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Fiesta Pagana por DarkSweetLady

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Notas del capitulo:

hola gente chula de preciosa!! de nuevo yo con otro capitulo más de esto porque puente xD 

Muchas gracias a todos los que leyeron y los que comentaron :3 me hacen muy feliz n.n 

Disfruten el cap >w0

Escuchó una silla caerse y extrañado por el ruido se levantó pensando que tal vez uno de sus hermanos o su padre había resultado tan herido que no se pudiese poner de pie por si solo tirando las cosas. Tomó el botiquín de hierbas y vendas por si le hacía falta.

Pero al bajar no vio a su padre ni a sus hermanos, sino a un pelinegro respirando con pesadez mientras intentaba volver a ponerse de pie. Shun lo reconoció enseguida como el chico que había iniciado a cantar momentos atrás en el centro: Tatsuya.

Se acercó de inmediato a ayudarlo, mirando con horror la herida en el costado cubierta de sangre, preguntándose si Alexei estaría bien, si era el autor de dicha atrocidad o si habían sido los caballeros.

-Siéntate aquí – indicó Shun mientras lo acomodaba en la silla, para luego abrir sobre la mesa el botiquín y sacar lo que necesitaría, prendió la mecha de una lámpara y luego avivó otro pequeño fuego para poner a hervir agua – Quítate la camisa.

Tatsuya obedeció enseguida, seguro de que el muchacho quería ayudarle. Shun pasó un paño húmedo por la herida limpiándola con cuidado de no hacerla sangrar más.

-¿Te lo ha hecho Alexei?

Habló por fin Shun esperando casi rogando que le diera una negativa.

-¿Alexei?

Repuso Tatsuya confundido intentando recordar los nombres que había escuchado esa noche.

-el rubio que ha peleado contigo…

-¡Ah! No, ese tipo apenas me ha podido dar un puño.

La cara de alivio de Shun fue demasiado obvia, así como el suspiro que soltó al escuchar la respuesta.

-Sabes que no puedes pasar aquí la noche ¿cierto?

Ahora ya limpia la herida Shun se dedicó a moler en un pequeño mortero unas cuantas hierbas y a hervir otras, la plasta que había hecho la dejo reposando a un lado mientras que la infusión se la daba a beber a Tatsuya.

-Bébela, servirá como anestesia para las puntadas.

-Estás loco si piensas que voy a beberla, aún tengo que huir de aquí cuando termines, no lo podré hacer medio adormecido.

-No querrás que te cosa sin ella, tenlo por seguro.

-pues tampoco quiero morir en el bosque de lo negro por andar adormilado.

Shun abrió los ojos con desmesura sin poder imaginar que alguien pudiese adentrarse al bosque y vivir para contarlo, todas las leyendas apuntaban que quien entraba no salía.

-¿Piensas huir al bosque?

-No tengo otro lugar a donde ir.

-Podría ser más peligroso adentrarse ahí que entregarse a la guardia real.

Tatsuya rió ante las palabras de Shun.

-Estas completamente equivocado pequeño, por el contrario, si me atrapa la guardia me mataran, ¿Quién crees tú que me ha hecho esto? Hay más posibilidades de sobrevivir si voy al bosque.

-De todas formas tendrás que tomarte el té.

-Ya te he dicho que no es necesario, puedo soportar el dolor, no me arriesgare a ir medio dormido por el bosque de noche.

-Me niego, no voy a suturarte a menos que lo tomes.

Esa parecía ser la última palabra del doncel. Tatsuya analizo bien sus siguientes palabras, tenían que ser lo suficientemente buenas para conseguir o una que lo suturará sin ese dichoso té o dos que lo dejara pasar la noche ahí.

-Si lo tomo tendré que pasar la noche aquí, a menos claro que quieras cargar mi muerte sobre tu conciencia porque si ese té me nubla los sentidos, seguro moriré.

Shun pensó en las palabras del pelinegro, tenía razón no sobreviviría al bosque de noche adormecido, de hecho dudaba que alguien pudiera hacerlo en sus cinco sentidos, reflexionó la idea de dejarlo dormir ahí, tendría que esconderlo de su padre y se tendría que marchar antes del sonar del gallo, pero para entonces el  efecto habría desaparecido. Aparte no creía estar obrando mal ¿no era eso lo que enseñaba el padre en la iglesia? ¿A ayudar al prójimo sin importar quién? ¿A tener compasión?

