~ FLASH BACK ~
Ahí van esos dos adolescentes de quince años. Rubio y negro azulado. Mejores amigos desde los 10 años, caminando por las calles de Londres como si fueran suyas. Estaban tomados de la mano con la más inocente intensión. Un par de niños felices de alto rango social.
O eso era, hasta el día en que sus padres murieron...
Era una fría noche de invierno, en una típica fiesta elegante de los nobles de la reina. Si, en pleno siglo XXI. La mansión Phantomhive estaba llena de gente vestida con sus telas más finas, todos socios y amigos de los afamados Vicent y Rachel Phantomhive. Entre los invitados sobresalía una pareja, los Trancy, quienes llevaban una fuerte amistad con los Phantomhive desde hace tiempos atrás.
Los frutos de ambas parejas, eran Ciel y Alois. Dos niños bastante humildes y simples, para nada eran fanáticos de lo muy caro como acostumbraban sus raíces, eran dos pequeños catalogados como "normales" cuando en realidad eran los herederos de un puesto muy importante en la alta sociedad.
Todos reían, bailaban y charlaban en ese lugar, era felicidad y nada más. Sin embargo ambos pequeños se sentían algo ahogados con ese ambiente así que decidieron salir para ver las hermosas estrellas que les brindaba un área alejada de la ciudad.
- ¡Mira Ciel!- Apunto el rubio hacia el oscuro bosque.- ¡Una ardilla!-
- ¡Vayamos a atraparla!- Propuso el ojiazul, seguido ambos niños se levantaron y corretearon a esa creatura.
Minutos después ya estaban perdidos en medio del bosque, los arboles eran muy altos, el paisaje era oscuro, los sonidos hacían eco, señal de que no estaban muy cerca de su hogar, los niños estaban asustados.
- N~no debimos alejarnos tanto.- Opinó Alois.
- ¡Cállate! ¿Crees que no lo sé?- Ciel estaba más molesto que asustado. - ¡S~solo comienza a caminar!-
Temerosos, emprendieron camino hacia una dirección al azar, intentando retomar la dirección que tomaron para llegar hasta ahí. Duraron una hora aproximadamente caminando, ambos pequeños se encontraban exhaustos, los extraños ruidos de la oscuridad los mantenía en suspenso, ya se estaban dando por muertos, hasta que...
- ¡Mira Ciel!- Alois apuntó hacia un extraño resplandor.
- ¿Esta... Amaneciendo?- Se preguntó Ciel, eso hasta que comenzaron a escucharse gritos agónicos. Los niños se miraron entre sí para luego correr en dirección hacia esos gritos.
- Ya casi llegamos.- Señalo Alois, con el argumento de que los gritos cada vez eran más fuertes. El olor a humo se hizo presente, el resplandor más fuerte, al instante supieron que era un incendió pero, lo peor es que lo que más temían, era realidad.
Al llegar, ambos chicos se quedaron sin aliento; la mansión Phantomhive estaba envuelta en llamas. Sin chistar corrieron hacia dentro, ignorando los cadáveres que yacían en el antes jardín. No encontraron mucho, no hallaron más que los cuerpos de sus padres, en un 80% cenizas, ya no tenía caso sacarlos de ahí. Ambos niños solo tomaron los anillos, esos que llevaban sus padres. Un zafiro y un rubí.
Bomberos y demás llegaron, los sacaron de la mansión, que estaba inundada de humo negro. Fueron hospitalizados por haber respirado tanto de este, nada grave en realidad. Días después ya era hora de sacarlos del hospital.
- Ciel...- Llamo Alois. - Ciel, tu puedes quedarte conmigo.- Dijo recordando que su mansión estaba hecha escombros.
- Gracias... Será hasta que este reconstruida.- Sonrió muy leve, y Alois le devolvió la sonrisa. No duro mucho pues los ojos del rubio se cristalizaron.
- Ciel... Me encargare de los gastos.- Según Alois, Ciel lo había perdido todo.
- Tranquilízate. Mi fortuna está intacta, no somos tan descuidados, todo lo de verdadero valor está muy bien guardado, no te debes preocupar.- Ciel bajo de su cama de hospital y se dirigió a Alois quien había rompido en llanto.- Saldremos de esta hermano.- Se abrazaron fraternalmente. Se escucharon toques leves a la puerta.- Adelante.-
- Joven amo... ¿Está bien?-
- ¡¿Tanaka?!- Exclamaron al mismo tiempo.
- ¿Cómo sobreviviste?- Cuestionó Ciel.
- Me mandaron a buscarlos antes de que el incendio comenzara, termine perdido en el bosque, cuando llegue a la mansión solo vi humo y a ustedes dos siendo llevados por una ambulancia.- Tanaka, era como el abuelo de Ciel. No podía estar más feliz de tenerlo aún, no todo estaba perdido.
