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Innegable atracción por DarkSweetLady

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Fujimaki-sensei 

Notas del capitulo:

Hola!! les traigo este one shot para celebrar el mes de Himuro espermatozoides locos Tatsuya 

espero lo disfruten n.n 

ignoren el titulo no se me ocurrio nada más interesante xD y me disculpo de una vez por cualquier error u horror ortográfico

 

 

Por fin son vacaciones de verano y Himuro Tatsuya en lo único que puede pensar es en lo bien que se la pasara con sus amigos ese año que han decidido hacer un viaje a la playa. Toda una semana sin adultos, sin reglas. Solos para vivir la vida como todo adolescente descuidado puede hacer.

Sin embargo su padre piensa todo lo contrario, esas vacaciones su hijo tendrá que aprender un poco de trabajo duro y disciplina.

-¿Qué has dicho? 

Tatsuya se paró dando un fuerte golpe en la mesa, sorprendido por las palabras de su padre.

-Lo que escuchas Tatsu, tengo pensado que sería bueno pasar para variar este verano contigo aquí en Japón. Hace mucho que no pasamos tiempo de calidad padre-hijo ¿No crees?

-Pero papá… ¿No crees que mamá se sentirá sola haya en América?

-Tatsuya tu madre pasara el verano con su novio Richard eso ya lo sabes.

El pelinegro quiso golpearse la cabeza con un bate al olvidar que hacía apenas unos meses sus padres se habían divorciado.

-Perdona es la costumbre.

-No te preocupes, ojala  Rich pueda controlar a tu madre ahora que se viene una nueva temporada de ropa.

Padre e hijo rieron recordando lo compradora compulsiva que podía ser la ex señora Himuro cuando se trataba de moda y ropa.

-Pá de verdad no tienes que acompañarme este verano, estoy bien por mi cuenta.

El señor Himuro miro a su hijo con ternura, claro que estaría bien por su cuenta, su muchacho ya tiene 18 años es casi un hombre.

-Lo sé Tatsu, soy yo el que no sabe si podrá pasarla solo.

A Tatsuya se le encogió el corazón, y es que comprendía en cierto modo que la separación había sido un fuerte golpe para el hombre, lo había sido incluso para él. Cerró los ojos y pensó en todo lo que sus amigos harían, las fiestas locas, las chicas sexys en bikini, el sol, el surf, la playa… Soltó un suspiro, se perdería de aquel paraíso afrodisiaco que habían estado esperando con ansias para acompañar a su padre.

Cuando abrió los ojos miro a su padre, se le veía decaído. Ya era un hombre grande y finas canas empezaban a adornar apenas perceptibles sus cabellos azabaches. Todo mundo tenía razón cuando decían que él era la copia de su padre, el parecido era innegable siendo la única diferencia el color de los ojos pues mientras los de Tatsuya son grises los de su padre eran más como avellana.

-¿A dónde iremos? 

Dijo por fin Tatsuya sentándose al lado de su padre, haciendo su mejor sonrisa. El hombre recobró por completo los ánimos.

-Pensé que sería bueno salir de la ciudad – el hombre agrando la sonrisa al ver la cara de espera de su hijo – Hace mucho que no vamos a casa de tu abuela.

Los ánimos de Tatsuya se fueron al escuchar eso, pues ni bien había escuchado salir de la ciudad imagino que saldrían del país.

-¿Estas bromeando verdad?

-Para nada Tatsu, de verdad creo que sería bueno ir, hace mucho que no vamos desde que tenías unos cinco o seis años –

El menor volvió a suspirar, cierto era que hacía mucho que no visitaban aquella casa pero no era un lugar al que quisiera ir; no porque no guardara buenos momento ahí, todo lo contrario, de pequeño solía divertirse mucho jugando en los grandes campos y jardines, sin embargo no era un lugar al que quisiera ir ahora con sus ya 18 años, alejado del mundo, de la civilización y del internet.

