Un triste año pasó en la vida de ambos chiquillos, quienes en su escuela bien se decía que ya no eran los de antes. La mansión Phantomhive estaba totalmente reconstruida y por ende Ciel se había mudado.
Al cumplir ambos chicos sus once años no hicieron más que encerrarse en su habitación, ignorando las suplicantes voces detrás de la puerta intentando hacerlos abrir. En fin, ambos chicos heredaron las riquezas y posiciones de sus padres, aun en su corta edad. Iban a clases primarias, y se podría decir que no tenían a nadie más que a ellos mismos.
Cuatro años después, ambos chicos en sus quince años, ya superada la muerte de sus padres, con un fuerte sentimiento de soledad y aburrimiento, en nivel secundaria sin amigos todavía.
Ciel; ahora es un chico orgulloso y extrañamente frio con otras personas, era el tipo de persona cuya multitud se mantenía alejada.
Alois; era más extrovertido, muchos querían ser su amigo pero sin embargo él no les prestaba mucha atención, aunque en el fondo si quería hacer amistades nuevas.
Pov Ciel~
Estoy harto.
Deberes, tareas, clases escolares, clases extracurriculares, modales, trabajo, ¡lo odio! Me volveré loco.
Estaba caminando por el jardín, con la supervisión de unos malditos guarda espaldas, quienes no me dejan ni siquiera respirar afuera de mi zona. En cualquier momento, a cualquier hora podre escaparme, seré libre por lo menos una noche y podre comportarme como un chico de mi edad.
- Joven Ciel.- Tanaka...
- ¿Pasa algo abuelo?-
- Tiene llamada del joven Trancy.- No pensé dos veces, corrí y tome el teléfono entre mis manos.
- ¿Alois?- Hable apresurado.
- Hola Ciel.- Comencé a caminar por los rosales mientras hablaba con Alois. Cabe decir que mi teléfono era inalámbrico
- ¿Que milagro que has llamado?- Le pregunte con sarcasmo.
- Si, eh estado ocupado, por la maldita demanda ya sabes.- Me reí con ganas, a Alois lo demandaron por meterle el pie a un importante empresario que por cierto es de edad avanzada.
- ¿Quién te manda a tirar al pobre anciano?- Ni tan pobre.
- Ese viejo me toco el trasero, necesitaba vengarme.-
- Eso lo apruebo.-
- Ciel, hablando de venganzas, déjalo ya.-
- No lo hare, Alois tu más que nadie debería apoyarme.-
- Ciel, ese incendió no fue intencional.- Insistente, como siempre.
- Hablemos de esto en persona.- Propuse, casi quedo sordo con sus típicos gritillos.
- Por supuesto, quiero ver a Tanaka, llevare pastelillos que aprendí a hacer.-
- ¿Por qué no dejas que los cocineros se encarguen de la cocina?- Ironice.
- Ciel, lo sabes bien. Se lo dije a mis padres "soy independiente" tengo que cumplir con lo que dije.-
- Es cierto, solo ven ya.-
- Claro.- Colgó. Tardará media hora en llegar, a lo mucho.
Regrese a mi habitación para darme una ducha, desde los 10 no podía dejar de pensar en una cosa: "Ese incendio no fue un accidente".
Lo sé muy bien, la cocina no tenía señales de haber iniciado el fuego y unas simples velas que estaban encendidas no pudieron haber provocado esas llamas tan rápidamente, alguien nos quería muertos, quizás a mí también, quizás no.
Sea como sea, yo no parare hasta cobrar venganza de los malditos actos. Aquella persona que ha desafiado a los Phantomhive debe pagar, pisoteo todo lo que me hacía feliz y no dejare que se salga con la suya.
Termine de bañarme y cambiarme, no pasaron muchos minutos y el afamado "Conde Trancy" había llegado.
- ¡Ciel!- Como de costumbre se abalanzó a mí.
- A~alois, basta.- Dije soltándome.- Te eh dicho que no te me aferres.-
- Como quieras.- Eso dices siempre.- ¿Dónde está Tanaka?-
- Estoy justo aquí.- ¿Cuando... Llego?
- ¡¡Waaaah!! Tanaka-san lo extrañe.- Alois abrazo a mi abuelo, después sentí que algo tocaba mi pie.
