Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

S'more! por Kang Ji Hye

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Grupo: EXO.

 

Shippings: ChenBaek.

 

Advertencias: Ninguna.

Notas del capitulo:

¡BIENVENIDOS SEAN TODOS~!

Hola, soy Kang Ji Hye, la escritora que tarda mucho en actualizar... cuando se digna a escribir(?) ;;_;;

Sé que he estado desaparecida estos meses, pero realmente cuando tienes que completar trámites para la Universidad y tal, la energía sale de tu cuerpo casi por la fuerza y te deja en un estado casi comatoso(??)... Ok no, pero sí me entró mucha nostalgia y algo de depresión :c

Sin embargo, una vez más pude sanar mis heridas a través de este medio que es la escritura y... nada: experimenté un poco con el ChenBaek para descargar estos sentimientos que tengo guardados desde hace tiempo en un one-shot dgakfjdgksdsfjg UuU

Nos vemos en notas finales~

¡A LEER! OuO

S’MORE!


—Por favor, recuérdame por qué venimos hasta acá antes que decida matarte.


—Lo prometo: es un paisaje maravilloso en la cima, valdrá la pena.


Desde hacía una hora, Byun Baekhyun era arrastrado por su mejor amigo, Kim Jongdae, desde las faldas de la montaña de Yongmunsa; sin embargo, a alguien tan poco acostumbrado a la actividad física como lo era el joven Byun, el tiempo le parecía eterno y su cuerpo se lo hacía saber a través de innumerables dolores. Su renegado amigo hizo caso omiso a sus quejas cuando llegaron a la mitad y se la pasaba repitiendo que pronto tendría la mejor vista de toda Sur Corea.


—¡Juro que te mataré…! —proliferó el cansado chico con lo que parecía ser su último aliento—. ¡En cuanto lleguemos allá y descansemos, lo primero que haré será matarte!


—Cálmate, Baek, ya estamos cerca —declaró Jongdae.


—¿Ah sí? ¿Cuánto?


—Uhh… —el animado muchacho hizo un aproximado mental—. ¿Un kilómetro? Tal vez un poco más.


—¡Olvídalo! Me quedaré aquí.


Derrotado, Byun tiró su prominente mochila, la cual llevaba todo su equipo de campamento; también dejó caer todo su peso sobre sus rodillas y se recostó en su equipaje: sentía que si daba otro paso, moriría en el acto. El joven Kim volteó a ver el espectáculo que estaba armando su mejor amigo, el evidente rey del drama.


—¡No, ¿por qué?! —le reclamó, regresando todos los pasos que le había sacado ventaja y cruzándose de brazos en cuanto estuvo al lado del cuerpo de Baekhyun—. ¡Ya no es tanto por caminar, sólo un kilómetro!


—Me llevas diciendo lo mismo desde hace cincuenta kilómetros, Kim Jongdae.


—No exageres, no hemos caminado tanto, Byun.


—¿Y? Se sintió como cincuenta… ¡tal vez más! —exclamó Baekhyun, aún tirado encima de su mochila—. Debimos al menos dejar nuestras cosas ya puestas o qué sé yo.


—¿Y arriesgarnos a que nos roben todo? No gracias, prefiero ejercitarme así.


—Perdone usted, señor «vengo-a-Yongmunsa-cada-fin-de-mes» —se burló el agotado chico—. Tan sólo, déjame reposar aquí un par de… ¿horas?


Kim resopló sonoramente.


—Está bien —se rindió a los caprichos infantiles de Byun—. Nos detendremos aquí por unos minutos…


—¡Grac--!


—Ehh, no terminé de hablar —el chico de mirada gatuna calló a su escandaloso amigo—: descansaremos aquí veinte minutos, sólo si prometes ir todo el camino hasta allá… y prender la fogata.


Call.


Call.