-¿Y es necesario ir hasta el culo del mundo estas vacaciones?

-¡Tatsuya! – el hombre lo miro acusadoramente

-¡Kishou! – Tatsuya grito el nombre de su padre haciendo la misma expresión

-Hijo no me gusta que digas malas palabras y menos para referirte a la casa donde fui criado.

-Come on dad, obvio no me refería a la casa sino al hecho de que está muy lejos de la civilización.

-Recuerdo que antes te encantaba ir…

-Pá eso fue hace más de diez años.

-Come on Tatsu, será divertido.

No había nada más que discutir y Tatsuya lo sabía, con pesadez se dirigió a su habitación para poner las cosas para su viaje y aprovecho para visar a sus amigos que no les acompañaría a la playa.

-Tatsu recuerda poner ropa cómoda.

-¡¡Sí!!

Una hora y media después padre e hijo estaban ya dentro del auto con dirección a las afueras de Tokio. Durante las 4 horas que duró el viaje Kishou no paró de platicarle a Tatsuya todas sus vivencias en el alejado pueblito y como había logrado ser todo lo que actualmente era, a mitad de viaje Tatsuya le tuvo que pedir que lo dejara dormir cinco minutos y su padre se los concedió, sin embargo con lo que no contaba el menor era que su padre se lo tomaría tan literal que pasado el tiempo lo despertaría para seguirle platicando.

Tatsuya empezó a desear llegar lo más pronto posible para dejar de escuchar las historias de su padre.

Cuando llegaron al pequeño pueblo Tatsuya empezó a emocionarse y no solo por el hecho de que su viejo se callaría. Había comenzado a recordar todo lo que alguna vez amo de ese lugar. Eran lindos recuerdos de una infancia de oro, o al menos lo fueron en el poco tiempo que pasaba ahí antes de ir a Estados Unidos.

Al ser un pueblo casi todos se conocían y no tardaron en encontrarse con personas que los saludaban alegres y les preguntaban cómo habían estado, Tatsuya tuvo que soportar el bochorno de encontrarse con las viejas amigas de su abuela que le hacían cumplidos diciéndole que era todo un hombre guapo y buen partido, más de una le ofreció presentarle a alguna nieta.

La casa de su abuela siempre había sido acogedora, incluso aun cuando no estaba habitada por nadie se sentía la calidez de un hogar. Entre Kishou y Tatsuya bajaron las cosas e hicieron el aseo, cosa que les llevo todo lo que restaba de la tarde. Para la noche el par hombres terminaron más hambrientos que leones. Pensaron en pedir algo de comer pero recordaron que lamentablemente no había ahí quien hiciera entregas a domicilio, por lo que sí o sí tuvieron que salir a comer a alguno de los pequeños restaurantes.

La comida fue sorprendentemente deliciosa y el servicio de lo mejor, pues la gente era mucho más amable que en la gran ciudad.

-Ahh, estoy lleno, hacía años que no comía tanto.

Tatsuya se sobaba la panza mientras esperaba a que su padre terminara su plato.

-Opino igual, hay que venir más seguido.

-Concuerdo con eso, pero de ser así creo que regresare rodando a la escuela.

-¿Kishou?

Un hombre de más o menos la misma edad que su padre apareció en el local, era de estatura promedio, regordete con el cabello castaño y corto.

-¡Makoto!

El pelinegro mayor se paró enseguida reconociendo a su amigo de la infancia a quien no veía desde hacía años.

Ambos hombres se dieron un afectuoso abrazo y luego el recién llegado mando a traer una botella de sake.

-¿Tu hijo toma?

Pregunto el regordete Makoto.

-¡Claro! ¿Verdad Tatsu?

-Sí, aunque por hoy yo estoy muy satisfecho, me adelantare a la casa pá, aprovechare de caminar y bajar la comida.

-¿No quieres esperarme?

