Era de noche, estaba solo en su departamento cambiando de canales de forma perezosa y aburrida hasta que apareció en uno de los tantos programas a quién esperaba que llegara a casa como lo había prometido.
-Tom - no pudo evitar esbozar una sonrisa, se veía bastante guapo, pero su sonrisa fue borrada cuando vió a con atención a quién estaba a su lado- Robert...- murmuró, se fijó en como tenía el brazo de él por tras la espalda de SU, sí, SU británico.
A medida que avanzaba la entrevista la cara del rubio que interpreta al dios del Trueno se iba endureciendo un poco más y más, se mostraba mucho más molesto cuando se miraban a la cara un poco y se sonreían, estaban cerca, demasiado cerca para su gusto.
Cuando terminó la entrevista simplemente apagó el televisor y arrojó el control de ésta a algún lugar de la sala de estar, ahora se sentía algo estúpido por haber decidido no ir a la entrevista con ellos ¿Qué tal si Tom le engañaba con "Iron Man"? ¿Y si se enamoró de él y va cortarlo?, eso le hacía entristecer un poco. No supo cuanto tiempo estuvo así, pero el sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos y dirigió la mirada a la entrada, allí venía Tom, con su chaqueta en el brazo, la corbata desatada y los primeros tres botones de la camisa desabrochados, escuchó un suspiro de cansancio del castaño, lo primero que Tom pudo hacer fue sonreírle y acercarse feliz hasta su rubio que estaba en el sofá viéndole sin abrir la boca con el mentón apoyado en la palma de su mano mientras su codo estaba clavado en el "brazo" del sofá.
- Ya llegué Chris - le dijo para dejarle un corto beso en los labios al cual él no respondió y ello provocó preocupación en el mayor- ¿Chris? - le llamó, el lo miró a los ojos- ¿pasó algo?.
- Creo que te veías muy feliz con Robert en la entrevista, sobretodo por como se veían y tocaban - Tom sonrió con dulzura.
- No voy a cambiarte por nadie Chris, nunca, nunca, nunca te cambiaría, te amo - le dijo regalándole una de sus mejores sonrisas mientras le acariciaba el cabello- ¿De acuerdo? - le besó la frente con extremo cariño.
En respuesta de un momento a otro se veía sobre las piernas del australiano que le abrazaba la cintura, ahora no sabía como había sido capaz de haberse sentido tan débil, además, si Tom pareciese que se fuese a enamorar de alguien más: Buscaría la forma de hacer que se enamore de él nuevamente y si no funciona, con el dolor de su corazón, lo dejaría ir.
Lo que quedó de noche lo disfrutaron solo para ello, se dieron suaves y tiernas caricias, se hicieron uno y hablaron alguna que otra cosa antes de conciliar el sueño mientras se abrazaban, al otro día se toparon con Robert, éste con la intención de saludar primero al británico se acercó a el, pero el rubio apretó a quién daba vida al dios del Engaño y besó su cuello observando a Robert con una mirada que hablaba por él, Tom se rió un poco.