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Idiota por tonny-17

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Notas del capitulo:

 


 


Aclaraciones:


Cuando aparezca un "« »", es el inicio y cierre de la lectura en la carta.


El contenido lo puse en cursiva e.é


 


 


Sin más, a leer.

Blanco y crema. Las paredes se combinan con ambos colores.

Tulipanes, rosas y gardenias. Decoran los pisos en distintos lugares de la sala.

Blanco y negro. Los trajes de cada persona en el lugar, solo son de esos colores.

Un único reloj en el lugar y la ansiedad, lo complementan.

Solo una hora y seis minutos bastarán para tomar la gran decisión. Un nuevo pasó en su vida.

Miedo, pánico y terror. Su corazón comienza a bombear más de lo usual. Provocando taquicardias.

De un segundo a otro, le pega colesterol. Tapándosele las arterias y sufriendo de continuos ataques cardiacos.

 

— ¿Kyungsoo?

 

Los ataques se desvanecen. Sus venas ya no tienen grasa. Y aquellos sentimientos, desaparecieron.  Ahora es una persona totalmente nueva y rejuvenecida.

Traído de la muerte a la vida en solo un instante y con solo una palabra.

 

— ¿Kyungsoo? —Otra vez. Ahora está completamente relajado.

— ¿Sí?

—Me pidieron que te entregara esto. —Un sobre negro toma toda su atención.

 

Por inercia sus dedos tocan el material de la hoja del sobre. Sintiendo lo riguroso que este es. Su tacto comienza a completarse con la hoja e irónicamente, siente como este se deshace entre su piel como si de carbón se tratara.

 

— ¿Quién?—Pregunta. Ignora la idea del desvanecimiento del papel, culpando a su imaginación al igual que a los nervios.

—No lo sé, solo me la entregaron y ya. —Una melena color cobrizo roba su atención. Esta se menea de forma juguetona entre el aire, pero manteniéndose fija una vez que la persona detiene sus movimientos.

 

Una sonrisa cuadrada y Kyungsoo asiente casi de inmediato. Toma el sobre entre sus palmas y ahora lo mira a este. El color negro se combina con su propio traje y suspira.

 

—Gracias, Baek. —Responde cuando siente que ha pasado mucho tiempo viendo el sobre y deja el papel entre sus piernas.

— ¿No la piensas abrir? —Inquiere mirando el sobre y mordiendo el labio por saber la información que esta pueda tener.

—Claro.

 

Un simple asentimiento, y el sobre es rasgado, por una de las esquinas. Con su dedo pulgar e índice, tantea lo que este puede contener y finalmente, lo toma.

Ambos se sorprendieron al ver un total de tres hojas llenas de letras por ambos lados.

 

— ¿Qué esperas? Debe ser algo interesante, quizá sea Jong mencionando su fuga y pidiendo perdón. —Comenta divertido el de sonrisa cuadrada. Levanta sus cejas en constantes ocasiones y pica el costado del novio.

—Bien, dice…: Estimado Do Kyung Soo, quizás sea un poco cobarde el plasmar estas palabras en una simple hoja de libreta que acabo de robar de un niño de primaria…

 

« Créeme, sé que mereces algo mucho mejor que esto. Mereces que escriba en una hoja limpia, sin borrones y que si se puede, sea de oro.

Perdón por las faltas de ortográficas y la mala redacción, pero nunca fui muy bueno en mis materias. En especial la de lectura y la de taller y redacción. Matemáticas, como las odio. Pero, ¿Qué se le puede hacer?

Perdón, creo que me he salido del tema principal.

Verás, o leerás, como quieras tomarlo. Estoy nervioso. En extremo nervioso. Y no creas que es por el hecho de que el padre del niño me esté amenazando y gritando con cientos de maldiciones, mientras me lanza lo primero que tiene a la mano porque, bueno, ahora mismo estoy arriba de un árbol del parque.

Agradezcamos que su puntería no sea la mejor.

Estoy nervioso.

Si, por primera vez, no sé qué decir.

Quiero escribir miles de cosas. ¡Millonésimas cosas! Quiero escribir lo que realmente quiero decir, pero, ¡No puedo! Así de simple. Mi mente se bloquea. Mi mano no quiere escribir y solo lo hace a lo que estoy haciendo. Los gritos de abajo, comienzan a perturbarme. Mi hombro duele. El señor acaba de atacarme con una piedra y mi hombro duele.  Me amenaza con llamar a la policía, y yo le grito que espere un poco más. Que ya casi termino. Las pocas ideas que tenía, se desvanecieron.

