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Baraja de Secretos por Ritsu2

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-¡Ericchi!

Me desperté buscando mi teléfono para intentar descolgar y me sentí un tanto torpe. No había dejado mi móvil cerca de mi cama. La voz de Eli sonó demasiado clara así que decidí levantarme y buscar el aparato para ver si al menos me había llamado por la noche y no me había percatado del sonido. Encendí la luz y fui lo busqué, se encontraba en la cocina. Lo registré de arriba abajo buscando un  mensaje, una llamada perdida o cualquier otra cosa, no había nada.

Suspiré. Me estaba preocupando demasiado por el tema. Fui a buscar mis cartas y a pesar de ser de madrugada las usé como bien quería, necesitaba que ellas me diesen una respuesta. Las barajé y las puse boca abajo sobre la encimera de la cocina, exhalé un suspiro y levanté una sola carta. “Lovers”.

-Vaya… con que esas tenemos… -recogí las cartas y volví a barajarlas, las dejé en la mesa donde horas antes estuve hablando con Kotori y Umi sobre aquel tema y me acosté de nuevo intentando conciliar el sueño.

 

El día siguiente se presentaba soleado, hacía muy buen tiempo. Por la mañana temprano desayuné con tranquilidad y luego me puse la ropa para entrenar y practicar. Como siempre habíamos quedado en las escaleras del templo en el que yo trabajaba a medio tiempo y luego iríamos a paso rápido hacia la preparatoria donde nos esperaría Eli con su abuela. Era fin de semana pero habíamos conseguido la autorización de usar el patio de la escuela aquel día gracias a Kotori y a que la Directora tenía papeles que arreglar allí y estaría presente en su despacho. Con el edificio completamente vacío y las prácticas en el patio en vez de en el salón del club o en la azotea se haría todo más ameno. Al menos eso esperaba.

 

Fui a paso rápido hasta el templo, aumentando mi ritmo cada vez más, aquel día mi cuerpo me pedía ejercicio, ya sea porque lo necesitase como forma de liberar el estrés que había acumulado de la noche anterior o por los nervios que estaban cada vez más presentes por lo que me esperaba hoy. Llegué allí diez minutos antes pero al subir las escaleras del templo corriendo casi trotando vi que no era la única que se había adelantado a la hora. Honoka, Nico y Maki estaban allí entrenando, faltaban Kotori, Umi, Rin y Hanayo que no tardarían.

-Vaya, parece que estamos motivadas esta mañana

-¡Nozomi-chan! –me saludó Honoka con una sonrisa reluciente mientras seguía estirando los músculos de los brazos.

-Buenos días, chicas ¿Cómo va el entrenamiento hoy? –me acerqué mientras estiraba y flexionaba las piernas al caminar para estirar los músculos después de haber recorrido la distancia entre mi apartamento y el templo. No era mucha pero más valía prevenir que curar.

-Uhm. Por supuesto que bien, este entrenamiento no es nada para Nico –contestó la joven morena –

-Espero que sea así Nico, si te quedas atrás corriendo hacia Otonokizaka no me quedará otra que frotar tus…. –me coloqué en posición amenazante cerca de la morena, levantando mis brazos y haciendo un movimiento de dedos total. Sinceramente, era bastante divertido ver las caras de todas cuando las amenazabas con algo como frotar sus pechos, lo más  divertido era luego ver los pequeños atisbos de celos de Ericchi. Suspiré – Ericchi…

-¡Nico-Nico-Nii correrá mucho y muy rápido! Como el viento. Y no te dará tiempo hacerme nada ¡Nada he dicho! –Decía la morena escondiéndose detrás de Maki que la miraba de reojo.-

-No entiendo por qué os consigue asustar tanto con esas amenazas –dijo Maki con algo de indiferencia.

-Eso lo dices porque a ti nunca te lo ha hecho. –contestaba Nico a la pelirroja-.

