Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fiesta Pagana por DarkSweetLady

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola gente chula de preciosa!! 

les traigo mas HimuIzu con mucho amors!! jeje

la verdad estoy nerviosa porque es la primera vez que no escribo de las parejas "comunes", realmente tenia ganas de un HimuIzu y de un AoSaku y bueno surgio esto, aunque nohabra tanto del negro y del hongo, la historia se deformo en el proceso :v 

bueno el titulo es... bueno el titulo de una canción en raelidad jeje, me inspire por completo escuchando Fiesta Pagana de Mago de Oz, si no la han escuchado se las recomiendo, habra mas de sus canciones por aqui jeje de hecho este fic es resultado de ecuchar a tanto Mago de Oz esta semana así que va dedicado a ellos xD ok no va dedicado a mi mami y a mi amiga Mich que me han apoyado en esta historia y han soportado escuchar la cancion miles de veces esta semana xD 

 

Notas del capitulo:

gracias por darle oportunidad a este fic~~ 

espero les guste ;) 

Los personajes no son mios solo los tome prestados para shipearlos  y ponerlos en un escenario distinto al de la serie original.

Ah y ates de que se me olvide, posiblemente haya MidoAka, o AkaKuro o algo así aun no estoy segura de como se desarrollara esto xD 

Disfruten la lectura >w< 

Shun despertó antes del cantar del gallo, preparó el desayuno para sus hermanos varones y su padre, aseo la casa, lavo los trastos y recogió la ropa para ir a lavar al río. Cuando el gallo por fin canto él ya había terminado sus quehaceres dentro de casa  mientras sus cinco hermanos mayores se levantaban para ir entrando uno a uno en el comedor para que Shun pudiese servirles el desayuno, por ultimo entró su padre, el hombre corpulento alto, al igual que sus hijos comía como por cuatro, todos excepto Shun, él era más bajo, delgado, su complexión era más bien delicada a comparación de los hombres de la casa.

Shun era un doncel, uno de los pocos que se podía ver en esa pequeña aldea. Piers era una aldea perteneciente al reino de Aleksandru, en ella habitaban cerca de 1000 gentes, la familia de Shun entre ellas. Con tan pocas personas era raro que una de las mujeres llegase a dar a luz a un doncel, sin embargo aun así los había y Shun era uno de ellos. Lamentablemente al no ser considerados lo suficientemente fuertes eran rezagados a las tareas propias de las féminas.

Por ello Shun se ocupaba de hacer todos los trabajos del hogar mientras su padre y sus hermanos salían al bosque a trabajar como leñadores y con suerte tal vez cazar algo. Piers era conocido por su muy buena madera.

Una vez que sus hermanos y padre se fueron Shun recogió la mesa y lavo los trastos utilizados, no le gustaba ver su casa sucia y su madre antes de morirse siempre solía repetirle que nada hacía más feliz a un marido que ver su casa limpia y a su mujer bien preñada. Shun sonrió ante el recuerdo, su madre los había dejado hacía ya cuatro años. Las cosas habían sido duras para él desde ese momento, teniéndose que hacer cargo de todas las quehaceres del hogar por sí solo, sin embargo había sabido llevar las cosas de maravilla.

Ahora solo le faltaba un año más para dejar esa casa, Shun ya tenía 14 años y edad suficiente para casarse, pero su padre había decidido que entregaría a su único hijo doncel cuando este cumpliera sus quince veranos, Shun estaba ansioso por ya desposarse y quedar en estado a espera de un fuerte varón que diera orgullo a su padre y a su futuro esposo.

Echó a la cesta los últimos trapos y salió en dirección al río para lavar la ropa. En el camino Shun no paró de pensar en eso. Un año, solo un año para por fin desposarse aunque se suponía que podía haberlo hecho apenas cumplió los trece; pero Shun no se quejaba, sabía perfectamente la naturaleza del porque su padre había dado aquel plazo de tiempo y la razón era que sin Shun no habría quien hiciese las tareas del hogar, por ello habían esperado dos años para que las tres prometidas de sus hermanos mayores llegaran a edad casadera para hacerse cargo de la casa mientras él se iba con quien sería su esposo a hacerse cargo de la casa de este.

No era un gran cambio si lo veía como solo pasar de una casa a otra, sin embrago en su casa no era más que el encargado de los quehaceres y cuando pasará a casa de su prometido se volvería en la mano derecha del amo, sería su propia casa y el pondría las reglas.

Al llegar al río bajo el cesto de ropa y acomodo la tabla para lavar, empezando a tallar las grandes ropas que sus hermanos usaban, sonreía y cantaba mientras lavaba. Y es que no podía estar ese día más feliz, era sábado de gloria lo que significaba que esa tarde cuando sus hermanos y padre regresaran traerían una muy buena colecta de vegetales y con suerte un pescado lo suficientemente grande para que el pudiese comer, para después ir  a la iglesia a escuchar misa y luego de eso sería el baile, esa era la parte preferida de Shun, pues era de las pocas oportunidades de estar en público junto a su prometido prácticamente abrazados, sin que nadie los viese mal.