-Bien puedes pasar la noche aquí, pero te iras antes del alba.

-Hecho

Tatsuya tomó con rapidez la infusión que antes le ofrecían, y no pasó mucho para que se sintiera adormilado y con hormigueo en casi todo el cuerpo.

Sintió la aguja e hilo atravesar la piel, pero no sintió dolor alguno, tal vez un poco de molestia pero nada más, vio a Shun coser la herida y después embarrar la plasta de hierbas haciéndolo sentir primero un calor y luego un intenso frio.

-Has tenido suerte, la herida no era tan profunda como para llegar a un órgano, pero habría que suturarse si se espera una buena cicatrización, ¿crees poder subir las escaleras?

-Creo que si

Tatsuya se levantó con cuidado y Shun lo vendo aprovechando que el respaldo de la silla ya no estorbaba.

-La primera puerta a la derecha es mi habitación, trata de dormir.

-Gracias… ¿Cómo dices que te llamas?

-Shun, ahora ve a dormir.

Tatsuya le dedico una reverencia y se encaminó a la habitación.

Shun se quedó recogiendo las cosas utilizadas, y lavo un poco la camisa manchada de sangre. Cuando entró a su habitación Tatsuya ya estaba en el quinto sueño, se había soltado el cabello que caía en sus hombros, y otra parte en el mismo ojo que siempre cubría, Shun acarició el rostro descubierto  y aparto parte del demás cabello descubriendo bajo este una cicatriz que iba desde debajo del ojo hasta media mejilla, era una cicatriz tosca, sin embargo a ojos de Shun eso no importo mucho,  para él, el rostro de Tatsuya seguía siendo el rostro más hermoso que había visto jamás.

Se sonrojo ante tal pensamiento, no debería de pensar así de otros hombres que no sean su prometido.

Extendió una manta en el suelo y se dispuso a dormir. Mañana tendría que continuar con todos los quehaceres del hogar.

Cómo todas las mañanas Shun se levantó antes del alba, pero cuando lo hizo se sorprendió de ver a Tatsuya ya levantado sentado al lado de él en su cama. Shun se sentó casi enseguida al verificar que en efecto estaba sobre su cama.

-¿Cómo llegue hasta aquí?

Tatsuya le dedicó una sonrisa y un guiño antes de responder.

-Te he pasado a la cama hace un rato, debió ser incomodo dormir en el suelo, si me lo hubieses dicho yo me habría dormido ahí.

-No, está bien – Shun lo miró casi decepcionado de que se haya vuelto a agarrar los cabellos negros y volviese a ocultar la mitad de su rostro – tu estas herido, no podría pedirte algo tan desconsiderado como que durmieras en el piso.

-Muchas gracias por ayudarme anoche, me asegurare de pagaros algún día el favor, ahora me marchó antes de que tu familia pueda verme.

Shun asintió y lo acompaño a la puerta, regresó a su habitación, miró por la ventana, tal vez con una esperanza de verlo partir, pero ya no estaba más.

Se dio un baño con agua fría y se cambió las ropas. Y como otros días comenzó con sus tareas diarias, para el atardecer cuando preparaba la cena vio por la ventana de la cocina a su prometido, seguido de su familia, el padre y algunos aldeanos.

Se extrañó, era raro que tanta gente viniera a su casa, bien podría alimentar a su familia, a su prometido y suegro sin problemas si él no comía, pero ya era esa mucha gente.

 Su padre entró azotando la puerta, sus hermanos tras el fueron enseguida a jalarlo para que fuese a la estancia donde estaban todos.

-Shun di ahora mismo que tú no te has revolcado con ningún hombre.

Exigió su padre mirándolo con severidad. Sus hermanos detrás de él lo miraban de la misma forma, excepto el mayor, que lo veía casi con comprensión.

Pero Shun estaba muy sobresaltado por la petición, ofendido de que le obligaran a confesar aquello.

-¡Padre! Tu bien sabes que he guardado mi castidad para Alexei.

Shun tenía las mejillas rojas y los ojos cristalizados por las lágrimas de rabia que amenazaban por salir, expresión que hizo que el corazón de su padre se ablandara y recordó a Alexei las razones por las que había elegido a Shun entre todos.

