Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mil dudas y una respuesta. por neblinadesol

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

25-10-2015

Buenas, aqui de nuevo dejando el segundo capitulo, espero que les guste XD, el proximo cap. de  "Encanto" será subido el miercoles

Los personajes son de Naruto de Masashi kishimoto sensei

Hay un poquito de lenguaje "bruto" es por el personaje , que más da...

la faltas ortograficas las iré corrigiendo con el tiempo :D

— ¿Eso es todo?—el rubio asintió melancólico, su amigo torció la boca, miró hacia la ventana viendo los autos pasar, se rascó la nuca también confundido, vestidos con sus trajes de oficinistas de tonalidades  grises opacos estaban sentados en una mesa de restaurant almorzando sandwiches de pollo más gaseosa. Todo ese tiempo estuvo dando vueltas intentando dar con ese doncel  bandido, con razón no lo busco el “finde” sino hasta el primer día de semana a la hora del almuerzo luego del trabajo.

—Naruto, si no lo hubiera visto contigo esa misma noche, te diría que lo que me cuentas fue un sueño, pero lo que no entiendo es ¿por qué?, no te ha robado nada…—Naruto lo miró mal, pero el otro no le prestó atención, se bebía toda la gaseosa de un solo trago…Me robó mi virginidad-ttebayo,…pero es vergonzoso decírtelo… Tosió disimuladamente.

 —No tenía nada-ttebayo…¿Sabes? hoy a primera hora de la mañana me escapé y fui al negocio,  la chica que trabaja allí no lo conoce.

— ¿Ah? ¡¿Es un fantasma?! ¡¡NARUTO!! —El pelirrojo saltó de su asiento. Algunos clientes les miraron reprobatoriamente.

—¡No exageres-ttebayo!, hoy comenzó a trabajar y no conoce a nadie, me dijo que averiguaría.

—Qué susto… Tal vez es como esas viudas negras que roban a sus víctimas luego de engañarlas, en su caso un viudo negro jejeje…

—¡Kiba!

—Ya, ya…—rodó los ojos, su muy estimado amigo sufría otra vez mal de amores. Caer enamorado por una semana y que luego te boten, al menos “se despidió con un BUEN recuerdo”,  y por su expresión no lo olvidaría tan rápido como a su otro “amor”, porque cada vez que se quedaba callado, suspiraba, y eso no lo hizo antes.

—Juum…—Ahí otro suspiro de ese tonto enamorado. Se rascó la nuca sin saber qué hacer o era porque  tenía tenia principio de caspa, no lo sabía.

—Bueno tienes que hablar con él cuando lo ubiques. ¿De verdad no tomaste algún alucinógeno y soñaste todo eso?

—¡Kiba!

—Solo decía…—Kiba le restó importancia con un movimiento de hombros, Naruto apoyó el codo en la mesa y llevó su mano al mentón y frunciendo las cejas pensativo dijo:

—Pensándolo bien, creo que algo tenía ese café…

—¿Mmm?—Le daba una mordida a su sándwich del cual colgaba algunas partes de lechuga y resbalaba un trozo de pollo cayendo  finalmente al plato.

—Verás, después de beberlo sentí un gran hormigueo  y luego  mi pene se puso duro— con mirada seria hizo un gesto levantando  el antebrazo y  cerrando  el puño.

—¡Ah, no hagas esas cosas en público!—Miró a su alrededor, el restaurante familiar estaba completo y varias familias almorzaban con sus niños, los comensales más cercanos giraron sus cabezas con expresiones nada agradables. El castaño se levantó de la mesa.

—Mejor vámonos...—El rubio  asintió algo decaído, dando otro largo suspiro, tomó su vaso descartable y se dispuso a seguir a  su compañero que trataba de devorar más aprisa su comida y llegar a la caja.

