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Fiesta Pagana por DarkSweetLady

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Notas del capitulo:

holo gente chula de preciosa!! 

les vengo a traer el cap cuatro de esto.

Me quedo super cortito pero es porque lo que sigue es importante y no queria meterlo todo tan de golpe para que se entienda mejor y así :v jeje

bueno disfruten 

Se dirigieron al centro de la comunidad, Kazunari no dejaba de decir lo sorprendente que era ayudar en un parto, y Taiga lo elogiaba por ayudar a Shun. Llegaron al centro de la comunidad y Shun se separó del grupo. Siendo enseguida detenido por Kazunari y Ryouta.

-¿A dónde vas? –Cuestionó el peli negro - ¿No piensas acompañarnos?

-Ah… No, lo siento, estoy un poco cansado.

-¿Qué? No de eso nada – replico Kazunari – al menos tienes que comer.

-Cierto Shun – intervino Tatsuya – acompáñanos esta noche, velo como una muestra de agradecimiento por ayudar a Ryo.

Shun lo pensó un momento antes de asentir con la cabeza, se sentó junto a ellos en el círculo formado alrededor de la hoguera. Los cuencos pasaban de mano en mano, todos disfrutaban del delicioso estofado. Shun vio que todos los hombres tomaban al igual que la mayoría de las mujeres, exceptuando claro a quienes estaban en estado. Shun pudo ver que aparte de Yukio solo había otras dos chicas en la dulce espera, ambas con menos meses que el doncel.

Así como terminaban de comer el estofado iban pasando los cuencos de regreso apilándolos en una enorme tina para lavar después. A medida que fueron terminando todos la música empezó a sonar, y varios se paraban para bailar.

En esta parte Shun decidió que ya era volver a la cabaña, así que discretamente aprovechando que Kazunari había arrastrado a Taiga al baile y que Ryouta le suplicaba a Yukio por una pieza se levantó para irse yendo, pero una mano lo detuvo. Era Tatsuya.

-Quédate un rato más – pidió con una sonrisa – no te hará mal divertirte una noche.

-No tengo con quien bailar esta noche así que no creo que me pueda divertir tanto si los acompaño.

Tatsuya pudo ver en los ojos de Shun aquella soledad y tristeza que muchas veces había visto en sus propios ojos, sabía que Shun aun sentía la soledad de saberse abandonado por su familia. Respiro hondo antes de hacer aquello que dijo no volvería a hacer.

-¿No bailarás conmigo?

Shun se sonrojo un poco por la petición, recordando de manera inconsciente la noche que lo había visto por primera vez y como Tatsuya había dicho que era lindo. Ambos se miraban a los ojos ajenos a lo que pasaba a su alrededor.

Samo que como todas las noches se sentó al lado de Tatsuya por lo que no pudo evitar oír la invitación casi atragantándose con la cerveza pero sumamente feliz de que Tatsuya le haya propuesto tal cosa.

Shun asintió tomando la mano que Tatsuya le tendía, se unieron al baile. Taiga y Kazunari los miraron impresionados como todos. Preguntándose si en verdad Tatsuya había sacado a bailar a alguien por cuenta propia.

Pero los dos pelinegros estaban ajenos a todos, Tatsuya solo podía ver a Shun, era realmente bello, esa sonrisa era preciosa, su cabello al bailar, su cuello, sus clavículas, sus hombros, su cintura, y esa mirada ¡Dios! Parecía leerle el alma y eso le dolió.

Por su lado Shun no paraba de ver a su acompañante, deseando quitarle el cabello de la cara para contemplar ese perfecto rostro, sus hombros anchos, sus fuertes brazos que lo sostenían con seguridad, ese único ojo visible lo miraba a él y a nadie más, pero a pesar de todo pudo ver en la mirada ajena un atisbo de dolor, de tristeza, angustia; Shun se preguntó si él era el causante de aquel sentir.