-Nah prefiero caminar un rato, con el estómago lleno no puedo dormir bien, tú tomate el tiempo que quieras con Makoto-san.

Tatsuya se fue de ahí despidiéndose con la mano, cosa que fue un poco mal vista por los pueblerinos que eran más tradicionalistas.

-Discúlpalo Makoto, se le pegaron muchas costumbres de América.

-Si eso debe ser…

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Mientras caminaba intentaba recordar los diferentes caminos para llegar a casa para tener más tiempo a solas en la oscuridad de la noche, sin embargo poco era lo que recordaba que no fueran jardines y juegos. Esto no lo desanimo, con esperanzas de recordar algo se fue desviando del camino.

Grave error, pues termino perdido entre las casas.

-¡Me lleva la chingada! – dijo maldiciendo, miró su celular con la esperanza de poder llamar a su padre, pero su suerte era tan mala que no tenía cobertura.

-Bueno ya nada puede ser peor.

Siguió caminando, en algún momento su padre se daría cuenta que no llegó a la casa. Pero contrario a como pensaba las cosas si podían empeorar pues de un momento a otro se vio tacleado por un chico, terminando en el suelo y lleno de lodo.

-¡Mocosos regresen!

El chico a su lado parecía gritarles a unos niños que se reían mientras corrían.

-Ahh disculpe, no era mi intención.

El chico castaño se levantó pues apenas  había notado que estaba literalmente encima de Tatsuya. Haciendo una expresión de asombro al descubrir de quien se trataba.

-Himuro-san perdone.

Pero Tatsuya estaba en otro lado, hipnotizado por las reacciones que aquel chico había causado en su ser. Él no era de creer en el amor, menos en los flechazos. Por el contrario creía en la verdad, todo aquello que podía comprobarse, para él era normal seguir la lógica y la ciencia, no creía en amores eternos ni zonas mágicas. Por eso sabía que aquello no era amor, pero si una innegable atracción porque el olor que desprendía ese pequeño castaño era sin duda alguna lo mejor que su nariz había olido y con lo que incluso había reaccionado de tal forma que devorar a ese chico en medio de aquella calle no sonaba para nada mal.

-¿Himuro-san?

El pelinegro reacciono después de la enésima vez que el otro decía su nombre.

-Disculpa ¿nos conocemos?

-Ahh claro posiblemente no me recuerde, soy del equipo de básquet de Seirin.

-Claro, ya recuerdo el Chihuahua.

-Si…

El castaño lo miro incómodo.

-Siento el inconveniente, me han tirado no era mi intención molestarle.

Ambos se pararon y antes de que Tatsuya preguntara de donde lo empujaron vio que estaban al final de una pronunciada bajada.

-No problem, ¿Eres de aquí?

-No, bueno  si…

-ok… ¿Conoces el lugar cierto?

-Ahh sí.

-Bueno en compensación por las molestias llévame a la entrada del pueblo, necesito ubicarme para encontrar mi casa.

-No sabía que Himuro-san fuese de aquí.

-Seh es una larga historia.

Ambos muchachos comenzaron su andar, iban tranquilos, más que nada porque el castaño caminaba excesivamente lento.

-Oye no es por molestar pero ¿no puedes ir más rápido?

-Lo siento Himuro-san, creo que me lastime el tobillo.

Tatsuya se detuvo en seco mirándolo.

-Eso hubieras dicho desde el principio. Déjame ver.

El pelinegro se agacho para revisar el tobillo, no es como que fuera médico o algo así, pero después de jugar prácticamente toda su vida al básquet más de una vez se había lastimado por lo que sabía bastante de ese tipo de lesiones.

-No has nada grave, apóyate en mí…. Ahh ¿Cómo te llamas?

-Gracias, soy Furihata Kouki.

-Bueno Furihata-kun, dime por donde debemos ir.

