Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Caos Divino por liuny

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo dos.

— Oye…

— ¿Qué? —Le preguntó Dargor.

— ¿Recuerdas lo que te pasó hace dos días?

— ¿Cómo lo voy a olvidar?

— Bien, ¿No tienes pensado dibujar lo que viste?

— ¿Y luego se lo mando a Nathaniel, no? —Dijo irónicamente, mientras veía a su caballo tomar agua.

— No necesariamente. Pero, explícame ¿Qué hacía ese signo ahí?

— ¿Por qué me preguntas a mí?

— ¿A quien más le puedo preguntar? Dargor… —Le cuestionó mirándolo con reproche.

— Escucha, no sé, y tampoco me he puesto a pensarlo, a pesar de lo que la inmensa mayoría cree, no soy masoquista.

— No lo decía por eso…

— Sí, ya me di cuenta.

— ¿Ahora para donde vamos?

— Tú, no tengo ni la menor idea, yo iré a visitar a un conocido.

— ¿A dónde? —Preguntó Iras curioso, normalmente él no solía frecuentar ningún tipo de amigos, a excepción de él claro—. ¿No me vas a decir?

— Si supiera con exactitud a donde fuera, te lo dijera.

— ¿Quieres que te acompañe?

— ¿A perder lo tiempo? Enserio, no sé si lo consiga, si no te dije, fue porque no me parece justo que vallas, para nada.

— Hacer un viaje tan largo solo, no es muy buena idea. Mejor te acompaño, no importa, a lo mejor consigo algo interesante. Quien sabe.

— ¿Algo interesante? ¿Cómo mujeres? ¿O un dragón que te quiera matar?

— Las dos me parecen buenas opciones —Dijo pensativo. Dargor sonrió un poco, y cerró los ojos mientras subía de nuevo a su caballo.

— ¡Entonces vámonos!


— ¿Quieres saber algo?

— ¿Algo cómo que?

— ¿Algo así como que estamos perdidos? —Le dijo Iras.

— No estamos perdidos.

— Claro que no Dargor, solo digo un poco desubicados. Acampemos… ya está muy oscuro.

— ¿Miedo? —Preguntó retando el ojiazul.

— ¿No lo sientes? —Dijo al final derrotado.

— ¿No siento que? —Iras se bajó del caballo, y se arrodilló agarrando un poco de tierra.

— Estás algo desubicado.

— Demonios —Susurró audiblemente el ojiazul.

— Sí, y de los feos…

— ¡Maldición! —Exclamó furioso—. ¡Iras rápido!

— ¡Ya! ¡Ya! No te me pongas esquizofrénico. ¿A quien estarán atacando? Son parajes muy solitarios

— No tengo ni la menor idea, pero, es un demonio de alto rango.

— Eso ya te lo dije Yo…

— ¿Entonces ‘pa que preguntas? —Iras adelantó un poco al ser el más sensible a las criaturas oscuras.

— ¿Cuáles son las posibilidades de que sea una procesión en vez de ser un solo demonio? —Preguntó dando opciones.

— Hace 5000 años que no sucede. No me busques indicios Iras.

— Mi estimado Dargor, busco opciones —Antes de que el ojiverde acabara de terminar la frase se escuchó un grito algo lejano, que desgarró el ambiente, el peliblanco ni se molestó en preguntarle a su amigo si iban, solamente se echó a correr tras el desaforado del pelinegro. Cuando llegaron al sitio de donde provino el grito, allí desde su escondite, se podía ver una mujer tirada en el suelo, un hombre amarrado fuertemente un árbol, tanto que en cualquier momento se moriría de asfixia, encima de la mujer, estaba un ser tapado totalmente por una capa, tenía una daga en lo alto, por la cual se derramaba sangre, de la puñalada que acababa de realizar. Dargor iba a cometer un acto imprudente. Por suerte Iras, no se había ido y lo agarró, aunque tenía más posibilidades de ser tumbado de su caballo y arrastrado, de que el otro lo escuchara—. Escúchame antes de hacer algo… aún no sé a dado cuenta de nuestra presencia.

— Con ese espectáculo dudo que algo más le importe —La siguiente puñalada, otro grito.

— No te apresures.

— Iras, o me sueltas o te juro que te arrastro.

— Esta vez no, es un demonio del círculo, eso te puede acarrear problemas, ¡Hazme caso!