Sin decir algo más, los dos chicos se recostaron en el verde pasto y utilizaron sus mochilas de almohada. Jongdae se quedó en medio del claro donde se habían estacionado para recibir pacífica y silenciosamente la luz del Sol; Baekhyun, por su parte, quedó completamente noqueado por el sueño en menos de un minuto. Byun estaba consciente de lo ruidoso e inquieto que parecía ser en la escuela, pero no pensaba que sus límites en realidad fueran tan cortos: si le contara algo de su pereza por subir la montaña a alguno de sus compañeros de curso, no se lo creerían.


Ahh, cierto… A la mayoría no los volvería a ver.


En la primera semana de febrero había sido su graduación de instituto. Varias personas le habían advertido día con día lo mucho que ansiaría no haber terminado esa etapa, que extrañaría a sus amigos, profesores y hasta a sus amores fallidos; siempre se mantuvo escéptico, pero en aquellos últimos días antes de entrar a clases a la Universidad Kyunghee se sentía increíblemente ansioso, en especial recordando que Jongdae se iría a la Universidad Nacional en Seúl. Kim le había prometido que se verían cada que sus agendas lo permitieran y saldrían como los buenos amigos que eran desde la escuela secundaria; en el corazón de Baekhyun, sin embargo, no era suficiente consuelo: a pesar que su mejor amigo seguiría viviendo en Gyeonggi-do, ya no sería lo mismo que verse todos los días en la escuela con los mismos horarios.


Byun Baekhyun se sentía aterrado de perder a su amigo.


—Baekhyun… —lo llamó la inconfundible voz de Jongdae en tanto tomaba su hombro y lo movía—. Baekhyun… Vamos, tuviste tu descanso y hasta te regalé diez minutos más.


—Está bien, mamá, ya voy —le replicó perezosamente mientras sacudía sus ropas para eliminar de ellas tierra, pasto y pequeñas ramas.


Los dos chicos, ya sin el previo mal humor que tenían, continuaron su camino hacia la cumbre de la montaña. Baekhyun, en lugar de quejarse de lo mucho que le dolía el cuerpo de tanto esfuerzo, sacó comentarios al azar sobre lo que los rodeaba a ambos: flores, árboles, animales pequeños y los sonidos de estos… Cualquier cosa que pudiera distraerlo de la mal calculada distancia que les hacía falta por recorrer. En tanto iban avanzando y platicando, no se dieron cuenta de cómo el ocaso iba pintando el cielo de un color ocre; ellos continuaron caminando en paz hasta que Jongdae se percató del cambio.


—Baekhyun, corre —dijo sin separar su vista del cielo.


—¿Qué? ¿Por qué?


—Sólo corre.


Kim salió disparado como una bala con todo y su pesado equipaje en la espalda, dejando a un confundido Baekhyun atrás; el joven Byun, luego de dudar unos segundos, corrió por el mismo sendero que había tomado su amigo. Ni bien salió de la última maleza del bosque en la montaña, se encontró con un precioso atardecer que no se podía comparar con ningún otro que haya visto antes; inevitablemente, sonrió al ver aquella escena.


—Es hermoso…


—Lo sé —contestó Jongdae a su lado—. Valió la pena la caminata, ¿no crees?


—No tanto como crees, Kim Jongdae —Baekhyun seguía sonriente y viendo el horizonte—, pero puedo reconsiderarlo.


Ambos chicos rieron después de esas palabras y se abrazaron por los hombros, quedándose viendo al Sol ocultarse tras los interminables edificios de su adorada provincia. Una vez que el espectáculo visual estuvo por acabarse, los chicos buscaron en sus alrededores ramas y hojas secas para que Byun pudiera empezar una fogata; al mismo tiempo, Jongdae armó la casa de campaña en la que dormirían los dos. Pronto, se encontraron sentados al lado de la fogata esperando a que el malvavisco de sus s’mores estuviera bien tostado.


—¿Y? ¿Estás listo? —preguntó Kim mientras daba vuelta al palo donde estaba su postre.


