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Él es más que solo mi problema por xavtankgirlrr

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Notas del fanfic:

¡Hola!

Bueno decidí escribir este fanfic porque actualmente me siento obsesionada con ésta pareja (Gumlee) y también porque ahora han vuelto de nuevo mis gustos por Adventure Time adsdas

Si les gusta el fanfic, ¡no duden en manifestarlo a través de reviews! así me animo a seguirlo.

PD: Hora de aventura/Adventure time y sus personajes no me pertenecen, éstos son propiedad de su legitimo autor, Pendleton Ward.

Notas del capitulo:

¡Hola! Bueno, éste es el primer capítulo del fanfic sdfasfas espero que lo disfruten tanto como yo x)

Si tengo algún error ortográfico, discúlpenme. Es que algunas veces siento que se me olvida alguna acento o algún signo.

Sin más que decir... Enjoy!

PD: ¡Dejen reviews! así sé si les gustó la historia o no x)

¡Los reviews son vida! ¡Vida!

Al despertar el joven príncipe deseó que solo fuera un sueño donde aún seguía dormido. Se levantó muy agitado, tenía una mirada adormecida donde se podían notar unas pequeñas ojeras marcadas debajo de sus ojos. En su mente pasaban miles de cosas que tenía que hacer, pero sabía que no tenía el tiempo.


«No tengo tiempo para pensar las cosas, solo debo hacerlas y listo.», pensó y de un salto salió de su cama. Se dirigió velozmente hacia su armario y allí miró las prendas que se pondría. El príncipe estaba indeciso, estaba intentando elegir entre ponerse el mismo uniforme que siempre usaba o la camisa negra que le había regalado Marshall. Esa camisa era muy importante para él, el vampiro se la había regalado en una ocasión y desde ese día no dejaba de usarla en las noches para dormir. Algunas veces se quedaba a deleitar el olor de la playera, no era como si nunca la hubiera lavado y por eso seguía el mismo olor, solo es que de alguna forma la camisa no soltaba aquella fragancia que tanto le recordaba a Marshall. Eso era lo que más le gustaba de ella, en cualquier momento podía tomarla y sentir como si Marshall estuviera ahí junto a él.


Después de haberlo pensado unos segundos, optó por la camisa negra. Se la colocó junto a unos pantalones color rosa y un suéter magenta. Cuando terminó de vestirse salió de su habitación y se dirigió hacia las afueras del castillo.


Ya en el exterior del castillo decidió tomar un descanso y ordenar sus ideas antes de comenzar con el trabajo del reino. Vagó un rato alrededor de la ciudadela, saludó gente, conversó con los pequeños ciudadanos de dulces y escuchó sus problemas y consejos. Ya cuando estaba tranquilo y relajado, decidió volver al interior del castillo.


Adentro tuvo la idea de dirigirse hacia su laboratorio con la intención de comenzar algunas de las actividades propuestas para el día. El príncipe, mientras por los pasillos caminaba en dirección al laboratorio, pudo sentir la caricia de una mano en su parte trasera. Este acto hizo que su rostro tomara un repentino color rojo reflejado por la impresión. Seguida esa acción se volteó y gritó:

 

- ¡¿Q-qué diablos?! ¡Marshall lee! ¡Sé que estás ahí!

En el momento que pronunció aquellas palabras el joven de cabellos negros se hizo presente al lado de él.

- ¿Te gustó esa caricia? -dijo con un tono burlón mientras se mantenía elevado en el aire.

- Sabes muy bien que odio que te aparezcas así de repente. -contestó temblando. - Y más cuando estoy ocupado. -su rostro aún seguía rojo de la vergüenza, se sentía nervioso por estar hablando con el vampiro.

- ¿Ocupado? Pero si solo estabas caminando.

- Tsk, olvídalo. -gruñó. - Y dime, ¿qué diablos haces aquí?

- Bueno... -tomó una pausa y se elevó más arriba, haciendo que el otro le siguiera con la mirada. - Fionna no estaba en su casa, había dejado una nota en la puerta que decía: "Cake y yo salimos un rato, volveremos a las 6". O algo así. Las estuve esperando para ver si llegaban más temprano, pero no lo hicieron.

- Entiendo... ¿Entonces tu segunda opción para evitar aburrirte es venir a molestarme?

- Sí, eso creo.

El príncipe solo suspiró.

- ¿Y no tienes otras cosas más interesantes que hacer?

- Neh, creo que sí, pero prefiero estar aquí contigo.

- ¿Conmigo? -hizo silencio mientras lo observaba sorprendido.

 

Marshall pensó un momento lo que había dicho.

 

- E-este... Bueno, en realidad quise decir... Que... Que prefiero estar aquí contigo m-molestándote. -contestó nervioso con un pequeño sonrojo en su cara.

- Muy bien... -sonrió al ver la expresión del otro. - Entonces, si prefieres estar conmigo de seguro no te molestará que te ignore y siga con mi trabajo. -el príncipe se dio la vuelta y empezó a caminar hacia su rumbo principal.

- ¿Qué? ¡Hey! -dijo Marshall y comenzó a seguir a Gumball mientras éste caminaba hacia el laboratorio.

En todo el camino Gumball no hizo más que ignorar al joven pálido, ni siquiera lo volteaba a ver. Aun así, el vampiro seguía conversando con él aunque éste no le contestara.

Cuando llegaron al laboratorio el príncipe paró de caminar y se dedicó a buscar entre sus bolsillos la llave para poder abrir la puerta.

- Maldición, ¿dónde están?

- ¿Qué pasa Bubba? ¿Qué buscas?

