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NO COMPRES; ADOPTA UNA MASCOTA. por hiruma chan

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Notas del capitulo:

estos hermosos personages han sido creados por: EIICHIRO ODA-SAMA-SENSEI!!!!!!!!

creo esperaban lña muerte de Mingo-chan -3- lo haré sufrrir un poco en unos capitulos solo esperen... 

kekekekekekee!!!!!! (+w+)

Capítulo 19: Tsutaetai omoi.  (Un sentimiento que te quiero confesar.)

 

 

 

*/*/*/*Celdas de la mansión Donquixote*/*/*/*

 

 

Cuándo Ace y Luffy salieron a “jugar”, en realidad el objetivo era que Ace no asesinara a Smoker, ninguno de los que se quedaron dentro consideraron que los morenos tuvieran ideas terroristas en la cabeza como motivo de diversión, aun así no se les hizo extraño considerando que unos ya conocían a Luffy, mientras los demás habían conocido a Ace durante la redada y sabiendo que eran hermanos hasta les pareció lógico su comportamiento tan suicida.

 

-Aun no supera la fase de piromanía por lo que veo… — Smoker estaba sentado en la cama que le habían proporcionado para que descansase, con la vista repasaba las heridas en sus brazos, abría y cerraba el puño tratando de desentumir sus músculos para recuperar al menos un poco de movimiento en la muñeca.

-Ya estaba casi curado… — Marco descansaba recostado en la celda frente a Smoker, al ser un pasillo con celdas a ambos lados y los barrotes de metal no daban intimidad pero, era lo más adecuado para los inquilinos, considerando su estado de fertilidad y el repentino malestar o recaída de alguno de ellos.

-¿Qué le hizo recaer?... — Aunque a Ace le molestase la presencia de Smoker, el mayor no parecía tener ninguna clase de resentimiento contra el moreno, sobre todo porqué de alguna manera comprendía que no era la mejor persona para ser amante de un niño de apenas quince años y mucho menos por dejarlo en cinta a tan tierna edad, incluso él mismo se odiaba en cierta medida con solo recordar que Luffy podría no tener la fuerza suficiente para completar el embarazo o salir vivo de la experiencia, incluso se arrepentía en momentos hasta de conocer al moreno y caer irremediablemente esclavo de sus encantos naturales e inocentes, el solo pensar lo que sufriría Luffy de ahora en adelante le helaba la sangre.

-Participo en una redada dónde le dieron libertad de destruir todo lo que quisiera… — La voz de Marco lo sacó de sus pensamientos.

-Eso es  un problema… — Ironizo lo obvio, a Ace desde niño le prohibieron acercarse al fuego, no tanto porqué se lastimase, más bien porque tenía un extraño talento para hacer de un fosforo una llamarada.

-Lo será mientras no encuentre otra cosa que hacer pero…

-¿Pero?

-Considero que si se queda con Luffy tendrá que moderar sus impulsos suicido-homicidas.

-Eso o considerando la impaciencia de Luffy se unirán provocando un verdadero desastre.

 

Tanto Smoker como Marco guardaron silencio meditando, en realidad esa segunda opción era más probable conociendo a los morenos.

 

 

+++

 

 

En otra de las celdas, un peliazul atendía casi obsesivamente a un castaño que se moría por salir a la superficie y ver el sol, así como sentir el viento y escuchar los sonidos ya casi olvidados de la viva civilización, aunque ahora mismo no debían salir, más que nada porqué los restos de cadáveres no ayudarían a la salud de Shachi considerando sus aun presentes náuseas.

 

-Heat-san, me siento bien… — Shachi trataba de levantarse de la cama, ciertamente ya había pasado más de un mes desde la última vez que se vieron, pero el castaño nunca considero que Heat se volviera tan sobreprotector con él, de hecho era consciente de que el peliazul controlaba demasiado su lado sobreprotector y casi obsesivo con todo lo que tuviese que ver con su seguridad y salud además de su asegurada presencia en la vida del más alto.

-Shachi-kun, debes descansar de la impresión que recibiste.

-Pero no fue tan aterrador… — Shachi sonreía levemente agachando la mirada, el solo pensar que no volvería a ver a Heat si los soldados los encontraban había sido demasiado para sus nervios, pero, más que eso, el enterarse del verdadero hombre que era el peliazul lo ponía más nervioso, no porqué considerase que Heat lo lastimaría, eso era imposible, Shachi estaba completamente seguro de la clase de persona que era Heat pero, una parte de su sentido común no dejaba de decirle que podía no conocer por completo a ese hombre y que en algún momento podía ser peligroso estar con él.

