En una desolada tarde, una burda reunión de viejos amigos se hacía presente en el Bar. No se tiene que explicar demasiado para que se entienda que, nadie quería hablar.
Ese ambiente aburrido, no encajaba para nada con el cálido y divertido ambiente que se formaba fuera de su mesa.
Después de unas tres cervezas, por fin lograban soltar algunas frases, nada coherentes.
Matt, ya harto de eso, decidió marcharse; No era el único así que Will, un “amigo” de la infancia, con el que casi no cruzaba palabra desde que tuvieron novia, y ella les usaba. Habían quedado en malos términos, por lo que Matt se sintió irritado ante la presencia del moreno.
Y sin embargo, Will empezó la conversación, con las típicas preguntas.
-¿Cómo has estado?
-Supongo que bien, diariamente nos vemos, ya deberías tener una idea de cómo.
Decía cortante, su mente perdida, por ahí cerca de las nubes que amenazaban en llover.
Will, no iba a desistir, tenía que encontrar un momento para poder hacer las paces. Lo que ignoraba Matt, eran los sentimientos del contrario, ¿Por qué tener que arruinar lo poco de confianza que perduraba?
El cielo cedió de un momento a otro, se encontraban corriendo a la casa más cercana.
-Vamos entra…
Extendió una amplia sonrisa que hace tiempo no se veía en el moreno, una muy cálida.
-No, No gracias –Se había precipitado ante aquella curva, no era la primera vez que sentía ese sentimiento apretar su pecho. Titubeo alejándose.
-No seas, gilipollas. Entra.
-… - Volteaba a fulminarle con su mirada azulada- No.
Eso irritaba el orgullo de Will, por lo que sin dudarlo lo empujó hacia la entrada. Se negaba el ojiazul, su decisión era casi inamovible, Pero eso no detenía al moreno. Tomando de la muñeca al menor para lanzarle hacia el recibidor cayendo de bruces, Entro a su casa aun molesto, No sabía que era ese sentimiento, tan repentino que lo incitaba a hacer cualquier tontería que se le ocurriese, y no fue la excepción, nada le podía detener, vivía solo, y aquel que tanto anhelaba yacía pálido en el suelo, con una expresión bastante boba para su edad.
-Juguemos…
Dudo por un segundo, pero el temor del menor lo llamo. Matt, estaba aterrado, nunca había visto tal reacción en su compañero, la sonrisa escondida que regalo, cuando le observo, no hizo más que sonrojarlo. Mierda.
-W-Will…
No hubo respuesta, el mayor le tomo las muñecas atrapándole, acariciaba esa suave piel, los ojos azules temblaban, siendo observados por la feroz mirada de Will. Eran escasos los centímetros.
Rozo sus labios, una corriente eléctrica sacudió a ambos cuerpo, sin más, le beso con más fuerza, uno con fervor y el otro confundido, era una mezcla de emociones que se juntaban en su interior.
Matthew intento hablar, pero solo dio inicio a un caos.
La lengua experta exploraba la cavidad bucal del contrario, saliendo gemidos leves.
-A-Ah, W-Will, espera…
Era ignorado.
Un escalofrió lo recorrió, su boca era libre, pero su cuello era la víctima, se retorcía de miedo, y placer. Su cuello era muy sensible y lo sabían.
Aún era necesario seguir apresándolo, intentaba inútilmente de separarlo, pero la fuerza que lo detenía era mucho mayor, y más esas punzadas de placer.
Una mano traviesa, acariciaba encima de las ropas, y a la vez, deshaciéndose de ella al instante.
Era un mar de confusión, había querido desde siempre a su mejor amigo, pero nunca se paró a pensar que todo ese tiempo podría ser de la forma menos inocente. Al parecer su moreno compañero lo sabía desde hace tiempo. Se notaba la desesperación con la que deseaba tocarle, le salto la duda, ¿desde cuándo él me ha visto de esa manera?, ¿cuántas veces le daño al presentarle una novia?, ¿cuándo su inconsciente lo deseaba tanto?
