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Mi Amigo por Kantona Park

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Notas del fanfic:

Este fic lo escribí después de una situación personal, por lo que está basada en hechos reales. Espero que os guste mucho ^^ Todo tipo de críticas son bien recibidas. ¡A leer!

Jimin no veía a su amigo desde hacía meses. Habían sido compañeros de clase en la universidad durante el primer año. Hasta que Yoongi había cambiado de universidad para estudiar más cerca de casa de sus padres. El día anterior, Suga le había enviado un mensaje diciendo que estaría en la ciudad y quería que se reunieran para recordar viejos tiempos. Idea que le encantaba al menor.


Había ido a clase como cada día, sin perder su rutina. Una jornada agotadora pero muy fructífera en su tercer año de estudios universitarios. Suga no había dado señales de vida. Pero en los últimos minutos de clase le había enviado un mensaje para quedar en la propia facultad del menor y que no tuviera que desplazarse.


Al acabar, corrió hacia la cafetería con otros compañeros que también conocían a su amigo. Se sentía completamente emocionado por el tan esperado reencuentro. Al llegar vio que Yoongi estaba sólo en una mesa mientras revisaba su móvil, apareciendo una sonrisa automáticamente en su rostro. Verdaderamente tenía muchísimas ganas de verle.


Los chicos saludaron primero al visitante, estrechando sus manos mientras sonreían. Sin embargo cuando les llegó su turno, se abrazaron como hacía mucho que no lo hacían. Era palpable que a pesar del tiempo que había pasado seguían siendo los más cercanos en el grupo. Decidieron acercarse a la barra para pedir sus consumiciones mientras el resto de los chicos elegían una mesa en la terraza.


— Ahora llevas gafas, el pelo rojo...has cambiado mucho Jiminnie. Estás muy guapo, niñato.


— ¡Cállate vejestorio! Sigo igual que siempre.


El menor se enganchó de su brazo mientras reía divertido. No sabía el motivo, pero le encantaba que su amigo hiciera esas apreciaciones. Era cierto que tenía incorporados en su look ciertos elementos que lo cambiaban, no obstante no consideraba que hubiera una gran diferencia desde la última vez que le había visto.


Estuvieron todos juntos durante unas horas poniéndose al día. Trataban temas comunes como las clases, qué tal le iba a cada uno en sus estudios y cómo el rubio se había adaptado a su nueva vida lejos de ellos. Pronto, la despedida grupal llegó. Y Jimin le invitó a casa para comer a pesar de ser tarde para ello. No sabía cuándo volvería a ver al mayor por lo que quería aprovechar el máximo que pudiera.


Durante el breve camino en autobús hablaron de mil cosas. Ningún tema de conversación era demasiado sustancial o importante, aunque tenían la necesidad de contarse un millón de anécdotas que ocurrían en su vida diaria.


Una vez en casa la situación continuó igual. Jimin le presentó sus compañeros de piso a Yoongi. Viendo como el rubio, tan agradable como siempre, hacía buenas migas con uno de ellos. Mientras preparaba el almuerzo escuchaba cómo hablaba animadamente, sonriendo internamente por sus ocurrencias. Comieron de forma rápida. Querían volver a salir de nuevo ya que el tiempo que le quedaba al mayor en la ciudad se había reducido sustancialmente. Todo era demasiado apresurado.


Tras buscar un lugar del agrado de ambos en el barrio del pelirrojo, se sentaron para tomar un café. Los temas de conversación se volvía más profundos. Experiencias poco agradables, dificultades que habían tenido que superar...esos temas eran los que verdaderamente a Jimin le gustaba hablar con Suga. Creía que cuando hablaba de este tipo de cosas con él era cuando veía realmente el interior del mayor. Sin saber por qué se le puso la piel de gallina mientras Yoongi le contaba la muerte de un amigo durante un accidente de tráfico. No era sólo por la tragedia en sí, sino por los ojos brillantes y la voz temblorosa del mayor mientras lo relataba. Quizá era un poco cruel, pero ver una faceta de Yoongi completamente diferente a la habitual alegre era algo que le había llegado mucho.


Más pronto que tarde llegó el momento de la despedida. El autobús del mayor saldría en breve y aún debía llegar a la estación, por lo que tenía que irse ya. Jimin odiaba las despedidas con su amigo porque nunca sabía cómo actuar. Decirle adiós a una persona desconociendo cuando volverías a verle era algo que odiaba. Sin embargo, lo hacía con la mayor naturalidad posible.


Se levantaron de la mesa mientras recogían sus pertenencias. Jimin recibió un regaño del mayor por invitarle al café, más era una pequeña forma de obsequiarlo después de una temporada sin encontrarse. Una vez de pie frente a la puerta de la cafetería llegó el tan temido momento incómodo.


— Bueno...dame un abrazo o algo, ¿no? — dijo Suga socarrón.


La risa de ambos estalló mientras se estrechaban con fuerza en los brazos ajenos. Jimin sentía que era demasiado reconfortante. Hacía muchísimo que no abrazaba a alguien con tantas ganas ni determinación. Más bien, hacía demasiado que no lo hacía con nadie. Durante el abrazo, decidió darle un beso en la mejilla. Eran muy buenos amigos por lo que no era extraño en absoluto este tipo de comportamiento.


— Tenía muchas ganas de verte. — dijo algo melancólico el menor.


Sin embargo, pensó que un beso en la mejilla no había sido suficiente, por lo que se dispuso a darle otro en la mejilla contraria. Pero Suga tuvo el mismo pensamiento que él. Antes de darse cuenta se habían dado un beso en los labios. Ni siquiera se podía considerar un beso. Había sido un roce rápido.


El mayor rió algo avergonzado por la situación. Jimin por su parte, decidió hacer como que nada había sucedido en absoluto. Continuó diciéndole lo mucho que lo había echado de menos mientras ambos prometían verse lo más pronto posible. Tras agitar sus manos, finalmente cada uno tomó un camino opuesto.


Jimin caminaba rápido hacia su casa. Pero algo no estaba bien. Notaba como las rodillas le temblaban a cada paso que daba. Entonces, mientras subía las escaleras que lo llevaban a su hogar, se dio cuenta de un detalle. Estaba extremadamente nervioso. La única explicación posible para ese estado de nervios era la vergüenza que había contenido durante el «accidente» con Yoongi. Pero, ¿y si no era simplemente por la situación embarazosa que acaba de sufrir?


Un poco frustrado dejó la mochila sobre el escritorio para tumbarse en la cama. Miraba el techo mientras intentaba dormir un poco. Sin embargo había algo que lo distraía de su sueño: apestaba a la colonia del mayor. El abrazo lo había impregnado de su esencia, cosa que lo hizo reír. Para saber si esta situación había cambiado algo en sus vidas, o en su propio interior, tendría que esperar al próximo encuentro. Y de repente, se encontró con más ganas que nunca de ver de nuevo a Yoongi.


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