Creo que iniciaremos con algo básico…

Do Kyung Soo. ¿Recuerdas quién soy? »

 

—Espera, ¿Qué no es Jong…?—El peli cobrizo interrumpe. Mira con susto a su amigo, y pide que continúe.

— ¿No te acuerdas de mí, cierto? Está bien. Es bueno que no me recuerdes…

 

« Te refrescaré un poco la memoria.

Por nueve años fui… el idiota, el engreído, el estúpido, el maldito, el egocéntrico, el cretino, el prepotente, el inmaduro, el bastardo. El que siempre te falló.

¿Me has recordado?

Así es, soy ese idiota.

¿Suena raro, cierto? El que yo me llamara de tal manera, hasta me sorprendí. Es decir, ¿aun recuerdas todas mis palabras? — Idiota —, no era exactamente una palabra que me definiera.

Bueno, los demás me llamaban así, pero tú no. Tú nunca lo hiciste. Ni siquiera cuando hasta yo me creyera uno. Tú nunca me juzgaste.

¿Lo recuerdas? Para mí, tú eras el idiota. Tú te llamabas así. Los demás te llamaban así. Dime, ¿Qué te hacia un pedazo de mierda como yo para aceptar tal sobrenombre así sin más?

Bueno, con eso no quería iniciar.

¡Diablos! No tomes en cuenta esas palabras-letras, ¡o lo que sean!

Como sea, ignora lo anterior, no le prestes mucha atención. »

 

— ¿Kyungsoo? ¿Qué pasa? ¿Porque estas llorando?

—Es él.

 

Únicas dos palabras necesarias para romper el maravilloso ambiente de la boda.

La ansiedad comienza a presentarse en forma de lágrimas y por fin, la carta es arrebatada.

 

« Bien, contaré algo que me ha sucedido desde que terminamos…aunque, para ser sinceros, ¿Qué inició en primer lugar? Nunca tuvimos un título oficial.

¿Y sabes qué? Eso me hace un idiota.

Lo acepto. Jamás en mi vida creí que era necesario tener a alguien a mi lado. Cada vez que salíamos de clases, y que rápidamente ibas a mi casa. Cada que pedía que hicieras cosas absurdas por el mero hecho de complacerme. Cada que besaba tus labios, tu cuerpo. Cada que aprovechaba el amor que me tenías para hacerte infeliz. Cada que te humillaba públicamente por el simple hecho de que te gustara un chico, y que de ahí, comenzaras a ser intimidado. Cada que te gritaba. Cada que pasó por mi mente el golpearte para que entendieras de una buena vez, que no te necesitaba.

Nunca fui sincero contigo.

Nunca hice algo para ayudarte.

Y tú, nunca te molestaste conmigo.

Tus amigos me amenazaban. Trataban de abrirte los ojos, y tú, ¿Qué hacías? Los ignorabas. Justo como yo lo hacía contigo. Solo que tú, nunca me mentiste.

Chanyeol, ese jodido bocón. ¿Qué habría sucedido si nunca hubiera dicho lo que escuchó?

Me hago aquella pregunta, cada jodido día, de mi maldita vida.

Que tú hayas descubierto mi “mentira piadosa”, en un principio no la creí tan dolorosa.

Es más, era lo mejor para mí.

—Siempre habrán estúpidos que necesiten sentirse queridos. — Exactamente mis palabras.

Perdona que puedan sonar o leerse, tan crudas, pero, esa es la realidad. Sé que no hago nada bien en este día tan especial, pero solo necesito un poco de tu tiempo para que me escuches…o leas, ¡lo que sea!

Necesito que me entiendas.

Cada vez que te engañaba. Cuando sentía entre mis manos pechos grandes y piel ajena.  Siempre creí que te hacías el idiota a pesar de las señas que te daba. Pero tú, siempre las ignorabas.

Marcas que no habías hecho tú. Ropa con otro olor. Ropa interior tirada en mi habitación. Las comprometedoras llamadas que solía tener cuando tú “dormías plácidamente” a mi lado.

Todas esas veces, creí que yo era el mejor. Siempre creí que no necesitaría a alguien a mi lado a nadie. Que nunca me arrepentiría de mis acciones.