 

El castaño no le había dicho o preguntado sobre su pasado, no quería saber la respuesta o escuchar alguna excusa, él era el menos indicado para cuestionar o criticar el pasado de otra persona, él no debía salir de su pueblo, él no debía ni siquiera que estar vivo, lo sabía, lo comprendía, incluso en su momento aceptó la muerte, en ese momento sus amigos lo habían salvado pero, ahora mismo y desde que conoció a Heat seguía siendo consciente de que su muerte era necesaria, seguía comprendiendo los motivos pero, había cambiado de idea, él ya no moriría por aquellos que no habían hecho nada por él, aquellos que ni siquiera lo conocían, aquellos que no eran ni una pequeña sombra en su mente, no ahora que la misma estaba completamente invadida por el peliazul.

Heat noto el largo silencio que inundó la habitación, no era propio de Shachi guardar silencio o perderse en sus pensamientos ni siquiera en los momentos de descanso, de hecho en incontables ocasiones mencionó que prefería la música en vez del silencio, que detestaba escuchar a su cerebro,  por eso Heat no comprendía el porqué de su actitud tan reservada.

¿Acaso no quería ser rescatado?

¿No quería volver a ver al peliazul?

¿Ya… no lo quería?

 

-Shachi… — Susurró Heat acercándose al castaño.

-Perdón… — Reaccionó cuando el peliazul posó su mano en su hombro.

-… — Heat desvió la mirada, no quería saber del todo lo que preocupaba al castaño, ya sabía lo de su pasado y no tardaría en preguntar.

-No era mi intención preocuparte… — Shachi bajo la mirada evitando todo contacto visual con Heat, estaba al tanto del turbio pasado de su amante y esposo, considerando que poco tiempo después de conocerse contrajeron nupcias en una capilla de Sabaody.

-… — Heat abrió desmesuradamente los ojos y casi se derrumbó sobre el suelo, arrodillado frente a Shachi, su mente no admitía que esa fuese la razón del comportamiento tan distante de Shachi ¿Eso era lo que preocupaba al castaño?

Debía ser una broma y una de muy mal gusto, que inevitablemente le hizo sonreír como si acabase de perder la salud mental por completo.

Por eso en ese mismo momento se despidió gustosamente de ese último y diminuto trozo de razón mental.

 

El peliazul se acercó al castaño hasta sentarse en la cama junto a él, rodeo a Shachi con ambos brazos y le hizo recostarse sobre su pecho tan delicadamente que el castaño no pudo evitar suspirar con las suaves caricias a su cuerpo.

Con solo sentir el cálido pecho del peliazul, Shachi tomó con ambas manos la camisa de Heat y se aferró a esta como su fuese lo único que tuviese en la vida. Cerró los ojos y disfrutó de la tranquilidad que le otorgaba su amante.

 

-Nunca… — Susurró apenas audible el castaño —… N-nunca pensé que alguien… me buscaría… — Al terminar de entonar sus palabras, sus ojos se vislumbraron cristalizados por un par de diminutas lágrimas.

-Shachi… — Heat comprendía las palabras de Shachi y eso era lo que más oprimía su corazón.

 

No quería pensar que alguien hubiese lastimado tanto al castaño cómo para que llegase a considerar que nadie buscaría su presencia.

Paseo sus manos por la espalda del más pequeño tratando de calmarlo, en realidad nunca habían hablado sobre su vida de antes de que se conocen, era casi un acuerdo mudo, no preguntaban y no respondían nada. Pero eso solo les evidenciaba el hecho de que ninguno de los dos disfrutaba de una vida normal o monótona al menos.

 

-Soy una persona que no habla y no pregunta pero… — Pronunció el peliazul hundiendo su rostro en la suavidad del cabello castaño —… Ahora mismo debo hacerlo…

-Dime… — El murmullo de Shachi apenas fue audible.

-… ¿Me extrañaste tanto como yo a ti?

-… No... — Respondió el castaño abrasando más fuerte al peliazul —… Yo te extrañe mucho más.

-… — Heat sonrió suavemente inhalando el aroma al que se había vuelto dependiente.

 

A pesar de todo por lo tuvo que pasar: sufrimiento, ira, dolor y odio.

Nunca cambiaria ningún momento de esa vida, porque incluso los momentos más crueles y dolorosos que inevitablemente había tenido que soportar, lo habían llevado a dónde estaba ahora. Y ahora mismo, estaba abrazando a un castaño que hacía volver latir nuevamente a su casi olvidado corazón.

