Partieron antes del amanecer, Alexei y Trent iban amarrados siendo jalados por Daiki y Taiga, mientras Shun y Tatsuya iban al frente.
El moreno peli azul iba bostezando con frecuencia cosa que comenzó a cabrear a Taiga.
-¡Daiki deja de bostezar eres molesto!
-Cállate Taiga tú no tienes que soportar los llantos de una mocosa.
El moreno se quejó bostezando nuevamente.
-No deberías quejarte así de tu hija, Daiki – le regañó Tatsuya - ¿Cómo le pusieron al final?
-Cierto, ¿Cómo se llama tu pequeña? – pregunto Shun integrándose a la plática.
-Ailish, se llama Ailish.
-Es un precioso nombre.
-Gracias Shun…
Los prisioneros escuchaban en silencio, el rubio desde hace un tiempo que planeaba como escaparse, y una vez que logro desatarse las manos dio un puñetazo a quien lo estaba jalando, que era Taiga, como ventaja tenía el elemento sorpresa que aprovecho para desubicar a los otros y tomar a Shun entre sus brazos poniéndole parte de la soga que antes le ataban las manos, al cuello amenazando con ahorcarlo.
-Bien de ahora en adelante las cosas se harás como diga yo.
Sentenció el rubio apretando la cuerda.
-A-Alexei, suéltame… -Le pidió Shun llevando sus manos a la soga.
-No, bonito… te has creído que por tu nuevos amiguitos ibas a lograrlo pero adivina sigo siendo mejor y tu dueño – volteo a ver a los otros tres que se preparaban para actuar por si el rubio intentaba algo contra el doncel – ustedes tres levanten las manos o juro que lo ahorco, tú el moreno, desata a Trent.
Pero Daiki no tuvo que moverse, pues de la nada Shun aventó unos polvos al instante que cerraba los ojos, Alexei recibió las extrañas partículas que enseguida le hicieron soltar a Shun para taparse los ojos gritando del dolor. Se retorció en el suelo al tiempo que Daiki y Tatsuya lo volvían a atar, Shun solo le vació un poco de agua para calmar el dolor.
Tatsuya enojado tomo a Alexei de los rubios cabellos.
-No vuelvas a intentar algo así de estúpido de nuevo, recuerda que no somos cualquier clase de persona.
El rubio le escupió causando risa en el pelinegro que se limpiaba la cara.
-Vaya que rudo chico – le propino una fuerte patada en las costillas – no vuelvas a amenazar a Shun.
Alexei se dobló del dolor ahogando un grito, continuaron con el viaje, el bosque tal y como decían los rumores era peligroso, y más de una vez se encontraron con serpientes venenosas, y un par de veces encontraron a lo lejos osos o lobos, factores que hicieron que cambiaran de ruta y alargaron el tiempo.
Alexei y Trent pronto perdieron su sentido de la orientación, el rubio en se punto olvido la idea de escapar pues aunque lo lograse no sabría cómo regresar el solo a Piers.
Shun había perdido ya la noción del tiempo que llevaban caminando, cuando Tatsuya y los demás se detuvieron, Taiga comenzó a preparar leña para hacer algo de comer, Daiki ató a los prisioneros a un árbol mientras que Shun sacaba los ingredientes para la comida.
Tatsuya lo observaba embelesado sintiendo su corazón encogerse, sacudió la cabeza quitándose las malas ideas, él siempre le sería fiel a ella, solo la amaría a ella.
-¿Estás bien Tatsuya?
Shun se acercó a él pues al ver que agitaba la cabeza pensó que se sentía mal.
-¿Qué? Ahh sí, estoy bien.
El del lunar observo como el otro solo le dedicaba una sonrisa para seguir en lo suyo. Shun preparo una deliciosa boca que les hizo de agua la boca a los hambrientos prisioneros, pero solo recibieron un pedazo de pan cada uno, el cual tuvieron que comer como pudieron pues no los desataron del árbol ni las manos.
-Acábense todo chicos, no hay que dejar sobras - ordeno Tatsuya al tiempo que con un pedazo de pan limpiaba lo que sobraba del cuenco.