-¡Miente! Yo mismo he visto salir al hereje de anoche antes del alba, y Shun lo acompañaba, ¡No intentes negarlo!

Gritó uno de los aldeanos mirándolo con desprecio. El padre Roul se le acercó con una mirada asevera.

-Shun dinos la verdad, y frente a los ojos de nuestro creador niega lo que ha dicho.

Pero Shun no podía hacer algo como eso, porque no era mentira, la única mentira que había ahí era el hecho de haber estado con Tatsuya, guardo silencio.

-Ven se los dije, no dice nada, el que calla otorga.

Volvió a rugir el aldeano, acto seguido todos se dirigieron a la habitación de Shun, este apenas pudo reaccionar cuando ya todos estaban en su cuarto, su padre había quitado las sabanas descubriendo con horror una mancha de sangre.

Shun al entrar y ver la escena supo que podía darse por pecador y era buen momento para pedir el perdón de su padre y su prometido. Él sabía la verdad, aquella sangre era de la herida de Tatsuya, posiblemente producto de algún movimiento brusco en la noche, no pudiendo evitar preocuparse un poquito por la herida; también sabía que al perder su castidad el no sangraría, su madre le había explicado que eso solo pasaba con las mujeres, que  él por el contrario si quería demostrar su castidad tendría que dejarse examinar por un experto, pero esto no lo sabía su padre, así como todos en la aldea.

No tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió la pesada mano de su padre caer sobre él, como una bofetada.

-Has mentido, te has revolcado con ese hombre, lo has dejado estar entre tus piernas cuando ya habías prometido tu castidad a Alexei.

Le recrimino su padre.

-Me has deshonrado a mí y a nuestra familia, así que vete, antes de que tenga que ocultar con pena al hijo bastardo que seguro tendrás.

-Pero papá te digo la verdad, soy casto.

Esta vez la bofetada se la dio Alexei.

-No te atrevas a mentir como un maldito pecador, ya es suficiente con que te hayas abierto para otro hombre cuando me habéis jurado dar tu flor.

Shun los miro atónito sin poder creer que de verdad lo estaban desterrando de su casa, miró al padre como pidiendo auxilio.

-Shun – dijo el padre – sabes muy bien que pensamos de los pecadores que han faltado a la palabra del señor, no busques consuelo en el padre al que has fallado.

Shun no podía creerlo, pero dadas las circunstancias no creyó que le creerían cuando les dijera las palabras de su madre y no está dispuesto a dejarse ver por aquellos hombres,  no cuando sabe que estos ya lo tachan de fácil y pecador.

Él tenía su dignidad y le dolía saber que su padre y su prometido podían creer más en un hombre que poco sabia de lo ocurrido a creerle a él. Con enojo tomo sus pertenecías y el botiquín que le había dejado su madre, vio a su padre con cara de ponerse a discutir pero lo encaró antes de aquello.

-No podréis hacer nada con esto, y es aparte un regalo que me ha dejado mi madre, es mío.

Salió de su casa con la frente en alto, y sin despedirse de nadie, solo dedicándole una sonrisa a su hermano mayor cuando este lo miro con tristeza.

Agarró camino hacia el bosque sin saber bien que hacer, con el corazón latiendo a mil por hora, y las lágrimas surcando su rostro, se tiró en el suelo cuando estuvo lo suficientemente lejos de la aldea. Se dio cuenta que a partir de ahora, todo sueño que hubiese tenido, se desquebraja, no tendría esposo, ni casa, ni un bebe fuerte que enorgullecería a su padre, de hecho no podía asegurar sobrevivir sin un techo, y adentrarse al bosque lo aterraba más que otra cosa.

Ya no tenía a nadie, que lo quisiera, que lo necesitara, que se interesara en él. Shun se levantó, a pesar del dolor en su rostro por las bofetadas, y de las lágrimas que aun recorrían su rostro y comenzó a caminar en dirección al bosque.

¿Qué más daba? Si moría o sobrevivía ya nadie se interesaría por eso, llego a la entrada del bosque de lo negro y sintió sus piernas flaquear. Pero volvió a juntar coraje para seguir caminando. El primer kilómetro fue tenso, sin mencionar que su mejilla se comenzaba a hinchar y  poner morada. Pero Shun estaba resuelto a dar de alguna manera con otra aldea o tal vez con el reino vecino.

