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En busca de Asami Ryuichi. por hermanas yaoi

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Notas del capitulo:

Parece que soy un desastre, si lo sé, pero creo haber dicho que este fic no tenía fecha de actualización  lo siento.

Por supuesto que eso no significa que lo deje, porque ustedes, las que se animan mandándome Rw, bueno son tan lindas que es imposible no complacerlas y claro dedicarles el capítulo.

Las quiero y quiero sus RW J

Kazz.

 

El tiempo

Es demasiado para el que espera,

Extenso para el que sufre,

Corto para el que ríe y

Muy rápido para el que ama

 

… 8 años después….

 

#P.V Akihito.

7:40 am

Ha pasado un buen tiempo y aún no termino por acostumbrarme a las frías mañanas de Hataka. Kou no llegó a dormir, pobre es algo así como un zombi ya que trabaja las 24 hrs dos días seguidos, como guardia de seguridad del hospital principal del barrio. Por otro lado yo conseguí ¿cuántos?, veamos, trabajo en uno de los restaurantes de comida rápida cerca de la estación de tren, como mesero en un bar exclusivo de maestros y por las tardes ayudo a  Kotori-san a cuidar de su parque acompañado por un dolor de cabeza que se pone peor de lunes a viernes.

-¡Ryui, se hace tarde! ¿Qué no tienes pensado ir a la escuela hoy?- grité fuerte en espera de ese niño que no termina por comprender que las tareas se hacen en casa, con tiempo y no al otro día por la mañana.

Se escuchó el ruido de la puerta cerrándose, que cosa a causa del tamaño de nuestra casa he tenido que compartir la cama con Ryui desde que era muy pequeño, aún tengo guardado el cunero que Fushimoto-sempai me regaló, aunque lo dejó en menos de 4 meses ya que creció y continua desarrollándose de manera anormal, él es  el más alto de su grupo con una medida de 1,33 cm, y no es porque yo sea su mamá, pero también es el más inteligente.

Me dirigí a la pequeña mesa que tenemos en la cocina y serví el  desayuno, al girar la mirada me topé con la pintura marrón del departamento y no pude evitar sonreír, al recordar que fue a causa de Ryuichi que Kou casi nos echa de su casa.

….Flashback….

4 años antes

Ryui atravesaba  por un resfriado que incluso había puesto en riesgo su vida, sin embargo después de un buen descanso y antibióticos él volvió a ser el niño  alegre de siempre.  Yo al haber estado en vela cuidando de su fiebre tuve una decaída, no, no me refiero a que me puse  de muerte, sino a que me dio un sueño de aquellos que parecía estar tieso mientras Kou permanecía en el hospital, cuando desperté en el cuarto casi me dio una ataque al no hallar a Ryui conmigo, corrí a la sala, no estaba, después le llamé con preocupación y casi lágrimas en los ojos cuando él, muy tranquilo asomó su cuerpecito mostrando que se encontraba en la cocina, solté un suspiro y creo que  el  alma también, caminé más relajado a donde estaba notando que llevaba en las manos tres crayones, rojo, verde y amarillo.

Me dedico una sonrisa de lo más tierna y corrió a mis brazos.

- Okāsan te hice un dibujito ¿quieres verlo?- madre mía, ¿Cómo que un dibujito?, me dije sudando frio ya que a Kou no le agradaban los rayones en la pared, pero bueno, Ryui había dicho “dibujito” y me parecía cruel reprenderlo por un regalo.

-¿en serio?, ¿y qué tan chiquito esta?-dije temeroso, pero feliz de notar su restablecida salud y buen humor.

-chiquito, chiquito-aseguróa un paso de adentrarnos a la cocina, que en cuanto me introduje por completo deseé ser yo el enfermo, quizás y solo quizás así, Kou tendría piedad de mí.

Toda la parte baja que alcanzó e incluso estirándose estaba ilustrada no sólo con  los colores que había visto, sino que había  usado todos sus lápices  para hacer una especie de bosque, árboles o intentos de arbustos por todos lados, algo como dinosaurios y vacas, unas casitas, cuatro arcoíris, y muchas nueves dispersas por los cuatro muros que formaba nuestra cocina.

Caminé con miedo mientras tocaba su “obra de arte” y lo veía sonriendo.

-¿Qué no te gustó Okāsan?-dijo viéndome a los ojos un hábito suyo bastante inusual, siempre que me observaba sentía como que eran los ojos de Asami, aunque compartiera ambos matices, el suyo y el mío, cada día me convencía que Ryui había heredado en los ojos más que un color de su padre.   

-es muy bonito-contesté, ¿qué más podía decir?, seguramente Kou me obligaría a limpiar después.

-¿me ayudas a pintar?-me invitó al tomarme de la mano y guiarme a una esquina, en la cual se encontraba un apartado más hermoso, muchas flores acompañadas de lo que parecían siluetas, una y por el color gris apenas distintivo se trataba de Kotori-san, dos más que  llevaban unos helados, eran Takato y Kou, era obvio por la iluminación del peinado, y enmarcados por un arcoíris de rojos, el color favorito de Ryui nos encontramos  él y yo.

Me llamaban la atención dos dibujos que no entendía bien, uno de un extraño personaje en la cárcel y otro que llevaba un signo de interrogación por rostro, que se veía hasta cierto punto tenebroso.

-¿Quién es él?-pregunté primero por el reo, ya que para mí era un total misterio, no teníamos ningún conocido en la cárcel.