Shun soltó una carcajada de la pura alegría que eso le suponía. Contaba las horas para poder verse con Alexei. Alexei era dos años mayor que él, tan alto como sus hermanos, pero a diferencia de ellos y de casi todos en la aldea, Alexei tenía los cabellos rubios casi plateados y unos ojos verdes como la esmeralda, apuesto en todos los sentidos. Por alguna razón que Shun desconocía Alexei había pedido su mano dos años atrás cuando entro en edad casadera, ya antes habían ido a pedir su mano pero su padre se la dio a Alexei, cuando Shun pregunto a su padre por eso este le contesto “mi único hijo doncel se casara con el mejor postor y Alexei es el mejor postor” Shun no comprendía por que su padre pensaba de esa manera, pero él estuvo feliz de saberse prometido a tan buen partido.

Shun era demasiado ciego cuando se trataba de ver su propia belleza, donde el solo veía a un chico ordinario otros veían a una preciosidad digna de atesorar: con sus azabaches cabellos, sus oscuros ojos, sus delicadas facciones, sus perfectos labios. Su madre era de oriente y de los seis hijos que parió Shun fue el único en sacar sus preciosos y delicados rasgos. Sus hermanos tenían más de su padre. Pero Shun ignoraba aquello, a sus ojos él no era más que un chiquillo ordinario, por ello estaba fascinado con la idea de saber que le había visto Alexei, el más guapo de la aldea, a él. Tal vez esa noche se lo preguntaría.

­­-Shun buenos días.

El pelinegro alzo la vista a quien le dirigía el saludo.

-Pastor Nikola, buenos días

-Hace una fresca mañana de sábado, el clima es perfecto para la misa de esta tarde.

-Así es, el creador nos ha bendecido con este clima para celebrar como se debe el sábado santo.

-Ni yo lo hubiese dicho mejor Shun.

El pastor le regalo una sonrisa y continuo su andar, dejándolo solo. Y Shun regresó a sus pensamientos fantaseando con su prometido y el baile.

Pasado el mediodía Shun regreso a su casa, ya con la ropa limpia y seca, apurándose para llegar antes que su padre. Y lo consiguió por tantito, sorprendiéndose al ver por la ventana de su habitación llegar a su familia acompañados de su prometido y su futuro suegro. Al ver esto Shun tuvo un mini infarto, pues no traía sus mejores ropas.

Los recibió con una sonrisa y le entregaron un enorme costal con vegetales y otro con una muy buena carga de pescados. Su padre y sus hermanos se encargaron de sacar la mesa y las sillas, ayudados de Alexei y su padre. Cuando hubieron terminado se sentaron y enseguida Shun le llevo agua de frutas en lo que él hacia la comida.

 Había una ventana en la cocina que le permitía ver a todos los varones, felices y platicando. Continúo con su labor de cocinar, y cuando volvió a alzar la vista deseoso de ver a su prometido, este no estaba.

-¿Buscas a alguien?

Shun dio un respingo al escuchar la voz de Alexei a sus espaldas.

-Me has asustado Alexei.

-Perdona Shun, y entonces ¿buscabas a alguien?

-A ti por supuesto.

-Me alegra escuchar eso.

Alexei le sonrió y se inclinó un poco para darle un beso en los labios, Shun correspondió el contacto, se suponía que no debían hacer esas cosas hasta estar desposados pero Shun siempre estaba gustoso de darle a su prometido un par de besos.

-Debo volver con nuestros padres, te estaré esperando.

-Está bien.

Shun se permitió ser osado y le regalo un corto beso en la mejilla sacándole una grande sonrisa a Alexei.

Trabajo más arduamente después de eso, y cuando solo tenía que esperar a que la sopa hirviera subió a darse un baño, y a ponerse sus nuevas ropas, una camisa de seda negra ajustada en su cintura y unos pantalones holgados del mismo material que ceñían un poco sus caderas, no eras ropas atrevidas pero si lo suficientemente finas para hacerlos resaltar. Las prendas eran un regalo enviado desde tierras de oriente para él. Eran regalo de su abuelo, padre de su madre.

Bajo justo a tiempo para retirar la olla del fuego, comenzó a servir y entrego a todos los hombres en el patio una muy buena ración de sopa, con un jugoso filete de pescado bien sazonado. Por su parte Shun solo comió sopa y un poco de pescado.

Para la sobremesa los hombres se quedaron platicando mientras Shun limpiaba la cocina y los trastos. Una hora más tarde estaban ya todos en la iglesia, el padre Roul dio la misa, el hombre ya grande de edad, regordete tenía la costumbre de mirar mal a aquellos que pecaban a sus ojos. Shun desvió su vista cuando sintió la acusadora mirada del padre, a su lado Alexei le tomaba disimuladamente la mano, aunque fue visto por el padre. Shun se soltó enseguida y su prometido bajo la vista al descubrir el origen del porqué de la precipitada acción.

Al terminar la misa la pequeña banda del pueblo compuesta por un par de guitarras y un pandero empezaron la música, los hombres empinaron los tarros llenos de cerveza, mientras otros sacaban a bailar a sus mujeres o a sus donceles. Shun vio a lo lejos a sus hermanos cada uno bailando con su respectiva prometida, mas al fondo estaba su amigo Jona, un doncel como el, solo que Jona ya estaba casado y en espera de su primer hijo. Sonrió al verlo tan feliz con su esposo.

-¿Me concederás una pieza?

La aterciopelada voz de Alexei lo sobresalto por segunda vez en el día.

-Por supuesto.

Shun le dedico una sonrisa mientras tomaban parte en lo que era la pista de baile.

Shun perdió la noción del tiempo mientras bailaba con Alexei, todo era como un sueño cuando estaba entre sus brazos.