Miles de veces te vi llorando. Te escuche sollozar cuando creías que nadie estaba en casa. Nunca intente cambiar para no provocar tu llanto. No, es más, ¿sabes qué hacía? Era tan hijo de puta, que me convertí en un maldito descarado.

Teníamos citas, pero siempre llegaba tarde y coqueteaba con la primera que se me cruzara, apartándote e ignorándote. Mi única meta, era el hacerte llorar. Hacer que te alejaras. Que igual que todos los demás, me apartaras de ti. Pero sobre todo, que entendieras por una buena vez, que una persona como yo, nunca cambia.

Te vi marcharte después de nueve años.

Por fin pude escuchar esa palabra que tanto deseaba, por la que esperé tanto tiempo. Y por la única que puse tanto esfuerzo en que la formularas.

—Idiota.

Eso para mí, fue más importante que un “Te amo”.

¿Sabes porque? Porque siempre creí que el amor era una simple ilusión. Esa palabra tenía más sentimientos que un simple “te amo”. El amor solo te ciega. Tú lo has comprobado. Nunca quisiste ver lo visible.

Creí que después de que te fueras, todo continuaría igual. No, —creí—, no es la palabra correcta. Supe, esa es la indicada. Supe que nada cambiaria. Yo continuaría con mi vida, y tú con la tuya. Que todo iría como viento en popa.

No sabes cuan equivocado estaba.

Salí con más personas de las que puedo recordar. Pero, siempre, algo se sentía extraño. Era extraño. Ya no tenía a la persona que me ayudara en las mañanas en el cuarto baño del segundo piso de la escuela. El que es más amplio porque es para discapacitados. Ya no había quien me acompañara hasta casa e hiciera Udon, Ramen o Kimchi; porque era lo único que sabía hacer. Ya no estaba la persona que a las 11:59:59 PM, me enviara un mensaje de “Buenas noches”.

—Solo es la costumbre. — Mil veces me dije a mi mismo.

Busque a personas como tú. Personas que desean ser amadas. Salí por meses, a cada una de ellas, les hice lo mismo que a ti. Ellas solo abandonaban al poco tiempo. Salí con hombres, pero sucedía lo mismo. ¿Cómo hacías para aguantar tanto por tanto tiempo?

¿Qué es lo que me has hecho? Me pregunto. ¿Es acaso que me enamore de ti? Imposible.

Solo es costumbre. Costumbre y solo eso.

¿Recuerdas nuestra primera vez? Sé que para ti, fue algo especial. Fue algo mágico, inigualable y sensacional. Para mí, solo fue un experimento.

Nuestro primer beso. Tú te sonrojaste hasta las orejas.  Pegaste una sonrisa de vergüenza por no saber besar. Temblaste entre mis manos, porque esta vez fue realidad y no un simple sueño. Tus tripas sonaron, y te reíste por la pena. No me miraste a la cara en ningún momento y solo te la pasaste mordiendo tu labio. Para mí, fue solo un experimento más.

Cuando te pedí que hicieras algo más que no fuera solo Kimchi, tú invertiste todo tu dinero, incluidos tus ahorros para pagar los ingredientes.

Tuviste trabajo de medio tiempo para pagar constantemente en los ingredientes, hasta que aprendiste a hacer dos nuevos platillos. Siempre esperando una respuesta positiva a las comidas.

Yo era un idiota que decía: —Siempre puedes mejorar.

Cuando no podías quedarte conmigo, llamabas por teléfono y durabas horas hablando sobre cosas insignificantes. Sobre tu día. Siempre parecías emocionado por el simple hecho de escuchar mi voz. Para poder colgarte, solo decía un seco y simple: —Tengo sueño. —Y colgaba.

Siempre creí que no me importabas.

Nuestra primera cita.

Lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Fue tan simple, pero tú la sentiste tan especial. Fue en el cine. Solo teníamos quince. Y era una película de acción. A ambos solía gustarnos ese tipo de películas. Peculiarmente, creía que odiarías ese tipo de películas, al igual que las de terror. Pero, nunca esperé que fueras un fan de ellas.

Recuerdo que te robé tu segundo primer beso. Salimos de la sala y nos dirigimos a una cafetería, comimos, y yo pagué. Cuando estaba obscureciendo, llegamos a tu casa. Estabas parado frente a la puerta de tu casa, cuando volteaste, me miraste, te sonrojaste y me preguntaste: — ¿Ahora que somos?

Tu rostro estaba completamente rojo, tu corazón latía con fuerzas y yo solo bostecé después de responder a tu duda.