 

 

—Juuum…

—Aaah, Naruto deja de lloriquear, la vida sigue, ya encontraras a otro, y esta vez amárralo para que no se te escape-jejeje…—Inuzuka trataba de aliviar a su manera al joven a su lado que lanzaba otro largo suspiro.

—Kiba, me dijo que quería ser mi novio  y a la primera me bota, eso sin contar con mi desafortunado rompimiento anterior, no lo entiendo del todo…Mmm…—Se rascó la nuca distraídamente.

 —Naruto viste fuego donde no hay, ese  loco doncel solo quería pasar una linda noche y tú fuiste la presa, acéptalo.

—Mmm…

Pero al doblar en una esquina rumbo a las explotadoras oficinas, Naruto aun arrastrando los pies se detuvo haciendo que su compañero le mirara dudoso.

— ¿Y ahora qué?

— ¡Mi-mira!—Y  siguió con la vista hacia el lugar que su  rubio amigo señalaba con el dedo índice. Allí a unos cuantos metros se hallaba el buscado azabache con un  lindo  chaleco  gris que le remarcaba la figura, pantalones elastizados de  color  negros,  altos  borceguís  y un sombrero tipo tango  celeste opaco, abriendo elegantemente la puerta de un taxi para ingresar en él.

— ¡Sasukeeee!—gritó el ojicielo y se echó a la carrera tras el taxi que arrancó ni bien se cerró la puerta, el pelinegro a través del cristal trasero le miró y movió los labios despidiéndose de su perseguidor.

— ¡El muy desgraciado se burló de ti!—gritó Kiba ni bien alcanzó a su excompañero de secundaria que se quedó parado en medio de la calle. Ya algunos conductores le tocaban bocinas.

— ¡Sal de en medio de calle!—y le tomó del brazo asombrándose de la gran sonrisa que tenía el rubio.

— ¿Sabes?¡Nunca sentí tanta adrenalina-ttebayo!

— ¡¿Aaah?!

—Creo.., ¡creo que él es el que tiene que estar a mi lado-ttebayo!—sonreía satisfecho de volver a verlo, no era un simple sueño lo que vivió hace solo un par de días atrás. Y de ser así,  definitivamente, lo haría realidad.

Kiba le miró, luego llevó la vista hacia la calle, volvió a mirar al rubio y luego fijo sus ojos al suelo como buscando algo, Naruto  pestañeó confundido por la cara concentrada de su amigo que daba vueltas a su alrededor mirando la vereda.

— ¿Kiba? ¿Qué haces?

—Busco tus tornillos, idiota.

— ¡Kiba!

 

 

 

Lo miró de arriba a abajo, vestía un sencillo traje  de color gris al igual que su acompañante, parecía bastante tonto en su manera de hablar o bastante inocente, un pueblerino que aún no perdía sus aires de campo buscando hacerse  la vida en la ciudad sin duda. Pero eso no le preocupaba sino la mirada esperanzada que le daba repelús, como si fuera su última alternativa.

—Es problemático…Además no…uhm… tienen dinero para cubrir los gastos, lo acabo de verificar…— suspiró cansado de respirar el joven con una coleta en su cabello y excelentemente vestido, sentado tras el escritorio mirando a ese par. Cada cliente que solicitaba una cita con él debía darle sus datos personales a fin de saber su cuenta bancaria, política de su empresita y que le servía de mucho ya que él no era de cobrar monedas por sus servicios.

— ¿Ah?, ¡Si es por el dinero, no importa! ¡Puedo conseguir un préstamo y mi amigo será mi garante-ttebayo!

— ¡Oye!, ¡aun no di mi consentimiento!

— ¿Es que no ven el cartel en la mesa? —el joven sentado lo señaló con la vista y se llevó el cigarrillo a la boca para darle otra calada. Naruto se concentró en leerlo, claramente lo que pedía era mucho pero también sabia por las noticias de que era muy eficaz en lo que hacía, lo releyó otra vez, luego de un minuto exacto, se volteó a su interlocutor — ¿Pero no sientes  la emoción de tu trabajo-ttebayo?