////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

En la oscuridad del bosque corren, saltan y cantan unos 100 hombres y mujeres, ellos van cargados de bolsas con cobijas y ropas saqueadas de la iglesia principal del reino de Aleksandru, esa noche han tenido un gran botín, y han burlado a los guardias por los pelos. Y eso solo les da razones de más para celebrar,  todos los hombres llevan consigo algún tipo de arma, y uno que otro carga con un instrumento: violines, flautas, guitarras y tambores. Van sonando dando pasó al canto en su huida.

Después de tanto correr visualizan Piers, es de las pocas noches que verán a los pobladores de la aldea paseando por las noches, y deciden que sería bueno ir a divertirse con ellos. Esconden sus botines y se encaminan a la aldea, cuando están lo suficiente cerca dejan escuchar sus violines y sus guitarras, al ritmo que les gusta. Se integran los tambores y los platos.

Las mujeres que van con sus vestidos escotados bailan con ritmo dejando ver de más  sus pechos y mostrando las pantorrillas, más de uno de los aldeanos han quedado embobados por estas.

Los hombres que no cargan instrumentos las acompañan, con movimientos vulgares, los músicos siguen su andar.

-¡Buenas! – Saluda un hombre barbudo con aspecto de ser el que manda – ¿nos dejaran unirnos a su festejo?

Los nuevos visitantes los miran expectantes de su respuesta. El padre Roul sale en representación del pueblo.

-No. Largaos de aquí si no quieren problemas.

Pero eso no intimido a los hombres por el contrario les insuflo valor para hacer lo que ellos creían era difundir la verdad, ellos se consideraban hombres inteligentes y libres, que habían dejado atrás las mentiras del clero para vivir bajo su propia moral.

-¿Escuchaste eso Tatsuya? – Volvió a hablar el hombre barbudo – tal parece que no seremos bien recibidos.

-Lo escuche bien Samo – le contesto un muchacho alto de aspecto misterioso, cubriendo la mitad de su rostro con un espeso flequillo, un lunar bajo su ojo visible y con el demás cabello recogido en una cola detrás de la nuca - ¿Por qué no les hacemos mejor una invitación a ellos?

Samo rió alto asintiendo.

-Tienes razón igual y así estos cerdos aprenden modales.

Todos los aldeanos se pusieron alerta y a la defensiva cuando escucharon las primeras notas sonar del violín, seguidos por las guitarras y tambores las mujeres volvieron a danzar.

-Cuando despiertes un día

Y sientas que no puedes más

Que en el nombre del de arriba

Tu vida van a manejar.

Empezó a cantar  Tatsuya acercándose a algunos de los aldeanos que solo se mostraban a la defensiva.

-Si sientes que el miedo se pega a tu piel

Por ser comunero y justicia querer

Si te rindes hermano, por ti nunca pensarás.

Le secundo Samo acercándose a las señoritas tendiéndoles la mano para pedirles bailar, siendo ignorado y rehuido por todas.

-Cuando vayan a pedirte

Los diezmos a fin de mes

Y la Santa Inquisición

Te "invite" a confesar

Siguió cantando Tatsuya mientras bailaba de entre la gente que estaba casi estático al escuchar a alguien profanar el nombre de la santa inquisición, Tatsuya aprovechando esto incluso escupió como si hubiese mencionado al mismo demonio.

-Por eso amigo tú alza la voz

Di que nunca pediste opinión

Si es verdad que existe un Dios

Que trabaje de sol a sol

Samo quien bailaba con una de las mujeres que los acompañaban ante las negativas de todas las damas del lugar.

-Ponte en pie

Alza el puño y ven

A la fiesta pagana

En la hoguera hay de beber

 

De la misma condición

No es el pueblo ni un señor

Ellos tienen el clero

Y nosotros nuestro sudor

Corearon los indeseables invitados adentrándose entre los aldeanos que asustados les rehuían.

-Si no hay pan para los tuyos

Y ves muy gordo al abad

Si su virgen viste de oro

Desnúdala

Cómo van a silenciar

Al jilguero o al canario

Si no hay cárcel ni tumba

Para el canto libertario

Tatsuya siguió cantando, dando vueltas entre la gente atemorizada, hasta que con el sonido de un golpe la música cesó y el baile también, los invitados miraban con odio a un alto joven de platinos cabellos y ojos esmeralda.

-¿No habéis escuchados que no los queremos aquí?

Habló el joven con una mirada que echaba fuego, pero Tatsuya apenas y le prestó atención fijando su vista en el viejo Samo que se levantaba riéndose a carcajadas.

-Eh Tatsuya, ¿has visto que buena derecha tiene el joven?, con un poco de adiestramiento podría ganarle a mi madre en una pelea.

Samo se echó a reír seguido de Tatsuya y todos sus seguidores. Esto solo causo que el joven frunciera el ceño.

-Hijo tendrás que darme un mejor golpe si buscáis callarme.

Samo le habló dándole una sonrisa desafiante. El joven más que enfurecido hizo ademán de avanzar para propinarle otro golpe al barbudo, pero fue detenido por un par de manos que le agarraban del brazo, volteando en seguida para ver quien osaba detenerlo.

-Alexei, no caigas en su juego de bárbaro, solo busca riña contigo.

Le dijo con tranquilidad un precioso doncel de cabellos negros.

-No te metas en esto Shun.