-Será que no me lo gano –contestó con la misma impasibilidad que antes-

-Maki, nunca es tarde… -miré de reojo a nuestra compositora, la cual hizo una mueca de terror al pensar en mi reciente aviso, luego sonreí mientras divisaba a Umi y a Kotori correr hacia nosotras por las escaleras del templo y me acercaba al último escalón para saludarlas. Detrás venían Hanayo y Rin que parecían venir un tanto sofocadas por el trayecto.

-Hola chicas… -saludaba Kotori que acababa de subir el último escalón y estaba apoyándose en mi hombro mientras respiraba hondo después de la carrera.

Se saludaron todas y luego por decisión de todas fuimos a paso rápido hasta la escuela, sin correr pero sin parar. Una vez allí nos esperaba la madre de Kotori con la llave de la puerta de entrada. Abrió la puerta y nos sonrió.

-Eli y su abuela ya están en la parte trasera del patio –nos informaba mientras entraba con nosotros a los terrenos de la escuela para ir a trabajar a su despacho y autorizar los permisos que habíamos procesado en el Consejo Estudiantil hace unos días Eli y yo.

-¡Vamos, Muse! –animó Honoka algo impaciente.-

Sonreí para mis adentros y suspiré. Esperaba que todo terminase bien al final del día, había que ser optimistas.

Al llegar allí todas las chicas saludaron a Eli y luego a aquella mujer mayor, tenía ya el pelo canoso como era de esperarse, un rostro entrañable, una sonrisa pintada en los labios, una mirada cordial. Se notaba que era la abuela de la Presidenta. Aún le quedaban ciertos tintes rubios en el pelo y sus ojos eran azul cielo como los de Ericchi pero un poco menos rasgados, quizás porque Eli tenía rasgos japoneses mientras su abuela había nacido de padres rusos.

-Encantada, señora. Un placer conocerla –la saludé con una sonrisa y la miré intentando causar la mejor impresión posible. Sea como fuese, si descubría algo al menos quería que se quedase con un buen concepto de mí.

-Oh… ¿Está es tu amiga… no? –Preguntó mirando a Eli con una sonrisa y luego se dirigió a mi sin cambiar la expresión - ¿Nozomi, verdad? Elicchika me ha hablado mucho de ti. Eres su amiga desde que entró en la escuela ¿cierto?

-Sí. Así es. Nozomi. Encantada –sonreí.-

-Harasho, muchachas.

Parecía que aquella mujer no controlaba muy bien el japonés pero la entendíamos bien cuando nos decía algo, a veces se le cruzaba alguna otra palabra de su idioma, pero era normal, tenía entendido que aquella mujer sólo había viajado 3 o 4 veces al país ya que lo tenía difícil por sus dolencias de la edad y porque el viaje costaba bastante.

Después de que la mujer se me presentase miré a Ericchi de reojo. Parecía estar contenta ya que su abuela iba a pasar allí una temporada con ella, eran pocas las veces que su abuela venía y veía su entorno, y ahora le hacía más ilusión que nunca ya que le enseñaría como practicaba como Idol, le presentaría a sus amigas y estaría con ella. Le sonreí y me miró de reojo sonrojándose, pude predecir nervios en su mirada hacia mí. La verdad es que había sido un poco pilla y no la había avisado de que vendría. Le guiñé un ojo mientras su abuela hablaba con Hanayo, la cual tartamudeaba e intentaba entender el japonés de aquella mujer. Ericchi como siempre frunció el ceño, algo sonrojada, desviando la mirada y sonriendo a escondidas de todas. Me encantaba cuando hacía eso.

Nos pusimos a ello después de que se nos presentara, se llamaba Lizaveta, pero Eli nos pidió que la llamásemos Liza, al parecer el nombre de la hermana pequeña de Ericchi era una variación del nombre de su abuela, o al menos eso nos explicó la mujer con el poco japonés que hablaba.

 Arisa vendría más tarde, después de la práctica íbamos a bailar la coreografía completa de una de las canciones nuevas que había compuesto Maki y escrito entre Kotori y Umi, así tendríamos una buena opinión externa, Yukiho, la hermana de Honoka también vendría con ella, así que no tardamos mucho más en ponernos a practicar.