-Es Fushimoto-sempai-su tono y semblante alegre cambio, dándome una respuesta seca y  cortante, ¿Qué, bueno?, como dicen las culpas nunca caen al suelo y yo estaba que jura y perjuraba que Asami tenía la culpa, le había pasado ese horrible temperamento a nuestro hijo.

-¿pero porque está en la cárcel?

-porque no me agrada, y sería feliz si lo encerarán-dijo con firmeza cruzándose de brazos mientras volteaba a otro lado, no tenía mucho que el doc. Le había inyectado y quería pensar que ese era el motivo de rechazo.

-muy bien…-preferí  no regañarlo por sus deseos que afectaban a Fushimoto y su libertad, después de todo no dejaba de ser sólo un niño-¿y este de aquí?-continúe la plática señalando el gracioso signo de interrogación, a lo que Ryui se sonrojo un poco y me abrazó diciéndome casi en secreto.

-Ese es Otōsan-no fui capaz de continuar hablando, a pesar de que había hecho un álbum de recortes suyo nunca se lo había mostrado a Ryui, por lo que no conocía el rostro de Asami , correspondí  su  abrazo, después  tomé los colores y en una parte alta que él no alcanzaba hice mi mejor intento por retratar a ese idiota.

Su cara perfecta, digo casi porque no soy muy buen dibujante, sus ojos profundos, no tenía entre la gama dorado, así que lo remplace por una mescla de amarillo y marrón, su pelo negro, Ryui volvió a mostrarme su sonrisa al notar que su cabello y el de su papá eran del mismo color, unas pestañas largas pero sin exagerar, y lo vestí  con un traje obscuro, digo tenía que ser lo más realista posible ¿No?

…..

-¿Qué pasó aquí?-gritó Kou al ver las paredes.

- Okāsan me hizo un dibujo-respondió el pequeño provocando una mirada demoniaca que casi me hacía añicos por parte de Kou.

Yo simplemente le respondí con una reverencia en signo de disculpa.

Aquella noche nos fuimos a dormir temprano, sin cenar  y regañados, pero muy contentos, incluso soñé con Asami.

Cuando me ponía  a pensarlo, era una verdadera lástima  la forma en que concluyó mi relación con Asami.  Pero no suelo arrepentirme de mis decisiones y no comenzaría ahora, a pesar de todo  no le guardo  ningún rencor a Asami, es más jamás lo he dejado fuera mis oraciones, lo quiero, pero de lejos porque él ya debe tener hecha su vida y yo con Ryui, también.

……….Fin de Flashback…….

 

-Ryuichi, te lo advierto me iré sin ti –este niño de verdad no tiene percepción del tiempo ni de la responsabilidad, y eso definitivamente yo no se lo enseñé, ¿quizás por eso no los conoce?

-Buenos días Okāsan, lo siento, el último ejercicio de matemáticas fue un poco difícil de resolver-finalmente se dignó a tomar asiento llevando puesto su uniforme de primaria, un pantalón de tela gris, zapatos negros bien voleados, camisa blanca y el distintivo  chaleco  de estambre azul marinocon el emblema de la primaria Hataka. Su cabello negro sin gel bien cepillado se parecía mucho al mío, pero lo que más me gustaba eran sus ojos dorados con celeste.

-por eso te he dicho que tus deberes los realices con tiempo, pero prefieres hacer otras cosas-regañe pero no se me daba muy bien y él parecía tomarlo a chiste, prueba de ello sonrió mientras disponía a tomar sus alimentos-y hablo muy enserio, si mañana no está listo me iré y tendrás que tomar el autobús solo.

-dame una buena razón para obedecerte –se atrevió a cuestionar, levante la ceja y él no vacilo, así que respondí lo más autoritario que pude.

-te castigare-le observe fijamente  y retardadoramente esperando otra palabra suya para dejarlo sin televisión un año entero. 

-….me convenciste, que bueno eres para persuadir-sonrió mientras acomodaba su mochila debajo de la mesa.

P.V Ryui.

Okāsan realmente se ve gracioso cuando se enoja, lo que más me gusta de él es que es mi mamá y mi mejor amigo.

-lo lamento, no volverá a suceder-mentí para que  me dejara desayunar a gusto, lo cierto es que el sensei nos había dejado esos 100 ejercicio hace una semana, y estaba seguro de que no tardaría más de treinta minutos en contestarlos, pero resulto que si eran un poco difíciles.

-¿cuantos eran?-preguntó Okāsan curioso de conocer mis límites.

-sólo 50-disminui el número ya que de lo contrario continuaría con sus regaños, aunque se veía realmente lindo, Okāsan sin duda seria mi pareja ideal, ya le dije que cuando crezca me casare con él.

-mmn yo a tu edad apenas podía contestar algunas sumas y restas-dijo  cabizbajo.

-pero tú no tenías a un montón de tutores molestando a diario por aprender algo nuevo ¿verdad?-cuestioné sobre el hecho de sus poco agradables amigos, del bar de sempais que insisten en darme clases gratis, ¿a quién creen que engañan?, lo único que buscan es la manera de acercarse a mi  mamá.

-la educación es lo primero Ryui, quiero que de grande llegues a ser un exitoso científico, arquitecto, doctor o incluso maestro.