Alexei se soltó con brusquedad del agarre.

-Eh pero que lindura de doncel, ¿Qué opinas Tatsuya? –

El pelinegro del lunar se acercó al barbudo. Examinó con su único ojo visible al doncel

-No está nada mal.

Dijo dándole una sonrisa pícara y sugerente. Alexei volvió a gruñir ante el gesto. Pero eso no intimido a Tatsuya por el contario solo le causo gracia. El rubio platino se fue sobre de él propinándole un golpe fuerte en el estómago, Tatsuya aun con el dolor que sintió, le dedicó una sonrisa mientras se enderezaba y volteaba con su amigo.

-Tienes razón Samo, con el debido entrenamiento podría enfrentar a tu madre, pero dudo que logre vencerla.

Samo estallo en carcajadas, y eso fue el detonante para que Alexei arremetiera contra ellos nuevamente, iniciando una pelea, donde de apoco se iban integrando más y más personas. Shun  estaba que echaba humo por las orejas sin poder creer que su prometido se hubiese dejado llevar por insinuaciones tan infantiles como las de esos hombres. Pero poco pudo hacer, decir u opinar pues el más grande de sus hermanos lo llevo a rastras de vuelta a su casa.

-No salgas Shun.

Fue lo único que dijo el varón para volver a irse, Shun subió corriendo a su habitación y vio par la ventana como las demás mujeres se adentraban en sus casa protegiendo y tranquilizando a sus hijos, Shun sintió una punzada al pensar en su amigo Jona, pero respiro con tranquilidad al verlo  entrar en su casa siendo acompañado por su marido quien también regreso al centro de la aldea donde se llevaba a cabo la pelea.

Shun se cambió las finas ropas por otras más apropiadas para dormir, y se sentó en la cama, a lo lejos podía escuchar todavía la gente gritando y el barullo de la pelea. Se preguntó no primera vez si su prometido saldría bien de aquella disputa.

.

.

.

Mientras tanto en el centro de la aldea, continuaban la pelea, Alexei era de los hombres más altos de Piers y aun con eso solo superaba a Tatsuya por un par de centímetros. Tatsuya se sintió por primera vez afortunado de sobre pasar el promedio de altura de las aldeas, pues podía asegurar que aquel muchacho tenia parientes en el centro de Aleksandru donde los hombres eran igual o más altos; sin embargo la estatura nunca fue un impedimento para ganar peleas, bien dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo y Tatsuya se había iniciado en las peleas cuando apenas era un chiquillo.

El pelinegro asesto otro golpe al estómago mientras esquivaba uno que iba directo a su rostro, envió un puño hacia la mandíbula contraria y aprovechando el movimiento hacía atrás de su oponente le propino un codazo en las cotillas. Rió en lo alto cuando Alexei le dio un seco golpe en la cara sintiendo el sabor de la sangre en su boca producto de un labio partido.

Las risas solo hacían que su oponente se enfadará más, cosa que lo entorpecía dándole ventaja al pelinegro. Y parecía que los forasteros  indeseados saldrían triunfantes de aquella pelea, pero se escucharon trompetas a lo lejos, junto con el galopar de los caballos, lo que solo podía significar una cosa: caballeros de la guardia real.

Estos irrumpieron de forma violenta en el centro de Piers con sus caballos y lanzas, gritando a los aldeanos que dejaran el trabajo sucio a los perros fieles del rey, las mujeres forasteras iniciaron con la huida mientras los hombres luchaban contra los caballeros buscando darles tiempo para huir a la espesura del bosque de lo negro  y no perder contra los hombre que montados en sus caballos los atacaban con las lanzas.

Tatsuya se dirigió a enfrentarse contra los caballeros una vez que Alexei se apartó de él, hicieron frente hasta que vieron a todas las damas desaparecer a lo lejos y todavía se resistieron un poco más con tal de darles más tiempo por si alguien se había atrasado.

Después de eso ellos también comenzaron a huir, primero los más grandes de edad, al final los más fuertes y jóvenes, Tatsuya estaba entre estos últimos, pero lamentablemente a pesar de ser rápido una el filo de una de las lanzas lo alcanzó en un costado, al momento de su huida otra lanza se le enterró en la misma herida, los caballeros siempre buscaban repetir el golpe.

Corrió todo cuanto pudo, metiéndose entre casas para perder a quienes le perseguían, pero tanto movimiento le había hecho perder bastante sangre y no por primera vez se preguntó si la libraría, pero la respuesta a esa pregunta llegó casi de forma inmediata, claro que la libraría, como lo había hecho montones de veces antes, no iba rendirse hasta que su corazón dejara de latir.

Y como una señal de que estaba destinado a ver un mañana en libertad, vio no tan lejos de donde se escondía una casa con la puerta semi abierta, había que ser muy descuidado como para permitir aquella falta en un momento de total inseguridad, corrió cuando no vio a nadie en la mira  y una vez adentro cerró la puerta de porrazo.

Shun dio un respingo al escuchar la puerta, pensó que probablemente era su padre y hermanos que regresaban de la pelea, no había conseguido pegar el ojo desde que habían sonado las trompetas, los forasteros seguro terminarían muertos, a lo mejor algunos se salvaban pero sin duda habría muertos en esa disputa. Sintió una punzada en su pecho, ¿realmente eran malas personas? Solo habían querido unírseles a su celebración, y no venían a buscar pleito, por el contrario había sido el mismo Alexei quien había iniciado la disputa.