—Tú eres tú, y yo soy yo. —Y como todo patán, me largué.

 

Después de los 18, las citas se volvieron escasas. Te seguían agrediendo a causa mía.

El maldito de Sehun iba a los entrenamientos solo para pelear conmigo. Cada lágrima que derramabas, era una pelea que tenía con él. Así de constantes eran.

Solías tener peleas con él por mi culpa. Él siempre diciendo que te usaba, y tú ignorándolo. No le querías creer.

Una vez Kris te dijo aquello que yo nunca me atreví a decírtelo, pero que ya muchos sabían: —Él no te ama. — tú le gritaste, lo insultaste, incluso, rompieron su amistad. Te decías a sí mismo: —Ellos no lo entienden, nunca lo entenderán. —Kyungsoo, no sabes cuan equivocado estabas.

Yo soy como el jodido SIDA. Una vez que te ataco, no me voy jamás. Ni siquiera con un buen tratamiento te dejaré vivir feliz. Estoy hasta que el cuerpo de mi anfitrión, se desvanezca, muera.  Estoy ahí, solo para hacerte sufrir. Nunca te abandonaré, soy lo peor que nunca hayas deseado tener.

Así es como soy.

Es una lástima que lo hayas descubierto tan tarde. En la última etapa del proceso de rehabilitación. Cuando ya no hay cura para mí.

Desde que teníamos 15 hasta los 23, solía cuestionarme tu belleza. Tienes unos ojos demasiado grandes. Tu piel es muy pálida. Tu cuerpo común y un tanto obeso. Tu ceja es demasiado poblada. ¿Qué es lo que pasaba por tu cabeza que siempre sonreías? Tus infantiles muecas que nunca me gustaron. Tu risa nunca me pareció graciosa. Tu sonrisa nunca la vi hermosa. Tu vida me parecía común, no tenía una pizca de aventura o adrenalina, me parecía aburrida escucharla por el teléfono o en persona. No tenías un sentido común sobre la moda.

Eres común.

No sabía lo que los demás veían de ti. No tenías nada que llamara la atención.

No entendía como les podías gustar a los otros.

A Sehun, a Chanyeol, a Kris, a Minseok, a Luhan, y hasta a al jodido de Jongdae. “Tus amigos”.

— ¡Cállate! ¡Ya no me importas!— Levantaba mi voz. Golpeaba lo primero que encontraba a mi alcance, y a gritos, te decía todas las verdades. Todas las mierdas que te hacía. — Esto lo podemos arreglar. — Siempre respondías  aquello.

¿Qué arreglaríamos? Nada tenía arreglos ya. Por más que lo intentáramos. Yo tenía la idea de que tú no eres nada. Solo diversión. No eras la persona que yo imaginaba para mantener a mi lado.

Nunca fuiste la opción para tener a mi lado. »

 

Un pitido.  

Baekhyun y Kyungsoo detienen la lectura.

La puerta se abre. Un sonriente, alto y apuesto Kris entra a la habitación. Mira el reloj, contando los 39 minutos restantes para que su pequeño pueda ser feliz al fin. Él se hará cargo de que así sea.

Observa a las dos personas, con rojos ojos y nariz colorada. ¿Lagrimas pre-boda? ¿Están extrañando su vida que dejaran a partir de hoy en día?

Sonríe y trata de decir algo que relaje el ambiente, pero al tomar asiento a lado del novio, nota las hojas que Baekhyun sostiene con fuerza entre sus puños.

 

— ¿Qué es eso?—Pregunta, sin apartar la vista de las hojas blancas.

—Una carta. —El novio responde. Bajo y con un tono constipado.

— ¿Qué tipo de carta?

—De-e…él.

 

Ojos humedecidos, labios mordidos por los nervios y el ceño fruncido. El chino arrebata las hojas y sin preguntar nada, comienza a leerlas.

 

« A los 24, tocaron a mi puerta: —Estoy embarazada. — Mi garganta se cerró. No podía creer lo que escuchaba. Negué. ¿Cómo estaba tan segura de sus palabras?

Tal vez por eso prefería hacerlo contigo. Nunca tendría el riesgo de escuchar esas palabras de tus labios. Esos mismos, por los cuales todo valía la pena.

Tres meses.

Seria padre en seis meses.

