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Recuerdame.. por Yeikoakari

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Notas del fanfic:

Holis :3 e vuelto ...Se que tengo un fanfic ya y que e tardado en actualizar pero es que no puede e vitar subir este jejeje..

Notas del capitulo:

Bueno chicos me lei un libro que me gusto y quise adaptarlo a un fanfic espero que le den luz verde..

6 de enero de Enero 2014

Kobe adventis  hospital,Tokio Japón.

 

—¡Sei-chan! ¡Sei-chan! ¡Tet-chan  ha despertado!-

 

Akashi abrió los ojos como platos y tragó saliva ruidosamente al tiempo que se quitaba el gorro, la bata y los guantes de operaciones, sin dejar de mirarse al espejo con un deje adusto y desabrido en su semblante.

 

—¿Estás hablando en serio? —preguntó con la voz tan grave y amenazante que hasta incluso Reo dio un paso atrás a modo de defensa.

 

«¡Maldito! ¡Tenía que haber vaciado todo el cargador en su puta cabeza!», pensó para sus adentros sin poder evitar apretar la mandíbula con tanta fuerza que hizo chirriar sus muelas.

 

La presión arterial se le disparó de tal forma que un apreciable tic asomó en la comisura de su ojo derecho.

 

—Sí, Sei-chan… es… es un milagro —dijo su compañero tan perplejo como emocionado. Conocía a su esposo desde hacía más de cinco años y, por supuesto, le tenía mucho aprecio.

Akashi por fin alzó la vista y buscó los ojos de Reo a través del espejo.

 

—¿Y qué es lo primero que ha dicho?-pregunto Akashi.

 

Reo se encogió de hombros.

 

—Nada. No ha dicho nada.-le respondio el peli negro.

 

Akashi enmarcó una ceja extrañado mientras acababa de lavarse las manos y luego las secaba con una de las toallas limpias que cogió del estante. Reo, después, prosiguió.

 

—No recuerda nada.-le dijo su compañero.

 

«¡Joder! —se echó a reír para sus adentros, aliviado—. Soy un puto afortunado…»penso Akashi para.

 

Reo sostuvo la puerta para que su compañero de fatigas atravesara el umbral y darle un par de palmaditas en la espalda.

 

—Sei-chan. Nuestras plegarias han sido escuchadas. Dime, ¿cuántas probabilidades hay que una persona sobreviva a un disparo en la cabeza? ¿Una entre…?-

 

—Veinte… —acabó su frase.

 

—Exacto. —Le miró de reojo. Por extraño que parecía, Akashi no daba saltos de alegría. ¡Por el amor de dios!, era su esposo y, pese a su amnesia, estaba vivo.

 

El joven siguió caminando a su lado por el largo pasillo y luego prosiguió:

 

—Su padre está de camino.-Le informo Reo a Akashi.

 

—¿Daisuke? ¿No estaba en America?-pregunto akashi

 

—Tan pronto como ha recibido la noticia, ha cogido el primer vuelo.-le aclaro Reo.

 

Akashi tosió y luego carraspeó para aclararse la voz. El catarro que arrastraba desde hacía días había dejado secuelas en sus pulmones y en su garganta.

Empezó a acelerar el paso.

 

—Sei-chan.. A ver si de una vez dejas el dichoso vicio. Tienes cuarenta y cuatro años, ya no eres un crío.-le reprocho el peli-negro

 

Él otro se rió.

 

Durante los seis largos meses de intensiva búsqueda por el paradero de su esposo, había aumentado el número de cigarrillos negros que consumía. A día de hoy, se fumaba tres paquetes diarios y esa cantidad iba in crecendo vertiginosamente.

 

—De seguir así, tendrás que operar con un cigarro en una mano y un bisturí en la otra —se burló divertido.

 

Akashi no le contestó.