Escuchó una silla caerse y extrañado por el ruido se levantó pensando que tal vez uno de sus hermanos o su padre había resultado tan herido que no se pudiese poner de pie por si solo tirando las cosas. Tomó el botiquín de hierbas y vendas por si le hacía falta.

Pero al bajar no vio a su padre ni a sus hermanos, sino a un pelinegro respirando con pesadez mientras intentaba volver a ponerse de pie. Shun lo reconoció enseguida como el chico que había iniciado a cantar momentos atrás en el centro: Tatsuya.

Shun despertó antes del cantar del gallo, preparó el desayuno para sus hermanos varones y su padre, aseo la casa, lavo los trastos y recogió la ropa para ir a lavar al río. Cuando el gallo por fin canto él ya había terminado sus quehaceres dentro de casa  mientras sus cinco hermanos mayores se levantaban para ir entrando uno a uno en el comedor para que Shun pudiese servirles el desayuno, por ultimo entró su padre, el hombre corpulento alto, al igual que sus hijos comía como por cuatro, todos excepto Shun, él era más bajo, delgado, su complexión era más bien delicada a comparación de los hombres de la casa.

Shun era un doncel, uno de los pocos que se podía ver en esa pequeña aldea. Piers era una aldea perteneciente al reino de Aleksandru, en ella habitaban cerca de 1000 gentes, la familia de Shun entre ellas. Con tan pocas personas era raro que una de las mujeres llegase a dar a luz a un doncel, sin embargo aun así los había y Shun era uno de ellos. Lamentablemente al no ser considerados lo suficientemente fuertes eran rezagados a las tareas propias de las féminas.

Por ello Shun se ocupaba de hacer todos los trabajos del hogar mientras su padre y sus hermanos salían al bosque a trabajar como leñadores y con suerte tal vez cazar algo. Piers era conocido por su muy buena madera.

Una vez que sus hermanos y padre se fueron Shun recogió la mesa y lavo los trastos utilizados, no le gustaba ver su casa sucia y su madre antes de morirse siempre solía repetirle que nada hacía más feliz a un marido que ver su casa limpia y a su mujer bien preñada. Shun sonrió ante el recuerdo, su madre los había dejado hacía ya cuatro años. Las cosas habían sido duras para él desde ese momento, teniéndose que hacer cargo de todas las quehaceres del hogar por sí solo, sin embargo había sabido llevar las cosas de maravilla.

Ahora solo le faltaba un año más para dejar esa casa, Shun ya tenía 14 años y edad suficiente para casarse, pero su padre había decidido que entregaría a su único hijo doncel cuando este cumpliera sus quince veranos, Shun estaba ansioso por ya desposarse y quedar en estado a espera de un fuerte varón que diera orgullo a su padre y a su futuro esposo.

Echó a la cesta los últimos trapos y salió en dirección al río para lavar la ropa. En el camino Shun no paró de pensar en eso. Un año, solo un año para por fin desposarse aunque se suponía que podía haberlo hecho apenas cumplió los trece; pero Shun no se quejaba, sabía perfectamente la naturaleza del porque su padre había dado aquel plazo de tiempo y la razón era que sin Shun no habría quien hiciese las tareas del hogar, por ello habían esperado dos años para que las tres prometidas de sus hermanos mayores llegaran a edad casadera para hacerse cargo de la casa mientras él se iba con quien sería su esposo a hacerse cargo de la casa de este.

No era un gran cambio si lo veía como solo pasar de una casa a otra, sin embrago en su casa no era más que el encargado de los quehaceres y cuando pasará a casa de su prometido se volvería en la mano derecha del amo, sería su propia casa y el pondría las reglas.

Al llegar al río bajo el cesto de ropa y acomodo la tabla para lavar, empezando a tallar las grandes ropas que sus hermanos usaban, sonreía y cantaba mientras lavaba. Y es que no podía estar ese día más feliz, era sábado de gloria lo que significaba que esa tarde cuando sus hermanos y padre regresaran traerían una muy buena colecta de vegetales y con suerte un pescado lo suficientemente grande para que el pudiese comer, para después ir  a la iglesia a escuchar misa y luego de eso sería el baile, esa era la parte preferida de Shun, pues era de las pocas oportunidades de estar en público junto a su prometido prácticamente abrazados, sin que nadie los viese mal.

Shun soltó una carcajada de la pura alegría que eso le suponía. Contaba las horas para poder verse con Alexei. Alexei era dos años mayor que él, tan alto como sus hermanos, pero a diferencia de ellos y de casi todos en la aldea, Alexei tenía los cabellos rubios casi plateados y unos ojos verdes como la esmeralda, apuesto en todos los sentidos. Por alguna razón que Shun desconocía Alexei había pedido su mano dos años atrás cuando entro en edad casadera, ya antes habían ido a pedir su mano pero su padre se la dio a Alexei, cuando Shun pregunto a su padre por eso este le contesto “mi único hijo doncel se casara con el mejor postor y Alexei es el mejor postor” Shun no comprendía por que su padre pensaba de esa manera, pero él estuvo feliz de saberse prometido a tan buen partido.