— ¿¡Vas a dejar que muera!? —Preguntó alzando ligeramente la voz claramente sorprendido.

— ¡Por Dios! Shadowlord… —Pronunció Iras. El otro se quedó allí pasmado—. Dargor, tú, tienes serios problemas de autoridad. Ya sé que la va a matar, pero, no puedes aparecerte así como así ¿Entiendes? ¿De que te servirían todos estos años? No los tires por la borda… sigamos nuestro camino.

— ¿¡Cómo puedes pensar así!? ¡Es una vida!

— Primero eres tú… Vankar puede estar muy cerca.

— ¡Eso sale de lo posible!

— Viste el sello, no lo niegues ahora ¿Qué más señas quieres? —Preguntó en tono de súplica.

— Crees que Él va a venir hasta acá, pero, no crees que Nekron va a regresar ¿Qué extraño no? —Dijo furibundo.

— A ese lo conozco, al otro, sólo lo he oído en la mitología —En ese momento, empezaron a ser cada segundo las puñaladas, levantó de nuevo en cuchillo y la mató, Dargor quitó la vista mientras cerraba los ojos fuertemente, Iras en ningún momento dejó de ver con un rictus de inexpresividad en su rostro—. Escucha, no tenías ni la menor idea de lo que ibas a hacer, no tomes la culpa de algo que no tienes, ni te pertenece.

— Menudo ángel —Bufó muy bajo.

— Si para tenerte como amigo ¡Eso es tener agallas! —Dijo en tono satírico—. Hazme caso, por primera vez tu vida, tú, luego los demás, es tu padre, tiene algo de ventaja, si tu no pue… —Pero, antes de terminar la frase, el de cabellos negros, huyó galopando rápidamente, lejos del alcance de Iras, ya de nada servía enfrentarse, el ojiverde suspiró cansinamente; cerró los ojos, luego miró hacía atrás donde yacía los dos cadáveres, el demonio había desaparecido—. ¿Dónde estás Tharish? —Preguntó al aire pensativo—. “No sería mala idea que regreses” —Pensó masajeándose las sienes, agarró de nuevo las riendas para tratar de darle alcance a su díscolo amigo, una última mirada y un pensamiento algo pesimista “Ese pudo haber sido Lothen”, ya no importaba, ellos lo único que buscaban era su supervivencia…, una a cualquier precio.


Llevaban en camino (una vez que Iras logró alcanzar a Dargor) varias horas que al peliblanco se le antojaron eternas, puesto que no hablaban, como no sabía como reaccionaria el moreno. ¿Qué decir? De verdad mil veces maldito el día que ese estúpido desapareció por arte de magia dejando nada más que un collar, y un alma que había perdido totalmente su norte, volviéndose totalmente ciego e imprudente.

— ¿Dargor? —Tanteó.

— ¿Qué? —Preguntó un poco seco.

— ¿Encontraste alguna señal de tu amigo?

— Supongo que ya sé donde encontrarlo.

— ¡Que bien! ¿Y eso cuando será? —El moreno detuvo el caballo mientras de un lugar no reconocido.

— ¡Mis nobles amigos, no tenéis que esperar más!

— Thirian… —Siseó suavemente Dargor.

— Perdón por tardar tanto —Se disculpó bajando de un árbol, y apareciendo, era de cabellos castaños, piel trigueña y ojos miel muy claros—. Me tocó destruir un alma para que no llegara al infierno. Ya que no llegué para evitar que la quitaran de su cuerpo, pues ni modo…

— ¿Thirian? —Preguntó Iras—. ¿El Thirian que yo creo?

— No lo sé —Dijo acercándose—. ¿Depende de cuantos Thirians conozcas? —Iras solamente lo miró malamente  —. Perfecto, una vez resueltas las dudas. Dargor —Dijo volteándose a mirar al aludido—. Te juro que cuando te sentí cerca, pensé que se acercaba el cataclismo…

— Tonto —Le dijo bajando del caballo.

— Bueno, es que normalmente al único que frecuentas a es Iras.

— Sip, hace doscientos cincuenta años que no te veía… —Expresó ofendido.

— Pensé que jamás me ibas a reconocer.

— Bueno, contando con que Dargor, me traía con un misterio de su “supuesto” amigo, pues, ni modo… pero, sigues siendo el mismo estúpido de siempre.

