Su condición lo hacía ver, a sus ojos, inservible, desde una silla de ruedas, no era capaz de hacer nada útil, se reprochaba a sí mismo el haber terminado ahí. Y todo por no obedecer a su hermana, por largarse esa noche a beber y volver manejando el auto. Ese era su castigo.
Sin embargo desde hace unos meses había aparecido él, con su hermosa y sus cálidos ojos, había podido hacerlo feliz.
Aquel joven moreno iba a verlo todos los días, siempre le llevaba algo de comer y un buen tema de conversación, sólo él sabía hacerle reír, él sabía aliviar sus penas, él era su mejor medicina.
Con el tiempo ese gusto por aquel joven moreno aumentó al punto de aceptar salir con él, aún en silla de ruedas. A SiWon no le importaba si KyuHyun podía caminar o no, él quería poder empujar su silla toda la vida si fuese necesario, el moreno quería amarlo siempre y ver aquellos ojos reír todos los días.
Esa tarde lo llevó a la playa, lo paseó en brazos, puesto que habían dejado la silla lejos de la arena. Aquello se sentía tan bien para ambos, aunque KyuHyun estaba apenado por tener que hacer que el mayor lo cargase, no podía evitar sentir esa hermosa sensación de estar volando en sus brazos. Y SiWon no podía estar más complacido, tenía al pequeño testarudo niño junto a él, con la mirada escondida en su pecho y una bella sonrisa que acompañaba sus ojos cerrados.
- -Kyu, ¿Te sientes bien?
- -No, me siento de maravilla, hyung
- -Pequeño demonio, ¿He dicho ya cuánto te quiero?
- -Siempre hyung, siempre me lo dice
- -Pues te lo repito Kyu, te quiero mucho, mucho
- -Lo sé hyung, lo sé, yo también le quiero
Un pequeño beso en la frente del menor, hizo que este alzara la mirada y conectara sus ojos con los de su hyung.
- -Hace mucho descubrí algo, Kyu.
- -¿Qué cosa hyung?
- -Que te amo.
- -Hyung, ¿Qué está diciendo?
- -Que te amo, tonto.
- -Tonto usted por no decírmelo en su momento.
- -Travieso, de todas formas te lo dije ya, eso importa.
- -SiWon, esperaré una declaración oficial.
- -Calla tonto.
- -Baboso tú, también te amo.
Con aquellas palabras, volvió a apoyar su cabeza en el hombro ajeno, cerrando los ojos y sonriendo como un tonto.
Desde aquella tarde, el corazón de KyuHyun fue feliz, no volvió a sentir aquellos negativos pensamientos. SiWon supo curar sus heridas, más las internas que las externas.
Desde esa tarde, SiWon fue su sendero de luz.