- Luka, ¿cuánto tiempo has estado ahí?- Cargue al niño ya de 10 años de edad.
- Señor Ciel, lo extrañe.- Sin más, dejamos a Tanaka con Luka, Alois y yo queríamos hablar, así que nos dirigimos al despacho.
- Alois... Estoy aburrido.- Declare.- Significa que debemos cambiar algo.-
- Arrogante... Me gusta. ¿Qué propones?-
- Una travesura.- Mire a la ventana e hice un ademán para que Alois se acercara.
- Cuenta.-
- ¿Qué tal si vamos a conocer la ciudad esta noche?- Vi como sonrió, está de acuerdo.
- Entonces, ¿Cuál es el plan?- Se sentó de nuevo y yo lo imite.
- Escúchame bien, necesito las cosas al pie de la letra... Este es el plan...-
************
8:00 pm.
- Tanaka... Alois dormirá conmigo hoy.- Vi cómo se asustó, quería reír, pero no debía arruinarlo.
- Pero joven Ciel...-
- Eh dicho. Ven Alois.- Entramos a mi habitación, esperamos alrededor de una hora haciéndonos los dormidos y nos empezamos a cambiar.
- Ropa informal, me encanta.- Chillo Alois.
- Baja un poco la voz.- Nos terminamos de arreglar. Y salimos sigilosamente de la mansión.
- ¿Tienes todo?- Pregunto subiendo al auto.
- Ehh, dinero, llaves, celular, si creo que es todo.- Asintió y arrancamos mi auto.
Llegamos a la ciudad, aun había gente ahí pero esta era gente diferente. Normalmente cuando vamos a la ciudad veo personas elegantes, estas son simples, se podría decir vulgar.
- ¡¡Kyaaa!! Mira Ciel, ahí venden animes y mangas BL.- Lo sabía, Alois y sus caricaturas gays.
Llegamos a ese lugar, Alois no dejaba de sangrar por la nariz. Yo me interese por algunos, así que también compre.
Al salir, nos dio hambre y llegamos a lo que dice ser un bar nocturno, muchos dicen que es divertido, así que entramos.
- Oigan, ¿qué edad tienen?- Dijo un hombre enorme que estaba en la puerta.
- 15.- Dijimos al unísono.
- ¿15? Parecen de 12.- Lo eh escuchado antes. - No pueden entrar a menos que tengan 18.-
- ¿Qué? ¿Por qué?- Alois hizo un puchero y el guardia se sonrojo.
- Son las reglas.- Desvió la mirada y entonces supimos que hacer.
- Pero somos niños malos.- Alois se acercó más al guardia.- ¿Que son las reglas para nosotros?-
- N~no pueden.-
- Por favor.-
- No.-
- Por favor.-
- No.-
- Por favor.- Ya me estoy cansando de esto.
- Dije que...-
- Ya, déjalos pasar.- Volteamos a ver a un tipo de cabello naranja y ojos morados, tenía una especie de tatuaje debajo de su ojo derecho, parecía ser el dueño del lugar.
- Si señor.- Después de eso entramos, el hombre nos dio una mesa y sorpresivamente se sentó con nosotros.
- Gracias por aquello.- Le dije, él sonrió.
- De nada. Permítanme presentarme, yo soy Drocell Keinz, conocido como el "titiritero", soy el dueño de este lugar. ¿Y quiénes son ustedes, muñequitos?- ¿Muñequitos?
- Mi nombre es Alois Trancy.- Se animó Alois.- Me conocen como "Alois".-
- Hermoso nombre.- Ese tipo se acercó demasiado a mi compañero.
- Yo soy Ciel Phantomhive.- Me presente.
- Vaya, ¿y que hacen aquí los pequeños condes?- Demonios, debimos usar nombres falsos.
- Te dije que nos cambiáramos de nombre.- Me alego Alois.
- Lo sé, lo se.- Dije dignado.
- No se preocupen, no diré nada.- Miramos al hombre, querrá algo a cambio, estoy seguro.- Pero...- Lo sabía.
- Pero...- Alois estaba impaciente, típico en él.
- Tendrán que aceptar una cita, conmigo y otro amigo.- ¿Qué?
- ¿De verdad?- Preguntó Alois.
