Después de su cumpleaños Shun descubrió que el de Tatsuya era siete días después, lo que considero una injusticia pues no sabría que darle o hacerle para ese día, aunque Tatsuya muy bien sabía lo que quería.
Durante esos siete días hasta el santo del otro casi nada cambio, seguían con sus mismas rutinas de trabajo diario pero con el bello cambio de que por fin se había terminado la cabaña de los niños así que todos los infantes por fin tenían un lugar fijo donde vivir y para alegría de Tatsuya con ellos se había ido Tobio quien ayudaba cuidando ya a los más grandes y enseñándoles a cazar o cortar leña.
Por fin Tatsuya y Shun tenían la cabaña para ellos solos y aprovechando esto el del lunar no tardo en tomar la rutina de hacer suyo a su bello Shun. Fue entonces que el doncel descubrió porque Kazunari hablaba tantas maravillas del acto carnal, sí, era agotador pero a la vez algo que no deseas que acabe, era un placer tortuoso increíble que jamás habría imaginado.
El día del santo de Tatsuya, el del lunar no pudo despertar de mejor manera que con el cuerpo desnudo de Shun entre sus brazos y mejor aún con Shun sobre él repartiéndole besos, eso si que era un buen saludo de buenos días.
Tatsuya lo tomo de la cintura e invirtió posiciones para quedar encima del doncel y comérselo a besos. Besos, caricias, risas y parece todo ir de maravillas, porque todo va de maravillas, ojala siempre fuese así de fácil. Tatsuya ya ha pasado por mucho y se cree con el derecho de ahora disfrutar eso bueno que tiene en su vida.
-Y tienes el deber de disfrutarlo – aclaró Shun como leyéndole la mente.
Tatsuya solo sonrió más y volvió a besarlo.
Salieron por fin de su cabaña casi al medio día, pero nadie comentó nada, Kazunari sabía hacerse cargo de cada menjurje encargado a Shun así que el trabajo del doncel por el momento había estado cubierto, y lo mismo para Tatsuya que afortunadamente tenía a Taiga y a Samo quienes no les importaba compartir reservas con él.
Caminando por la comunidad, Tatsuya acompaño a Shun a terminar de hacer todas sus rondas, juntos y con las manos entrelazadas.
Cuando llegaron con los niños, el del lunar quedó encantado con los pequeños que iban de un lado a otro jugando, jalando a Shun para que les revisara enfermedades inexistentes con tal de saltarse los deberes de ese día; y no pudo evitar pensar en la idea de querer al igual que sus amigos una familia, una con Shun, verlo con una enorme barriga. Jamás había pensado en formar una familia y ahora ese sentimiento se plantaba cálido en su pecho.
Shun sintiendo la mirada del otro se giró para sonreírle y Tatsuya decidió que volvería a tomarlo al anochecer.
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Atsushi estaba sentado afuera del pequeño cuarto de Seijuuro, no decía nada, no golpeaba con desesperación, ni gritaba una y otra vez el nombre del otro, solo permanecía ahí sentado recargado en la puerta esperando que algo pasara, hacía no mucho Shun le había llevado su comida al pelirrojo y ahora junto con el atardecer todos en la comunidad estaban reuniéndose en el centro para le cena, todos menos él, porque él tenía que estar con su Sei-chin, acompañándolo aunque el otro no quisiera.
Del otro lado esta Seijuuro, igualmente recargado en la puerta acariciando su vientre y disfrutando del sonido de la respiración del peli morado, de la tranquilidad que le da saber que está del otro lado, y quiere abrir la puerta abrazarlo y sentirse protegido, pero no, lo suyo no es sentirse protegido, lo suyo es protegerse solo y tal vez por eso aún siga aferrado a la idea de estar encerrado ahí, a la idea de escapar, porque ya ni siquiera piensa en enfrentar a su padre o al rey, ya solo piensa en su criatura y en que tiene miedo de depender de Atsushi. Lo suyo no es sentirse protegido, lo suyo es protegerse solo. Lo repite una y otra vez en su mente y aun así de sus labios sale un “aun te amo Atsushi” que el peli morado no alcanzara a escuchar.
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En el centro de la comunidad sobre una manta se encuentran la nena de Daiki y el nene de Ryouta, están dormiditos y de alguna forma se abrazan, los padres los miran con ternura y tranquilidad aunque esa tranquilidad se va muy lejos cuando Kazunari comenta que sería espectacular que al crecer los nenes se casen y todos se vuelvan familia.
Para Daiki emparentar con Ryouta es pecado, no, jamás compartiría a su nena y menos con el mocoso del rubio, pronto el comentario armo pelea entre el moreno y el rubio. Y solo se calmaron cuando Yukio les propino tremenda patada a ambos.
Taiga y Tatsuya rieron por eso, al final el pelirrojo hizo callar a su pelinegro esposo y la conversación giró en torno al embarazo de Kazunari.
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Pasaron los meses y pronto tanto Kazunari como Seijuuro lucían una enorme pancita. Shun platicaba con Kazunari mientras cortaban las plantas medicinales que faltaban en su botiquín cuando unas terribles nauseas le hicieron correr detrás de un árbol para vaciar su estómago.
Al regresar de su bonita visita detrás del árbol Kazunari lo miro con picardía.
-Tan pronto y ya esperando – Kazunari lo abrazó por los hombros y ambos se sentaron en el suelo – veo que Tatsu no pierde el tiempo.
-Creo que me ha sentado mal la cena, es todo – aclaró Shun – comí demasiado.
