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El Destino por Gratsune

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Notas del capitulo:

los personajes son de Hiro Mashima

EDITADO*

¿Era enserio? Se cuestionaron.


― No los escucho ― camino hasta tomar asiento frente a ellos, cruzando sus piernas femeninamente aun con el mazo recostado en su hombro, retando los nervios crecientes de ambos magos frente a ella ― ¿Y bien? ― Expreso sin paciencia, alzando disimuladamente sus cejas en espera.

 

― Bueno… ―comenzó Natsu ― e-etto… veras ― rascaba su nuca con nerviosismo ― es que yo… ―miro de reojo a Gray por un segundo teniendo una idea ― ¿me desnudo por las noches? ― disminuyo la voz, aun así, trato de ser lo más creíble posible.

 

― ¿Se desnuda por las noches? Más bien acosas, el nudista aquí soy yo ― pensó el pelinegro, no había forma de que Erza se creyera ese cuento viniendo de Natsu.

 

La pelirroja elevo sus cejas divertida para luego girar su atención a Gray ― ¿Y tú?

 

― ¡Ahh! ― Expreso indignado ― ¿Le creíste? ― Señalo al de al lado, recibiendo un leve asentimiento de Erza ¿¡Cómo es posible!? ― Pues a mí también me gusta desnudarme, y mucho ― Erza asintió comprensiva.

 

― Muy bonito desnudarse en una habitación para recién casados ― Era en ese momento donde Gray suplicaba que la tierra se abriera y se lo llevara, y como si el mismo Dios lo hubiera escuchado, el suelo se agrieto hasta sus pies, retractándose rotundamente de su recién pensamiento ― ¿En qué pensaban al provocar… esto? ― Gesticulo con su cabeza en dirección a los destrozados pisos de arriba.

 

― Eso sí fue culpa de él ― se señalaron entre ellos, luciendo ofendidos por cierta acusación.

 

― Tú fuiste quien me ataco primero ― defendió el mayor.

 

― Tú te abrazaste a mí sin dejarme dormir.

 

― Yo no te abrase, tú me hacías “COSAS”

 

― Yo no hice “COSAS” contigo, asco.

 

― ¡Tenías tu cara MUY cerca de la mía! ― Chillo

 

― ¡Tenías tu brazo y pierna por encima de las mías!

 

―Mentiroso.

 

―Idiota.

 

―Inútil.

 

― Bueno para nada.

 

― Exhibista barato.

 

― Cabeza hueca.

 

Dejo caer su mazo con gran fuerza en el suelo enmudeciendo a los presentes ― es demasiado temprano como para que empiecen otro escándalo ― sentencio la pelirroja ― ¿Qué no les basto con el que ya provocaron? ― No recibió respuesta ― ¿¡No les basto!? ― Los chicos asintieron sin saber si era lo que quería la pelirroja ― los quiero despiertos a las 7:00 am listos para comenzar el trabajo ― se levantó del sillón ― duerman hasta entonces ― comenzando a subir las escaleras en dirección a su habitación.

 

¿Qué, acaso eso era todo? ¿En dónde está la muerte? Se preguntaban los magos… ¿Dormir? ¿Los mando a dormir? El pelinegro miro a su alrededor.

 

― Erza… ―llamo antes de que perdiera de vista a la aludida ― ¿En dónde dormiremos?

 

― En su habitación ― respondió como si fuera obvio, continuando su caminata.

 

― Pero esta des…

 

― No es mi problema. ¡Lucy, Happy! Dense prisa ― los nombrados siguieron a la pelirroja mientras la rubia modulaba un “lo siento” hacia los chicos antes de perderse tras haber subido las escaleras.

 

Ambos chicos se miraban de reojo, viéndose en problemas. Al día siguiente las chicas eran las primeras en estar despiertas y listas, bajaron a la recepción y una de ellas noto el cartel de “Fuera de servicio” guindando en la destrozada puerta de vidrio, mientras la otra observaba con curiosidad a sus compañeros mientras dormían, uno apoyando su cabeza en un pedazo de colchón semi quemado mientras era arropado por retazos de una cortina y otro durmiendo en el sillón.