-…imposible-corte antipático, jamás en la vida sería doctor con lo que detesto a ese tonto de Fushimoto-sempai-me refiero a que yo prefiero la contabilidad y crimen, me gustaría ser detective o dirigir una empresa-expliqué aOkāsan, pero al verlo noté su expresión de desagrado, por lo que   incluí su gran sueño-también me gustaría aprender a tomar fotografías de manera profesional-desde pequeño Okāsan siempre me había contado que en algún tiempo él había sido fotógrafo independiente y no necesitaba pedírmelo, quería que siguiera sus pasos, era tan obvio como el negro en la noche.

-bueno, pues sigue esforzándote Ryui-terminé y salimos del departamento, él tomó un taxi al restaurante de comida rápida y yo aborde el autobús a la primaria.

El curso de septiembre apenas iniciaba, llegue al salón y algunos de mis compañeros se quedaron observándome de manera fija, era normal, incluso me había acostumbrado a esas miradas.

……flashback…..

-¿Qué tienes en los ojos?

-¿porque son de dos colores?

-¿es una maldición o alguna enfermedad contagiosa?

 Eran algunas de las muchas preguntas que me realizaban mis compañeros de parvulario (kínder).

Me costaba trabajo entender el por qué si mis ojos les gustaban tanto a mi familia a mis compañeros les desagradaban.

-vámonos Kimi, me da miedo.

-son feos.

-no me gustan, no quiero ser tu amigo.

Admito que el rechazo se sentía como una especie de aguja en el corazón y me invadían unas tremendas ganas de llorar, pero cuando veía llegar a Okāsan y me sonreía, todo cambiaba, me decía que me esforzara y que hiciera muchos amigos… lo intenté pero no termino bien.

Durante el segundo año de primaria el reconocimiento de ser el más aplicado de la clase se dio a notar y eso me dio cierta popularidad, un grupo de niños se acercó a mí y yo creí que finalmente haría amigos, ellos me pedían ayuda en los trabajos, y cuando dejaban tareas en equipo éramos los primeros en juntarnos.

En una ocasión durante un examen uno de ellos no dejaba de susurrarme para que lo ayudara, pero  era muy difícil con el sensei cuidándonos así que me apresuré en contestar mi   examen e intercambié la hoja con él, todas sus respuestas estaban muy mal, por lo que las  corregí y borre su nombre escribiendo el mío, mientras él en el mío escribía el suyo.

Ambos obtuvimos la calificación máxima y estaba muy feliz porque incluso me había obsequiado un brazalete.

Le conté a Okāsan, no todo ¿verdad?,  y me dijo que podíamos organizar un pequeño convivio en la casa que pediría permiso en su trabajo para salir por dos horas. Fascinado con la idea le dije que sí. Al otro día mis compañeros me sonreían como siempre y al platicarles sobre la fiesta, no parecían muy convencidos ni dispuestos a  asistir por cuestiones de permisos, de pronto nos interrumpió el jefe de grupo  que me pidió le ayudara con unos papeles- Takaba-kun por favor lleva estos documentos a dirección- y no muy contento  acaté sus órdenes, molesto de ser interrumpido, me apresuré como rayo, llegue a la oficina y regresé con mis amigos.

-¿estas bromeando?, yo no pienso ir a su casa-dijo el chico con el que había intercambiado exámenes.

-vamos no seas tan quisquilloso, si quieres mantener tus calificaciones tenemos que ir.

-por favor será sólo un momento, después fingimos una llamada y salimos de ahí-pedía otro compañero.

-está bien, pero que coste que sólo lo hago porque mi papá me felicito por las evaluaciones.

En ese momento lo comprendí, que su amistad no era más que una representación, me habían utilizado para mejorar  sus calificaciones, que ridiculez eso de la amistad, pero claro que me vengaría.

-hola chicos ya estoy de regreso-avisé sonriéndoles como si no hubiese escuchado lo que dijeron.

-oh Ryui estábamos hablando de ti, claro que iremos a tu casa.

-por favor llámame Takaba, la verdad solo mi Okāsan me dice Ryui y suena un poco meloso-intercambiaron miradas extrañados por mi comportamiento.

-está bien Takaba-obedeció mientras palmeaba mi hombro en señal de fraternidad. En cuanto salimos de clases a eso de las tres de la tarde tomamos el autobús y llegamos a mi casa.

Nos esperaban mi Tío Kou yOkāsan, con algunos bocadillos y música, en realidad ellos sabían que yo no era muy bueno para hacer amistades y se sentían felices de que llevara camaradas.

-bienvenidos -atendió Okāsan mientras mi Tío ponía a sonar un disco pop.

Tal como habían planeado apenas transcurrieron veinte minutos y una fingida llamada, seguramente alarma sonó en el celular de uno de ellos.

-lo siento Takaba-kun, ya están llamándonos tenemos que irnos-dijo  triste y amablemente.

-no se preocupen, entiendo su urgencia, saben mañana tenemos el último examen, deberíamos sentarnos juntos para ayudarlos-propuse con el mejor tono de engaño que podía idear.

-claro, dalo por hecho.

-oye Takaba, si se nos complica ¿podemos intercambiar pruebas como con  la de matemáticas?- me dijeron en secreto.

-cuenten con ello-los despedí y Okāsan se alisto para volver a su trabajo. Mi tío no me quitaba los ojos de encima, me preguntaba si notaba algo extraño.

-¿todo bien?-investigue directamente, él se puso en cunclillas para estar a mi altura y me dijo.