Shun era demasiado ciego cuando se trataba de ver su propia belleza, donde el solo veía a un chico ordinario otros veían a una preciosidad digna de atesorar: con sus azabaches cabellos, sus oscuros ojos, sus delicadas facciones, sus perfectos labios. Su madre era de oriente y de los seis hijos que parió Shun fue el único en sacar sus preciosos y delicados rasgos. Sus hermanos tenían más de su padre. Pero Shun ignoraba aquello, a sus ojos él no era más que un chiquillo ordinario, por ello estaba fascinado con la idea de saber que le había visto Alexei, el más guapo de la aldea, a él. Tal vez esa noche se lo preguntaría.

­­-Shun buenos días.

El pelinegro alzo la vista a quien le dirigía el saludo.

-Pastor Nikola, buenos días

-Hace una fresca mañana de sábado, el clima es perfecto para la misa de esta tarde.

-Así es, el creador nos ha bendecido con este clima para celebrar como se debe el sábado santo.

-Ni yo lo hubiese dicho mejor Shun.

El pastor le regalo una sonrisa y continuo su andar, dejándolo solo. Y Shun regresó a sus pensamientos fantaseando con su prometido y el baile.

Pasado el mediodía Shun regreso a su casa, ya con la ropa limpia y seca, apurándose para llegar antes que su padre. Y lo consiguió por tantito, sorprendiéndose al ver por la ventana de su habitación llegar a su familia acompañados de su prometido y su futuro suegro. Al ver esto Shun tuvo un mini infarto, pues no traía sus mejores ropas.

Los recibió con una sonrisa y le entregaron un enorme costal con vegetales y otro con una muy buena carga de pescados. Su padre y sus hermanos se encargaron de sacar la mesa y las sillas, ayudados de Alexei y su padre. Cuando hubieron terminado se sentaron y enseguida Shun le llevo agua de frutas en lo que él hacia la comida.

 Había una ventana en la cocina que le permitía ver a todos los varones, felices y platicando. Continúo con su labor de cocinar, y cuando volvió a alzar la vista deseoso de ver a su prometido, este no estaba.

-¿Buscas a alguien?

Shun dio un respingo al escuchar la voz de Alexei a sus espaldas.

-Me has asustado Alexei.

-Perdona Shun, y entonces ¿buscabas a alguien?

-A ti por supuesto.

-Me alegra escuchar eso.

Alexei le sonrió y se inclinó un poco para darle un beso en los labios, Shun correspondió el contacto, se suponía que no debían hacer esas cosas hasta estar desposados pero Shun siempre estaba gustoso de darle a su prometido un par de besos.

-Debo volver con nuestros padres, te estaré esperando.

-Está bien.

Shun se permitió ser osado y le regalo un corto beso en la mejilla sacándole una grande sonrisa a Alexei.

Trabajo más arduamente después de eso, y cuando solo tenía que esperar a que la sopa hirviera subió a darse un baño, y a ponerse sus nuevas ropas, una camisa de seda negra ajustada en su cintura y unos pantalones holgados del mismo material que ceñían un poco sus caderas, no eras ropas atrevidas pero si lo suficientemente finas para hacerlos resaltar. Las prendas eran un regalo enviado desde tierras de oriente para él. Eran regalo de su abuelo, padre de su madre.

Bajo justo a tiempo para retirar la olla del fuego, comenzó a servir y entrego a todos los hombres en el patio una muy buena ración de sopa, con un jugoso filete de pescado bien sazonado. Por su parte Shun solo comió sopa y un poco de pescado.

Para la sobremesa los hombres se quedaron platicando mientras Shun limpiaba la cocina y los trastos. Una hora más tarde estaban ya todos en la iglesia, el padre Roul dio la misa, el hombre ya grande de edad, regordete tenía la costumbre de mirar mal a aquellos que pecaban a sus ojos. Shun desvió su vista cuando sintió la acusadora mirada del padre, a su lado Alexei le tomaba disimuladamente la mano, aunque fue visto por el padre. Shun se soltó enseguida y su prometido bajo la vista al descubrir el origen del porqué de la precipitada acción.

Al terminar la misa la pequeña banda del pueblo compuesta por un par de guitarras y un pandero empezaron la música, los hombres empinaron los tarros llenos de cerveza, mientras otros sacaban a bailar a sus mujeres o a sus donceles. Shun vio a lo lejos a sus hermanos cada uno bailando con su respectiva prometida, mas al fondo estaba su amigo Jona, un doncel como el, solo que Jona ya estaba casado y en espera de su primer hijo. Sonrió al verlo tan feliz con su esposo.

-¿Me concederás una pieza?

La aterciopelada voz de Alexei lo sobresalto por segunda vez en el día.

-Por supuesto.

Shun le dedico una sonrisa mientras tomaban parte en lo que era la pista de baile.

Shun perdió la noción del tiempo mientras bailaba con Alexei, todo era como un sueño cuando estaba entre sus brazos.

////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////

En la oscuridad del bosque corren, saltan y cantan unos 100 hombres y mujeres, ellos van cargados de bolsas con cobijas y ropas saqueadas de la iglesia principal del reino de Aleksandru, esa noche han tenido un gran botín, y han burlado a los guardias por los pelos. Y eso solo les da razones de más para celebrar,  todos los hombres llevan consigo algún tipo de arma, y uno que otro carga con un instrumento: violines, flautas, guitarras y tambores. Van sonando dando pasó al canto en su huida.

Después de tanto correr visualizan Piers, es de las pocas noches que verán a los pobladores de la aldea paseando por las noches, y deciden que sería bueno ir a divertirse con ellos. Esconden sus botines y se encaminan a la aldea, cuando están lo suficiente cerca dejan escuchar sus violines y sus guitarras, al ritmo que les gusta. Se integran los tambores y los platos.