— Gracias, el mismo sentimiento.

— ¿Entonces en que te puedo ayudar?

— Bueno —Empezó Dargor.

— No me digas nada, vamos a mi casa… creo que los temas que tengamos que discutir así al intemperie no deberían ser tratados.


Llegaron a una especie de “cueva” si se quiere, pero, dentro era cómoda, y confortable, se sentaron, Dargor e Iras en el mismo sillón, y al frente, Thirian.

— Como siempre, viviendo en una cueva —Le comentó el peliblanco.

— Pongámoslo de esta manera —Comenzó el castaño—. Yo puedo vivir sólo así, pongamos la analogía, es como tú sin las mujeres.

— No empiecen —Advirtió Dargor. Una bandeja con tres tazas y una tetera llena de una infusión humeante apreció en la mesa, el anfitrión sirvió, y repartió.

— Déjame adivinar ¿vienes a preguntar por la belleza que tienes de padre? —Iras carraspeó para ocultar una risa sin retirar la taza de sus labios—. ¿Ummm? ¿Entonces?

— No, no te vengo a preguntar por él…

— Pues, deberías —Lanzó disimulado Iras.

— ¿Entonces de que quieres hablar?

— De Hargor.

— Curioso…

— No es nada curioso —Le reprochó Iras.

— ¿Y que más?

— Bueno, te vine a buscar a ti, por tu eruditismo ¿Cómo va eso del juramento?

— ¿Ya te enteraste? —Le preguntó sonriente—. Tardarte mucho… vamos Dargor, esta no es tu guerra, ni siquiera es la mía.

— ¡Hasta que por fin! —Alegó Iras levantando las manos.

— Sí, supongo que Iras te lo habrá repetido unas docenas de millones infinitas de veces, y tú simplemente has hecho lo que mejor te parece, pero…

— ¿Existe el maldito juramento si o no?

— Y entonces se molestas cuando lo sermoneas —Resopló el peliblanco.

— ¿Si te lo dijeron es porque existe no?

— Si todo lo que dijeran fuera cierto ¡Imagínate!   

— ¿Qué más te dijeron?

— Que era algo de un salvoconducto….

— Bueno, no se sabe mucho… hace 5000 años, Nekron, juró algo muy pero muy cargado de recuerdos de iras y furias, eso…, se supone que aún perdura, y Hargor, para responder todo de una vez, está tratando de encontrar las partes que faltan y los cabos que quedaron sueltos, para volver a ver su querido amito. Claro, que teniendo en cuenta aquella bella batalla hace tiempos inmemoriales… pues, todo está siendo planeado con la mayor cautela, pero, allí queda, una profecía, esos malditos libros están sabrá la reina del final donde… puesto, que, luego de la petrificación de los siete demonios. Lo otro también se esfumó.

— Sin contar que Tharish brilla por su ausencia —Agregó Iras—. ¿Por qué Dargor nunca suele preguntarme a mí?

— Con lo golfo y descuidado que sueles ser…, no me extrañaría.

— Nadie pidió tu opinión Thirian.

— Si lo sé, está dicho con el único fin de molestar.

— Me acabo de dar cuenta de eso —Mientras los dos se enfrascaban en una discusión Dargor se levantó y se recostó en la ventana mirando hacía el exterior, las estrellas iluminaban junto a la luna.

— Dargor, Vankar.

— No me hables de él, ¿quieres? Ya me han nombrado dos cosas que hirieron en lo más profundo de mí ser —Expresó dolido sin voltear. El de ojos ambarinos hizo señas a Iras en señal de in entendimiento, este con modulaciones de labios sin emitir sonido, expresó “Shadowlord” “Tharish”. El otro se rascó la cabeza.

— Pues, hay un cero por ciento… —El peliblanco empezó a negar con la cabeza y las manos, tratando de llamar la atención del distraído excediumanima — de posibilidades que Tharish esté muerto —Iras se puso una mano en la cara negando, Dargor apretó el puño y los dientes, sin resistirlo más salió de allí.

— ¡Idiota!

— ¿Qué?

— Obviamente sabe que está vivo, tienes el tacto de una lija…

— ¿Y eso que?

— Olvídalo.

— Lo voy a buscar.

— Ya no lo vallas a buscar, déjalo en paz, hablar de Tharish en su presencia, es pecado

— ¿Por qué no me avisaste? —Lo único que se escuchó de Iras fue un molesto “Grrrrr…”. 