-esa mirada no me gusta, cámbiala ¿de acuerdo?-parecía como si mi familia viera a través de las mentiras que me esmeraba en presentar.

-no sé a qué te refieres-le guiñe un ojo mientras le mostraba la lengua, él sonrió por ello y me abrazó, creo que había descubierto  mi soledad.

-gracias…-pobre y yo que disfruto tanto chantajearlo  con sus intimidades y secretos que uso  para extorsionarlo con Okāsan.

Al otro día durante el examen intercambie hojas con todos ellos poniendo como respuestas tonteras y locuras que jamás en la vida se me hubieses ocurrido. Por supuesto él mío estaba contestado adecuadamente.

-estoy muy decepcionado de ustedes niños, habían elevado sus calificaciones y me presentan semejantes examen, prepárense porque nos veremos en vacaciones-comunicó el sensei, rojo de coraje ya que en una de las preguntas cuestionaba, personaje histórico más antiguo de Japón y en todas coloque –la Obachan del sensei Haruno-pobre mujer yo ni la conozco pero ya se hizo famosa.

Al salir de la oficina del director me reclamaron los resultados.

-confiamos en ti Takaba, no es justo nos traicionaste.

-se suponía que éramos  amigos.

-mis padres me mataran cuando sepan que reprobé.

Lloriqueaban provocándome una sonrisa verídica. No les agrado mucho porque uno de ellos me tomó por el cuello de la camisa y me recargó con violencia en la pared.

-¿Te parece  graciosa nuestra situación?-refunfuñó con odio.

-si no me pareciera cómica no estaría riendo-sujeté su mano con fuerza clavándole las uñas obligándolo a soltarme-y no sean ridículos, yo no tengo amigos y si los tuviera no serían  una bola de incompetentes, buenos para nada como ustedes. No me vuelvan a dirigir la palabra nunca.

……fin de flashback….

Y ustedes, no me mal interpreten, no es que sea un amargado ni nada, pero me di cuenta de que no necesitaba  cargar con unos tontos con sobre nombres como amigos, hermanos, o camaradas cuando no llegaban ni a compañeros.

Las clases de tercer grado transcurrieron normalmente, y al salir a la calle me encontré  con una pequeña de primer grado lloriqueando como viuda.

-¿Por qué tanto llanto? Si te deshidratas puedes desmayarte ¿sabías?-molesté intentando averiguar lo que le afligía, pero no fue muy buena táctica por que comenzó a sollozar en voz alta.

-waaaa,waaaa,waaaa-tenía dos opciones salir corriendo antes de que un tutor nos reprendiera  o taparle la boca y obligarle a que me dijera lo que le pasaba.

La arrastré hasta una esquina cubriéndole el medio de emisión, me miraba como si fuera un criminal, pero no la culpo, si yo fuera ella me vería igual.

-¿vas a golpearme por llorar? –preguntó temeros cubriéndose los ojos. A lo que yo me preguntaba ¿Por qué rayos haría algo como eso?

-claro que no, yo no golpeo niñitas, mejor dime de una buena vez ¿por qué molestas al alumnado con tu gritadero?, ¿Qué te pasó?-me platicó que compañeros de quinto grado le había quitado un oso o algo, al cual  llamaba puchungo, en realidad esperaba que fuera un peluche  ya que de lo contrario el pobre chico debió de a ver sufrido bastante cuando lo lanzaron al sótano de la escuela, y también por el nombrecito tan pintoresco. Según su relato el sótano es uno de los lugares más solitarios y obscuros de la primaria.

-bueno la verdad tu historia es muy triste… cuando recuperen el cuerpo asistiré al sepulcro-intente zafarme ya que aunque nadie lo sabía yo le tenía un poco, lo de nada de miedo a la obscuridad.

-por favor ayúdame-insistió sujetándome del suéter ¡noooooooo!-me dije a mi mismo.

Después de regañarme por metiche, a ver ¿a mí que me importa si las niñitas lloran por la calle?, eso es bueno para el pulmón, pero no termino por aprender a no involucrarme.

Llegamos hasta el mentado sótano ese, que bueno al perecer no era más que un almacén abandonado, obscuro y solo, de pronto y sin poder evitarlo mis piernas comenzaron a temblar.

-¿estas temblando?-preguntó la mocosa.

-no, yo así camino niñita.

-no me digas niñita, soy  Aoi Sasa- pss que nombrecito tan…

-Takaba Ryuichi de tercero A-no quedó más remedio que presentarme.

-puedo llamarte ichi- ¿eh?, ¿ichi?, ¿A quién se le ocurren sobrenombre con las ultimas letras?

-Ryui está bien niñ-corregí-digo Sasa.

Bajamos las escaleras hasta llegar a la puerta, unos cuantos piquetes a la chapa con un pasador  de Aoi bastaron para que la puerta se abriera. Je,je que buenos trucos me había enseñado Okāsan-genial-dije en voz alta con tono sarcástico  al no ver nada, todo estaba en tinieblas.

Entonces Sasa tomó mi mano- te acompañare-decretó pero más parecía una broma con ese timbre quebradizo.

-no seas ridícula a ti también te da miedo, mejor quédate a hacer guardia-di un profundo suspiro y recordé queOkāsan siempre me decía, “cuando algo te intimide corre rápido”, ¿oigan eso no sonaba nada bien?…mmn ¡ah ya recuero!-cuando algo te intimide corre rápido directamente a él y muestra tu coraje, enfréntalo y gana.

