por algo como eso, era asqueroso, demasiado humillante, era aterrador, pero necesitaba el dinero, necesitaba sobrevivir.


Cerró sus orbes y dejó que la ira, la frustración y la impotencia fluyeran por su garganta en forma de gritos desgarradores; Sus pequeñas y maltratadas manos se aferraron con tanta fuerza como pudieron a las sábanas, las odiaba, odiaba aquella cama, odiaba la habitación, odiaba a aquel hombre, odiaba a los hombres, se odiaba a sí mismo, deseaba morir.


Pasaron unas dos horas, aproximadamente, durante las cuales se permitió llorar, a solas, desahogarse y sumergirse en su miseria luego la oscuridad le cubrió por completo y dejó de sentir dolor.
Despertó sobre la misma cama, en la misma posición, el dolor volvió a él en olas que no hacía más que aumentar cada vez más. Las imágenes, los recuerdos de lo ocurrido, también llegaron a él rápidamente pero en esta ocasión no lloró, ni se lamentó. Contempló durante unos segundos la habitación; Estaba solo, nadie lo ayudaría, nadie vendría por él, nadie le consolaría, su madre ya no estaba con él, así que debía ser fuerte. “Tú puedes con esto.” Pensó “No vas a darle el gusto a nadie de verte así, no vas a permitir que nadie te trate nuevamente así. Y tú puedes con esto, Ian Lisward.” Entonces se concentró en las partes de su cuerpo que aún dolían lo suficiente como para que un mal movimiento aumentara dicho dolor, sabía que una de las partes afectas era, naturalmente, la parte inferior de su cuerpo y su cuello, eran sin duda las partes más afectadas. Su ceño se frunció al instante, aun podía sentir la humedad en aquel lugar, el imbécil ni siquiera había procurado terminar fuera de él. Se sintió asqueado. Procuró al levantarse de la cama no realizar algún mal movimiento, sin embargo, el dolor persistía incluso cuando intentaba evitarlo.


Minutos después apenas podía sostenerse de pie, sus piernas temblaban, su cadera dolía, sin embargo se obligó a permanecer de pie y segundos después avanzar lentamente hacia el baño, lo único que necesitaba urgentemente era una ducha. Podía sentir aquel líquido escurrir entre sus piernas, mesclado con su sangre. Sangre. Llevó inmediatamente su mano derecha hasta su cuello, pudo sentir de inmediato la calidez de la sangre que emanaba de la herida aún ¿Qué tan mal estaba realmente? Habían pasado ya muchas horas ¿Cómo es que aún no se había desagrado por completo? ¿Cómo es que aún continuaba con vida? Se convenció de que la herida era superficial, debía serlo y sin embargo dejaría cicatriz sin duda. Una más para el montón Pensó, ejerciendo cierta presión sobre la herida en su cuello, tambaleándose para llegar al baño, ignorando el dolor en diferentes partes de su cuerpo, la parte difícil sería desinfectar las heridas, aún tenía algunas vendas y alcohol almacenados en alguna parte de aquella habitación, se recordó mentalmente buscarlas después y se adentró en la habitación del baño. No tenía tina, no podía costearse lujos como esos, sin embargo, agradecía enormemente el tener una simple ducha y no perdió tiempo en introducirse en el pequeño espacio que ésta ocupaba. Abrió con cierta dificultad la llave del agua, sabía que estaría helada, así que se preparó para la incómoda sensación antes de hacerlo, pero aun así su cuerpo se tensó ante el frío, eventualmente se acostumbró a la sensación. Sintió como el agua lavaba sus heridas, borraba la saliva de aquel hombre de su piel y poco a poco alejaba los recuerdos, aunque solo fuera algo efímero.


Dos horas después se encontraba de pie, vistiendo solo un pantalón, frente a un pequeño espejo que apenas reflejaba su rostro y parte de sus hombros; Mantenía su mirada fija sobre el área de su cuello afectada, donde podía ver claramente la longitud de la herida ya desinfectada, ésta iba desde un extremo de su cuello hasta el otro. Se inclinó ligeramente hacia la derecha, para lograr tomar de un pequeño cajón que descansaba sobre una silla, las vendas que necesitaba antes de comenzar a cubrir su cuello con éstas. Al terminar observó su reflejo en aquel espejo en silencio durante varios minutos; Tendría otra marca. Y se preguntó cuantas más tendría que tener antes de morir.


Las odio.


Después de todo, éstas eran recordatorios, de su debilidad y además de eso también le recordaban la manera en la que las había obtenido. Y él tan solo quería olvidar.

Notas finales:

Alguna queja, duda, recomendación y crítica, todo es bienvenido <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).