- Si, mi pequeño muñequito de porcelana, tu iras conmigo.- No te sonrojes, idiota.
- ¿Y Ciel?- Maldita sea.
- Ya vuelvo.- El hombre se paró y desapareció tras una puerta.
- ¿¡Qué demonios haces?!-
- ¿De qué hablas Ciel? Él es muy amable.-
- Larguémonos de aquí, seguro es un pervertido.-
- ¿Y arruinar nuestra noche rebelde?-
- No, vámonos a otro lugar, más decente.- Aunque este lugar tiene buenas condiciones.
- Bien, pero de verdad me gusto Drocell.- Suspiro.
- Okey, vámonos antes de que lle... Ahí vienen.- No pudimos escapar. Maldita sea.
- Zafirito, él es Ash Landers, conocido como el "ángel".- ¿Zafirito? ¿Que se trae este tipo con los apodos?
- Buenas noches.- Saludo un albino bastante atractivo, exótico pues su cabello, ropa y piel eran de color blanco. Él también tenía unos brillantes ojos morados, encantador.
- B~buenas noches.- Conteste.
- ¿Algo de tomar?- Llego la mesera.
- No gracias, nos iremos enseguida.- Respondió el de cabello anaranjado, Alois y yo nos miramos confundidos pero hicimos caso y salimos con ellos.
Llegamos a un parque, estaba casi solo, había una que otra pareja, pero era silencioso y oscuro. Alois se veía feliz platicando con el "titiritero".
- ¿Se escaparon?- Voltee a ver a Ash, nos sentamos en una banca.
- Así es, nunca nos dejan salir.-
- No pueden arriesgar a una hermosura.- Me sonroje.- Son inocentes.-
- ¿Quiénes?-
- Tu y aquel rubio, una persona no acepta salir con un desconocido tan de repente.- No me recuerdes eso.
- Yo... Bueno, sí. La verdad es que pensé que así lo hacían todos.-
- Pureza.- Susurro. - Cuanta pureza hay en tu alma.- Raro.
Pov Alois~
Este tipo es genial, es gracioso, interesante y peculiar.
- Pero luego no la volví a ver, así es como se espantan a las mujeres.- Reí a carcajadas con su historia.
- No puedo creer que hayas echo eso.- Decía riendo.
- Si, supe que las mujeres no eran lo mío desde entonces.- Yo aun reía.
- Bueno, dime, ¿por qué te llaman "titiritero"?-
- Bueno, eso es difícil de explicar, digamos que me gustan los muñequitos, así tan lindos como tú.- Kyaaa, es tan tierno.
- B~bueno, gracias. Drocell, eres muy tierno.- Le sonreí con sinceridad, el me devolvió el gesto.
Inconscientemente nos comenzamos a acercar, nuestras respiraciones comenzaron a mezclarse. Miro a mis ojos, luego a mis labios, después regreso a mis ojos, yo no podía estar más sonrojado, mordió su labio inferior y se acercó más. Ahora la distancia era nula. Me estaba besando, mi primer beso, intente corresponder, me deje llevar. Sentí sus manos en mi cintura, yo rodee su cuello, el aire nos hizo falta y se deshizo el beso.
- Adorable.- Susurro.- ¿Soy el primero?- Asentí sonrojado.- Y el único, ¿de acuerdo?-
- ¿M~me estas pidiendo que... Sea tu...?-
- Novio.- Completo.- Entonces, ¿aceptas?-
- Es demasiado rápido.- Estaba inseguro.
- Entonces, comencemos a salir, a conocernos y cuando estés listo recuerda que mí propuesta está en pie.- Me abrazo, se sentía tan cálido, tan bien.
- Alois.- ¿Ciel?
- ¿Qué?- Lo vi preocupado.
- Nos están buscando, es mejor que nos vayamos.- Asentí.
- Hasta luego.- Le di un beso en la mejilla a Drocell y corrí junto con Ciel.
Pov Normal~
- Eres rápido.- Comento Ash.
- Ese niño es demasiado ingenuo.- Contesto Keinz mientras se paraba.
- Pues Ciel es demasiado inocente.- Comenzaron a caminar.
- Es mejor así, ¿no crees?-
- En tanto los demonios no se enteren de sus almas.-
- Tranquilo Ash, esas almas, serán nuestras.-