Terminó la canción y los espectadores dieron palmas para quienes habían bailado. Tatsuya se sentó y se tomó el tarro de cerveza de un solo. A ese le siguieron muchos más. Por su lado Shun se había puesto a bailar con Kazunari y Taiga, divirtiéndose un poco dejándose llevar. Echaba miradas furtivas a Tatsuya pero este seguía concentrado bebiendo sin prestarle mucha atención; no sabía que era aquello que a veces le hacía sentir pero sin duda era algo muy extraño y fuerte.

Pero se olvidó de todo, se dejó llevar por el sonido de los violines y las guitarras, por la flauta y las percusiones. Muchas otras personas se unieron al baile, Shun bailo más con Kazunari y Taiga, un poco con Ryouta. Se sentía libre, feliz, se olvidó al menos por esa noche, que lo había perdido todo hace poco más de una semana y que su corazón estaba roto y en mil pedazos por culpa de alguien que seguramente ya lo había olvidado.

Tatsuya seguía bebiendo como si no hubiese un mañana, no había prestado atención a Samo cuando este se paró para unirse al baile, pues en algún momento hicieron un círculo donde todos tomados de las manos bailaban alrededor de la hoguera. Sin embargo no podía dejar de ver a Shun ¿Por qué le había pedido que bailaran? En su mente trataba de convencerse de que había sido un acto de solidaridad, una muestra de apoyo para alguien que también había perdido un amor, alguien solo como él.

Él seguía enfocado en Shun, por alguna razón que no alcanzaba a comprender no podía quitarle la mirada de encima y eso le molestaba, no quería romper la promesa y Shun era muy tentador, bailaba alegre y ajeno a todo, como todos los demás se había descalzado y tenía un par de pétalos de flores en su cabello, pues hace no mucho habían aventado al aire, y no pudo evitar pensar que se veía adorable. Siguió tomando y maldijo por un momento no poder emborracharse como cuando era chico y la sola idea le pareció la solución a esos pensamientos tan raros que lo habían estado rondando.

Porque sí, desde hacía un tiempo que con tanta insistencia por parte de Samo y su hermano había considerado la opción de tomar a alguien, lo había considerado pero no había quien le agradara, de hecho hacia mucho que lo estaba pensando sin embargo no había quien pudiera causar algo en su corazón, hasta que había llegado Shun, no sabía cómo o cuando pero de repente no le dejaba de observar, justo como lo estaba haciendo en esos instantes, pero Shun era muy joven, ¿qué haría un chico tan joven como Shun con él? Con cinco años de diferencia, eso era mucho. Suspiró con alivio, Shun hubiera sido perfecto si no fuera tan pequeño.

Rió con amargura, vaya excusa tan estúpida pero si esta servía para mantener la promesa que había hecho hace tanto tiempo no importaba si era una buena o mala excusa, lo importante era mantener la promesa.

Shun por su lado reía y bailaba feliz de haberse quedado, el viejo Samo, un hombre barbudo ya entrado en edad pero aún bastante fuerte, lo había invitado a bailar sin poderse negar. Por primera vez en mucho tiempo se sentía libre, o más bien estuvo consiente que antes de eso él no tenía libertad, antes era el doncel de la familia, el prometido de Alexei, pero ahora no, ahora solo era Shun, ultimo aprendiz de Mizuki (su madre) nada más. Mientras bailaba recordó a su madre, ella la única persona que lo había tratado como un igual, quien le había enseñado que la vida era algo más que desposarse entonces ¿Cómo había cambiado eso? Tal vez fue en el momento en que su madre lo dejo, cuando regreso solo a ser el que hacia los quehaceres y el doncel que podrían casar con alguien de buena familia.

Termino la canción y Shun decidió que era buen momento para descansar.

-¿No bailaras otra vez?

Le pregunto a Tatsuya una vez que se sentó.

-No, ya estoy muy ebrio como para dar volteretas.

