Ritsu Pov
Esto fue mi culpa; este ha sido mi error, fue tan tonto creer que él llegaría a desarrollar emociones cuando su corazón le pertenecía a alguien más ¿Porque diablos me debía empeñar en mantener esas esperanzas si en el fondo de mi razón ya lo presentía?
Dijimos que era un amorío sin compromiso; sabía que no pensaba en mí cuando se atrevía a probar mis labios, podía apreciar como sus miradas solo se iluminaban ante el ingenuo rostro de Misaki, como su respiración se cortaba cada vez que él se ruborizaba; pero fui muy cobarde como para aceptarlo.
“Ritsu no me puedo quedar en la noche” Me decía antes de esfumarse y dejarme abatido con su aroma impregnado en la vieja camisa que me prestaba para arroparme del gélido y un par de destrozadas fantasías a las que me aferraba con terquedad.
“¿Crees que algún día Misaki me podrá llegar a amar?” El tono de voz con el que pronunciaba esos deseos era tan suave e ingenuo; era tan tierno e iluso que apresaba mi pecho de manera dolorosa clavándome una daga por la espalda al convertirme en un egoísta.
Como deseaba que Misaki no le correspondiera; que Akihiko pudiera quedarse a mi lado y quizás llegar a amarme después de los encuentros en los que pretendía fundir nuestras pasiones; codiciaba que por una maldita vez me apreciará con esa dedicación y cariño con la que recorría las facciones del menor; sin embargo, mi frívola realidad siempre se encargaba de recordarme que esto era un amor imposible.
Sabía que Misaki no era un mal muchacho; tenía la certeza del dulce carácter del estudiante y lo despistado de su personalidad, aunque no me agradara aceptarlo sabía que esas resplandecientes orbes violetas solo se encenderían si lo veía a él; después de todo yo siempre sería el platillo de segunda mesa por el que rogaría en busca de consuelo.
Y a pesar de analizar todas estas cosas con la cabeza no pude evitar desmoronarme cuando esa boca que creía mía arrojaba su veneno “Misaki se atrevió a confesarse, dijo que me ama ¿Puedes creerlo?” “No seas egoísta, esta relación era sin nombre, ambos sabíamos que eran un par de acostones y ya” “Ritsu lo mejor será no vernos por un tiempo, te lo estas tomando demasiado a pecho, llámame cuando puedas lidiar con la presión”
El golpe más duro fue aceptar que para él esto siempre había sido un encuentro casual; no haber podido llegar a su corazón sin importar la determinación y esmero que pusiera en los pequeños detalles que le entregaba, no haber conseguido que sus risas fueran liberadas con mis malos chistes o sus penurias pasaran entre mis brazos.
Esta batalla la he perdido por mi incompetencia; ahora lo único que puedo hacer es apartarme y desearles lo mejor en ese romance; esperar que ambos se llenen de preciosas emociones y se hipnoticen con sus caricias, ansiar que ese amable castaño sí logre apaciguar el vacío que yo jamás calmé.
Me dije a mi mismo que sería feliz si Akihiko lo era; entonces ¿Por qué no he podido parar de llorar? ¿Por qué mierda el pecho me duele tanto y mi mente revive esas escenas como si fueran una tortura? Un quejido salió de mi garganta, con rabia apoyé mi rostro en contra del cojín del sillón callando mis sollozos.
“Yo ya sabía que esto pasaría” Me dije deseando que la tela del sofá me tragará y de esa manera mi existencia pudiera desaparecer.
No puedo ser tan débil como para desmoronarme ante el primer golpe de realidad que me llega; ser tan frágil como para romperme ante esa mirada llena de repudio y decepción que me otorgó el hombre de cabellos plateados cuando decidió desecharme como si hubiera sido un simple juguete para calmar sus intranquilidades, llorar por quien no lo vale.
Suspire tratando de acomodarme en el sillón al escuchar como la puerta del dormitorio de mi cómplice era abierta; con angustia entrelacé mi mirada con la de mi compañero quien bufó agotado apoyándose con poderío en el marco del portillo.
“Ya van dos semanas ¿Cuándo piensas dejar de llorar?” Me pregunto el menor endureciendo sus facciones ante mi patético semblante.
“No es tan sencillo olvidar un amor así” Respondí limpiándome de manera brusca las amargas lágrimas de mis mejillas con la manga de mi camisa.
“Sé que no es sencillo pero me duele verte de esta manera, somos amigos desde hace tantos años y nunca te habías desmoronado por alguien más” Me indico caminado con cautela hasta mi lado para envolverme en un tierno abrazo.
“Yo también pensé que era más fuerte” Musite con una melancólica sonrisa rodeando la espalda del más bajo.
“Ritsu lamento ponerme del lado de Usami pero tú estabas consiente de las condiciones y lo que implicaba ser amigos con beneficios y ya” Pregono acariciando mis cabellos para que mi respiración se regularizara.
“Lo sé” Mascullé apretando su polera como si de esa manera pudiera disipar el dolor del que era víctima mi alma “Mierda”
“Uno no escoge a quien amar, ya te lo he dicho antes; comprendo que estés dolido con este alto que les puso pero no te desmorones así” Me animo en vano el rubio tomándome de los hombros para apreciar mi turbado rostro.