—¿Listo para qué? —interrogó Byun con su mirada concentrada en el fuego.


—El inicio de tus clases en Kyunghee —le aclaró—. Entras el lunes que viene, ¿no es así?


Baekhyun sacó su s’more de las llamas y le sopló un poco; sus latidos estaban notoriamente agitados después de haber escuchado la razón de preguntar de Jongdae.


—Ahh… Sí, empiezo el lunes con un curso de introducción en la primera semana, así que no hay mucha presión —el joven Byun pasó saliva algo ansioso—. ¿Qué tal tú?


—No lo sé: estoy emocionado; es decir, pasar a la Nacional con uno de los mejores puntajes en Periodismo es simplemente asombroso, pero quisiera saber qué va a pasar, ¿sabes? —confesó Jongdae sacando su s’more del fuego y empezando a comerlo—. Ya no seremos los niños que tienen siete u ocho horas corridas de estudio, materias de tronco común, profesores que podríamos conocer… No es lo mismo.


—Te entiendo completamente —lo consoló Baekhyun mientras masticaba su postre—. Extrañaré verte en los pasillos.


—Y yo a ti —ambos rieron sutilmente—. No podré ir a verte en coro.


—No podré irrumpir en tu club de lectura.


—Siempre espantabas a todos los miembros con tus idioteces —recordó Kim—. ¿Recuerdas en segundo año cómo sonaste ese horrible silbato e hiciste que Minseok se tirara al suelo del susto?


—Fue épico: realmente pensó que algún ave se había metido al salón.


—Estuvo más que paranoico por dos semanas —los dos siguieron riendo—. Me pedía que cerrara con llave la puerta cada que íbamos al club para que nada ni nadie entrara.


—Pobre Minseok —se mofó Byun—. ¿Sabes a dónde se va?


—Irá a Yonsei para Medicina.


—Lo hará bien, siempre le gustó ayudar a los demás.


—Incluso contigo, aunque tú fueras un completo imbécil con él —apuntó Jongdae.


Baekhyun, dándole un último mordisco a su s’more, sonrió traviesamente.


—No puedo decir que me arrepiento —admitió.


—Imbécil —declaró Kim, tragando lo que le faltaba para acabarse su postre—. Si no te arrepientes de haber atormentado a Minseok, ¿hay algo de lo que sí lo hagas?


Seriamente, el hiperactivo muchacho pensó bien la pregunta de su amigo y repasó los últimos 19 años que había vivido, encontrando la respuesta a la brevedad.


—Lo hay… Bueno, técnicamente lo hay —recalcó mientras ensartaba un nuevo s’more para asarlo—: el tiempo.


—¿Tiempo?


—Tengo miedo de lo poco que ya nos queda antes de entrar a clases —se explicó Byun—. Tengo miedo que después de haber pasado… no sé, un semestre y nos hayamos olvidado de lo bueno que es hacer cosas como ésta; a veces siento que desperdicié mi vida en el instituto haciendo estupideces en lugar de platicar y conocer tranquilamente a la gente. Me gustaría tener un poco más de tiempo para tener más momentos así.


—¿En serio? Eso es una sorpresa —dijo Jongdae—. Creí que dirías algo como arrepentirte de no hacer la mayor broma de la escuela.


—Puedo llegar a ser serio, mi buen amigo.


—Puedo verlo —el joven Kim reflexionó en silencio un par de minutos antes de seguir la plática—. Pues… de ahora en adelante, tendrás que disfrutar la Universidad tanto como puedas, porque aunque sufras el Síndrome de Peter Pan no vas a poder devolver el tiempo que ya pasó; además, te hice una promesa de vernos siempre que podamos y disfrutar nuestras salidas.


—Sí, pero… ¿Y si haces nuevos amigos y me olvidas?


—No lo haré.


—Es que--


—No, Baek —Kim señaló a su amigo con la rama que tenía—. Di una cosa más así y te aviento a la fogata.