Shun lo miro, tenía un leve rosa en sus mejillas señal de que el alcohol le empezaba a hacer efecto.

-Tal vez sería bueno ir a dormir ya.

-Sí, me voy yendo, tú puedes quedarte un rato más Shun.

Tatsuya se levantó, no estaba borracho, a lo mucho podía sentirse un poco mareado considerando que había bebido el doble de lo que solía beber.

-De eso nada Tatsuya, te ayudare y te preparare algo para evitar la resaca.

-Estoy bien puedo llegar por mí mismo a mi casa.

Y era cierto, lo podía hacer pero así como empezó a caminar tropezó, como dándole la razón a Shun de que necesitaba ayuda. El doncel no tardo en ayudarlo sin aceptar negativas.

Lo llevo hasta la cama. Le ayudó a quitarse las botas y desatar su cabello.

-Será mejor que duermas, ya mañana te daré algo para la…

Shun se quedó callado al sentir la mano de Tatsuya sobre su cabeza. El del lunar deslizó sus dedos por el cabello de Shun quitando los pétalos que antes se habían quedado ahí.

-Sera mejor que vayas a dormir Shun.

Fue lo último que dijo antes de recostarse y taparse hasta la cabeza con las sabanas. Shun se quedó paralizado, con el rostro ardiendo en un sonrojo y el corazón latiendo a mil por hora, sintiéndose tonto por seguir parado ahí se fue al cuarto a dormir.

Bajo las sabanas Tatsuya no podía ni cerrar los ojos ¿Qué había sido aquello? Un impulso, su cuerpo había reaccionado sin su permiso para acariciar tan sedoso cabello, tal vez estaba más ebrio de lo que pensaba.

A la mañana siguiente cuando despertó Shun ya lo esperaba con un delicioso desayuno, la cabaña estaba limpia y todo ordenado.

-Tatsuya buenos días – el doncel actuaba con naturalidad y eso le tranquilizo – el desayuno está servido, te deje un té para el dolor que de seguro debes tener, siento no quedarme contigo pero Kazunari me ha pedido que lo acompañe temprano al bosque.

-Está bien Shun gracias.

El pelinegro doncel salió de la cabaña cargando una pequeña canasta para recolectar frutos, hierbas o lo que sea que Kazunari fuese a necesitar.

Unos minutos después de que Shun se había ido llego Taiga.

-Hermano ¿Por qué no me dijiste?

Tatsuya lo miro confundido

-¿Decirte qué Taiga?

-Que te gusta Shun por supuesto.

El pelirrojo tomo asiento robándole del desayuno mientras esperaba una respuesta del pelinegro.

-No me gusta Shun ¿Qué te hace pensar eso?

-Oh vamos por qué otra razón lo habrías sacado a bailar, o por qué te molestaste entonces cuando Kazu y yo quisimos emparejarlo con alguien.

-Estás hablando bobadas,  lo saque a bailar para que se integrara con más facilidad y si me moleste fue porque él no quiere nada de eso, ya lo habéis escuchado ustedes.

-Tatsuya no tienes que negar lo que es obvio.

-¿Ahora resulta que ustedes saben más de lo que siento que yo mismo?

-Te conozco, no lo harías solo por eso.

-Shun es como yo, está herido y no quiere saber de amores, los supervivientes ayudan a otros.

-No tendría nada de malo que te gustase, es muy lindo.

-Cuidado y te oiga Kazunari.

-Él también lo piensa, ¿me dirás que tú no lo crees?

-Bueno Shun es lindo pero eso no cambia nada.

-No hablaba solo de su apariencia.

-Taiga ¿A dónde quieres llegar?

-Hermano es momento de dejarla ir, tienes que hacer tu vida ¿Crees que ella sería feliz de verte tirado a la soledad?

-¡Dejen de hablar de ella como si supieran lo que pensaba! ¡Para ti es fácil decirlo no fue Kazunari quien se fue!