Apenas podía moverme dentro, decidí guiarme por las paredes así quizás encontraría un interruptor o algo, de pronto un cosa  me abrazo por la espalda y casi me saca algo más que un grito.

-¿pero qué?-resultó ser Sasa quien no me había obedecido y se había metido conmigo, genial si ya tenía pensado entrar ¿Por qué no lo hizo desde el principio?-te dije que te quedaras afuera-regañé pero ella no dijo nada continúe moviéndome al fondo y finalmente sentí algo parecido a una palanca de luz, al subirla se encendieron las pocas bombillas intactas por los años y algunas explotaron asustándonos, más a ella por supuesto.

La visibilidad no era muy buena pero bastó para que Sasa ubicara su juguete arriba de los estantes viejos que tenían dentro trapeadores y escobas.

-allí esta Ryui, bájalo-dijo, no, ordenó autoritaria como si yo fuera primo del hombre araña o algo así.

-soy alto mas no escalador ¿Cómo pretendes que lo haga?-noto que nota  en la pared una especie de hoyos, seguramente quería que subiera de esa manera por su oso.

No encontré otro remedio y puse mi pie derecho en ese agujero mientras me sujetaba del mueble estirándome lo más que podía subí ambos pies  a casi 80 cm del suelo era inútil, tenía que subir un poco más, pero ya no podía, a  excepción de que me sujetara del filo del mueble.

-ya casi, ya casi-me arriesgue y realice el movimiento tomando el juguete y lanzándolo, pero casi de inmediato perdí el equilibrio y caí al suelo a ya una altura considerable.

-¡Ryui!-la cabeza me daba vueltas, vueltas y más vueltas, cuando sentí un sabor salado en los labios eran las lágrimas de Sasa que dejaba caer en mi rostro y rodaron  hasta mi boca.

-estoy bien-bien, bien, pero bien adolorido, no vuelvo a ayudar a niñas desconocidas.

Estaba casi intacto a excepción de mi hombro que dolía un poco.

Salimos del lugar y la muy atrevida me dio un beso en la mejilla, me dijo que le agradaba mucho y cosas para conquistarme, le aconsejé que dejara en casa su peluche porque podía perderlo, al llegar a la puerta principal un hombre adulto le hizo una señal y ella corrió hacia donde se encontraba tomado su mano, volteó y me sonrió agitando su mano en señal de despedida…ese tipo seguramente era su papá, aunque intentaba no pensar en ello, yo realmente tenía muchos deseos de conocer a mi padre, pero eso era imposible ya que Okāsan seguramente se opondría.

Eché un ojo al reloj que tenía la escuela en una de las jardineras, ya eran la tres cincuenta y estaba retrasado para la clase de historia en casa.

No quería correr, pero intente caminar  rápido.

Cuando a unos pasos de tomar el autobús fui llamado.

-Hey Takaba-voltee en busca de la voz que me hablaba, pero no daba con nadie, decidí continuar mi camino-ven, por aquí- ya lo vislumbraba se trataba de Tomoe uno de los chicos de sexto grado, lo sé porque en una ocasión los ayudé a realizar una tarea de idiomas.

-¿Qué quieres?-era molesto tener que hacer esperar al sensei y que se quejara con Okāsan después por mi falta de interés.

-será muy divertido, incendiaremos algo-mmn, bueno creo que el tipo podía esperar otro rato, después de todo en ocasiones los maestros llegaban tarde.

No me considero un enfermo, ni nada por el estilo pero tengo que admitir que desde mis 4 años me gusta ver como se consumen los objetos por las voraces llamas. Incluso cargo con un encendedor todo el tiempo.

Seguí a Tomoe hasta una terraza en donde lo acompañaban otros dos chicos.

-estábamos esperándote Takaba, la explosión que hiciste en el laboratorio de ciencias naturales fue la onda-me adulaban por un trabajo que expuse al lado de otros niños como parte de un experimento escolar que presentamos ante todos los grados.

-sí, si ¿Qué van a quemar?-pregunte curioso, mientras buscaba mi encendedor de caja que llevaba en la mochila.

-miau-miau-uno de ellos tomó una caja sucia y sacó de adentro un gatito blanco que simulaba en su pelaje rayas de tigre en café claro, sus ojos eran verdes y parecía tener miedo, pues lucía como si lo hubiesen usado de pelota.

-¿van a quemar ese gato?-pregunté lo indiscutible, traían consigo una botella de alcohol etílico, cerrillos y otro encendedor.

-claro, no te preocupes es un animal callejero, nadie lo extrañarle estamos haciéndole una favor, vamos Ryui sabemos que te encanta incendiar cosas, ven te dejaremos hacerlo.

-jamás he torturado un animal ¿saben?, creo que será divertido-me acerque a ellos y les quite el gato que enseguida lamio mi mano como rogando ayuda, lo coloqué en la caja y puse en el suelo, me pasaron la botella inflámate  y la abrí al mismo tiempo que giraba la perilla del encendedor que instantáneamente me mostro una pequeña e inquieta  llama.

-nunca he quemado un ser vivo, pero si lo hiciera me gustaría calcinar cucarachas como ustedes-de inmediato lance a sus uniformes el alcohol amenazándolos con dejar caer el encendedor, sus rostros palidecieron al ver que hablaba en serio.