La mujer nos miraba muy ilusionada de ver a su nieta y a sus amigas bailando. No me parecía una mala persona, no entendía por qué tanta preocupación, creo que hubiese sido más preocupante tener por delante a mis padres. Los cuales me llamaban más por teléfono  desde que Muse empezó a ganar fama, pero no podía confiarme.

Lo dimos todo en la práctica y luego cuando Arisa y Yukiho llegaron hicimos un ensayo del show de la nueva canción, la mujer aplaudió cuando terminamos al igual que Arisa que nos miraba con un brillo en los ojos. Miré a Eli y le sonreí. Me correspondió. Parecía que todo estaba saliendo bien. No entendía por qué hace unos días Eli estaba tan preocupada porque su abuela notase lo nuestro, no me conocía apenas y si sólo Kotori y Umi sabían de lo nuestro fue porque nosotras quisimos contárselo al notar que había algo entre ellas, de hecho empujé a Umi a declarársele a Kotori y a ella no se les notaba ya que la peliazul era bastante imparcial y neutral en público, y lo mismo podía decir de las demás.

Después de hacer el pequeño ensayo entramos al edificio y pasamos a las duchas y vestuarios. Todas habíamos sudado y necesitábamos una ducha y un cambio de ropa que habíamos llevado todas en una mochila. Iríamos al templo después de eso y luego a comer a un restaurante de Akiba que preparaba un Udon delicioso que Hanayo se moría probar.

Pasé al vestuario y encontré a Eli esperando en la puerta de las duchas de la escuela, se estaba quitando la camiseta y estaba de espaldas a mí. Miré si venía alguien detrás de mí y cerré la puerta al entrar, cuidadosamente me acerqué a su espalda y acaricié su vientre desnudo desde detrás.

-Vaya… Ericchi, no esperaba verte aquí. –le susurré desde detrás apegándola a mí. Eli se quitó la camiseta rápidamente y giró la cara.

-Nozomi… ¿Qué haces?

-Aprovechar que estamos solas ¿no te parece? –le acaricie la cintura y subí las manos por su espalda tirando un poco del broche de su sujetador para tentarla un poco y luego seguir acariciando su suave piel. Apostaría mi querida baraja de cartas a que el tacto de la seda no era tan agradable como el de su piel.

-N-Nozomi, Honoka y las demás vendrán de un momento a otro… -me susurró muy sonrojada pero dejándose hacer.

Después de la práctica de haber tenido aquellas tontas preocupaciones la tentación se me presentaba en forma de una joven rubia y rusa cambiándose de ropa en los vestuarios y se me sumaba a las ganas de besarla que había tenido desde hace unos días, ya que no la había visto desde que su abuela llegó a Japón.

-Lo sé… Por eso cuando ellas vengan nosotras… Iremos a la ducha a terminar lo que estoy comenzando… -le susurré con una sonrisa pícara en su oreja, lamiéndosela y mordiéndosela, causando un remolino de emociones y tentaciones en mi estómago y un estremecimiento en el cuerpo de Ericchi.

-Nozomi, por favor… P-Para. –Me pidió con un balbuceo torpe, no tan segura de lo que decía.

-Te quiero, Ericchi… -susurré y me separé de ella varios segundos antes de que Nico y Maki entrasen por la puerta del vestuario. - ¿Estaban bien las duchas? –pregunté a las chicas que acababan de entrar muy a la prisa y bastante sonrojadas, como si nada hubiese pasado, había escuchado los pasos acercarse y antes de que se acercasen a la puerta  que separaban las duchas del vestuario y no iba a arriesgarme a quedarme mucho más acariciando la piel de Eli por mucho que me costase separarme de la tan dulce tentación.

-Sí. Sólo quedáis vosotras. Salimos fuera y os esperamos.

-Eso, no tardéis mucho, que Nico tiene hambre y no podéis dejar que yo desfallezca.

-Si tienes tanta hambre, vístete y dejemos a Eli y Nozomi en paz para que se duchen cuanto antes–contestó Maki a la pequeña morena que la miraba con el ceño fruncido.-

-Oye, no eres quien para darle órdenes a la gran Nico. –le contestó la pequeña Nicocchi a la pelirroja, la cual la bajaba de su nube de éxito con sus comentarios-.