 

 

+++

 

 

-Con eso terminamos… — Pengüin guardaba el estetoscopio dentro del maletín de primeros auxilios que usaba todos los días para hacer los chequeos matutinos y nocturnos de los demás chicos, siempre era ayudado por Shachi pero, ahora quien le ayudaba era Killer, el castaño debía descansar lo suficiente para tener las energías necesarias para lo que restaba del tiempo de gestación —… Sanji estas saludable, procura descansar y guardar muchas energías, es lo más importante en los primeros meses además de no hacer ni un solo movimiento brusco.

-Gracias Pengüin, suponía que el marimo se emocionaría con la revisión pero… —El rubio giró la mirada para rectificar que Zoro dormía cómodamente a su lado en la misma cama —… Es un caso perdido.

-Debe estar agotado, Killer-san me dijo que no había dormido desde que se encontraron en el barco que los trajo a Dresrosa.

-Eso es lo que me molesta más, ¿Cómo sabe que ya no hay peligro?

-Porque habló con Pink… — Killer entró con una charola en mano y les ofreció una taza del té que usaban para calmar las náuseas, no lo bebían por lo desagradable de la regurgitación de los alimentos, lo peligroso era que con las arcadas y espasmos digestivos, por el esfuerzo su cuerpo lo catalogase como las contracciones del parto y eso no era lo más saludable considerando que en primer lugar sus cuerpos no estaban diseñados para un parto natural, la cirugía era la única opción de que sobrevivieran tanto ellos como sus hijos.

-¿Qué le dijo?... — Después de un sorbo de la cálida bebida Sanji continuo con el interrogatorio al rubio de pelo largo.

-Que no podemos irnos ahora, los oficiales que conocían la operación pueden estar cerca, consideramos que al no saber nada de los hombres que entraron en la propiedad de Doflamingo a estas horas han de estarlos buscando, además de que ahora mismo nos deben estar buscando como: “cómplices de un líder del bajo mundo”.

-Pero ustedes también… — Sanji posó su vista en Pengüin y entendió de inmediato que el pelinegro no había dicho o preguntado nada a Killer sobre los detalles de su peculiar pasado —… ¿Se quedarán?

-Por ahora será lo más conveniente… — Killer no era tan despistado cómo para no notar el repentino cambio de voz de Sanji además de la mirada que le dedicó a Pengüin, era casi una pregunta silenciosa y un acuerdo de silencio.

-Escuchamos las noticias de Sabaody, no hay a donde volver por el momento ¿Cierto?... — Pengüin miró desde abajo a Killer, al estar sentado en la segunda cama de la celda quedaba de frente a Sanji y podían charlar a gusto.

-No es necesario volver a Sabaody, podemos ir a dónde quieras, si tienes un lugar en mente solo dilo, además no me agrada la idea de la vigilancia continua que tendrán los Archipiélagos de Sabaody por los meses que siguen en las reparaciones de los edificios que fueron destruidos.

-¿Crees que los oficiales los reconozcan? ¿Puede ser que a Zoro…?... — Sanji no quería pensar en una vida de prófugos y mucho menos con un bebé, él ya lo había sido y aunque por poco tiempo no lo había gozado en lo más mínimo.

-No me refiero a eso, los soldados de la redada no eran los únicos involucrados con los secuestros, es posible que ahora mismo estén buscando a sus camaradas pero, también es posible que continúen por su cuenta con los experimentos y secuestros.

-Si nos ven en estos momentos sabrán que somos fértiles… — Susurro Pengüin.

-Sería como ponernos un letrero en el cuello que diga: “Soy un varón fértil, secuéstrenme.”… — El sarcasmo de Sanji fue palpable en cada palabra.

-Entonces habrá que colocarte uno más grande que diga: “Propiedad de Roronoa Zoro.”

-¡¡…!! ¡¡Marimo, no me asustes!! ¿Y qué es eso de “propiedad”? No soy un objeto ¿Sabes?

-Aun así, eres M-I-O~… — Refutó Zoro abrazando por la cintura a Sanji.

-¡¡Suéltame marimo!!... — Las mejillas de Sanji enrojecieron, uso sus brazos para tratar de alejar al repentinamente meloso peliverde, de alguna manera muy extraña Zoro se había vuelto muy empalagoso y eso asustaba un poco a Sanji considerando que la muestra más común de “amor” entre ellos eran las patadas por parte de Sanji y los filosos cortes de espada por parte del peliverde —… ¡¡ZORO!!