Shun solo reía por ver a los tres varones devorando la comida como si no hubiesen probado bocado alguno en años. Miraba especialmente a Tatsuya. “¿Eso quiere decir que me quieres?” no paraba de recordar aquella pregunta, ¿Realmente quería a Tatsuya? ¿De qué forma lo hacía? Pero bien sabía que no tendría oportunidad, pues ya había alguien en el corazón del varón.
-Chicos necesitaremos más agua – observo Taiga - ¿Quién va?
-Yo tengo guardar las cosas así que yo no voy – se excusó con rapidez Daiki.
-Yo me quedo con él a vigilar a estos –Taiga señalo a Alexei y Trent – Así que…
Tatsuya rodó los ojos tomando a Shun del brazo.
-Vamos Shun, tú me acompañas.
El doncel un poco confundido lo siguió preguntándose él porque de las risillas de Taiga y Daiki. El tramo hasta el rio fue en silencio, ya en este llenaron las cantinfleras, pero Shun Resbalo por culpa del lodo cayendo al rio, que afortunadamente en esa zona no era ni profundo ni caudaloso.
Tatsuya de verlo se empezó a reír por lo bajo.
-Hey no te burles – le reclamo Shun mientras intentaba pararse – no es gracioso.
-Lo siento, déjame ayudarte.
El del lunar le tendió una mano para que pudiese salir, pensando que el doncel se había enojado por haberse burlado, y en efecto Shun estaba molesto, tanto que cuando agarro la mano contraria no dudo en jalarlo para que también se mojase.
Tatsuya y Shun comenzaron una absurda pelea por ver quien mojaba más a quien, dejándolo por la paz al darse cuenta que aún tenían camino por recorrer, el del lunar se echó parte del cabello hacia atrás pues de tan húmedo le molestaba en los ojos, Shun lo observaba también exprimiéndose la ropa lo más que podía.
Ante la mirada del azabache se puso nervioso recordando la fea cicatriz que tenía en el rostro y que seguramente había asustado al doncel, exprimiendo con rapidez el cabello para peinarlo tratando de secarlo.
Shun al ver la acción alejo la vista seguro de que su mirada lo había puesto incómodo.
-Ahh… esto… ¿Qué le aventaste a Alexei para que te soltara?
Tatsuya trato de hacer conversación al sentir el pesado silencio incómodo.
-Polvo de balaustia, es una hierba que al secarse y triturarse causa escozor en los ojos y heridas abiertas, aunque generalmente no se usa de ese modo, yo lo prepare en caso de que algún animal nos atacase…
-Que ingenioso, ¿Para qué más sirve esa hierba?
-En infusiones y cantidades moderadas pueden evitar que alguien quede en estado, pero si se abusa puede causar que ya nunca más se pueda concebir.
-¿No tiene aplicación medicinal?
-Aparte de esa… no estoy seguro.
Regresaron tal y como habían ido, en silencio. Taiga y Daiki a penas los vieron preguntaron por su aspecto, burlándose imaginándolos a ambos peleando en el rio.
Llegaron a Piers poco después de mediodía, por suerte la casa de Shun quedaba en unos de los extremos del pueblo lo que evito el tener que atravesar toda la aldea. A penas los vieron el padre de Shun y sus cuatro hermanos fueron a interceptarlos, acompañados de la prometida de Trent.
Enseguida Taiga y Daiki sacaron unas navajas de los bolsos que llevaban y las pusieron al cuello de prisioneros asustando a todos.
-Las cosas son así – empezó a hablar Tatsuya – mantengan la calma y nadie sale herido.
-Déjenlos – reclamo al instante el padre de Shun - ¿Qué malditas quieren?
-Esa es una buena pregunta padre – Shun por fin dio la cara, dejando en claro que estaba del lado de Tatsuya – quiero los libros de mi madre, a cambio dejamos a Alexei y a Trent y escribo una respuesta para el abuelo.
-No puedo creer que nos traiciones de esta manera.
El señor hizo ademán de acercarse a Shun con ganas de golpearlo.
-Más vale que no se atreva a dañarlo – Tatsuya le advirtió – que así como le ponga una mano encima degollamos a estos dos.