Escuchó el crujir de una rama a sus espaldas y frenó enseguida volteándose para revisar si alguien o algo lo estaba acechando, volvió a escuchar el crujido de algo acercándose pero esta vez del frente, las pisadas se intensificaron y no tuvo que pensar dos veces, salió corriendo en dirección contraria, asustado y casi rogando a dios que le diera un día más de vida.

Shun sintió como algo lo jalaba y sin pensarlo dos veces empezó a revolverse para evitar ser atrapado.

-¡Shun basta! ¡Soy yo Tatsuya!

Shun paró al escuchar el reclamo del otro, y volteó su vista para verlo a la cara y asegurarse de que fuera él. Cuando estuvo más calmado Tatsuya lo soltó.

-¿Qué te ha pasado?

Pregunto al verlo con media cara morada.

-Me han corrido de la aldea…

-¿Qué? ¿Por qué?

-Un aldeano te ha visto salir de mi casa

-¿Te han echado por ayudarme?

-No. Me han echado porque según ellos te he dado mi flor. No me creyeron cuando dije que seguía virgen.

Tatsuya frunció el ceño y le propino un fuerte golpe al árbol más cercano.

-Lo lamento Shun, esto ha sido culpa mía.

-En absoluto, yo no me arrepiento de haberte ayudado, ellos han malinterpretado las cosas.

-No les dijiste la verdad ¿cierto?

-creo que hubiera sido peor

-Peor que te corrieran y mancharan tu reputación.

-Me habrían quitado esto – Shun mostro la maletita de hierbas que la noche anterior había sacado para curarle – y eso hubiese sido peor que cualquier otra cosa.

-¿Eres herborista?

-No, mi madre lo era, a mí solo me enseño lo necesario pero no complete el aprendizaje, ella nos dejó antes de eso.

-Lo siento… Shun ven conmigo… si no tienes a donde ir con nosotros estarás bien, no tenemos casa como las suyas o misas cada domingo, pero peor es  nada, cuidare de ti, hasta que estés en edad casadera.

Shun se sonrojo por lo último, y asintió estando de acuerdo.

-Vale, y dime ¿fue tu padre quien te ha golpeado?

-Sí, él y mi prometido.

-¿Qué edad tienes?

-Catorce…

Fue casi un susurro pero fue lo suficientemente alto para que su acompañante lo escuchara y se volteara a verlo sorprendido

-¿Catorce? Supuse que eras más pequeño porque aun estabas prometido.

-Se supone que me casaría apenas cumplir los quince.

-Que ya estés en edad casadera facilitara el hecho de que alguien te tome.

-Tatsuya – Shun vaciló un poco antes de continuar – yo no quiero ser tomado por nadie, al menos no sin antes conocerlo, creí conocer a mi prometido y le ha creído mas a un aldeano que a mí, no quiero eso de nuevo.

-Está bien, será como tú lo digas, de cualquier forma te lo debo.

.

.

.

Shun pasó una semana viviendo en la curiosa comunidad que se alzaba en el centro del bosque, las casas o más bien chozas eran todas de madera, y muy pequeñas, disponían de algo parecido a un baño y una letrina; pero había algo que a Shun le encantaba más que en su antigua casa: la cama.

Tatsuya le había cedido su cama en lo que podía hacer otra, la cama estaba hecha de pieles lisas rellenas de plumas de ganso. Cuando pregunto por semejante maravilla Tatsuya le respondió “la gente de las aldeas y el reino viven atemorizadas de este bosque,  sin saber que aquí hay mucha tierra fértil y buenos animales, también los hay salvajes pero si eres precavido podrás librarlos, si vivimos aquí es porque nos conviene más que vivir en una aldea”

En esa semana la gente lo había recibido con los brazos abiertos, fascinados la mayoría por las habilidades que tenía con las hierbas. También por el hecho de saber leer, en esa comunidad solo había tres personas capaces de leer y escribir si se contaba a él mismo.