-Jeje… Sanji, es normal que actué de esa manera.

-¿De qué hablas? Lo acabas de conocer, no puedes saber cono actúa normalmente.

-Es un comportamiento normal durante el embarazo, las hormonas que produces lo vuelven dócil o huraño considerando el momento incluso la persona con la que esté hablando.

-¿Cómo un perro o un gato celoso de los acompañantes de su amo?

-Sí, lo único que quiere es tener tu atención, es una reacción a la posibilidad de que quieras más al bebé que a él.

-Eso… suena TAN absurdo… — A pesar del tono de fastidio de Sanji, el rojo de sus mejillas delataban su deleite por ser mimado por su prometido.

-Lo es pero, es una reacción normal.

-¿Killer también se volvió meloso?... — Sanji observaba la reacción del nombrado.

-¿Yo?... — Tanto Killer como Zoro habían escuchado atentamente la charla, incluso en las otras celdas guardaron silencio para no perderse el más pequeñísimo detalle.

-No, a Killer-san le dieron antojos excéntricos por las mañanas… — Pengüin sonrió al recordar la tarde que había encontrado a Killer con una gran cantidad de papas fritas, comida chatarra que por cierto el rubio nunca consumía.

-No quiero escuchar de eso… — Aún era temprano y Sanji empezaba a padecer los ascos y el solo escuchar algún tipo de comida le provocaba las incontenibles arcadas, eso era muy molesto para él considerando que era cocinero y su profesión abarcaba desde su infancia hasta ahora, en pocas palabras toda su vida.

 

Con la charla y las revisiones de Pengüin el ambiente en todo el sitió era calmado, quizás demasiado, ni siquiera se escuchaban los estallidos anteriores provocados por los hermanos morenos.

 

-Es mucho silencio… — Smoker fue el primero en notarlo.

-Eso no presagia nada bueno… — Marco se levantó saliendo de la celda dónde descansaba recostado en la cama, caminó directamente hacia la salida del pasillo.

-¿Qué sucede?... — Pengüin detuvo el avance de Marco al ver su semblante preocupado.

-No escucho el alboroto de Ace y Luffy…

-Tal vez se aburrieron… — Concedió el más bajo tratando de calmar al rubio.

-Eso es lo que me temo… — Sin decir más, Marco salió del lugar a paso rápido.

-¿Dónde va?... — Killer interrogo a Pengüin que se había quedado en medio del pasillo observando como Marco salía empujando la pesada puerta con una sola mano.

-Le preocupa que Luffy y su hermano se aburrieran… — Respondió girando su vista hacia un visiblemente celoso Killer.

-Sí esos chicos hicieron explosiones para entretenerse no quiero pensar en lo que habrán hecho después de eso… — El rubio sonrió al tener la mirada esmeralda de su enamorado.

-Por alguna razón… — Pengüin sonrió suavemente con la conclusión a la que había llegado con solo cruzar unas pocas palabras con Marco.

-¿Qué?

-Me pareció que se preocupa mucho más por el mayor.

-“Es un chico único, por suerte” según nos dijo.

-… Lo suponía… jeje.

 

Pengüin sonrió al comportamiento de los morenos, de alguna manera era divertido convivir con esos chicos, siempre habían hecho algo divertido durante el tiempo que tenían de conocerse, lo único que lo desanimaba era que está vez no podía ver que locuras idearían.

 

-Deberías descansar… — Propuso le Killer.

-Solo falta la revisión de Cavendish… — Pengüin sonrió suavemente, debía cumplir con las revisiones de todos.

 

Siempre dejaba la revisión de Cavendish al final, fue petición del rubio, “quiero estar bien despierto, eso es todo” esa fue la única razón del rubio.

Pengüin estaba al tanto de que Cavendish no dormía lo suficiente, él solo cerraba los ojos mientras se recostaba o se mantenía sentado, nunca dormía.

 

-“¿Por qué  no duermes? Es necesario el sueño para el bebé.” — A una semana de conocerse, Pengüin le había interrogado, no podía preparar un apropiado tratamiento para el rubio mientras no supiera el historial médico de Cavendish.

-“… Estaré bien… no te preocupes” — El rubio solo había sonreído en ese momento pero, esa misma tarde Pengüin tuvo los detalles sobre la doble personalidad que debía manejar el rubio, por eso no dormía, no había problema para con los demás puesto que su celda era cerrada con llave todas las noches, lo que lo preocupaba era que en su locura temporal lastimase a su bebé, esa era la única razón por la que se pasaba las noches sin dormir.