Las mujeres que van con sus vestidos escotados bailan con ritmo dejando ver de más  sus pechos y mostrando las pantorrillas, más de uno de los aldeanos han quedado embobados por estas.

Los hombres que no cargan instrumentos las acompañan, con movimientos vulgares, los músicos siguen su andar.

-¡Buenas! – Saluda un hombre barbudo con aspecto de ser el que manda – ¿nos dejaran unirnos a su festejo?

Los nuevos visitantes los miran expectantes de su respuesta. El padre Roul sale en representación del pueblo.

-No. Largaos de aquí si no quieren problemas.

Pero eso no intimido a los hombres por el contrario les insuflo valor para hacer lo que ellos creían era difundir la verdad, ellos se consideraban hombres inteligentes y libres, que habían dejado atrás las mentiras del clero para vivir bajo su propia moral.

-¿Escuchaste eso Tatsuya? – Volvió a hablar el hombre barbudo – tal parece que no seremos bien recibidos.

-Lo escuche bien Samo – le contesto un muchacho alto de aspecto misterioso, cubriendo la mitad de su rostro con un espeso flequillo, un lunar bajo su ojo visible y con el demás cabello recogido en una cola detrás de la nuca - ¿Por qué no les hacemos mejor una invitación a ellos?

Samo rió alto asintiendo.

-Tienes razón igual y así estos cerdos aprenden modales.

Todos los aldeanos se pusieron alerta y a la defensiva cuando escucharon las primeras notas sonar del violín, seguidos por las guitarras y tambores las mujeres volvieron a danzar.

-Cuando despiertes un día

Y sientas que no puedes más

Que en el nombre del de arriba

Tu vida van a manejar.

Empezó a cantar  Tatsuya acercándose a algunos de los aldeanos que solo se mostraban a la defensiva.

-Si sientes que el miedo se pega a tu piel

Por ser comunero y justicia querer

Si te rindes hermano, por ti nunca pensarás.

Le secundo Samo acercándose a las señoritas tendiéndoles la mano para pedirles bailar, siendo ignorado y rehuido por todas.

-Cuando vayan a pedirte

Los diezmos a fin de mes

Y la Santa Inquisición

Te "invite" a confesar

Siguió cantando Tatsuya mientras bailaba de entre la gente que estaba casi estático al escuchar a alguien profanar el nombre de la santa inquisición, Tatsuya aprovechando esto incluso escupió como si hubiese mencionado al mismo demonio.

-Por eso amigo tú alza la voz

Di que nunca pediste opinión

Si es verdad que existe un Dios

Que trabaje de sol a sol

Samo quien bailaba con una de las mujeres que los acompañaban ante las negativas de todas las damas del lugar.

-Ponte en pie

Alza el puño y ven

A la fiesta pagana

En la hoguera hay de beber

 

De la misma condición

No es el pueblo ni un señor

Ellos tienen el clero

Y nosotros nuestro sudor

Corearon los indeseables invitados adentrándose entre los aldeanos que asustados les rehuían.

-Si no hay pan para los tuyos

Y ves muy gordo al abad

Si su virgen viste de oro

Desnúdala

Cómo van a silenciar

Al jilguero o al canario

Si no hay cárcel ni tumba

Para el canto libertario

Tatsuya siguió cantando, dando vueltas entre la gente atemorizada, hasta que con el sonido de un golpe la música cesó y el baile también, los invitados miraban con odio a un alto joven de platinos cabellos y ojos esmeralda.

-¿No habéis escuchados que no los queremos aquí?

Habló el joven con una mirada que echaba fuego, pero Tatsuya apenas y le prestó atención fijando su vista en el viejo Samo que se levantaba riéndose a carcajadas.

-Eh Tatsuya, ¿has visto que buena derecha tiene el joven?, con un poco de adiestramiento podría ganarle a mi madre en una pelea.

Samo se echó a reír seguido de Tatsuya y todos sus seguidores. Esto solo causo que el joven frunciera el ceño.

-Hijo tendrás que darme un mejor golpe si buscáis callarme.

Samo le habló dándole una sonrisa desafiante. El joven más que enfurecido hizo ademán de avanzar para propinarle otro golpe al barbudo, pero fue detenido por un par de manos que le agarraban del brazo, volteando en seguida para ver quien osaba detenerlo.

-Alexei, no caigas en su juego de bárbaro, solo busca riña contigo.

Le dijo con tranquilidad un precioso doncel de cabellos negros.

-No te metas en esto Shun.

Alexei se soltó con brusquedad del agarre.

-Eh pero que lindura de doncel, ¿Qué opinas Tatsuya? –

El pelinegro del lunar se acercó al barbudo. Examinó con su único ojo visible al doncel

-No está nada mal.

Dijo dándole una sonrisa pícara y sugerente. Alexei volvió a gruñir ante el gesto. Pero eso no intimido a Tatsuya por el contario solo le causo gracia. El rubio platino se fue sobre de él propinándole un golpe fuerte en el estómago, Tatsuya aun con el dolor que sintió, le dedicó una sonrisa mientras se enderezaba y volteaba con su amigo.

-Tienes razón Samo, con el debido entrenamiento podría enfrentar a tu madre, pero dudo que logre vencerla.