-no seas estúpido, es un maldito gato solamente.

-y tú eres un simple vicho, que en realidad la mayoría del tiempo la pasas fuera, eres callejero, entonces no veo ninguna diferencia entre este animal y tú…-si había algo que detestaba más que nada en el mundo era que le hicieran daño a los animales-…espera, creo que ya sé cuál es la diferencia, ustedes si pueden defenderse y él no, además ustedes serán carbón y él no.

Me gusto ver sus rostros llenos de miedo al creer que dejaría caer el elemento, quería verlos retorcer en los suelos incendiados por lo que se proponían hacer, por donde lo analizara los seres humanos no dejaban de molestarme.

Trague aire y pensé mejor las cosas, no valía la pena cocinar insectos si no los comería, les dedique una última mirada de aborrecimiento y cerré el encendedor acabando con la flama. Ellos se quedaron estático no movían ni un solo musculo.

Me agaché y cogí al minino, me coloque la mochila y caminé a la estación de autobús.

-Maldito idiota, eres un puto piromaneaco, como nosotros, ¡no te tenemos miedo!- alcance a escuchar como uno de ellos se desahogaba, pero caray apenas quemas tu casa, eh por accidente dos veces, haces una pequeña explosión en público y te bautizan como loco por el fuego, que crueles-¿no te parece?-dije al gatito que llevaba en bazos más apaciguado. Ahora si devuelta a casa.

 

P.V Asami.

….Extenso para el que sufre…

 

Las horas podían correr, los años irse, los negocios crecer, pero yo, yo continuaba sintiéndome solo.

-¿Qué pasa Ryuichi, tienes problemas en el trabajo?-resonó la voz de mi actual y duradero amante Hayashi Jin.

Le había conocido hace 8 años durante una reunión de trabajo, al igual que Akihito se dedicaba  a la fotografía, se le parecía mucho en el físico, pero nada en cuanto al  espíritu.

Takaba me había dejado con tantas ganas de amarlo que terminé buscándome al primero que se le asimilaba para quererlo, sin embargo no era suficiente, nadie lo era, aunque amantes yo seguía buscando amores clandestinos, todos o todas que tuvieran un semblante similar al suyo.

-estoy bien, ¿Cómo te va a ti?-continúe la plática desde nuestro departamento a 5 calles del antiguo penthouse que compartía con Aki, la vida allí me resultaba insoportable por lo que lo dejé  una semana después de su muerte. 

-muy bien me acaban de invitar a un viaje a parís, Francia y estoy tan feliz, seré el fotógrafo privado de unas prestigiosos y bellísimas modelos- comentaba emocionado- no te preocupes sólo tardaré 4 días -sonrió ampliamente mientras tomaba asiento en mi regazo.

-¿y a quien le pediste permiso?-le abarrase hundiendo su rostro en mi pecho, cerré los ojos y acaricie su cabello teñido por un castaño claro.

-lo siento estaba seguro de que no me negarías el permiso Asami-dijo acomodándose para vernos de frente y rozar mis labios con los suyos mientras pasaba sus manos por detrás de mí cuello para abrazarme. No podía sentir nada más que frio.

-muy bien, serán sólo 4 días, ¿de cuánto quieres el deposito?-cuestioné, ya que su trabajo era más por diversión que necesidad, le daba todo, lo llenaba de joyas, lujos y ropa. Para así mantenerlo siempre conmigo, porque sabía que era lo que le gustaba de mí, y no me molestaba porque a diferencia de Akihito él si era un mueble más de la casa.

-pues no lo sé, como será de modas quiero comprarme un traje de cada uno  que presenten ¿puedo?

-¿Cómo piensas pagármelo?-interrogué y él me sonrió de manera libidinosa hincándose en el suelo para desabrochar  mi pantalón y buscar con urgencia el miembro que se dedicaba a complacer.

-OH Asami, me gustas tanto-dijo tomándolo en mano para besarlo con delicadeza y restregar su lengua  por todo el espacio como si realmente quisiera tragárselo.

Giró su mano y la introdujo dentro de mis pantalones cogiendo en sus manos el cálido escroto que resguardaba mi esperma apretujándolos con las yemas de sus dígitos, provocándome un espasmo.

De un momento a otro introdujo la erección que mostraba en su boca bañándola en saliva, sintiendo como la succionaba con hambre.

Lo tomé por el cabello e intente concentrarme en el momento, pero entonces su maldito e inoportuno rostro se mostró, Akihito golpeo mi memoria con descaro clavando su imagen en mi mente como si fuese el quien tomaba con pasión mi pene, eso provoco que sujetara los cabellos de Jin con firmeza, no permitiría que su nombre se me escapara de los labios otra vez.

-está bien, lo haré yo mismo-detuve a Hayashi, quien se molestó por la interrupción.

-sé que todavía no lo hago bien, pero no mejoraré si no me dejas practicar-expresó  con recelo, no sólo yo vivía bajo el recuerdo de Aki, de alguna manera Jin también lo resentía.

-no digas tonterías-tomé su mentón y levante su rostro que había bajado-tengo que regresar a la oficina y tu…-sus ojos verdes me recordaban  la primavera, en lugar del mar.

-lo siento, los lentes de contacto cansan un poco-retiró mi mano y se levantó en busaca de los pupilentes Azules que no sé por qué le di.