“Shinobu esto no es tan sencillo como decir que mañana despertaré y le podre hablar con normalidad, fingir que nada ocurrió entre nosotros y sentirme genuinamente feliz ahora que tiene a su verdadero amor entre los brazos” Le indique tragando con dificultad ante la presión que se formaba en mi pecho.
“Ritsu te he tratado de entender como tu mejor amigo pero estas llevando esta locura demasiado lejos, él no regresara porque te quedes todo el día a llorar pensando en lo que pudieron haber tenido” Me aconsejo con sabiduría el rubio limpiando las gotas que no cesaban de mis irritadas orbes.
Yo sabía que él no regresaría al escuchar mi llanto; el defecto más grande que tenía el chico de cabellos plateados era la cobardía, por esa razón tenía la certeza de que él me evitaría hasta que hubiera borrado de mis memorias cada precioso instante que encarnamos y anulado de mi corazón esas hermosas palabras pronunciadas con falsedad en las noches.
Pero no podía evitar sumirme en esta depresión; fueron incontables los momentos en que me dediqué a secar sus lágrimas tratando con desesperación de llenar un vació que calaba en su espíritu, fueron tantas veces las que lo abracé como si fuera un niño pequeño pidiendo que detuviera sus pesadillas; me fue imposible no caer rendido por él ante ese carácter tan dulce.
Ahora solo tengo arrepentimiento; daría lo que fuera para que alguien arrancará de mi mente todas esas imagines para avanzar; que me levantará y me enseñara a amar, que hiciera lo que yo trate de hacer por Akihiko; detesto sentirme tan pequeño e inútil, inseguro; temeroso de jamás poder escapar de este abismo de angustia.
“Esta mañana él se atrevió a llamarme por primera vez desde que nos separamos” Le confesé tensando cada uno de mis músculos.
“Eso es bueno, ya están recobrando esa cercanía que tenían cuando comenzaron a ser amigos en la universidad” Me indico el menor sobando mi espalda con algo de fastidio; apreciaba como estaba ahogando a Shinobu con todos estos llantos a diario; sin embargo, lo necesitaba para no desmoronarme; necesita un hombro sobre el cual llorar.
“Él me llamo para pedirme toda la ropa que dejo acá” Recordé percibiendo como otra fugas lagrima escapaba.
“Lo mejor sería entregarlas” Respondió el chico de mirada grisácea con una forzada sonrisa en busca de disipar la tensión.
“Ni si quiera me permite conservar un recuerdo suyo ¿Cómo alguien es tan bruto para no sentir nada? ¿No se supone que me tenía cierto cariño?” Pregunte con rabia golpeando con furia uno de los gastados cojines del sillón.
“Desde el momento en que se hablaron por primera vez con confianza tú notaste su enamoramiento con Misaki” Presione mis parpados con arrebato tratado de detener mis propios pensamientos; deseando quemar la imagen de esos seductores ojos amatistas.
“Deja de repetirme las cosas que ya sé; esto fue una estupidez, jamás debí involucrarme en una relación con él si conocía este posible final” Mascullé haciendo presión sobre mi mandíbula para distraerme del lamento emocional.
“¿Qué te parece si te invito un helado en el centro comercial para pasar estos ratos amargos?” Me pregunto alzando una de sus cejas.
“¿Es enserio? Me estoy lamentando y todo lo que tú tienes rondando por tu cabeza es tu estomago gruñendo, deberías ser más considerado” Farfullé con ira empujándolo lejos de mi cuerpo con indignación.
“¡No tengo idea de cómo diablos se supone que debo ayudarte!” Me grito con cólera el más bajo levantándose del sillón para encararme “Ritsu me tienes agotado de este patéticos estado; tan solo mírate, das pena ajena” Baje mi rostro con sumisión al apreciar la verdad que reflejaban esos infantiles ojos.
“Shinobu no digas cosas hirientes” Le pedí apretando mis puños con impotencia al ni si quiera tener poder sobre mis emociones.
“Ritsu te quiero mucho; eres mi mejor amigo pero me tienes desgastado, llevo catorce días seguidos escuchando tus llantos todo el tiempo, ya ni si quiera has ido a trabajar porque te sientes mal, es hora de que superes esto, necesito que avances” Me pidió con una mueca de aflicción respirando con intensidad e ímpetu.
“Pero no puedo; no me puedo mover de donde estoy sin importar cuando intente levantarme, no soy capaz de superar este golpe que me dio la vida” Le exprese levantándome del sillón a la defensiva.
“¿No puedes o no quieres hacerlo?” Me interrogo caminando hacia mí con las manos en la cadera y el mentón alzado.
“No puedo” Le expresé con sinceridad “Fue mi primer amor, estoy devastado por eso, fue la primera ilusión que conservé y ahora solo tengo arrepentimiento, créeme que acá el primero que lo quiere borrar de sus memorias soy yo” Confesé liberando los pensamientos de un desastroso y amargo desamor.
“Solo te dolió porque era tu primera ilusión” Especulo con una suave tonalidad bajando sus hombros para regresar a su amable personalidad.