- No encuentro las llaves, sé que las había dejado en alguno de los bolsillos.

El vampiro solo lo observó y de repente una sonrisa pícara se formó en su rostro.

- Oh, ¿hablas de éstas llaves? -mostró las llaves en su mano sin dejar de mirarlo con aquella cara.
Marshall constantemente actuaba de esa manera con el príncipe. Siempre le agradaba molestarlo con cualquier cosa, así sea con la más estúpida. No era solo el placer de fastidiarlo, sino también el hacer que éste se le suma a su juego y poder verlo molesto aún más.

- Sí, son esas llaves. ¿Cómo rayos las tomaste?

- Bueno... -vaciló un poco. - Hace un rato, cuando pasé mi mano por tu lindo trasero aproveché en tomarlas sin que te dieras cuenta...

- ¡H-hey! -su cara se encendió como miles de fuegos artificiales. 

- ¿Q-qué dices? ¡Dámelas!

 

Estaba rojo, rojo de vergüenza.

 

- Agárralas.

De un gran impulso se abalanzó contra el vampiro con la intención de quitarle las llaves, sin embargo falló y calló al suelo.

- Hey, por fin empezamos a jugar. -rió. - Bien te las daré, pero tienes que quitármelas primero. -dichas esas palabras el joven vampiro se desvaneció.

- ¡¿Qué?! ¡¿Entonces por qué me dices que me las darás si después de todo tengo que quitártelas?!

- Así son los juegos. -contestó aún sin dejarse ver.

- Por el amor de Glob... -suspiró. - Dame ya las llaves.

- Ya te dije que tienes que quitármelas.

- Marshall, si no me quieres dar las llaves puedes quedártelas, ya no me interesa. -el príncipe molesto dio la vuelta y decidió irse a buscar otras llaves en su habitación.

- ¡Hey! ¿A dónde vas?

- Me voy.

- ¡Espera!

- No importa, quédate las malditas llaves. -dijo, pero antes de seguir caminando sintió la aprisión de los brazos de Marshall detrás suyo. - ¡¿Qué diablos haces?! -gritó con nerviosismo.
- Ten. -extendió su mano y le entregó las llaves. - ¿Ves? No era tan difícil tomarlas. -susurró por último en su oído.

- E-está bien... -su cara estaba completamente roja ahora. No se esperaba esa. - Ahora suéltame. 

- De acuerdo. -haciendo caso a sus palabras decidió soltarlo.
El príncipe solo suspiró. Se dio la vuelta y entró al laboratorio seguido de Marshall.

- Hey, ¡Bubba!

- ¿Ahora qué? -contestó y se quitó el suéter y se puso su bata de laboratorio, dejando al descubierto la camisa negra que le había regalado Marshall.

- B-bueno... -paró de repente al observar su camisa. - ¡Espera un momento!

- ¿Qué?

- ¡¿Esa es la camisa que te regalé?! -gritó con emoción. No podía creerlo, nunca lo había visto con esa camisa puesta.

- Sí. ¿Por qué? ¿Qué tiene?

- Nada solo que... Nunca te la había visto puesta... -respondió con un pequeño sonrojo en su rostro.

- Claro que la uso, debajo de mi uniforme o algunas veces para dormir. Ya sabes, como pijama...

- Oh, b-bueno... Me alegra que la uses. -él nunca imaginó que Gumball usaba la camisa que le había regalado, hasta pensó que la había botado o regalado. Es por eso que se emocionó tanto al verlo con la camisa puesta.

- De acuerdo... ¿Y qué querías decirme?

- E-este... -tartamudeó un poco pensando lo que le diría.

-Me has molestado ya mucho hoy como para que ahora te quedes callado. Habla.

- B-bueno... Hoy en la noche iré a un concierto de unos amigos y me p-preguntaba si te gustaría ir... Conmigo...

«¿Un concierto? ¿Desde cuándo me invita a conciertos?», pensó dudoso. Marshall Lee nunca lo había invitado a ninguno lado, ¿por qué ahora lo hacía? - Ajá...¿Y por qué crees que me gustaría? Bueno, digo, ¿por qué me estás invitando?

- No lo sé... Solo pensé que hoy no harías nada interesante y como Fionna no está en casa... Yo solo lo pensé...

- ¿Entonces es por eso que viniste a molestarme? ¿Por qué pensaste que no tendría nada que hacer hoy?

- Oh, vamos Bubba...

- ¿Acaso piensas que no tengo una vida social?

- En realidad... Eso pienso. -rió.

- Tsk, olvídalo.

- ¿Entonces irás?

- No lo sé.

- Solo ve. Será muy importante para mi si tú estás ahí.

«¿Eh?», pensó. - ¿De qué manera importante?

- B-bueno, solo quise decir que me gustaría que estuvieras ahí.

- Tsk. -gruñó. - Bien, lo pensaré.

- ¡Genial! ¡Vendré por ti a las 8! -dichas éstas palabras, el vampiro se desvaneció.

- ¿Eh? ¡Marshall! ¡¿Cómo que a las 8?!

Gumball quedó confundido por lo que dijo Marshall. ¿Cómo que lo vendría a buscar a las 8? ¿Toda las molestia causada por él fue para invitarlo a un concierto? Pues no sabía. El vampiro estaba decidido de que vendría a buscarlo para el concierto y él ni siquiera había terminado el trabajo del reino.

Notas finales:

Aafsdafa ¿les gustó? ¿alguna sugerencia? ¿reviews? ¿comida? ¿galletas? ¿algo? ¿reviews? 


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