Pasaron lentos lo días y poco a poco se fueron acumulando en un mes, Seijuuro fue pasado a la que sería su “celda” y sus heridas habían sanado satisfactoriamente para Shun. Sin embargo Seijuuro se había mantenido casi mudo, no hablaba con nadie más que con Shun, se había negado a hablar con Atsushi, con Samo, con Tatsuya, con cualquier persona que no fuese Shun y para fastidiar un poquito más la situación a este no le decía nada más allá de un gracias cuando le llevaba la comida, o le decía si tenía algún malestar.
Ese silencio que por muchos era interpretado como la rendición del pelirrojo, ya que lo habían dejado de ver como una amenaza latente, para el pelirrojo no era más que una forma de planificar una huida sin levantar sospechas. Comportándose todo sumiso y aislado pronto lo sacarían y cuando eso pasará él se iría para cumplir con su deber.
Pero la oportunidad le vino más pronto de lo que esperaba, en un descuido lo dejaron libre, de noche su “guardia” se había quedado dormido por la borrachera que se cargaba, habría sido la oportunidad perfecta para irse y Seijuuro no dudo en tomarla.
Recorrió el bosque en la oscuridad de la noche, con el miedo a flor de piel, pero no se detuvo sabía que encontraría un futuro seguro con la protección de su padre.
Al amanecer diviso una aldea, no tenía idea si seguía en Aleksandru o estaba en otro reino, después de todo el bosque de lo negro era un nexo que ubicado en el centro unía a varios reinos.
Se acercó a un par de chicas que iban de camino al rio.
-Disculpen señoritas ¿Me pueden decir el nombre de su aldea?
-Piers, joven
-Muchas gracias
Seijuuro les hizo una reverencia como despedida y camino hacia el centro de dicha aldea, tenía mucha suerte, después de caminar sin dirección alguna dentro del bosque al final había salido y mejor aún había salido a una de las aldeas de su reino.
Camino hacia el centro de la aldea buscando a un hombre que pudiese venderle un caballo, lo encontró mientras este les daba aguas a sus animales.
-Buenos días joven
El pelirrojo se dirigió al alto muchacho que enseguida le prestó atención
-Buenas ¿Se le ofrece algo?
Seijuuro le sonrió examinándolo con la mirada, definitivamente iba a servirle
-Necesito un caballo y veo que tienes buenos animales, por cierto he olvidado presentarme, Soy el Barón de Eoghan Seijuuro Akashi.
-Un placer, Alexei Hernán para servirle – el rubio le estrecho la mano sabiendo que hablaba con una persona importante - ¿Necesita montura? Tengo dos caballos muy buenos que podrían servirle.
Alexei guió a Seijuuro hasta su establo mostrándole los bonitos caballos.
-¿Pueden resistir un viaje al bosque?
-¿De lo negro? – El pelirrojo asintió haciendo que el rubio se echara a reír – Ni el mejor caballo de Aleksandru podría adentrarse a ese bosque sin descontrolarse.
-Pero mucha gente entra ahí ¿No es cierto?
-Gente loca sin duda – Alexei lo miraba como si estuviese loco – Hay demasiados animales en ese lugar y cuentan que el terreno no es estable para la cabalgata, muchos caballeros que entran mueren por ser abandonados por sus caballos.
-Bueno pero sin un caballo sería más fácil ¿no?
-Puede ser, aunque uno tiene que estar loco para entrar ahí
-¿Qué tal si te dijera que hay mucha gente viviendo ahí?
Alexei comenzó a tomar peso de las palabras del pelirrojo, aunque se las ingenió para fingir incredulidad y luego se echó a reír
-Debe estar bromeando eso es imposible
-Pues no, no lo hago – Seijuuro lo miro molesto – la hay y puedo llevarte ahí si no me crees
-Es una tontería creo que usted está loco – Alexei esperaba que el otro desistiera con la idea – No puedo creer aquello.
-Venga conmigo y se lo mostrare, y cuando lo haga usted me ayudara a regresar a Aleksandru y a convencerlos de mis palabras.
Seijuuro se deba cuenta de que solo no lograría convencer a nadie así que lo único que le quedaba era ganarse a alguien que diera fe de sus palabras.
-¿Qué gano yo? – Pregunto Alexei – después de todo es un viaje peligroso.
-Pues una jugosa recompensa – respondió con fastidio el pelirrojo - ¿Cuento contigo?
Alexei fingió dudarlo un rato y luego asintió.
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En la comunidad todos buscaban al pelirrojo, la orden era simple llevarlo a cualquier costo de vuelta a la comunidad eso sí debía ser capturado con vida. Shun estaba muy preocupado, la cuestión del embarazo del pelirrojo era un secreto para todos excepto para ellos así que cuando quisieran atrapar a Seijuuro seguro lo golpearían y eso podía ser fatal para la criatura, y aun sabiendo aquello Samo no había dicho nada y rogaba porque fuera Atsushi o Tatsuya quienes lo encontraran ya que sabía que ellos no le harían daño.
Las horas fueron pasando y no hubo señales del pelirrojo que muy contrario a lo que pensaban no estaba muy lejos.
-Tenemos que encontrarlo Tatsuya – habló preocupado Shun – No pudo haber ido muy lejos.
-Hay gente buscándolo por todo el bosque, lo encontraremos.