-Me rindo contigo. – declaró Maki, e ignorando el parloteo de Nico a sus espaldas se vistió y salió del vestuario por la otra puerta.- Vamos Nico.

-Eso, Nico. Corre… Un vestuario es un gran lugar para frotar… -la miré de reojo y noté como el ritmo de Nicocchi a la hora de vestirse alcanzaba velocidades desmesuradas alcanzando a Maki antes de que esta cerrase la puerta.

-Nozomi. –Me llamó Eli en cuanto Maki y Nico salieron por la puerta, cerrando esta con pestillo.- ¿Estás loca? ¿Qué hubiese pasado si nos hubiesen pillado?

-Oh… No hubiese pasado nada, Ericchi. ¿Acaso no piensas que es extraño que todas vayan a ducharse de dos en dos? Las demás no piensan en ello, sólo se dedican a mantener lo suyo en secreto y no se paran a pensar en que las demás también tienen lo suyo. Nico y Maki, Rin y Hanayo, y luego Kotori con Umi, aunque con ellas haya ido Honoka como siempre. No se van a asustar por nada, es una tontería preocuparse.

-No me refiero a eso. ¿Y si hubiese sido mi hermana?

-Eso si hubiese sido un problema, pero bueno… -le sonreí de forma pícara- En las duchas ya no hay nadie y la puerta del vestuario está cerrada ¿no? –me acerqué a ella y la bese en los labios de forma suave-

-Esto es una locura, Nozomi. –me comentó muy seria mirándome a los ojos – Con mi abuela y mi hermana aquí tan cerca…

-Ericchi… ¿Cuándo no lo ha sido? –la volví a besar y entre besos y caricias comencé a desvestirla. Lo difícil no era aquello. Lo difícil sería parar una vez verla sin una sola prenda de ropa ante mí. Podría parecer muy serena, muy tranquila pero en mi fuero interno ella despertaba todos mis deseos escondidos. ¿A esto se referiría la carta de esta madrugada? ¿Amantes? Nosotras éramos algo más que eso.

Seguí desnudando a Ericchi acariciando su piel, desabrochando su sujetador y deshaciéndome de sus pantalones. La joven Presidenta se hallaba ante mí prácticamente inofensiva, había llegado a un punto en el que se dejaba besar, morder y acariciar. Una vez estando las dos desnudas cerré los ojos fuertemente y con una gran fuerza de voluntad por parte de las dos nos separamos.

-Creo que es hora de que paremos. –le susurré cerca de sus labios, aunque lo que menos deseaba en ese momento era detenerme.-

-Nozomi… -Me miró seria, bastante ruborizada y respirando con dificultad- Duchémonos. –se dio media vuelta y caminó hasta la puerta que daba a las duchas, la seguí hasta su mismo compartimento y allí ella me abrazó por la cintura y comenzó de nuevo con los besos. Aquello no era para nada saludable para mí y mis deseos de hacerla mía por primera vez.

Parábamos de vez en cuando para no levantar sospechas sobre nuestra tardanza, nos jabonábamos y luego luchando contra nosotras mismas volvíamos a besarnos. Cuál sería mi descuido que cuando salimos de la ducha, que fue con agua fría finalmente, noté que en la parte baja del cuello de Ericchi se podía avistar una pequeña marca de uno de esos mordiscos que le había dado entre besos, abrazos y caricias.

 

Nos vestimos rápidamente y antes de salir del vestuario fui a avisarla de que se tapase bien aquella marca de la que podía afirmar que era totalmente inconsciente, pero Arisa nos interrumpió llamando a la puerta, sin darme tiempo a poder siquiera pronunciar su nombre. Vaya descuido el mío, tenía que avisarla de ello como fuese antes de que alguien se diese cuenta. Salí del vestuario y suspiré. Después de eso me esperaba un largo día.

-Hermana ¿qué te ha pasado ahí? -preguntó la pequeña preocupada por su hermana mayor, señalando su cuello- 


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