Reo Mibuchi  era un hombre con mucho sentido de humor y a veces su sarcasmo solía exasperar sus nervios. Akashi, en más de una ocasión, le había advertido que no encontraba la gracia por ninguna parte a sus estúpidos comentarios y que algún día le clavaria una tijera en  la cara, pero aún no lo había hecho porque significaría dejar de operar durante un tiempo, y su profesión y su reputación como cirujano jefe del  Kobe adventis hospital estaban muy por encima de todo aquello.

Akashi necesitaba constantemente tener el control. Ejercer su control a todo aquel que le rodeaba. Sentirse poderoso y, de paso, alimentar su ya acrecentado ego. Si controlaba a los demás, lograría controlarse a sí mismo. Era una ecuación pragmática, como que dos más dos son cuatro. Así funcionaba la retorcida mente del doctor Akshi.

 

Al llegar a la habitación 423, Reo le  cerró el paso a Akashi.

 

—¿Qué coño haces?-pregunto  Akashi.

 

—No lo atosigues mucho, ¿vale? Está muy asustado.-le dijo Reo.

 

«¡Haré lo que me plazca! ¡El es mío!»pensaba akashi.

 

—Aparta —inquirió retirando el brazo que le impedía entrar en la habitación.

 

—Venga, Sei-chan… dale un respiro.-

 

—Tengo ganas de verla.- Akashi se le estaba acabando la paciencia.

 

—Ja, ja, ja… y de otras cosas ¿no? En seis meses debes de habértela cascado de lo lindo.-

 

Akashi le cogió del cuello de la camisa y lo estampó contra la pared.

 

Reo levantó las manos en señal de rendición mientras se ponía de puntillas tratando de abrir la boca para respirar con normalidad.

 

—Te lo e advertido que te clavaria una tijera en tu cara, no hagas que ese día sea hoy.-dijo amenazante.

 

—Perdona —dijo tragando saliva costosamente—, ha sido una broma estúpida.-

 

Akashi clavó sus ojos en los de color Negros de él y luego le soltó con desprecio.

 

—Tú lo has dicho: una estúpida broma.-

 

—Joder, Sei-chan… relájate…-Éste bufó por la nariz con fuerza—Tu mujer está viva, ¿qué más puedes pedir?-

 

Negó con la cabeza y, resoplando como un animal, abrió la puerta para entrar.

Reo, en cambio, se quedó en segundo plano y, tras unos instantes, descendió a la planta baja, a su puesto como jefe de urgencias.

Akashi cerró la puerta a sus espaldas.

 

Tesuya estaba solo en la habitación, mirando a través de la ventana. Al oír unos pasos que se acercaban, se giró alimentada por la curiosidad.

 

Se quedó observando en silencio a aquel atractivo médico, de ojos de color naranja y rojo , de pelo  rojo, que lo miraba como si lo conociera de toda la vida.

 

—Me conoces —afirmó el

dando unos pasos al frente—, lo veo en tus ojos.-dijo el peli-celeste.

 

Akashi reconocía que estaba muy tenso. Una gota de sudor empezó a surcar su frente.

Por su bien, el no debía reconocerle o, de lo contrario, estaba sentenciado.

 

 El intento de asesinato con premeditación y ensañamiento ocurrió en Amerr y, por lo tanto, le sería aplicada la pena máxima, según la jurisdicción estatal de aquel estado, o lo que era lo mismo, traducido al argot callejero: veinticinco años a la sombra.

 

El se acercó un poco más. Por una extraña razón, no sentía miedo.

Cuando únicamente les separaban dos metros, Tetsuya entrecerró los ojos estudiando a su esposo

Él contuvo el aliento y, poco después, Tetsuya pronunció titubeante:

—Lo siento. No logro recordar quién eres.-dijo con una mirada triste.

 

Akashi sonrió a medias torciendo el labio e inspiró hondo tratando de paliar su evidente angustia.

 

—Soy… —se acercó Tetsuya a el  con paso firme—… tu esposo.

 

Tetsuya alzó las cejas, helado. No recordaba haber estado casado. No recordaba sus rasgos, ni su voz, ni sus ojos… No recordaba absolutamente nada..

Notas finales:

espero que les haiga gustado intentare actualizar en cuanto pueda besos..


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