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Amor enfermizo. por MeiNozomi

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Notas del fanfic:

Mes KagaKuro :)

Notas del capitulo:

Sin más que decir, espero que les guste y les sea de su más humilde agrado. 

En una escuela secundaria de Tokyo, más bien en el Instituto Seirin acababa de abrirse un nuevo pabellón para los estudiantes de baloncesto.
Luego de un tiempo, comenzaba el verano , estación en donde los estudiantes salían en grupo al campo para gozar del frescor y la belleza del juego.
Estaba un día uno de los estudiantes más codiciados Kagami Taiga jugando solitario, gozando de la suave brisa que entraba por las ventanas del gimnasio, cuando en frente de él, vio a un muchacho en cuyo rostro florecían todos los capullos de la estación. Se detuvo clavado en la cesta por la admiración y sacudido ya por el amor. No pudo apartar la mirada del blanquecino resplandor de aquel rostro, ni de aquel cuerpo delgado. 

Pero nuestras emociones no dependen de nuestra voluntad. El joven sintió que lo contemplaban y levantó la mirada; inmediatamente su alma se sintió turbada, y su corazón se alegró secretamente entonces pensó: «"Si pudiera conocer a ese gran jugador y guapo joven, conocería muchos momentos de dicha. Pero, si bien ahora está ahí, ¿dónde estará mañana?, ¿cómo puedo decirle dónde encontrarme otra vez?" »
 
Justo en ese momento, pasaron un grupo de estudiantes y Kuroko, hizo que con su fantasmal presencia lo choquen y fingió una caída. Instantáneamente, lo ayudaron y dijo :
 

— ¡Ah! mi pierna, necesito ir a mi salón —. Dio su número de curso y piso.
Kagami agudizó sus oídos cuando el joven prosiguió:
 

— Soy Tetsuya Kuroko, estoy en el piso (...)
 
Kagami enamorado, trémulo de alegría, se dijo para sí:
 
« Esas palabras han sido para mí, seguro. »
Entonces, sintió también ansia a darse a conocer a su vez, y, no ocurriéndosele otra forma hizo lo mismo que había hecho el joven : se dejó caer, tratando de aparentar que practicaba y todos los que estaban allí se le acercaron.
 

— ¿No estás loco?, ¿cómo puedes practicar de esa manera?
 
Al ver aquellas acciones de su admirador, Kuroko se alegró en el fondo de su corazón. Le indicó a los estudiantes :
 
— Si vienen tras de mí, les mostraré el piso en donde curso.

Pero, en realidad, sus ojos le hablaban al joven, que echó a andar poco a poco en pos de él admirando la gracia de su porte. Y de esta manera fueron caminando todos hasta que se detuvieron en el piso del blanquecino.
Kagami estuvo yendo de un lado a otro, cual si hubiese perdido el seso.
 

A partir de aquel día, Kuroko quedó tan extrañamente afectado que era totalmente incapaz de tragar un solo grano de arroz, ni tan siquiera de tocar un pastel. Por último, una mañana estuvo demasiado débil para poder levantarse. Le dolía todo el cuerpo. Sentía jaqueca y tenía un poco de tos.
Inmediatamente, unos médicos amigos de sus padres, llegaban y Kuroko comenzó a darle una larga explicación. Pero el médico lo interrumpió:
 

— Ya lo sabré todo en cuanto haya examinado bien al paciente.
 

Kuroko sacó una mano flaca y el médico le tomó el pulso durante largo rato. Por último dijo:
 
— Te duele la cabeza y también todo el cuerpo. Estás en continua agonía y el mundo te es odioso.}
 

— Este es exactamente el caso — contestó el joven desde la cama.
 

— Pero ¿qué es lo que causa esta enfermedad? —.  Como el joven no contestaba, el médico entonces le dijo — ahora, vamos a curarte. La enfermedad la tienes en el corazón y en ninguna otra parte
 

— ¿En el corazón? — dijo Kuroko enfermo.
 

— Tú has visto a alguna muchacha guapa y te ha gustado. Tu sufrimiento viene de esto, ¿no es así?
 

— No hay nada de eso — negó.
 

— Vamos, vamos. Dime la verdad y muy pronto encontraré los medios necesarios para salvarte la vida.
Viendo en ello la posibilidad de lograr su deseo, Kuroko decidió contarle todo. Cuando hubo acabado, el médico dijo:
 

— No te acongojes. Conozco a una de esas amistades que me han hablado de él. Es deportista y recto. Iré a ver a su amiga para hacer los arreglos propios para concederte una cita, si es que decididamente, quieres estar con él.
 
— Sabes muy bien que sí quiero — contestó Kuroko enfermo pero con una sonrisa — pero, ¿cómo voy a engañar a mis padres?
 

— No te inquietes. Tengo mis recursos.
Luego, el médico decidió por el bien de Kuroko comentarle sobre su desdicha — hay que acceder a su deseo; no hay otra manera de salvarlo ya que, de otro modo, su muerte es segura
 

— Si eso quiere mi niño ... — musitó la madre insegura — ¿pero, cómo vamos a llevar la cosa a buen fin?
 

— Yo trataré de hablar con sus conocidos. Los tendré informados.
¿Qué podía hacer Kuroko, que de esta manera se lo ve privado de su cuerpo y de la prenda del amor?. Se vio obligado a mentir.
 

Por la noche, cuando sus padres estuvieron dormidos, se puso sus bonitas ropas y guardó las zapatillas dentro de una pequeña mochila.
En cuanto el gran reloj dio la hora de la primera vela, ya que como le había comunicado su médico que Kagami estaría allí, salió sin hacer ruido y fue directamente a ese preciado lugar en donde se habían conocido y contemplado mutuamente. 
 
Unas ligeras nubes ocultaban la luna que no estaba más que en su mitad. Al llegar al gimnasio, tosió. La puerta se abrió y apareció Kagami.
Entonces, él tomó a Kuroko en sus brazos y la pasión desbocó en sus dos corazones. En la oscuridad y con tal emoción, ¿cómo iba a saberse el engaño?.
El usurpador de su corazón, llevó a Kuroko lo llevó al lecho.
Exactamente así, el precioso cuerpo blanquecino, fue abrazado por los fuertes brazos del extasiado deportista. Exactamente así es el capullo de ciruelo destrozado por el granizo. Exactamente así es el nido de gorrión ultrajado por el cuclillo.
Cuando bajo la lluvia de las caricias se hubieron disparado las primeras nubes de su deseo.
 

— Ahora que soy tan feliz, quiero enfermarme para toda la vida
 
A eso de la cuarta vela, antes del amanecer, Kagami se levantó y dio un hermoso beso a Kuroko antes de despedirse.
Desde aquel día tuvo que haber alguna tormenta de lluvia o una luna demasiado clara para impedir que Kagami se apresurara a correr junto a Kuroko. De esta manera pasaron los días y, después, los meses. 

Notas finales:

Muuuuuuuchas gracias por leer, y espero que el mes KagaKuro las/os llene de amor y alegría.


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