-Mejor dímelo tú, conozco bien las casas, será más fácil si me dices donde vives.

Tatsuya enseguida le dio la descripción de la casa, pues no conocía la dirección o número de la casa. Fueron a paso lento por el camino, Tatsuya estando tan cerca de aquel cuerpo no podía evitar pensar en cosas libidinosas, se sentía completamente tonto. Porque vamos si se trata de ligues podía conseguirse mejores, chicas o chicos más candentes, pero ahí estaba calentándose con un chico de lo más común. Bien decía su antiguo profesor cuando hay química no hay físico que valga… O algo así.

Pero para Furi era completamente diferente, porque él cree en el amor, en el cupido y el enamoramiento a primera vista. Iba sonrojado de ir abrazado a tan apuesto chico, ¿no era esto el típico caso de los mangas shoujo? ¿La protagonista siendo rescatada por el chico guapo?

Sin embargo esto distaba mucho de ser un manga shoujo. Pronto o bueno no tanto, llegaron a la casa.

-Muchas gracias Furihata-kun, ¿no quieres quedarte? Debes descansar ese tobillo y es muy tarde para que regreses tu solo caminando.

-No se preocupe Himuro-san, me las arreglare.

-Oh vamos, no soy un maldito secuestrador, avisa a tu casa y di que te quedas con un amigo.

-Está bien…

El castaño así lo hizo, su madre le dio el permiso a sabiendas que sus primitos le habían hecho pasar por un largo y duro día y que descansar un poco para variar lejos de esos demonios sería bueno para su pequeño.

-El baño está libre.

-Gracias.

El castaño se metió a bañar después de Tatsu, nervioso de pasar una noche con alguien a quien acababa de prácticamente conocer.

Media hora después el castaño salió, Tatsuya lo miraba casi embobado pues para ser un chico común y corriente tenia buen cuerpo y un lindo trasero por donde estaría gustoso de pasar.

Lo jaló hasta la cama sentándolo.

-Déjame ver ese tobillo.

Tatsuya hizo como que examinaba con cuidado el tobillo aunque realmente se embriagaba con el olor del otro. No tenía nada grave en el tobillo y posiblemente habría podido llegar sin problemas a su casa pero cualquier excusa era válida al momento de querer conseguir lo que deseaba.

-Espera aquí.

Al poco el pelinegro regresó con una pomada y una venda. Con cuidado aplico el ungüento y puso la venda, solo era des inflamatorio y ayudaría con el dolor.

-Gracias Himuro-san, se ha tomado tantas molestias conmigo y eso que yo fui quien lo tacleo.

-No es nada, ¿por qué te perseguían esos niños?

-Agh son mis primos, los niños más mimados y malcriados de Japón, me vuelven loco siempre buscan hacerme bromas y si salgo lastimado mejor para ellos.

-No pensaste no se ¿en golpearlos?

-Jaja claro y no solo lo pensé, lo hice… Pero son unos mimados y en esa ocasión me obligaron a disculparme, malditos mocosos.

-Suena problemático

-Lo es

El castaño rió, sorprendiéndose un poco por hablar de manera tan relajada con uno de los mejores jugadores de nivel preparatoria.

-¿Qué es tan gracioso?

-Nunca imagine hablar de cosas tan triviales con un jugador de los que admiro.

-¿Admiras? ¿A mí? ¿Tienes a toda la generación milagrosa y me admiras a mí?

-Agh ellos son caso aparte, sería absurdo admirar a alguien que ha nacido con el talento natural de ser extraordinario en algo, pero tú eres diferente, has trabajado duro para ser tan bueno como eres, quisiera ser así aunque no soy lo suficientemente bueno.

-A veces pasa, pero sigue trabajando en ello, veras que mejoras, es cierto no podrás llegar al nivel de ellos, pero te harás un jugador bueno y ya no estará en ti decir que no luchase por ser el mejor.