- Nos quedaremos con Alois, hasta que la mansión quede como estaba.- Ciel abrazo a Tanaka.
- Como ordene.- Exclamo el anciano, así le decía cada vez que Ciel daba una orden pues no era muy propenso a darlas.
Así, fueron de nuevo a la antes mansión Phantomhive, donde abrieron una puerta secreta subterránea la cual tenía todos los tesoros de dicha familia y fueron trasladados hasta la mansión Trancy.
- Muchas gracias por dejarnos quedar, señorito Trancy.- Agradeció el anciano con una reverencia.
- No son necesarias tantas formalidades, solo Alois por favor.-
- Como usted ordene.- A Alois también le quedaba alguien, además de sus sirvientes, era su hermano Luka, hermano que el mismo adoptó, pues se lo encontró por las calles y se lo llevó hasta su casa, desde entonces es parte de la familia.
- Alois, ¿dónde está Luka?- Pregunto Ciel.
- Esta en casa Ciel, el aún está bien.- Respondió el ojiceleste mirando a la ventana de la limosina en la que estaban.
- ¿Cómo le dirás... Bueno, ya sabes, lo que paso?- Alois agacho la cabeza, no había pensado en más que ir a abrazar a su hermano menor, decirle que lo ama y que no iba dejar que nadie le lastime
- No lo sé... Supongo... Que tú me ayudaras.- Alois miro con ojos suplicantes a Ciel.
- Por supuesto que sí, hermano.-
- Gracias.- De ahí en más, fue silencio, cada quien escuchando su música, intentando no pensar en sus padres quienes días antes estaban con ellos.
Pov Ciel~
"Mamá, papá, los amo"
Por lo menos, pude decírselos antes de que se fueran.
Pov Alois~
"Padre, madre, basta ya soy grande. Puedo cuidarme solo, no necesitó que me cambien, ni que me peinen, soy independiente. Ya soy un hombre"
Mentira, todo es mentira... Yo de verdad los necesitó... Pero ahora que ya no están, tengo que cumplir con mis palabras.
Pov normal~
- Hemos llegado.- Anuncio Tanaka, quien conducía el vehículo.
- Gracias por manejar.- Dijo Alois, al mismo tiempo que salía del auto, Ciel lo imito y entraron a la mansión mientras Tanaka iba a estacionar el auto en un lugar más decente.
- Llego la hora...- Dijo Alois al entrar.
- ¡¡Hermano!!- Un niño peli castaño se acercó a abrazar a Alois. - Hermano, ¿Por qué tardaron tanto? Los espere tres días y no llegaban ¿Y mamá y papá?- Esas preguntas, con un rostro tan inocente y una voz tan entusiasmada no solo eran una punzada en el corazón para Alois, sino también para Ciel. Ambos amaban a Luka pero hoy, tenían que verlo sufrir.
- Luka... Ven, Alois y yo tenemos que hablar contigo.- Ciel tomo la mano del menor y caminaron hasta el despacho que antes pertenecía al señor Trancy.
- Luka, antes que nada, recuerda que soy tu hermano y que nunca te dejare solo.- El menor asintió a las palabras de Alois.- Mamá y papá...- Los ojos del rubio se cristalizaban.- No van a volver.-
- ¿Nos abandonaron?- Soltó el niño de golpe.
- N~no, no es eso... Es que...-
- ¡No te preocupes hermano!- Exclamo Luka.- Ya pase por esto una vez y no dejare que te hagan daño, te protegeré.- Luka no parecía triste, quizá por ser un niño y no entender la situación, pero era mejor así.
- Si... Luka, pero nosotros siempre estaremos juntos.- Alois sonrió melancólicamente.
- ¡¿Lo prometes?!-
- Lo prometo.- El rubio abrazo a su hermanito.
- Gracias hermano, siento que tú eres la única persona a la que quiero conmigo.- Ciel solo miraba con ternura esa escena, intentando no ir a unirse en el abrazo que parecía tan cálido.
Pov Ciel~
Los deje solos, se necesitaban el uno al otro así que no quise estorbar, mire que se hacía algo tarde por lo que fui a buscar a Tanaka, quien estaba con los demás sirvientes preparando la cena.
Le hice una seña discreta y dejo a los demás a cargo para después venir conmigo. Me ayudo con mi pijama, y me arropo como lo hacían mis padres.
- Tanaka...- Le llame.
- ¿Pasa algo, bocchan?-
- Quédate conmigo... H~Hasta que me d~duerma.- Estaba nervioso, temeroso ante todo, pero él me regalo una sonrisa que me relajo, me cargo en sus brazos y se sentó en la silla junto a la cama mientras me contaba sus historias, mi viejo abuelo, fue lo último que vi antes de caer dormido...