-no importa déjalo, mejor empaca para tu viaje ¿de acuerdo?-alcance su mano y lo atraje a mí para besarlo y no pensar en nada más que su presencia.

Takaba Akihito había muerto y tenía que dejarlo descansar, pero no podía echarlo al olvido. Y no estaba seguro de cuándo sería capaz de dejarlo de odiar por haberse ido sin mí.

 

P.V Akihito.

5:30 pm

Después de otro cansado día de trabajo volvía a casa por Ryui quien más le valía estuviera con su tutor, porque si no, ya sabe que lo castigo. Ciertamente me he hecho de muchas amistades en el bar de sempai- exclusivo de maestros de todo tipo, muchos de ellos llegan a mí con intenciones de una relación amorosa, pero en realidad no quiero nada ni serio, ni pasajero, sólo trabajar para que a mi hijo no le falte nada.

Kou estaba en total oposición y favorecía los cortejos del doctor Fushimoto, que no es mal tipo, pero aún no termino de entender  porque cada que Ryui y él se encuentran casi se mutilan con la mirada.

Ellos simplemente no se pueden ni ver en pintura.

Introduje la llave y me adentré al departamento, no hice ningún ruido y fui directamente al comedor que era en donde se encontraba el sensei y Ryui.

-¿no te ha hecho enojar?-pregunté al maestro, Rei un buen amigo, lic. En historia y cultura.

- no, pero  medio que se desespera, todo bien Okāsan-en su lugar respondió Ryui robándole la palabra al sensei.

-¿enserio?- clave la mirada en Rei quien se levantó y comenzó a guardar sus materiales.

- bienvenido Akihito, Ryui está mejorando, tiene una capacidad de comprensión y memorización impresionante.

-¿Qué esperaba? si me repite todo cada cinco minutos-reclamó irritado por la forma en que Rei se dirigía a mí, no le gustaba que la gente, mejor dicho mis amigos me hablaran con tanta familiaridad. Es un niño  muy celoso.

De pronto el teléfono sonó sorpresivamente.

-¡yo contesto!-Ryui se levantó y corrió a donde se encontraba el medio de comunicación.

-¿tienes hambre? –Invite al sensei quien me sonrió y aceptó el gesto de cortesía-¿Quién llamó Ryui?-pregunté al ver que volvía muy tranquilo, pero con esa expresión en la cara de haber hecho una travesura.

-un vendedor, pero ya le dije que no estamos interesados.

-muy bien, prepara tus cosas porque saldremos al parque.

-¿si quieren puedo llevarlos?-se ofreció Rei, pero antes de poder responder volvió a sonar el teléfono.

-a que vendedores, no más no se cansan-nuevamente corrió a contestar dejando escuchar un a grito-¡deje de molestar!

-¿seguro que eran vendedores?-interrogue a Ryui casi seguro de que me estaba mintiendo.

-no lo dudes Okāsan, ahora iré a preparar mi mochila- salió tranquilamente dejándome solo con el maestro, le preparé un platillo rápido en agradecimiento a las clases que le proporcionaba a mi hijo y lo despedí.

Eran las seis en punto, tiempo de visitar a Kotori-san, fui en busca de Ryui sorprendiéndolo mientras le hablaba a su mochila.

-¿Qué haces?-le interrogue poniéndolo rígido.

-acomodo mi mochila…

-¿deberás? Ya llevas  media hora en eso-mmn este niño me estaba ocultándome algo, pero ¿Cómo saber qué?-¿cómo te fue en la escuela?, ¿ Te sucedió algo interesante?

-Nada, ¿por qu…-¡MIAU-MIU!-resonó en la habitación.

-¿Qué fue eso?

-soy yo-afirmó abrazando su mochila azul-es que me está cambiando la voz-argumentó nervioso.

-¿en serio?  Yo creí que te estabas volviendo un gato –a lo que el apretó la maleta y la desabrochó sacando un minino de adentro.

-oh Ryui, no puedes guardar animales en la mochila-tomé el animalito y acaricie, vi en Ryui sus intenciones de adoptarlo.

Solté un suspiro y revolví sus cabellos azabaches.

-¿podemos quedárnoslo?-en este tipo de situaciones era cuando deseaba tener los suficientes recursos para cumplir los caprichos de mi pequeño.

Tuve que explicarle que la casa era demasiado pequeña, y que el gatito necesitaba libertad para jugar, además de que por mi trabajo y su escuela no podíamos cuidarlo. Obviamente se molestó y entristeció, pero terminó dándome la razón.

-¿Qué vamos a hacer?-preguntó mientras el minino jugaba en nuestra cama.

-no te preocupes ya tengo pensado a quien dárselo-el giró su rostro y me vio con resentimiento.

-pues dáselo tú, yo no quiero estar presente-se los juro aunque no  tenía ningún acercamiento con su padre, se parecía demasiado a Asami, incluso en sus gestos de desagrado.

Partimos al parque y en cuanto vio a Kotori-san corrió a saludarla, aunque no fuera su abuela de verdad  y yo no tuviera relación sanguínea con ella  la queríamos  mucho.

- Obachan, ya estamos de regreso-saludó feliz de verla, ambos nos sentíamos contentos  y en paz cuando llegábamos al parque Rakasuien, al cual traía desde que nació como una promesa a Kotori-san.

-oh Akihito, Ryui los estaba esperando, esta abuela necesita descansar un momento-después de que Ryui se marchó a jugar con el minino aproveche para plantarle el cuidado del gato a Kotori-san, como lo había imaginado acepto gustosa, quería un compañero que le alegrara las mañanas.