 

― ¡Levántense holgazanes!  ― Estrello el mazo de la noche anterior en los cráneos de ambos ― Nos espera un día largo ― Dijo con ánimos ― y pónganse ropa ― ambos se levantaron mareados por su mal despertar, sabían que era demasiado bueno como para ser verdad el que Erza los allá dejado ilesos.

 

Por otro lado, la pelirroja estaba satisfecha, tenía ganas de estrenar su nueva arma desde que la compro, lo hubiera hecho esa misma madrugada, pero ya habían causado suficientes estragos.

 

Tras reunirse con el encargado del trabajo, emprendieron camino hacia la dichosa montaña, luego de llegar y convencer al anciano de que no era necesario de que los acompañaran, decidieron comenzar a explorar el territorio en dos grupos, el lugar era grande y sería más rápido si se dividían, luego de echar a suerte el orden de parejas, Gray entendió que no nació siendo muy afortunado en la vida, hasta el destino lo quería ver sufrir al quedar de pareja con Natsu, ambos sintieron ganas de reprochar, cosa que quedo solo en sus pensamientos al notar la cara de pocos amigos de la pelirroja al intuir los pensamientos de los varones.

 

Ambos grupos ya se habían separado de izquierda a derecha, Erza no dejaba escapar cualquier rama que le pareciera sospechosa, alzando hojas del suelo y comparándolas entra si, subiéndose en los árboles y explorando desde las alturas, sumergiéndose en los lagos espantando a las criaturas marinas en busca de cualquier señal que diera con el paradero de los buscados.

 

por el contrario de Lucy, que estaba más concentrada en estudiar la flora del lugar, recolectando flores y sacándose selfis junto a Happy en cualquier lugar que le pareciera lindo.

 

Al otro lado de la montaña el ambiente no podía ser más incómodo para uno y frustrante para el otro, no se habían dirigido la palabra y al parecer ninguno pensaba ser el primero en hacerlo, preferían estar “concentrados” en la búsqueda que en el otro. Sin embargo, las miradas rápidas de reojo no podían faltar por parte de ambos, en algunas ocasiones estas llegaban a chocar causando leves reacciones escalofriantes en sus cuerpos por la vergüenza de haber sido sorprendido espiando, al contrario.

 

El sol comenzaba a ocultarse, quitándole poco a poco iluminación al terreno, ambos grupos intuyeron que era hora de marcharse de vuelta al pueblo. De regreso se encontraban Natsu y Gray, tan callados como en un principio, dejando escuchar el cantar de los pájaros y búhos, el sendero ya se había tornado oscuro y tenían que tener cuidado al pisar para no tropezar, comenzaron a bajar con cuidado una colina demasiado empinada y era costoso ver por donde pisaban.

 

La concentración de Gray dejo de darle mayor importancia al camino para centrarla en la espalda del pelirosa unos pasos más adelante de él, aquel chaleco oscuro con solo una manga se le ajustaba mucho al cuerpo y al ejercer presión sus músculos se marcaban a través de la tela, por acto de reflejo los ojos del pelinegro ya se encontraban en la parte baja trasera del mayor, tratando de poder ver la silueta del trasero particularmente sexy que recordó ver días atrás, sin embargo, la tela que caía detrás se lo impedía, trayendo un deje de derrota que invadió su pecho.

 

Su pie resbalo al pisar una rama quebradiza, provocando así que su cuerpo perdiera el equilibrio por completo, como consecuencia cayo de lleno en la espalda del mayor, este último no contaba con aquel peso en sus hombros, trato de mantener el balance, pero el suelo estaba tan empinado que fue imposible no evitar derraparse a gran velocidad cuesta abajo.

 

Por suerte el golpe al llegar al suelo no fue tan doloroso, al menos no para el pelinegro, quien sin querer había utilizado a Natsu como amortiguador, fue él quien se llevó la peor parte por caer de cara contra el piso. 