-Supongo que tienes razón, aunque a veces he pensado en renunciar.

-Creo que si disfrutas de lo que haces no vale la pena abandonarlo.

-Sí, gracias Himuro-san.

Tatsuya le revolvió los cabellos castaños y luego paseo sus dedos por las mejillas contrarias. Malditos impulsos de adolescentes que lo llevaron a besar los delgados labios del otro y benditos por hacer que le correspondiera.

Se separaron abruptamente cuando sonó el teléfono de la casa (el único tipo de teléfono que funcionaba en el lugar)

-¿Bueno?

-Ah Himuro-kun, buenas noches, soy Yamato-san del restaurante

-Si claro, ¿Paso algo?

-Tu padre se ha pasado con las copas y se ha quedado dormido, le aviso para que no se preocupe por si no lo ve llegar.

-Ay ese hombre, gracias Yamato-san.

-¿Todo bien? – pregunto el castaño

-Sí, solo era para avisar que mi padre no llegará a casa, me pregunto a veces quien es el adulto.

El castaño sonrió

-¿En qué nos quedamos?

Tatsuya era de esos que una vez que empiezan algo no se echa para atrás, y no lo haría cuando tiene a ese chico que literalmente le pone duro cual roca.

Comenzaron los besos, Tatsuya en seguida noto la escasa experiencia del castaño pero ya se encargaría de enseñarle. Pronto los tímidos besos se hicieron más candentes, húmedos, Tatsuya recorrió la piel contraria, dejo la boca para besar el cuello. Hasta que fue detenido abruptamente.

-Yo… lo siento Himuro-san… creo que volveré a casa después de todo…

Furihata estaba rojo hasta las orejas, había sido su primer beso, nunca antes lo había hecho con nadie, ni con su ex novia ya que la chica no lo dejo avanzar tanto como para eso. Estaba muy nervioso y con prisa se arropo y puso los zapatos para salir casi corriendo, olvidando por completo el dolor de su tobillo que era reemplazado por el frenético latir de su corazón.

Tatsuya lo miro irse, divertido de las reacciones del menor. Tal vez no disfrutaría de las candentes chicas en la playa pero al menos tenia a ese extraño chihuahua que hacia reaccionar a cada celula de su cuerpo.

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Se despertó con los gritos de su padre, miró la hora y no eran ni las seis de la mañana por lo que salió furioso a preguntarle a su viejo que rayos le pasaba.

-¿Qué rayos pasa? ¿Por qué el ruido?

-Ahh Tatsu – Kishou lo miro sonriente – alístate, es temporada de cosecha y he quedado con Makoto de ir a ayudarlos.

-¿No deberías estar crudo? A parte tú lo has prometido no yo.

-Come on Tatsu, será divertido, aparte la resaca la tengo controlada, Yamato-san me dio un té para el dolor de cabeza. Ahora apura que nos vamos en media hora.

Con resignación Tatsuya se alisto, apenas y le dio tiempo de comer una fruta cuando su padre lo jalo para llevarlo a los campos. En los campos ya había gente trabajando.

-Kishou creí que ya no vendrían

El mismo señor de la noche pasada se acercó enseguida a saludarlos.

-¿Cómo crees? Es solo que este jovencito tiene el sueño pesado.

Tatsuya los miraba con indiferencia mientras el par de adultos hablaban deseando volver a su camita cómoda y dormir hasta tarde.

-Tatsu tu ayuda a recoger melocotones yo ayudare con el arroz.

-Claro pá

-Tatsuya-kun mi sobrina lo llevara hasta donde están los árboles.

-Gracias Makoto-san

Al poco apareció una chiquilla de posiblemente diez años que lo llevo hasta donde se encontraban los dichosos árboles.

-Furihata-Nii san le dirá donde ayudar.

La niña se fue dejando a Tatsuya solo y buscando con la mirada al único Furihata que conocía, algo feliz de al menos tener tiempo con el castaño.