-Hey Ryui trae a rayas-que era el nombre que él le había dado-quiero que se lo entregues a su nuevo dueño-usé el o para confundirlo.

-ya te dije que no quiero-estábamos justo frente a Kotori-san y, ambos sonreímos, Ryui no entendió hasta que le explique que su  Obachan se encargaría de cuidarlo, y que podía visitarlo y jugar con él en las tardes.

Todo terminó bien, Ryui parecía feliz con mis decisiones y vaya que me costaban trabajo, en los últimos años tuve, no sólo que educar a un pequeño por mí mismo, sino también madurar para no equivocarme con él.

A pesar de todo creo que hice un buen trabajo.

-¿estas cómodo?-pregunté recostado en la cama acompañado por Ryui.

-sí, contigo aunque apretados-dijo por la estrecha cama que compartíamos-… ¿Okāsan puedo hacerte una pregunta extraña?-menciono cubriendo su cara con la cobijas.

-eh,mmm, si-Ryui salía con cada cosa que me daba un poco de miedo responder.

-¿Cómo es mi… como es mi papá?-apreté las sabanas y se me cortó la respiración, tenía tiempo que no me preguntaba por Asami, era normal cada vez el sentir más curiosidad por él, eso creo.

-¿Qué es lo que quieres saber de  él?-comencé a acariciar sus cabellos.

-¿Qué clase de persona es?, ¿es cariñoso?-¿Asami?, na, casi al año logré que me diera una que otra muestra de cariño en la que no intentara violarme.

-…algo así…-respondí inseguro, no quería decepcionarlo.

-¿es inteligente?-más que yo sí, pero le ganas, le ganas.

-si-hablé con mayor seguridad.

-¿es solidario?-pues fue por mí a Hong Kong, y no me cobró, además tiene un montón de clubs y proporciona trabajos.

-algo parecido-era un poco difícil de contestar con la verdad sin destruir sus expectativas.

-¿es amable y comprensivo?-mmn, veamos me cogió por primera vez a la fuerza, me robó mis pertenencias hasta que decidí mudarme con él, jamás en su vida me escuchó  y, y  pá que le seguimos, Asami tiene de comprensivo y amable lo que yo de filosofo.

-sssssssss, ¿Cuál era la pregunta?-demonios hay si no podía mentirle, Asami no era para nada lo que Ryui esperaba.

-olvídalo, mejor dime ¿todavía lo quieres?-…¿yo?¿quererlo?, nunca me había puesto así, tal cual a pensarlo, no le deseaba mal, al contrario, y no le guardaba rencor por haber cambiado por una mujerzuela-apreté las sabanas con más fuerza-ese hombrezuelo…rechiné los dientes de coraje al  recordar todo lo que me había hecho padecer incluida su humillación-¿entonces sí?

-ya fue muchas preguntadera, además es tarde y mañana debes ir al colegio, después platicamos-regañé invitándolo a dormir.

-léeme el cuento del mafioso y su fotógrafo-pidió con su vocecita melosa que ingeniaba para conseguir que sus tíos le dieran  dinero, pero conmigo no funcionaba.

-mañana, hoy es muy tarde, y también iremos a la estética, este cabello tuyo ya está muy largo.

- ¿Okāsan, crees que soy frio?-continuó platicando, supongo que pasábamos muy poco tiempo juntos.

-mmn, déjame ver-coloqué mi mano en su frente-me parece que tienes una temperatura adecuada-y él sonrió, sabía que no se refería a eso. Ryui ya se había percatado de su dificultad pare expresarse  y eso le preocupaba-¿te cuento un secreto? “las personas más frías, que parece que no les importa nada, esas son las que guardan mundos de sentimientos dentro”. Sin no puedes demostrar cómo quieres lo que sientes, no te aflijas, ya aprenderás-Asami me gustaría que conocieras a nuestro hijo, porque algo me dice que hay cosas en las que yo no puedo orientarlo que tú sí.

 

Continuará.

Notas finales:

 

Que conste que les dije la otra vez que conoceríamos a Ryui, intente mostrar todas su características, él es tierno, celoso, egocéntrico, extravagante, bromista, inteligente,  alegre, travieso, pues   no deja de ser un niño, pero psicológicamente esta  adelantado, y su perspectiva del mundo, pues no es la mejor, aun así trata de ver lo bueno de la vida, también es muy dependiente de Akihito y su familia.

Y si, si es piromaneaco, no sé si se acuerdan de aquel capítulo en que Akihito se puso a quemar las fotos de Asami y sus supuestas concubinas, bueno pues no era él era, sino  el canijillo de Ryui quien lo impulsaba.

Asami pues siguió con su vida, ni modo se buscó otro novio, que será una de las víctimas de Ryui.

Ahora en el próximo capítulo, ocurrirá algo que les detendrá el corazón, pues el motivo de la búsqueda se desencadenara.

Dato extra: Hayashi Jin tuvo su primera aparición en el capítulo 3. Con la misma moneda.

El cuento del mafioso y su fotógrafo fue escrito por Akihito como forma  de contarle a Ryui su historia de amor al lado de Asami.

Ojalá que no las haya aburrido y me sigan dando ánimos de actualizar con sus tan agradables Rw.

Kazz.

PD: disculpen faltas de ortografía XD


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