-Pensamientos Turbios
Pov.Hiroki.
Era un día pesado, el viento corría en vísperas del invierno. La ciudad estaba neutralmente poblada, y las expresiones de las personas no cambiaban unas que otras. La situación de mi país no era del todo favorable. Debería de estar agradecido por seguir en pie y en estables condiciones luego de 4 años del inicio de la guerra Sino-Japonesa: tengo un buen trabajo, al que me dirijo en estos momentos, tengo un hogar y espacio personal, tengo con que alimentarme y buena salud, sin embargo me da igual.
Para cuando me di cuenta, ya me había pasado por dos cuadras la universidad en la que educo, a un paso acelerado retorne el recorrido para esta vez no perder de vista el lugar de mi trabajo. Una vez adentro, pase por mi oficina para buscar el material de trabajo que utilizaría hoy, resultara malicioso pero les hare leer al menos 20 obras de algún novelista reconocido y que realicen en una sola hoja un escrito con su opinión sobre el autor y sobre la novela; entré, salude a mi agraciado compañero, tome las cosas de mi escritorio y partí directo al salón de literatura, no sin antes tomar una taza de café claro.
A medida que me acercaba al área de humanidades, se oía en aumento el griterío, manga de descarados, deshonran una asignatura como la mía. Me adentre con lentitud y pose con tanta sutileza el libro sobre el escritorio que llame la atención de todos.
–¡Silencio!- dije aumentando el vigor de mi voz –Uno se retrasa 5 minutos para entrar en un zoológico en lugar de un salón de clases- tras oírme lo único que queda es un intacto silencio, como si me dieran lastima ignorantes. Los miro un momento con mi gentil ademán y entablo el tema para comenzar la clase –Bien, hoy es 01 de diciembre alumnos, para la próxima semana deberán leer 20...-
–Lamento la demora- soy interrumpido tras la entrada de uno de mis estudiantes.
–Creo que ha habido ni una sola clase en la que usted no obtenga una tardanza- le digo mirándolo con seriedad.
–Lo lamento es que...- no, esta vez no me tragare sus cuentos.
–Siempre con excusas, siempre con excusas. Los verdaderos problemas los tienen las personas en la guerra Takahashi, creo que en estos momentos y hablo en general...- acentué la palabra general para llamar la atención de todos –... su mayor problema es el frio. Ahora japoneses y chinos están enfrentándose a muerte, piensen en ello. ¿Acaso su profesor de historia no le habla sobre eso, o sobre la guerra que se desato hace dos años? Es inhumano lo que se está haciendo y ni siquiera hay propósitos buenos, inclusive Takahashi miente mejor. Recuerden que no estamos realmente informados del exterior...- dejare para otro día el ensayo de comentario sobre autor y obra, ahora realizaran uno en el que sí tendrán que investigar, sonreí maliciosamente.
–Muy bien Takahashi, tome asiento...- el nombrado se sentó en una fila delantera –Deberían agradecerle luego a su compañero, ya que los ha salvado de escribir un informe sobre 20 obras de un mismo autor- todos comenzaron a celebrar, no saben lo que les espera –A cambio de eso deberán recaudar información sobre el actual conflicto Sino-Japonés, y deberán explicarlo de forma breve y comprensible. Pueden realizarlo del modo que les plazca, y la fecha de entrega caduca el próximo lunes 08- sus gestos cambiaron repentinamente.
–Bien como les he planteado una misión algo compleja, le dejo lo que queda de la hora para comenzar u organizarse. Aprovechen el tiempo y no se confíen, no es un trabajo sencillo. Buenas tardes y hasta el lunes- dije para marcharme, de verdad les deje una tarea difícil... me siento un poco mal.
–Escuchen...- dije volviendo… me acabo de ir y este salón se convirtió en un caos total, llevan el bullicio dentro –¡Escuchen!- un día de estos ya no podré hablar más –Si necesitan ayuda o no comprenden algo no duden en consultarme- dije lo más paciente que pude.
–Seh- dijeron con poca gana los que sí se molestaron en contestarme.
Suspire desganado, nunca hay que desvalorizar el trabajo de un educador. Será mejor que me vaya, se está haciendo tarde y luego las tareas se juntan. Fui a la oficina llene mi morral, con algunos exámenes y demás, y me marche a mi casa. De toda mi rutina, ir a la estación de tren es lo más impactante, sobre todo cuando te subes al tren: a veces hay personas llorando, vestidos de una miserable manera, muy serios, con las rostros afligidos; tú los miras y en realidad no sabes que les pasa, quieres ayudarlos y no sabes cómo, solo puedes ceder el asiento y obsequiar falsas sonrisas. Llegar a mi casa y alejarme de la dura realidad es lo que más me gusta, luego por supuesto de ejercer mi oficio.
Llego, preparo alguna comida instantánea, me cambio y comienzo a hacer lo que sea, asuntos del trabajo, leer; siempre ocupando mi mente para no pensar en nada más. Todos los días es lo mismo, me mantengo ocupado para no concentrarme en el exterior y poder vivir en mi mundo. Lo sé, es egoísta.