-¿Himuro-san? – El castaño lo sorprendió por la espalda – no sabía que ayudaría hoy.

-Ni yo – el pelinegro le sonrío – una niña me ha dicho que tú me dirás que tengo que hacer.

-Ahh posiblemente se refería  a mi hermano.

-Oh ya veo ¿Dónde está el?

-Por aquí, acompáñame

Tatsuya siguió al menor entre la gente hasta llegar con un muchacho igualmente castaño y levemente más alto que Furi solo por unos centímetro.

-Nii-san él es Himuro-san, va a ayudarnos donde puede comenzar.

-Un placer Himuro-kun, soy Furihata Saito – el mayor se presentó – Kou porque no vas con Himuro-kun hasta los últimos árboles, hace falta gente allá, sirve que le enseñas que debe y que no debe arrancar. Himuro-kun gracias por la ayuda.

El mayor los despacho para seguir con el trabajo que antes realizaba, mientras Furi y Tatsuya se dirigían a la zona que les habían dado para trabajar.

Pronto Tatsuya se encontraba recolectando melocotones en canastas, Furihata le había indicado cuales arrancar y cuales aún no estaban listos para comerse. El trabajo aunque parecía sencillo era bastante pesado, el campo no era cosa fácil y Tatsuya se descubrió igual de cansado ue con los infernales entrenamientos de Yosen.

Durante las horas que estuvieron trabajando Furi y Tatsuya no dejaron de platicar omitiendo cualquier aspecto del beso sucedido la noche anterior, cosa que molestaba un poco a Tatsuya pues tenía como meta hacer suyo a ese castañito.

Cuando el sol estuvo por fin en su punto máximo tuvieron una hora de descanso para desayunar. Tatsuya podía jurar que jamás había tenido tanta hambre como ese día y se descubrió hasta chupándose los dedos por la exquisita comida que era como gloria para su estómago y paladar después de tantas horas sin alimento alguno.

Al terminar la dura jornada de trabajo el pelinegro descubrió con horror que todavía le esperaban otros dos días más de duro trabajo.

-¿Cansado?

Furihata le ofreció una lata de jugo mientras se sentaba a su lado.

-Bastante, ahora extraño los entrenamientos de Yosen

-Jaja me pasaba igual, pero ahora la entrenadora nos ha puesto entrenamientos más duros, aludiendo que no será suficiente para derrotarlos a todos.

-Pero ya el próximo año no estará ella ¿o sí?

-No, pero su padre nos entrenara, lo que nos garantiza un entrenamiento el doble de duro.

-Imagino que será lo mismo en Yosen, pobre Atsushi se las verá negras.

-¿Usted ya sale este año cierto?

-Si

-Ósea que será  su última Winter cup…

-Sí, este año vamos por el primer lugar.

-No se confié Himuro-san no es el único que piensa así.

-Lo sé, no sería divertido de lo contrario. Aparte por ser mi último año pienso esforzarme al máximo antes de dejar el club para aplicarme en pasar el examen de admisión

-¿Ya ha pensado a que universidad ira?

-Por supuesto, ese tipo de cosas no se piensan de la noche a la mañana

-Supongo que se quedara en Akita…

-Nah quiero ir a la Tuodai

-Genial, ¿qué carrera quiere?

-estoy pensando en una ingeniería, ¿tú ya sabes qué quieres estudiar?

-Biología en la Tuodai.

Y así un tema tras otro continuó platicando, comieron juntos y el pelinegro tuvo el detalle de ir a dejar al castaño hasta su casa aludiendo que ya sabía el camino para regresar a la suya.

Pasaron los días y su padre siempre le tenía algo que hacer, trabajo y más trabajo, sin embargo se vió disfrutándolo pues en todo Furihata siempre se ofrecía a acompañarlo y se descubrió esperando siempre la compañía de dicho castaño.