—¡¡Eso es Jefecito!! Debemos demostrar la fuerza de nuestra juventud para este tan maravilloso caso!!

— ¿Quieres callarte, Lee? —Soltó el aire junto con el humo del cigarrillo— Señor Uzumaki Namikaze creo que no está entendiendo la situación, no hago ese tipo de trabajos por unas monedas— Naruto agitó la mano para despejar el humo  de su cara. La oficina del famosísimo investigador privado de los famosos (así decía el cartel para darle más status aunque en pocas palabras significaba paparazzi) Nara Shikamaru a pesar de ser amplia, no contaba con adecuada ventilación, o si tenía no la estaba aprovechando, las ventanas estaban selladas, pues estaban en el piso 40 de un carísimo edificio. Eso sí, estaba decorado con bordados por todos lados, los muebles, los portavasos, los cuadros,  hasta el jarrón estaba adornado tan femeninamente, sin duda alguien en su tiempo libre hacia esos trabajillos de tejedor/decorador.

—Te lo dije Naruto, no deberías buscar  esta clase de  servicios que solo ves por la televisión.

—Fue en el diario…Y el puestero casi me corre por estar ahí leyendo sin pagarlo…—murmuró.

— ¡Ah, Naruto!

Naruto agachó la cabeza y se levantó de su asiento. Kiba también se levantó y le siguió hasta la puerta. El rubio se giró a ver al detective y a su ayudante que lucía extraño  parado a al lado del escritorio con esas calzas verdes bajo su traje negro.

—Si no quieres hacer tu trabajo, lo haré yo. Buenos días.

—Naruto…

—Kiba, lo buscaré aunque me lleve una vida-ttebayo.—Al abrir la puerta casi choca con un joven  de corto cabellos rojos con un tatuaje en un costado de la frente, ambos se separaron y se disculparon moviendo las cabezas. El joven lucía un traje bastante caro, pues se le notaba en la fina tela y apenas entró a la oficina, dijo en tono autoritario:

—Necesito que encuentres a un doncel, el muy maldito me robo todo lo que había en mi caja fuerte.

Naruto cerraba lentamente la puerta pero su curiosidad pudo más y se quedó tras la puerta.

 —Aaah…Miré no sé qué le han dicho de mí, pero yo no...

—Sabes quién soy Nara, es un joven de aproximadamente 20-22 años, de cuerpo delgado y atlético, bastante alto, parece un modelo, cabellos azabaches con un extravagante peinado—Naruto pegó la oreja y Kiba también se acercó a la puerta.— Me sedujo y luego de llevarlo a mi mansión el hijo de puta me drogó y al despertar mi caja estaba abierta.—El rubio se sobresaltó y entró sorprendiéndolo por su alta voz.

— ¡¿A ti también?! ¿Cómo te dijo que se llamaba-ttebayo?

— ¿Eh?—dijeron las tres personas dentro de la oficina.El pelirrojo luego de pensárselo un pequeño segundo dijo:

—Creo que…Sam.—Naruto estiró sus labios haciendo un puchero… ¿Le mintió?...¿o fue a mí?...

 —Es que a mí me pasó lo mismo, pero…pero…

—Amm, Uzumaki no creo que deba estar aquí su cita..…—dijo el detective arrastrando las palabras, cansado de hablar, sin embargo el rubio se acercó y estiró la mano a modo de saludo hacia el pelirrojo que lo miraba con cara de estreñido analizando su forma de vestir.

— Uzumaki Namikaze, Naruto —el otro bufó y se la estrechó más por cortesía.

— Sabaku no Gaara.

—Oh, ¡¿eres  el mafioso?!, ¡¿el yakuza Sabaku-ttebayo?!—preguntó con asombro. El pelirrojo tuvo un tic en su ojo derecho. NADIE le decía eso en su cara y vivía otro minuto más.