Finalmente y tras un suspiro prolongado, Byun cedió a las palabras de su confidente sonriéndole con sinceridad para volver a concentrarse en terminar de asar el postre que había puesto al fuego.


—¿Y qué hay de ti? —Baekhyun le dio el primer bocado a su malvavisco cocido—. ¿Hay algo de lo que te arrepientas?


Jongdae alzó las comisuras de sus labios sin quitar su vista del paisaje nocturno que les había ofrecido la cumbre de Yongmunsa; Byun, por su parte, masticaba bocado a bocado en espera de la respuesta de su amigo.


—Sí, también lo hay —respiró profundamente—; no lo sé, es… complicado.


—Dímelo —Kim dudó de hablar—. Te conozco desde hace años: no te juzgaré.


—No lo sé…


—Te lo juro, no diré nada.


—¿Seguro?


—Por primera vez en mi vida juro tener la boca cerrada, Kim Jongdae —proclamó Baekhyun con su mano derecha en alto.


Call —Jongdae entonces arrojó la rama a la fogata—. No quiero que hagas preguntas.


Sin darle la oportunidad a Byun de cuestionarlo, el joven Kim se levantó de su lugar, se acercó a su inquieto amigo, alejó su aperitivo nocturno y lo besó rápidamente en los labios; inmediatamente después de eso, se quedaron viendo el uno al otro: Baekhyun no podía tener más abiertos sus ojos y Jongdae no podía sentirse más avergonzado.


—Jong--


—Sin preguntas, Byun Baekhyun —Kim dio media vuelta y se dispuso a entrar en la tienda de campaña—. Entenderé si te molestas conmigo, pero me arrepentiría de entrar a la Universidad sin haber hecho eso.


El sonrojado chico se ocultó en el que parecía ser su único refugio, dejando a Byun totalmente confundido y repasando los acontecimientos de los últimos segundos; aunque al contrario de lo que había dicho su amigo, no estaba molesto por el beso. Para nada. Baekhyun parpadeó repetidas veces para terminar de procesar todo, pintando a su vez una sonrisa en sus labios; después, se dirigió directo al escondite de Jongdae para entrar él también.


—¡Chen! ¿Entonces te gusto? ¿Desde cuándo? ¿Por qué? ¿Es por mi forma de ser? ¿No quieres darme otro beso?


—¡Te dije que sin preguntas, Baekhyun!

Notas finales:

Y bien, aquí dejo el shot y lo demás irá por cuenta de su imaginación~

En fin... En este one-shot he puesto una parte muy importante de mí en Chen y Baekhyun, en especial por mis recientes miedos a los cambios que he sufrido en mi entorno. Me pareció importante no morir con todo eso guardado xD

Y ahora, unas dedicatorias especiales<3

A Loredechoishawotic: mi única amiga de la que tuvo que ser mi peor época de la secundaria y con quien compartí muchísimo sobre nuestros propios caminos distantes... ¡Tharanjé!<3

A Lili, Jocelyn y Grecia: mi trío de Hobbits favorito, con quienes me atrevo a subir hasta la cumbre de una pirámide sin que me dejen descansar; siempre las amaré<3

A Rosangel: mi primera verdadera amiga que, no importa cuánto tiempo pase o qué pase, nunca saldrá de mi corazón o mi mente; aishiteruyo<3

A Alan: mi mejor amigo y mejor scout que conozco, que me motiva cada día a enfrentar todos los retos que se me vienen encima<3

Hay una pieza de todos ellos en esta corta historia; espero que, si algún día la llegasen a leer, sepan lo importantes que fueron (son y seguirán siendo) para mí en todos los cambios que se avecinan... Soy muy afortunada de haberlos conocido<'3 Y no, no estoy llorando(?);;

Bueno, basta de drama lol

Espero que todos hayan disfrutado el one-shot, pronto regresaré con Mr. Taxi & Honey Deer, que es un proyecto que va con viento en popa :3

¡NOS LEEMOS PRONTO! <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).