Pero las cosas terminan y su padre le dijo que partirían a América dentro de un par de días pues tenía que ir a ver unos negocios urgentes.  Fue hasta que su padre le dijo aquello que decidió era momento de realizar su movida, ahora o nunca.

Ese día Tatsuya por fin lo tenía libre así que le pidió a Furihata que lo acompañara a recorrer el pueblecillo aprovechando que su padre se reuniría con sus viejos amigos y beberían seguramente hasta muy tarde.

La mañana y la tarde fue normal, caminando recorriendo el pueblecito y sus campos, huyendo de los demonios que el castaño tenía por primos que a mitad de la tarde los corretearon por casi todo el pueblo buscando fastidiarlos por lo que se refugiaron en la casa del pelinegro.

-Tus primos son del diablo, nunca había vistos niños tan hiperactivos.

Tatsuya trataba de recuperar el aire por la reciente huida.

-Ya te lo había dicho, son la reencarnación del demonio.

El del lunar observo la piel del menor perlado de sudor y se imaginó que sería más atractiva si no tuviese ropa alguna y en lugar de sudar por una rápida carrera fuese por haber estado entre sus piernas.

Tatsuya se acercó de manera peligrosa al castaño, tomo sus labios en un hambriento beso siendo enseguida correspondido, bajo sus manos de la cadera contraria al redondito trasero ¡esos entrenamientos de Seirin daban buenos resultado! Sintió como las manos del castaño se aferraban a su cuello jalándolo para profundizar el nexo. Un escalofrío le recorrió la espalda al sentir las traviesas manos de Furi acariciando su espalda.

Sin dejar de besarse se dirigieron a la habitación, ya en esta las manos comenzaron a danzar por el cuerpo contrario, la ropa estorbosa fue cayendo de apoco en el suelo. Tatsuya dirigió su diestra al falo contrario para comenzar a estimularlo y Furi no quedándose atrás repitió la acción con el miembro del otro.

Tatsuya pasó de los labios del castaño a su cuello, de ahí a sus clavículas, luego sus pezones, disfrutando de como el menor se deshacía de placer entre sus manos. Furihata nunca había experimentado placer tan embriagante como ese y solo se dejó hacer, pensando en si lo ue hacía era prudente o no y valiéndole un pepino convencido que la experiencia sería de las mejores en su vida.

Tatsuya después de lubricar con su saliva sus dedos empezó a introducirlos en la entrada del menor al tiempo que le hacía una felación. Los gemidos de Furi fueron en aumento mientras sentía los largos dedos dentro de su ser y la diestra lengua recorrer su virilidad.

El del lunar hizo el recorrido de regreso con su lengua hasta volver a tomar los labios del castaño, abriendo esas bien formadas piernas para poder situarse en medio y empezar a introducirse. El pelinegro sabía que era la primera vez del doce de Seirin por lo que trato de ser lo más gentil posible. Espero incluso que el menor moviera sus caderas para comenzar con las embestidas que fueron aumentando de velocidad y fuerza hasta encontrar ese punto en el interior de menos que lo hizo sentir tocando el cielo, haciendo que su entrada se contrajera causando aun mayor placer en Tatsuya.

Siguió embistiendo contra ese punto y cuando sintió que el menor estaba a punto de terminar lo puso en cuatro para continuar con más fuerza y rapidez. Ambos se vinieron con un sonoro gemido y cayendo al instante sobre el colchón cansados.

Tatsuya miro al castaño que había caído dormido casi al instante por tan arduo trabajo. Sintiendo que contrario a como pensaba ese deseo por el castaño en vez de terminarse una vez que lo hizo suyo solo aumento. Bueno que más daba sabía que en cuanto a lo sentimental al castaño le gustaba y aunque no estaba aseguro si lo que sentía podía llegar a ser llamado amor si estaba seguro de querer intentarlo.

 

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado!! 

Nos leemos!! 


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