Samo estallo en carcajadas, y eso fue el detonante para que Alexei arremetiera contra ellos nuevamente, iniciando una pelea, donde de apoco se iban integrando más y más personas. Shun  estaba que echaba humo por las orejas sin poder creer que su prometido se hubiese dejado llevar por insinuaciones tan infantiles como las de esos hombres. Pero poco pudo hacer, decir u opinar pues el más grande de sus hermanos lo llevo a rastras de vuelta a su casa.

-No salgas Shun.

Fue lo único que dijo el varón para volver a irse, Shun subió corriendo a su habitación y vio par la ventana como las demás mujeres se adentraban en sus casa protegiendo y tranquilizando a sus hijos, Shun sintió una punzada al pensar en su amigo Jona, pero respiro con tranquilidad al verlo  entrar en su casa siendo acompañado por su marido quien también regreso al centro de la aldea donde se llevaba a cabo la pelea.

Shun se cambió las finas ropas por otras más apropiadas para dormir, y se sentó en la cama, a lo lejos podía escuchar todavía la gente gritando y el barullo de la pelea. Se preguntó no primera vez si su prometido saldría bien de aquella disputa.

.

.

.

Mientras tanto en el centro de la aldea, continuaban la pelea, Alexei era de los hombres más altos de Piers y aun con eso solo superaba a Tatsuya por un par de centímetros. Tatsuya se sintió por primera vez afortunado de sobre pasar el promedio de altura de las aldeas, pues podía asegurar que aquel muchacho tenia parientes en el centro de Aleksandru donde los hombres eran igual o más altos; sin embargo la estatura nunca fue un impedimento para ganar peleas, bien dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo y Tatsuya se había iniciado en las peleas cuando apenas era un chiquillo.

El pelinegro asesto otro golpe al estómago mientras esquivaba uno que iba directo a su rostro, envió un puño hacia la mandíbula contraria y aprovechando el movimiento hacía atrás de su oponente le propino un codazo en las cotillas. Rió en lo alto cuando Alexei le dio un seco golpe en la cara sintiendo el sabor de la sangre en su boca producto de un labio partido.

Las risas solo hacían que su oponente se enfadará más, cosa que lo entorpecía dándole ventaja al pelinegro. Y parecía que los forasteros  indeseados saldrían triunfantes de aquella pelea, pero se escucharon trompetas a lo lejos, junto con el galopar de los caballos, lo que solo podía significar una cosa: caballeros de la guardia real.

Estos irrumpieron de forma violenta en el centro de Piers con sus caballos y lanzas, gritando a los aldeanos que dejaran el trabajo sucio a los perros fieles del rey, las mujeres forasteras iniciaron con la huida mientras los hombres luchaban contra los caballeros buscando darles tiempo para huir a la espesura del bosque de lo negro  y no perder contra los hombre que montados en sus caballos los atacaban con las lanzas.

Tatsuya se dirigió a enfrentarse contra los caballeros una vez que Alexei se apartó de él, hicieron frente hasta que vieron a todas las damas desaparecer a lo lejos y todavía se resistieron un poco más con tal de darles más tiempo por si alguien se había atrasado.

Después de eso ellos también comenzaron a huir, primero los más grandes de edad, al final los más fuertes y jóvenes, Tatsuya estaba entre estos últimos, pero lamentablemente a pesar de ser rápido una el filo de una de las lanzas lo alcanzó en un costado, al momento de su huida otra lanza se le enterró en la misma herida, los caballeros siempre buscaban repetir el golpe.

Corrió todo cuanto pudo, metiéndose entre casas para perder a quienes le perseguían, pero tanto movimiento le había hecho perder bastante sangre y no por primera vez se preguntó si la libraría, pero la respuesta a esa pregunta llegó casi de forma inmediata, claro que la libraría, como lo había hecho montones de veces antes, no iba rendirse hasta que su corazón dejara de latir.

Y como una señal de que estaba destinado a ver un mañana en libertad, vio no tan lejos de donde se escondía una casa con la puerta semi abierta, había que ser muy descuidado como para permitir aquella falta en un momento de total inseguridad, corrió cuando no vio a nadie en la mira  y una vez adentro cerró la puerta de porrazo.

Shun dio un respingo al escuchar la puerta, pensó que probablemente era su padre y hermanos que regresaban de la pelea, no había conseguido pegar el ojo desde que habían sonado las trompetas, los forasteros seguro terminarían muertos, a lo mejor algunos se salvaban pero sin duda habría muertos en esa disputa. Sintió una punzada en su pecho, ¿realmente eran malas personas? Solo habían querido unírseles a su celebración, y no venían a buscar pleito, por el contrario había sido el mismo Alexei quien había iniciado la disputa.

Escuchó una silla caerse y extrañado por el ruido se levantó pensando que tal vez uno de sus hermanos o su padre había resultado tan herido que no se pudiese poner de pie por si solo tirando las cosas. Tomó el botiquín de hierbas y vendas por si le hacía falta.

Pero al bajar no vio a su padre ni a sus hermanos, sino a un pelinegro respirando con pesadez mientras intentaba volver a ponerse de pie. Shun lo reconoció enseguida como el chico que había iniciado a cantar momentos atrás en el centro: Tatsuya.

Notas finales:

Les gusto?? lo odiaron?? me encatará saber sus opiniones!! así como cualquier critica constructiva que tengan 

Nos leemos!! 

n.n/ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).