-Sí claro – Kazunari rodó los ojos – Mejor admite que le han estado poniendo duro y bonito. Anda Shun cuenta que siempre eres demasiado reservado.
-No negare nada… pero tampoco te daré detalles – Shun estaba tan rojo como un tomate – me da un poco de miedo pensar en estar en estado, pero también me hace ilusión, no se qué piensa Tatsuya de esto.
-Creo que el estará encantado – le aseguro Kazunari – y todos recibiríamos muy bien la noticia.
Shun no respondió a eso, solo sonrió y acaricio su plano vientre.
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Tatsuya iba de un lado a otro cargando leños, cortándolos, y apilándolos, junto con él, estaban Trent y Tobio, y aquel curioso trio trabajaba bien ajo el estricto mando de Samo quien los tenía “esclavizados” juntando las provisiones para las señoritas encargadas de cuidar a los niños. La peli rosa Satsuki y la castaña, Riko cuidaban a los menores, Alex vigilaba a los más grandes que recogían hortalizas y Samo vigilaba que los muchachos no escaparan del trabajo, aunque también lo hacía para quedar bien frente a la rubia.
-Diablos si quiere quedar bien con Alex que al menos el haga el trabajo – se quejó Trent apilando los leños – nosotros no ganamos nada.
-Déjalo ser – le dijo Tatsuya – es la primera vez que veo tan feliz a Samo, así que por mi está bien.
-Alguien parece muy feliz últimamente – comentó Tobio con evidente doble sentido.
Tatsuya soltó una risotada, oh sí estaba muy feliz.
-No puedo creer que al final mi hermano se haya quedado con alguien como tú – replico Trent – más te vale no haberle hecho daño a Shun.
-Oh créeme nada que no quisiera – contesto Tatsuya con la misma positividad, luego poniéndose más serio agrego – No le haría daño nunca, lo único que quiero es protegerlo y creía que eso ya había quedado demasiado claro.
-No importa, que lo sepa y de cierta forma lo apruebe no significa que dejare de cuidar de Shun.
-Si así eres con tu hermano no quiero pensar el calvario que sufrirán tus hijos – exclamo Tobio – aunque si sigues fisgoneando en la vida de Shun dudo que te dé tiempo de hacer algo con la tuya.
- A mis hijos nadie los tocaría – exclamo Trent y luego siguió trabajando, no comento nada más pues se había quedado pensativo, no había hecho nada por su vida desde su prometida y para evita hacer algo molestaba la vida de su hermano, era un cobarde con miedo a la traición.
Tobio y Tatsuya notaron aquel abrupto cambio de humor del mayor, pero no dijeron nada, únicamente siguieron trabajando al igual que el mayor.
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Shun y Atsushi caminaban en dirección al cuarto de Seijuuro, platicaban acerca del pelirrojo, sus avances, como se veía, si comía bien, si se veía alegre o triste, si se vía que había llorado, si mimaba a su pancita, si tenía antojos… Atsushi no se censaba de escuchar acerca de su pelirrojo y Shun le respondía intentando poner todos los detalles que veía en el pelirrojo.
Llegaron por fin a la dichosa cabaña, sin embrago al abrir no había nadie, estaba vacía, Atsushi comenzó a sentir pánico y de inmediato salió corriendo en busca de Seijuuro. Shun a su vez también corrió a avisarles a Samo y los demás de la huida de Seijuuro.
A penas dio aviso Samo, Tatsuya, Trent, Taiga y Shun salieron a buscarlo, no avisaron a nadie más porque dudaban que el pelirrojo hubiese ido demasiado lejos considerando su condición.
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Atsushi lo encontró sentado a la orilla del rio, su ángel pelirrojo lloraba y acariciaba su notable vientre. No hizo falta que el peli morado dijera algo pues Seijuuro lo noto enseguida y fue el primero en tomar la palabra.
-Quería escapar, irme muy lejos, pero no puedo – lo dijo con cierta pena – No quiero pensar en que no te veré más, en realidad no quiero pensar, ni luchar, quiero sentirme en paz ¿Crees que pueda hacer eso?
-Claro que puedes – Atsushi se sentó a su lado y tomo su mano – solo déjame quererte, protegerte y te aseguro que todo saldrá bien.
-No estoy acostumbrado a ser protegido, lo sabes ¿no? – Seijuuro entrelazo sus dedos con los contrarios – Nunca nadie me ha protegido.
-Bien entonces te enseñare.
Atsushi se agacho para tomar los labios contrarios en un dulce beso. Había un límite para la insensatez y Seijuuro ya lo había alcanzado, no podía seguir fingiendo, no podía seguir siendo tan egoísta, no podía seguir siendo infeliz.
Tatsuya fue el primero en encontrarlos, pero no dijo nada simplemente dio media vuelta y se fue, todos los que se toparon con la escena hicieron lo mismo.
Para antes del atardecer Atsushi y Seijuuro regresaron a la comunidad y por primera vez el pelirrojo asistió a una cena con todo el mundo, nadie pregunto nada ni comento nada, únicamente festejaron la unión entre ellos.
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-Me alegran que por fin estén juntos – comento Shun abrazándose más al torso desnudo de Tatsuya – creo que ambos ya se merecían ser felices.
-Si yo igual estoy feliz por Atsushi y eso que Seijuuro ni siquiera me agrada.
El del lunar arropo con las mantas a Shun y le dio un beso en la frente, dispuesto dormirse, pero antes de que consiguiera hundirse en el sueño Shun habló.
-¿Qué me dirías si te digo que estoy embarazado?
Solo abrió los ojos todo lo que sus parpados permitieron, volteó a ver a su preciado Shun y sonrió