Un chico pelirrojo entro al restaurant, iba bastante elegante pero semejante belleza no podía ir solo… o ¿sí? Habló un poco con el encargado que le ofreció la mejor mesa del lugar, la que estaba justo frente al piano. Cada noche de viernes el chico pelirrojo venía a la misma hora y pedía la misma mesa, degustaba apenas una cena ligera y un par de jugos; se había convertido en cliente distinguido por sus constantes visitas a ese restaurant tan exclusivo.
*Flashback*
"Esta noche será especial" se dijo a sí mismo "esta noche conversaré con él" se puso su mejor colonia y su mejor traje. Salió emocionado rumbo al mismo lugar de los viernes.
*Fin flashback*
Se sentó y ordenó su habitual jugo, poco después una ensalada de bogavante, comía en silencio aunque un tanto nervioso, el pianista que tocaba todos los viernes aun no llegaba, no lo veía por ninguna parte. Otras veces lo veía sentado en la barra del bar tomando una copa pero esta vez nada… Taemin suspiró triste, quizá no vendría… "Ni modo Tae, será para el próximo viernes" pensó mientras suspiraba pesadamente. Terminó su ensalada y se preparó para abandonar el lugar, llamó al mesero quien, antes que el pelirrojo pudiera pronunciar palabra, le entrego una nota con una caligrafía tan perfecta y tan hermosa que solo podía ser digna de un príncipe.
"Para el cliente más distinguido del restaurant Dalí"
El mesero se alejó y las luces bajaron un poco, quedándose más iluminado el piano, un chico de cabello negro subió a escena, miró al muchacho que asistía todos los viernes y le dedicó una amplia y cálida sonrisa; se sentó frente al piano y comenzó una dulce y suave melodía
Bésame, bésame mucho como si fuera esta noche la última vez
Comenzó a cantar el pelinegro
Bésame, bésame mucho que tengo miedo tenerte y perderte después
El pelirrojo se tornó nervioso, las manos le sudaban y el corazón se le descolocaba a grado de sentir que se le saldría por la boca.
Bésame, bésame mucho como si fuera esta noche la última vez
Todos alrededor parecían desaparecer y parecía que solo los dos chicos quedaban dentro de una burbuja.
Bésame, bésame mucho que tengo miedo tenerte y perderte después
La armoniosa voz del chico de pelo azabache mecían al pelirrojo en un lecho de nubes.
Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos, verte junto a mi
Taemin casi no podía respirar, la mente se le nublaba, se sentía inmensamente feliz
Piensa que tal vez mañana yo ya estaré lejos, muy lejos de ti
Las notas del piano oscilaban entre ellos, el espacio tenía un aire único.
Bésame, bésame mucho como si fuera esta noche la última vez
El "cliente distinguido" del lugar miraba fijamente a quien cantaba, estudiando sus rasgos, memorizándolos y guardándolos como un tesoro sin precedente,
Bésame mucho que tengo miedo tenerte y perderte después
El pianista a su vez dedicaba una sonrisa cada vez que sus miradas se cruzaban haciendo que las mejillas contrarias se tiñeran de un exquisito color carmín.
Un muchacho llegó a sustituir al pianista que cuando se levantó tomó una rosa del jarrón que estaba sobre el piano, la más hermosa. Caminaba tranquilamente hacia la mesa del frente como intentando seducir al tiempo para que se detuviera, tomo una silla y se acomodó frente al chico más hermoso que sus ojos podrían haber visto.
Quiero tenerte muy cerca
Se acercó lo más que pudo al pelirrojo
Mirarme en tus ojos
Lo miró fijamente recordando cada detalle de su perfecto rostro
Verte junto a mí
Le tomó una mano delicadamente, y ahora ya sólo le cantaba a él
Piensa que tal vez mañana yo ya estaré lejos, muy lejos de ti
Sus rostros estaban ya muy cerca, cada vez más deseosos de tocarse.
Bésame, bésame mucho
Minho besó la flor que aun traía en las manos
como si fuera esta noche la última vez
Le rozó ligeramente los labios sin llegar a violar del todo la virginidad que aún parecían tener
bésame, bésame mucho
Le cantaba ya sobre los labios que con cada palabra temblaban más y más
Que tengo miedo a tenerte y perderte después…
Finalmente sus labios se unieron olvidándose del mundo que los rodeaba. Un beso dulce e inocente, el primer beso de la historia de amor que compartirían.
No se conocían del todo pero ya se amaban, no habían hablado nunca y amaban los silencios del otro. Con sólo una mirada fueron capaces de conocerse y amarse… con sólo una sonrisa fueron capaces de entenderse y entablar su propio idioma de amor.