 

― ¿Te vas a quitar o qué? ―  Masculla al cabo de minutos. Gray salió de su pequeño trance cayendo en cuenta que desde que cayó encima de Natsu había estado sentado un poco más debajo de sus caderas. Apoyo sus manos en el suelo para sentarse en él lo más rápido posible, a la vez que Natsu tomaba asiento y se hincaba hacia atrás hasta escuchar tronar su espalda.


― Perdón ― susurro apenado, de haber puesto atención al camino esto no hubiera pasado, el contrario le miro, limitándose a solo encoger sus hombros y fruncir su ceño para segundos después acercarse hacia el pelinegro, pasando su pulgar de forma poco delicada por el labio inferior de Gray.

 

― ¿Pero qué haces?  ― Se alejó levemente por acto de reflejo

 

― Tienes sangre ― enseño su pulgar manchado del líquido.

 

El corazón del menor latió con fuerza, nuevamente el dedo de Natsu se dirigió a su labio, esta vez limpiando de forma más suave que la primera para no maltratar el raspón, los segundos que para Gray eran interminables habían transcurrido y el mayor había retirado su dedo, pasándolo por su camisa para limpiar la sangre.

 

Al subir la mirada se encontró con los ojos azules clavados en los suyos, alzo una ceja en intriga, pero el menor no respondía bajo ningún motivo, Natsu se acercó un poco más de lo que ya estaba, queriendo comprobar si Gray se encontraba bien, pero la inquietud se apodero de su mente al no tener la reacción que esperaba del pelinegro.

 

Agito su mano frente a su rostro y este seguía igual de inmóvil, tomo su mejilla en mano y comenzó a zarandearlo levemente sin obtener éxito, Gray estaba en completo shock, el pelirosa llevo su frente hasta que este golpeo con la de Gray varias veces y se alarmo al percatarse de algo ¿Gray había dejado de respirar? Empezó a soplar la boca del pelinegro creyendo que así le llegaría aire a sus pulmones para que recobrara el aliento.

 

Sin embargo, todo acto seso al quedarse atrapado por la profundidad de los ojos del menor, era la primera vez que los veía tan cerca, a pesar de la poca luz que había, pudo notar el toque azulado oscuro almacenados en sus pupilas, su mirada ahora recorriera lentamente el puente recto de su nariz, sus dedos comenzaron a moverse de forma perspicaz en la mejilla del menor, sintiendo la  suave piel bajo su mano, su atención fue reclamada tras sentir un vaho fogoso  golpear contra su mentón a cada cierto tiempo, sintiendo la necesidad de encontrar el causante de dicha reacción, sus ojos se toparon con los labios pálidos del menor.

 

Había pasado un rato observándolos de cerca, sin percatarse de los pocos milímetros de distancia que separaban sus bocas, pero no podía dejar de detallar cada imperceptible grieta en los carnosos labios, su cabeza se movía de lado a lado, como si estuviera admirando una obra con pequeñas cantidades de detalles.

 

El cuerpo de Gray no podía estar más tenso que ahora, su sistema se había paralizado por completo desde el momento en que Natsu volvió a colocar su pulgar en su labio, pero ahora estaba al borde del colapso mental, un zoológico de sentimientos se había apoderado de su estómago, por más que tratara de controlar su respiración, esta no dejaba de causarles problemas al respirar, incontables  corrientes eléctricas iban y venían a lo largo de su cuerpo, alimentando levemente la excitación creciente en su  entrepierna.

 

¿Natsu estaba ocasionando eso? ¿Cómo era posible? Nunca pensó en la remota posibilidad de que el pelirosa tuviera tal poder sobre él.

 

La impaciencia recorría con desespero por su cuerpo, exigiendo que acortaran el poco espacio que quedaban entre ellos, no obstante, por más que el pelinegro quisiera hacerlo, le era imposible articular movimiento alguno, fue por eso que pequeñas explosiones detonaron en su pecho al sentir como la nariz de Natsu rozaba la suya, acortando a cada segundo el reducido espacio entre sus labios, la respiración de Gray se aceleró, tensando sus músculos, parando su corazón, cerrando sus ojos para luego caer desmallado tras haber sentido aquel dolor agudo en su cráneo que salió de la nada.

Notas finales:

Espero que les alla gustado, dejen rewis.


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