Se podía sentir la tensión en el aire, y pronto el señor desistió para acceder al trato que su hijo ofrecía. Fue por los libros y una vez que Shun confirmo eran los correctos soltaron a Alexei y a Trent quienes fueron llevados al interior de la casa para ser atendidos. Shun pidió la carta de su abuelo, hojas y tinta para redactar la respuesta. Sin poder creer que había sido tan fácil, tan sencillo.
Al terminar de escribir en el papel, se la entregó a su padre, el hombre solo miro con detenimiento la hoja, pues a duras penas conocía algunas letras.
-Shun, quédate con nosotros
El doncel bajo la mirada, recordando las palabras de su hermano mayor la noche pasada.
-No padre, ya he decidido ir con ellos.
-Shun por favor, me equivoque.
Esa había sido la señal que Shun esperaba, la prueba perfecta de que algo estaba mal, pues su padre ni por dinero aceptaría uno de sus errores.
-Me temo que no, tenías razón padre, ya han tomado mi pureza.
Cada palabra de Shun era una mentira, y con cada una el doncel solo se sonrojaba más y bajaba la mirada. Esa era la única forma que se le había ocurrido para hacer enojar a su padre. El hombre pronto le dio una cachetada tumbándolo en el suelo. Las cosas pasaron de manera tan rápida, pronto los cuatro hermanos de Shun y su padre estuvieron en una pelea contra Tatsuya, Taiga y Daiki.
Pero los varones que acompañaban a Shun tenían ventaja pues no dudaron en amenazar con los cuchillos, cosa que paro casi de inmediato la pelea.
-Vamos Shun no te vayas.
-Padre no voy, tú ya me has corrido.
-Hijo piénsalo, quédate, no abandones tu hogar ni a tu familia.
Shun pareció pensárselo un momento, tenía la opción de regresar, de retomar su calma y preciosa vida tal y como era antes, ¿Pero realmente eso quería? ¿Volver a levantarse temprano para hacer quehaceres? ¿Ser un cero a la izquierda en la familia? ¿Ser de nuevo aquella mercancía intercambiable que se casaría algún día para darle nietos a su padre? No, no lo quería y no tenía por qué quedarse, recordó las palabras de su hermano, por algo Trent decía que era mejor que se quedara en la comunidad.
-Vamos Shun, perdonaremos tus faltas, y cuando llegue el inquisidor, podrás confesártele como has hecho con nosotros y te redimirán de tus pecados.
Fue un duro golpe para Shun el escuchar aquello, de pequeño su madre había tratado una vez a una chica que fue castigada por serle infiel a su esposo, la habían atado hecha un ovillo por nueve meses, naturalmente la mujer murió pues había quedado en estado y al estar atada de aquella manera había causado que la criatura muriera dentro de la madre provocando lo que su madre llamaba hemorragia interna.
La idea le causó terror, pues aunque sobreviviera a la tortura nadie le aseguraba reponerse, su madre lo decía, que después de la inquisición nadie volvía a ser el mismo.
-Ya he tomado ya una decisión, y me iré.
-¿Estás seguro Shun?
Shun volteo a ver su casa, por la ventana se asomaba Trent quien con una mirada le decía aquello que quería, que se fuera y que no se preocupara más.
-Estoy seguro padre.
Shun dio media vuelta y junto con los tres varones que lo acompañaban se dirigieron al bosque nuevamente.
Tatsuya iba orgulloso de saber que el doncel había preferido quedarse con ellos a pesar de que tenía la oportunidad de quedarse, obvio también parte de eso se debía a que le habían prácticamente amenazado con llevarlo ante el inquisidor. De solo pensar en aquella organización le daban escalofríos.
El camino de regreso fue más ameno, el moreno y el pelirrojo iban más al frente platicando y de vez en cuando dándose de golpes y empujándose.
-Por cierto Shun ¿Por qué le dijiste a tu padre que realmente te había tomado?
Tatsuya lo miro con genuina curiosidad, más aun cuando vio al doncel sonreír.
-Yo dije que me habían tomado Tatsuya, jamás especifique que habías sido tú – Shun continuo riendo - ¿Qué te hizo pensar que hablaba de ti?
Tatsuya le sonrió preguntándose realmente ¿Qué le había hecho creer que se refería a él? O más bien ¿Por qué asumió que él era el único que podía tomarlo cuando a ojos del padre de Shun pudo haber sido cualquiera?