Pero la creciente tristeza de saberse lejos de casa a veces lograba superarlo, especialmente en las noches, cuando la gente se reunía para bailar y cantar, Tatsuya lo había invitado todas las noches diciéndole que si él quisiera podía hacer de ese lugar su hogar y de esa gente su familia, sin embargo él no estaba seguro de querer eso, porque ese no era su hogar y su familia ya lo había abandonado, no se sentía capaz de reemplazar a unos con otros.

Shun suspiro viendo a lo lejos a todos reunidos, cerro las ventanas y se recostó en la cama cubriéndose hasta la cabeza con las mantas. Esa noche tampoco se uniría al festejo.

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Tatsuya empinó el tarro de cerveza bebiéndolo todo de un solo trago, Samo a su lado rió mientras intentaba seguirle el ritmo con la bebida.

-Muchacho estoy seguro que antes de mamar leche ya tomabas alcohol.

-Pero que dices Samo – Tatsuya soltó una carcajada – hubo un tiempo que hasta tú me ganabas en la bebida.

-¡Ja! Eso fue hace más de diez años.

Un par de señoritas se acercaron a donde estaban.

-¿Bailarás con nosotras esta noche?

Pregunto una de ellas mientras le sonreía de manera sugerente.

-Hoy no queridas damas, ya estoy muy ebrio como para dar volteretas.

La mirada de decepción fue evidente, las chicas se alejaron en busca de alguien que si aceptara bailar con ellas.

-No puedes rechazarlas toda la vida – comentó Samo – y bailar con una chica de vez en vez no te hará daño.

Tatsuya lo miró y tomo de su tarro nuevamente lleno antes de contestar

-Tonterías Samo – comenzó a replicar – una vez que aceptas un baile con alguien les das pie a que sigan con sus intentos para que las tomes, no me convertiré en el esposo ni en el padre de nadie y lo sabes.

-Bueno en algún momento tendrás que hacer una familia, ya va siendo hora para que le prestes atención a las preciosuras disponibles.

-Bien sabes que ya he elegido.

-Y bien sabes que eso no podrá ser, déjala ir por el amor que algún día le juraste.

-No puedo creer que seas tú quien me diga eso.

Tatsuya se levantó enojado resuelto a volver a su cabaña, nadie lo obligaría a casarse ni amar a alguien más que no fuera ella.

Samo termino por seguirlo, más para evitar que dijera o hiciera alguna tontería. Tatsuya entro azotando la puerta y Samo entro después cerrando con más cuidado.

-Tatsuya…

-¡No me hables Samo! – Le grito el del lunar – ahórrate cualquier comentario y vete, bien sabes que enojado digo lo que no pienso y no quiero estar mal contigo.

Samo suspiró y asintió en derrota, más valía irse ahora que iniciar con él una disputa.

-Hasta mañana Tatsuya.

Se fue después de despedirse sin poder evitar azotar la puerta frustrado por no poder hablar de algo tan importante  con el pelinegro.

Shun se asomó por la cortina que separaba el comedor con la habitación preocupado por los gritos.

-¿Todo bien Tatsuya?

El pelinegro lo miro serio, haciendo al doncel retroceder un poco pensando que hizo algo imprudente, al ver la acción de Shun, Tatsuya suavizó un poco la mirada.

-Algo así, solo he tenido  una riña con Samo, mañana pasará.

-oh, bueno no soy quien para hablar pero mi madre solía decir que las pequeñas riñas era importante hablarlas antes de que se hicieran grandes.

-Supongo que tu madre tenía razón, pero es un tema demasiado delicado y doloroso como para hablarlo.

Shun pudo ver en la mirada contraria un mar de tristeza y se le apretó el corazón sin saber porque.

-Yo… pienso que si es doloroso con más razón tendrías que hablarlo, no es bueno guardar ese tipo de sentimiento… yo… lo siento.

-¿Por qué te disculpas?

-Es que habló como si conociera la causa de tu sufrimiento, no soy nadie para opinar acerca de ello.

-¿por qué asumes que estoy sufriendo?

-Lo dice tu mirada.

Tatsuya lo observó un rato en silencio sin decir nada, y Shun sintió que su corazón se aceleraba como cuando le descubrió el rostro.

-Es tarde Shun deberías ir a dormir.

Tatsuya le dio la espalda dirigiéndose a su improvisada cama. Shun volvió a la cama, preguntándose que causaba el dolor de su protector. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!! 

Nos leemos el sabadito con el siguiente cap!! 

 


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