-¡Han pasado ya más de cinco años! ¡Déjala ir!

-¿Cuál es el problema si no lo hago?

-Solo te estas lastimando Tatsuya, la vida continua no puedes quedarte estancado.

La puerta se abrió de repente, Samo había escuchado toda la discusión. Iba a decir algo pero Tatsuya lo interrumpió.

-¡No te metas Samo! ¡No estoy de humor para tus sermones!

-Pues que lastima porque nos vas a escuchar sí o sí.

Samo le hizo una señal a Taiga y entre los dos acorralaron a Tatsuya, el del lunar quiso escapar, pero no pudo contra su hermano y Samo quienes estaban decididos a hacerlo entrar en razón de una vez por todas.

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Shun y Kazunari andaban por el bosque, el de ojos platinos le había pedido a Shun que lo ayudase a recolectar moras para hacerles una tarta a los nuevos padres. Shun había aceptado encantado.

-Shun ¿puedo pedirte algo?

-Por supuesto Kazunari ¿De qué se trata?

-Yo he hablado con Taiga y quiero… quiero que me enseñes.

-¿Enseñarte?

Shun lo miro pensativo y se sentó entre las hierbas.

-Yo estaría encantado de enseñarte Kazunari, pero yo no complete el aprendizaje me faltaron cuatro años.

-No importa Shun, enséñame lo que sepas por favor.

-Está bien yo…. Tengo una idea.

Kazunari vio a Shun tenía la mirada perdida como si tratara de recordar o planear algo.

-¿De qué se trata?

-Mi madre… ella tenía un libro donde escribía todas sus curas, sus hierbas, era un diario… pero lo tiene mi padre…

-¿Sabes en donde lo tenía?

-En su habitación… pero… no puedo volver a Piers

-¿según quién? Shun no te preocupes, recuperaras ese diario… yo no sé leer pero quería que me enseñaras… Taiga y yo podemos ayudarte a recuperarlo.

-Gracias Kazunari, estaré encantado de enseñarte. Ahora hay que volver, no queremos que Taiga se preocupe o ¿sí?

-Gracias, gracias, gracias.

Kazunari lo abrazo con entusiasmo.

Ambos donceles regresaron con calma muy felices, hablando de cuando podían comenzar con las clases.

Pero al llegar a la cabaña nada era felicidad, por el contrario Tatsuya se veía furioso iba saliendo, Kazunari incluso se escudó en Shun al ver la fiera mirada de él del lunar, contrario a Shun que quería saber porque estaba tan mal.

Tatsuya ni siquiera les dirigió la palabra únicamente se fue de ahí a paso apresurado en dirección al bosque.

Al entrar en la cabaña Taiga y Samo los vieron con tristeza, el pelirrojo tenía el labio partido y ayudaba a Samo a levantarse del suelo.

-¿Qué ha pasado?

Kazunari se aproximó a su esposo para limpiarle la sangre de la barbilla, mientras Shun ayudaba a Samo a sentarse.

-Intentamos hablar con él, ya es tiempo que continúe con su vida, ya sabrás como lo tomo.

Taiga contesto resignado y triste pues sentía impotencia de no poder ayudar a su hermano.

Shun miro por la ventana y decidido salió de la cabaña a buscar a su protector. Casi enseguida fue detenido por Taiga y Samo.

-¡Suéltenme! Tengo que buscarlo.

-Shun no lo hagas, está enojado seguro te gritara o algo peor.

-No me importa, ¿acaso no lo han visto? Tenía cara de poder hacer cualquier locura.

Taiga y Samo lo soltaron, lo último que vieron de Shun fue su silueta corriendo al bosque.

-Me recuerda a ella – dijo Samo con un deje de nostalgia.

-Lo sé.

Taiga volvió a donde Kazunari, esperando que Shun pudiese hacer que su hermano entrara en razón.

Notas finales:

Espero que les heya gustado!! 

Nos leemos!! 


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