No tardó mucho en reaccionar, cuando un gemido alto invadió la habitación. Will no había parado en ningún instante, y sin mayor miramiento le estaba masturbando.
-¿Te gusta?
Decía con un tono muy lascivo.
-Ah… Ah… P-para – Solo lograba balbucear.
-Pero, mírate; Tus tetillas están duras.
Al momento de decir eso, las lamio con fervor. Dándole pequeñas mordidas, que solo intensificaban el sentimiento, dejándole al paso la piel de gallina.
Lo disfrutaba, disfrutaba verle jadear.
Estaba matándolo lentamente, con todas las ansias, de que el pidiera por más.
Bajo con mordidas, besos que dejaban ardiendo la piel, hasta llegar a su miembro ya despierto, atrapado en el bóxer.
Con su dedo índice recorrió desde el tronco hasta el glande, sintiendo también palpitante el suyo.
Bajo con cuidado el bóxer, y admiro el miembro, Tenia semen pre seminal en la punta, escurriendo. Beso instintivamente, desembocando que los gemidos del contrario aumentaran.
Nunca había sentido aquel erotismo en tocar su zona.
Beso, degustando el sabor amargo. Hasta subir a su glande, y cual paleta la engullo.
-¡A-h, Ah! .. W-Will
Subía y bajaba, recorrió cada rincón, torturándolo lentamente, escuchando los gemidos de placer.
Masajeaba los testículos, su dedo instintivamente bajo a su orificio.
Aumento su ritmo, las reacciones del menor, eran dignas de ver.
Arqueo la espalda, al sentir como llegaba a su límite, siendo estimulando en su entrada, era una sensación nunca antes vivida, con su mirada suplicaba.
Lo sintió, se había corrido en la boca de su amante. Él se detuvo un momento y lo miro con media sonrisa mientras ingería el semen.
Tomaba las finas piernas del menor, posicionándolas en sus hombros, llego la hora. Ese pensamiento lo asalto, tornando rojos sus mejillas. El otro se sonrió. Besándole lentamente, era un beso tierno, disfrutando el sabor de sus labios, la suavidad, el placer de sentirle,
Froto su miembro con el contrario, despertándole nuevamente.
-¡Ah!
Le hacía falta el aire. Lo comprendió el moreno, dando un segundo, para volverle a atacar, tornándolo más apasionado, mordiendo el labio inferior, para seguir jugando con sus lenguas.
Los dos cuerpos se estremecieron, al sentir el tacto del pene introduciéndose. Era apretando, -puesto que era virgen- pero tan caliente.
-¡ Will !, espera..
Caso omiso, espero un par de minutos para acostumbrarlo, y se introdujo completamente.
-¡Ah! … mhp
Empezó lentamente, con cariño, ahogando sus gemidos en un largo beso. Casi perfecto.
Volviéndose lascivo.
Moviéndose en un Vaivén desenfrenado, tocando su punto G, del menor. Arqueaba su espalda, intentando retener sus altos gemidos. El moreno, sonrió.
Cambio de posición. Volteándole. No podía observar las reacciones de su amante, pero podía sentirle mejor.
Sus brazos apoyados en el suelo frio de madera, mientras que su trasero quedaba al aire.
Reanudo su trabajo, embistiéndolo con fervor, cada centímetro de él, lo enloquecía.
Llego a su clímax. El sonido de sus gemidos, jadeos, y embestidas era unísono, Sintió su cuerpo ceder, una corriente eléctrica les recorrió, y al instante termino.
Sentir sus entrañas llenarse de semen, solo hizo que desistiera en un orgasmo.
-¡Ah, ahh!
Los cuerpos rendidos ya hacían en el suelo, abrazados, un sentimiento cálido les recorría.
Su calmado silencio termino, cuando el menor dudoso formulo.
-¿Solo es un juego?
-Eso solo es…
Finalizo con un tono triste