Tatsuya miro con angustia a Shun, el doncel se veía demasiado preocupado y sabía el por qué sin embargo poco podía hacer él, pues Shun no sabía que tan peligroso era Seijuuro, en cambio él había visto con sus mismos ojos la crueldad de las acciones del pelirrojo y seguía sin poder creer que Atsushi había caído enamorado justamente de ese chico.
-Tatsuya tenemos que ser nosotros quienes lo encontremos, si alguien le hace daño a su bebe…
El del lunar sonrió, que bella alma poseía su Shun, tan preocupado por esa vida que yacía en el vientre del pelirrojo, tal vez se preocupaba más que el mismo Seijuuro.
Se acercó a él y le robo un beso en los labios para luego abrazarlo.
-Estará bien.
Shun se aferró a esas palabras, la gente buscándolo y los peligros de bosque eran amenazas para Seijuuro, amenazas que le podían costar la vida a su hijo.
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Seijuuro y Alexei llevaban un buen rato caminando, toda la mañana, parte de la tarde y el pelirrojo aun no daba con la comunidad, no servía mucho el hecho de haberse escapado durante la noche pues no había cosas que sirvieran de referencia en la oscuridad así que no había ubicado nada con exactitud sin embargo sabía que dicha comunidad debía estar al centro del bosque por lo que tarde o temprano llegaría ahí.
-¿Seguro que esa comunidad está por aquí? – Preguntó Alexei fingiendo aburrimiento, de cierta forma se alegraba de que aún no daban con la comunidad.
-Lo está estoy seguro, me han tenido preso ahí por un tiempo así que su existencia es indudable.
Alexei solo asintió dándole el avión, había pensado que el pelirrojo solo había visto la comunidad de lejos pero si era un prisionero de ahí entonces era un peligro real.
Por su parte Seijuuro estaba entre molesto y feliz, no sabía cómo definir sus emociones. A lo largo del camino no había hecho más que pensar y pensar en su peli morado, ¿Qué pasaría con él cuando los delatara? ¿Qué haría? Seguro lo odiaría, y el odiaba quererlo tanto, jamás había conocido a alguien que le hiciera dudar de su deber tanto como lo hacía Atsushi.
Se tocó un poco el vientre y pidió descansar, también tenía que cuidar de su hijito, esa era otra cuestión que no lo dejaba avanzar tanto, constantemente pedía descansar para no sobre esforzarse y dañar a su nene.
Alexei se percató de esto, y concluyo lo de su estado. Tenía que actuar si quería proteger a la comunidad. Cierto era que el nada les debía pero ahí estaba Shun y Trent el primero una persona muy importante para él por el simple hecho de haber sido su primer amor y el segundo por ser un gran amigo.
Después de dudarlo mucho el rubio sacó de uno de sus bolsillos una navaja y tomando a Seijuuro por sorpresa la apunto a su vientre, todo quedó en quietud.
-Escucha bien Seijuuro, vas a cooperar conmigo o tu bebe las pagará.
El pelirrojo estaba más que sorprendido, había visto la navaja, había previsto el ataque, pero mientras él esperaba que la apuntara a su cuello, lugar donde por supuesto habría podido liberar el ataque, pero lo había apuntado directo a su vientre y no estaba dispuesto a dañar a su bebe.
Se dejó hacer por el rubio que lo ato de manos y pies y luego a estilo princesa para no lastimar al bebe, lo llevó camino a la comunidad.
Tuvo suerte de encontrarse con Trent y Samo antes de llegar a la misma.
-Hey, creo que esto se les ha escapado.
-¡Alexei! – Trent lo miro con incredulidad - ¿Cómo has dado con él?
-Ha aparecido esta mañana con intención de comprarme un caballo, luego quiso guiarme aquí para delatarlos, fue suerte que fuera yo y no alguien más.
-Te la debemos – habló Samo al tiempo que indicaba a Trent que se hiciera cargo de Seijuuro – Tu adelántate a la aldea Trent, yo reuniré a los muchachos para que regresen, y Alexei gracias
-No hay de que, yo me retiro esto ya no me concierne.
El rubio se fue por donde vino, Samo fue a reunir a todos y Trent volvió a la comunidad.
Seijuuro no podía creer todo aquello, había hablado con alguien aliado a esos rufianes, prácticamente se había ido a entregar a manos de enemigo, le frustraba el hecho de que no había podido prevenir eso ni el ataque del rubio, sin embargo otra estaba feliz, de una manera u otra al final no había hecho lo que tenía que hacer y eso se sentía bien.
Al llegar a la comunidad fue atendido nuevamente por Shun, quien pregunto un sinfín de veces si estaba bien, si tenía algún malestar con él bebe, si le había hecho daño Alexei.
-No me ha hecho daño, me amenazo peor nada más – Seijuuro noto enseguida la tranquilidad renovada en el rostro de Shun – ¿Le conoces?
-Era mi prometido – Shun le sonrió un poco incómodo – supongo que ahora solo es un amigo.
-Ya veo…
-Atsushi ha preguntado por ti, está preocupado.
-¿Está bien?
-No, no lo está – Shun vio que el rostro del pelirrojo se contraía en una mueca de preocupación – Solo quiere hablar contigo, escuchar de tu boca que ese hijo que cargas es suyo.
El pelirrojo desvió la mirada, con todo lo que había pensado ese mes, ese día sabía que si hablaba con el de cabellos morado solo haría que su sentido del deber se desquebrajara y lo dejaría de lado solo para estar con él. Shun le sonrió esperando que el pelirrojo estuviera pensando dejar la idea de delatarlos, que estuviera pensando en hablar con Atsushi y quedarse con ellos.