Era actual
Goku miraba fijamente a Kurama, Naruto y Shizuka, los tres en su interior, tenían miedo por lo que fuera a pasar una vez que el mono encerrado en un cuervo, revelara la verdad. Pero el zorro era quien más estaba impaciente, ¿Por qué termino en esas dos prisiones? Y lo más importante, ¿Por qué proteger a dos humanos?
Naruto y Shizuka por parte, querían aclarar si esa relación que tienen con los bijus, era la causa por la cual, ambos se llevaban bien, pues desde el primer momento en que se vieron, sentían que nunca debían separarse. Finalmente, la hora de la verdad llego
- Bien, Naru, Zuka… ¿creen en los grifos, dragones, hadas, inugamis entre otros?
- Son solo seres mitológicos -respondió Shizuka
- Estas equivocada
- ¿A qué te refieres? -pregunto el rubito
- Verán -inicio Goku- no todo lo que el hombre dice que no existe, es verdad. Las criaturas mitológicas, en verdad existieron, hace más de 200 años
Época antigua…
Nadie como exactamente fue que surgió el hombre, pero desde antes, el mundo era habitado por criaturas que se consideran mitológicas. Cada uno de estos mágicos seres habitaban los bosques, los ríos, los mares, el cielo, el desierto; cada criatura tenia y marcaba su territorio, pero había un ser vivo al cual todos respetaban, el árbol Shinju o Dios Árbol.
Lo que se sabe, es que de sus semillas nacieron las diversas criaturas mitológicas: grifos, dragones, sirenas, ninfas, hadas… algunas benévolas y amables, pero otras agresivas y peligrosas. Sin embargo, todos se reunían una vez al año para honrar a Shinju. Pero un día, se dio la noticia de que otro ser vivo había sido creado: el hombre.
Al principio, los seres mágicos, no sabían cómo reaccionar y más cuando descubrieron que los hombres, tenían el don del razonamiento, libre albedrio y sobre todo, distinguir del bien y el mal; eso los volvía peligrosos, para algunas de las criaturas
- Pues yo digo, que debemos exterminarlos antes de que se conviertan en una plaga -sugirió un ogro
- No -hablo un dragón- debemos darles el derecho de la duda, quizá se vuelvan aliados
- ¿Y que pasara si no? -replico un gigante- nosotros llegamos primero
Las criaturas comenzaron a discutir entre ellas, hasta que Shinju hablo
- Los humanos son animales jóvenes, déjenlos que vivan, sus acciones dictaran su destino. Mientras no toquen alguno de mis frutos, todos estaremos en paz
Ante esas palabras, las criaturas asintieron y cada una volvió a su hábitat, comunicándose lo al resto de estos seres. Por mil años, los hombres evolucionaron a su paso sin intervenir en la vida se los seres mágicos, como los llamaban. Incluso, entre algunos de ellos hicieron pactos de convivencia y eso hizo que algunos pueblos prosperaran. Pero la paz no dura siempre
Shinju llego a los mil años, tiempo en el cual, solo florecía y daba un fruto solo una vez. Este fruto no debía ser comido tanto por humanos como por los seres mitológicos. Sino cuando la fruta llegara a su madurez, debía ser plantada para renacer de nuevo. Sin embargo, hubo una mujer que no pudo con la tentación y en vez de plantar la fruta como se le ordeno, comió la mitad de dicho fruto.
Esta falta de respeto hiso enfurecer a Shinju, quien al principio busco a la pecadora hasta que dio con ella. Como escarmiento, el dios absorbió a la mujer cuya verdadera naturaleza era déspota y controladora, uso el poder del árbol para dar vida a un nuevo ser que se encargaría de destruir a cualquiera que se interpusiera en su camino.
Ya fuera humano o ser mágico, ese ser maligno, buscaba controlar la vida del mundo y por primera vez, la enemistad desapareció, hombres y bestias se unieron para derrotar a ese ser, pero todo fue en vano. Sin embargo, aún había una esperanza en un joven sacerdote que había encontrado la manera de detener a esa bestia. ¿Su nombre? Hagomoro Otsusuki
- Hagomoro, ¿ahora qué hacemos? -pregunto un hombre rubio
- Dejen que la bestia se acerque
- ¿Estás loco?
- Solo así podre atraerla y sellarla para siempre. Mientras llega, evacuen a todos –viendo al horizonte- yo mismo la enfrentare
- Pero…
- Hanzo, confía en mi
- Como digas
Hanzo se alejó a ayudar en la evacuación de las personas, mientras Hagomoro se dedicaba a ver el horizonte donde a los lejos, podría distinguirse una horrible figura
- Anda, aquí te espero, Jubi