 

Pengüin caminó hasta el final del pasillo dónde se encontraba el rubio, en la madrugada habían vuelto a las celdas tras ser informados de que no era apropiado salir con todo el alboroto que se hiso, el peligro seguía presente considerando que no estaban seguros de que los oficiales dejaran de secuestrar o intentar lastimarlos. La decisión fue unánime, quedarse en la mansión de Doflamingo, o lo que quedaba de ella, y esperar hasta el parto o al menos lo suficiente para saber el siguiente movimiento de la autoridades.

Bartolomeo se había quedado con  Cavendish durante toda la noche, ninguno dijo nada solo cerraron la celda con las cerraduras como de costumbre y se durmieron antes que los demás.

Cuando Pengüin tomó las llaves que él guardaba y se paró al frente de los barrotes dispuesto a abrir la celda, se detuvo esbozando una suave sonrisa.

 

-Creo que la revisión tendrá que esperar un poco más… — Dijo al tiempo que volvía a su propia celda dejando el botiquín sobre el buró.

-Es lo mejor… — Killer ayudó a Pengüin a cambiarse la bata que usaba mientras acariciaba con delicadeza el vientre de Pengüin, había extrañado demasiado a Pengüin, sobre todo las dulces sonrisas que le brindaba.

 

Nunca podría volver a vivir sin las sonrisas de ese chico.

¿Qué hizo para poder conocerlo?

¿Sería un ángel tratando de liberarlo de su infierno?

¿Existía un alma tan caritativa?

No lo sabía… simplemente conocía al poseedor de aquella hermosa alma que duplicaría su felicidad.

 

Sin decir palabra alguna Killer abrazó a Pengüin, a este no le pareció extraño ser rodeado por los fuertes brazos del rubio, siempre lo abrazaba delicadamente sin razón aparente, a Pengüin le gustaban mucho esas repentinas demostraciones de cariño y siempre sonreía para demostrar lo feliz que era al estar con Killer.

 

-“¿Eres un asesino?”

 

Había escuchado a su sentido común preguntarlo, es más casi exigía una respuesta.

Respuesta que en realidad no quería saber.

Solo quería callar esa voz que lo fastidiaba pidiendo explicaciones.

Solo eso.

Si el rubio al que amaba irónicamente se llamaba Killer y su profesión era la misma…

¿Qué podía hacer?

Ni porque fuera el hombre más cruel del mundo.

Ni siendo de esa manera podría alejarse de él.

Tal vez el destino se burlaba de él.

O tal vez era inevitable que siguiese unido a un asesino.

Ese debía ser un castigo por odiarlos o por al menos decir que los odiaba.

 

 

La verdad no había razón, simplemente amaba a Killer nada le haría cambiar sus sentimientos eso era todo.

 

 

+++

 

 

Cuando se cansaron de esperar, salieron de las celdas a desayunar por indicaciones de señor Pink, todos salieron a excepción de un par que seguía sin dar señales de su presencia.

Bartolomeo y Cavendish seguían en la celda.

El peliverde dormía bocarriba estirando sus brazos a los lados, descansaba tranquilamente sin preocuparse del lugar dónde estaba.

Cavendish estaba recostado sobre el pecho de Bartolomeo y se abrazaba a él, su respiración tranquila demostraba que por primera vez en todo el tiempo que llevaba lejos del peliverde, dormía profundamente.

No había razón de preocuparse, Bartolomeo siempre lo dejaba descansar tranquilamente y nunca había dejado que lastimara a nadie o se lastimara él mismo, era simple confianza además de la tranquilidad que le brindaba el dormir con Bartolomeo.

Cavendish sonrió entre sueños, respirando el aroma que tanto extrañaba.

No tenía razón de preocuparse, Bartolomeo ya estaba con él, ahora podía dormir tranquilo.

Al sentir que los brazos del rubio lo estrechaban con más fuerza Bartolomeo pasó su brazo por la cintura del rubio afianzando la cercanía del rubio lo que hizo suspirar al rubio.

 

-Bartolomeo… ~ — Susurró Cavendish al sentir el abrazo del peliverde.

 

 

 

Continuará…

 

Próximo capítulo: … dolor.

Notas finales:

CON MI FLOJERA DEL SABADO (YA TENIA EL CAP.. ¬¬U ME DIO GUEVA IR AL CIBER) Y LA SEÑAL FALLIDA ESPERO SE PUBLIQUE!!! PERDON POR LA ESPERA!!! 

CUIDENSE MUCHO!!! MATA-NEE!!!


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