— ¡¿Qué dijiste, pobreTÓN?!—A Naruto le surgió una vena en la frente, bien es cierto que llegó con una mano adelante y otra atrás a la ciudad hace tan solo seis meses pero se la rebuscó y ahora está mucho mejor aunque es explotado en las oficinas de transito de 8 a 5 con  una hora de salida a almorzar, paga a tiempo su alquiler, su celular es de tapita, su traje es el mismo que usa por tres días seguidos, (tiene dos) y aun no pierde su muletilla de pueblerino.

—Repítelo y  saldrás de aquí en silla de ruedas-ttebayo— Y era de armas tomar cuando la gente se burlaba de él  sin conocerlo, ahora que era alguien de buena musculatura  nadie volvió a hacerlo en su pueblucho. Las frentes  de ambos chocaron, los puños apretados a ambos lados de su cuerpo, tenían la misma estatura y complexión muscular, sus ojos entrecerrados estudiaban la cara de su contrincante. Parecían dos gallos de pelea a punto de desplumarse. Solo esperaban algo.

—Qué problemáticos…—dijo el detective virando sus ojos oscuros en un lento suspiro dejando ir al humo retenido. Y esa fue la campanilla del comienzo.

 

 

Dos guardaespaldas trajeados de negro con sus típicos anteojos también de negro, salieron del ascensor  hacia la oficina, su jefe estaba tardando mucho, en una hora tenían que limpiar un cargamento y todo debía estar sincronizado. Debían salir pronto y buscar sus armas, pues no las traían consigo ya  que los detectores de metales estaban hasta en los baños. Siquiera antes de llegar a la puerta de la oficina del famoso detective, ésta se abrió precipitadamente dejándolos asombrados sin poder creer que la causa era su líder que se estrelló contra el pasillo.

—¡¡Jefecito!!—Uno de sus grandotes subordinados corrió y le ayudó a levantarse, el pelirrojo escupió sangre y se sobaba el estómago, el otro hombre, un matón que le distinguía a leguas, levantó las mangas de su traje y apretó los puños decidido a terminar con aquel que pronto seria cadáver. Lo vio bajo el marco de la puerta y le lanzó un buen gancho izquierdo, pero para su total asombro el rubio le esquivó graciosamente y lo último que pudo ver fue un número del calzado antes de desvanecerse.

—Discúlpate conmigo o la próxima reunión será con tu dentista-ttebayo.—Kiba aún tenía la quijada abierta dejando entrar el humo por su boca, la habitación ya estaba llena de la neblina y escapaba al pasillo. El chico  de nombre Lee tenía los ojos grandes desprendiendo pequeñas estrellas de la admiración y el Nara fumaba tres cigarrillos puestos en su boca por los nervios y trataba de aflojarse la corbata. Su oficina era una porquería.

—Maldito pueblerino, ¡No sabes con quien te metes!¡ Tú, arrastrado de cuarta  y ese puto doncel me las van a pagar!—El joven pelirrojo con su traje estropeado se separó bruscamente de su acompañante y caminó algo tambaleante hacia su oponente. Naruto parado en la entrada de lo que fue una oficina, se tensó aún más por la palabras que eran dirigidas a su nuevo y escurridizo amor,  tronó los dedos al unir las manos, el sonido fue escuchado por los tres espectadores detrás del escritorio que usaban como refugio, sudaron internamente.

—Neee. Esas fueron tus últimas palabras-ttebayo.

 

 

 

—Cuando uno se enamora comienza a hacer cosas locas, espero nunca enamorarme.—suspiró Inuzuka.

—¡Estoy feliz de que el detective haya aceptado mi caso-ttebayo!. —Naruto  ignoró lo dicho y  miró a su amigo con una sonrisa brillante que lo cegó.

— ¡Eres una bestia!—protestó tapándose los ojos.

—No me conocen, y sabes que no me gustan que se burlen de mí.