— ¿Entonces se van?

— Espero que no te sientas utilizado —Expresó Iras en tono burlón.

— No, para nada, para eso sirvo. ¿Por cuantos milenios tienes pensado desaparecer esta vez? Váyanse con cuidado.  

— ¿Con este de guía? —Preguntó irónicamente el ojiverde señalándole—. Siempre termina escogiendo lo más escabroso posible.

— Ahh, no te lo recomiendo Dargor, Erea, anda de malas.

— ¡Lo que me faltaba!  Encontrarme con Erea —Dijo furibundo el hijo de Arlan.

— Como sea —Dijo Thirian sin prestarle mucha atención—. El no tiene problemas con Caitlyn porque…

— ¡Hey! Cuidado que es mí hermana…  —Le amenazó.

—…es su hermana, pero, Iras suele tener problemas con toda la población femenina del universo.

— Jajaja —Rió de buena gana mientras arreglaba la silla de su corcel.

— Que gracioso, quas quiricuas, quiricuas… —Expresó riéndose con ironía impregnada en cada letra que pronunciaba 

— La verdad es dura, sino, aún le podrías hablar a Oriel, sin que ésta tratara únicamente de degollarte.

— ¿Vez? —Le dijo a Dargor.

— Hasta su alteza Geoffrey se da cuenta Iras, es un don natural.

— ¿Cuál? ¿Cargarse a todas las mujeres que lo rechazan, o buscarse problemas con las que no puede acabar?

— Un poco de cada una.

— ¿Estás seguro que tú eres hijo de tu padre?

— ¿Qué más quisiera yo? —En señal de ¿Qué clase de pregunta es esa?

— ¿Por qué lo dices?

— Porque, pareciera que tú fueras el demonio, y él ángel.

— Mierda, que Bizarro… —Exclamó vulgarmente Iras—. ¿Un ángel de cabellos negros? No sólo eso ¡¿Dargor como ángel?! ¡Dei Liber!

— Hay si, que racista eres ¡Albino!

— ¿Cómo que albino? —Le dijo fulminándole con la mirada.

— No le digas albino Thirian… créeme cuando te digo que, es mejor como está ahora…

— ¡Jajajaja! Ya me imagino a Iras antes de dizque sentar cabeza, el furor.

— Ustedes son las dos personas con el mejor sentido del humor que conozco —Opinó molesto—. Lo hice porque era peligroso… más que todo por la seguridad de Dargor.

— Ya tranquilo Iras, solamente estábamos de broma —Le aclaró el castaño enseriándose—. Estamos concientes de todo aquello.

— ¿Por qué no te vienes con nosotros? —Propuso Dargor.

— ¿Eh? —Preguntó Iras cayendo en shock.

— Como ya dije, yo no puedo vivir cerca de mucha gente.

— Podrías  volver de la Alianza de Elgard y pisotear todo lo que quieras a Nathaniel —Con eso último Thirian, pareció pensárselo.

— Tentadora oferta, tranquilos, pronto sabrán de mi, tengo el presentimiento que pronto se volverá a reunir, la Orden de los Dragones Blancos.  

— No creo —Le refutó Iras.

— Ya verán, cuando eso pase, o antes nos volveremos a ver.

— Vale como quieras, siempre me has parecido medio loco, inteligente, pero loco.

— Vayan con cautela, Hargor trata de regresar al único descendiente de Kron… Y Vankar lo quiere apoyar.

— ¿Tengo que aprender Necromancia también? —Le preguntó en voz baja Iras a Thirian exasperado.

— No lo creo, Dargor la conoce y la sabe aplicar.

— ¿Puedo pedirte un favor?

— No te prometo encontrarlo.

— Iras, larguémonos de aquí antes que den las doce.

— ¡Allá voy! —Le gritó—. Búscalo…

— Trataré.

— Procura no mandarme señales tan obvias.

— Tú procura decirle los chismes completos a Dargor.

— Vale —Dijo retomando su tono normal a la par que montaba el caballo.

— ¡Cuídense! ¡Con cuidado! —Estos empezaron a cabalgar, perdiéndose en el profundo horizonte, Thirian sonrió—. Erian… si, a ese también lo incluiré en mi lista de búsqueda… Erian The Legend Warrior.

TBC


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).