“Sé que debo mantenerme fuerte con esto; tan solo necesito tiempo para que las cosas se enfríen en mi cabeza” Respondí hipeando levemente, sabiendo que no podía ocultar los delatores temblores de mi cuerpo.
“Lo que tú necesitas es olvidarlo con alguien más” Susurro el más bajo acercándose con confianza hasta mis brazos.
“Eso sería lindo pero no creo que le agrade a alguien en estos instantes si tú apenas me puedes soportar, mucho menos le gustaré a otro hombre” Murmulle con desánimos destrozando cada una de mis amargas barreras.
“Es cierto” Balbuceó el menor “Además hueles como si no te hubieras bañado en un par de días; así lo espantaras antes de llegar a la cita” Se burló consiguiendo que mi rostro se calentara con un sutil rubor.
“Idiota” Me quejé cruzando los brazos sobre mi pecho y esbozando la primera sonrisa sincera desde que el peli plata se apartó.
“Eres un chico muy tierno y dulce cuando lo quieres ser, a pesar de tu infernal carácter tienes un toque adorable que podrías usar a tu favor” Se mofó retirando uno de mis cabellos de mi frente para verme a los ojos.
“¿Me lo debo tomar como un alago?” Le pregunte con una imperceptible risa agradeciendo que permanecería a mi lado a pesar de las insufribles batallas que le he hecho pasar para desquitarme y liberar sin resultado alguno mi sufrimiento.
“Sé que puedes llegar a conseguir otra persona pero no se me ocurre a quien, tampoco soy un chico muy sociable” Musito con derrota cerrando sus ojos y mordiéndose el labio para perderse en sus pensamientos.
“Las cosas ya se darán con el tiempo, es mejor no presionarlas” Respondí con suavidad revolviendo con afecto sus cabellos.
“Lo sé; pero por mientras seré yo el que deba secar tus lágrimas y soportar que solo nombres a Usami en cada una de tus oraciones” Farfulló con seriedad llevando una de sus manos hasta su barbilla para posar con egocentrismo.
“Cuando tú y Miyagi pelearon por primera vez yo te apoyé y estaban haciendo conflicto por una completa idiotez” Lo rebatí arqueando las cejas “Exijo que me regreses la mano ahora” Mi cómplice libero una pequeña risa negando consecutivamente con la cabeza ante mi infantil y desesperado comportamiento.
“Supongo que es mi obligación como tu mejor amigo hacerlo y tenerte mucha paciencia y cariño; pero no te aproveches porque también tengo limite” Me pidió sobresaltándose al percibir un tenue y molesto sonido.
“No lo haré; aunque agradezco mucho que estés acá para apoyarme” Shinobu no pareció escuchar mis últimas palabras al meter sus pequeñas manos en el bolsillo trasero de su pantalón para sacar su teléfono y leer con cansancio un mensaje.
“Maldición” Masculló borrando esa ligera sonrisa que había formado en sus labios para arquear las cejas con fastidio.
“¿Qué paso?” Lo interrogue cegado por la curiosidad tratando de regresar al liviano ambiente que antes nos caracterizaba.
“Otro llorón me necesita, realmente ustedes dos se pasan de aprovechados” Se quejó el menor caminado con poderío hasta la puerta de la residencia.
“¿Me vas a abandonar cuando más te necesito?” Lo interrogue con un pequeño puchero extendiendo mis brazos.
“Sí” Proclamo con una sonrisa maliciosa “Lo siento Ritsu, te lo compensare trayéndote algo delicioso para cenar; por mientras trata de no poner dramas en las películas y mejor ve algo de terror para pasar la amargura” Me indico sin dignarse a devolverme la mirada para salir de nuestro apartamento.
“¿Otro llorón?” Me pregunte a mí mismo ubicándome en el sillón para seguir los consejos de mi amigo y borrar al más alto de mis pasiones.
Tiré con fuerza los cabellos de mi frente descargando la frustración; Shinobu tenía razón, ya es era de retomar mi vida, no puedo seguir lamentándome mientras todos los demás avanzan y me dejan en el olvido como si fuera una fugas brisa invernal.
Necesito moverme porque él no regresara, tratar de entregarle mi destrozado corazón a un hombre que lo aprecie, salir con un chico capaz de sanar mis heridas, volver a confiar; levantarme y sonreír con despreocupación, no obstante, cada vez que trato de ensamblar mis fragmentas piezas y continuar con esta tortura que hozó llamar existencia mis errores atan mis pies y me arrastran hundiéndome en mis falencias hasta los huesos.
Suspiré comprendiendo que una persona no escoge a quien amar con ingenuas pasiones; pero sí que tan lejos permite que el martirio prosiga, que tanto insiste con alguien que no se digna a tratarte con el valor que pretendes tener y lo derrotado que quedas al final de una caída; no puedo permitir que el recuerdo de Usami me siga aplastando así, necesito salir de esto; pero no sé cómo hacerlo.
Debí pensar las cosas mejor antes de creer esas promesas vacías y entregarme a un amor absurdo que solo me avergonzó; no debí codiciar a un imposible.