— Ya, ya…—Tampoco creyó que  se descargara de esa manera con el pelirrojo y que el detective en un intento de salvar lo que quedaba de su oficina y detener la destrucción  tomara su caso, el castaño lo miró de reojo mientras subían al autobús y pagaban su boleto que lo llevaban al edificio donde vivían. Su amigo había sufrido de burlas cuando era un niño solo porque era diferente, en todo el pueblo no había nadie rubio, él y su padre eran los dos únicos ejemplares vivos, aparte  era la historia de su madre, pero con el carácter que ella traía nadie osaba mirarla mal y a eso debía sumarle las cicatrices en sus mejillas, producto de un tonto accidente doméstico. Era una suerte o maldición para Naruto  tener la mezcla de la imagen angelical de su padre y el temple de su madre

Con una sonrisa que dejó casi ciego a su castaño amigo de no ser porque se puso anteojos oscuros, recordó el movimiento acompasado de los suaves labios del doncel despidiéndose, ese monstruo amarillo y negro lo alejaba de él llevándoselo dentro de su panza a algún lugar desconocido.

 

 “…Atrápame si tienes agallas…”

 

Era como si una princes…,  príncipe,  le rogara que lo salvara…Parado, juntó sus manos  a modo de súplica idiota en medio del pasillo del bus y ladeó la cabeza a un lado. Corazoncitos caían al suelo y rebotaban a la vez que una tonta sonrisa se formaba. Kiba puso cara de espanto.

— ¡Ya lo perdí…!

 

 

 

El hospital apesta si eres de clase media-baja, tienes que pelear por tu turno, pero si eres ricachón o con una tarjeta dorada los servicios eran los que hacía cola para brindarte la mejor atención, esto último era el caso de un joven mafioso  de apellido Sabaku.

—Dos costillas rotas, fracturas en el brazo izquierdo y lesiones graves en la pierna derecha. Cara hecha una bolsa de boxeo. Contusiones varias en eso que aún tiene forma de cabeza ¿Qué es lo que  sucedió?—Dijo la directora al aire enfundada en su bata  de médico y sosteniendo una tablilla con los análisis recién descriptos  de una prestigiosa clínica modelo, la reconocida Doctora  Senju  Tsunade

—Ehmm…¿Un… accidente en la montaña rusa?—soltó con dudosa amargura el joven de cabellos fuego acostado en la camilla mayormente vendado mirando a uno de sus hombres como queriendo corroborar que lo dicho antes era cierto.

—Ajá, y yo soy la reina de Egipto.— no había ninguna estructura en toda la ciudad que se asemejara a una atracción mecánica.

—Reina de Egipto, deme el alta ya.

—No juegues conmigo niñito.— Y le jaló la oreja sana, el pelirrojo chilló por el dolor. Pero la rubia lo soltó en un instante al escuchar el crick y la frialdad del metal en su nuca.

—Limítese a su función de curar, las preguntas las haremos nosotros.—La doctora se giró lentamente molesta, miró a uno de esos hombres de trajes de negro apuntándole, tenía unas raras líneas rojas que atravesaban su cara,  en verdad no les tenía miedo pero no iba a arriesgar la vida de las demás personas dentro del edificio.

—Tsk.

 —Baja eso...ehm… ¿Kankuro?—dijo el pelirrojo, la doctora le miró de arriba  abajo, analizando al joven mafioso,  sin duda la anestesia  ya estaba dejando pasar  el efecto y el pelirrojo ya reconocía a sus esbirros.

—Bueno, no morirás y ya me pagaron así que permanecerás solo un día más en observación y luego se largan.—Los presentes asintieron en silencio, la rubia salió de la habitación y caminó por los largos pasillos cruzándose con los guardaespaldas apostados en la puerta…Ja, me gustaría darle un abrazo al hombre que le partió la cara…

 

Notas finales:

Bueno, Gaarita quedó hecho una bolsa de boxeo XDDD, y Sasuke volvió a escaparle al rubio :3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).