No sabía cómo decirte aquello. Todo se volvió en mi contra. La noticia llegó a oídos de mis padres. Ellos felices pusieron fecha para la ceremonia. —Cuanto antes, mejor. —Ellos repetían una y otra vez.

Yo no estaba muy de acuerdo, ¡ni siquiera recordaba el nombre de ella!

La noticia la mantuve en secreto. No quería que nadie supiera. ¿La razón? No la sé, pero no quería que la supieras.

Estábamos en el registro civil, cuando tú llegaste.

Tus ojos estaban rojos de tanto llanto. Mirabas a todos y a todo con miedo. Negabas lo que tus ojos veían. Viste por primera vez a mis padres, aunque nunca fue en la mejor de las situaciones, les diste una reverencia.

Esperé a que hicieras una escena. Que te abalanzaras contra mío y me gritaras. Que me golpearas y sacaras todo lo que guardaste por tanto tiempo. Que contaras a todos los muchos recuerdos que habíamos hecho. Que me traicionaras y confesaras tus sentimientos de nueva cuenta, solo para abrirme los ojos. Esperaba que te sacaran del lugar después de romper aquel contrato que acababa de firmar.

Pero en cambio…entendiste a la perfección la situación. Comprendiste que estabas de sobra. Limpiaste tus lágrimas y pediste perdón. Diste media vuelta.

En ese momento, sentí latir mi corazón con fuerza. Me llegó el vértigo aun sin estar en las alturas. Ansioso. Me sentí ansioso como nunca estuve.

Mire tu semblante alejarse. Tomaste a Chanyeol de la mano y se retiraron. Tus labios se movieron, jamás creí que fuera doloroso. Jamás creí que una sola palabra, calara tanto.

—Idiota.

Tus cosas desaparecieron de mi departamento.

Ya no te veía en clases. Cada que escuchaba tu nombre, se me era imposible el alzar la cabeza. No merecía escucharlo.

Solo pasaron 5 meses. No sabes cuánto te extrañé.

Te observaba. Cuando sonreías. Cuando hablabas. Cuando convivías con los demás. Cuando salías con tus amigos. Desde lejos. Nunca tuve el valor de volver a acercarme de nuevo a ti.

Cuando te extrañaba, iba a tu casa.

Esperaba todo el tiempo que fuera necesario para que por lo menos, salieras a tirar la basura.

Tenía miedo de ser rechazado. Tenía miedo de que me perdonaras e ignoraras todo lo que ha pasado. Tenía miedo de lo que podría pasar a continuación.

Nunca te merecí. »

 

El sonido del vidrio colapsando sacó a todos de su transe. Las lágrimas indiscretas salían libremente por las mejillas, mientras eran limpiadas velozmente.

Otro ruido más, y los floreros van desapareciendo como el pan en un supermercado.

 

— ¡¿Qué mierda quiere, eh?! —Un grito, y otro florero más, ha desaparecido. Colapsando contra la pared y mojando el piso y parte de esta. El chino golpea la pared a puño cerrado.

—Kris…s-solo…

— ¿Solo, qué? ¿Eh, Kyungsoo? —Pregunta con histeria, rojo completamente de la ira y empuñando su mano. —No me pidas que me calme… ¡Juro que si me lo pides! Iré por ese maldito, lo golpearé hasta que lo mate y me importará una mierda lo que me pueda suceder después. —Advierte.

 

Un grito desgarrador más y el golpe hacia la pared. Kris tiene la mano completamente roja y ensangrentada.

Baekhyun mira la última hoja. Muerde su labio e importándole un comino que su hyung le pueda arrancar la vida antes de poder terminar la primera palabra, se arriesga.

 

—Un mes y tres días. Fue el tiempo que bastó para ser padre…

 

«  Estaba en la sala de espera del hospital. No sabía porque lloraba en ese momento. No podía contenerme.

Llamaron mi nombre. Sentía que estaba por desmayarme. Estaba aterrado, no sabía cómo actuar. Me sentía pésimo.

La enfermera me sonrió triste, entre sus manos cargaba un pequeño bulto rodeado de tela rosa.

Con cuidado lo tomé. Era hermosa, ¿sabes? Tan pequeña y delicada.

Su piel, rosa y arrugada.

Jamás creí que me sentiría de esa manera. Cuando a los pocos minutos de cargarla, ella tomó mi dedo entre su diminuta mano…fue una experiencia inigualable.

Me sentí la peor mierda del universo cuando la vi por primera vez. ¿Sabes cuantas veces pensé en el “aborto”?

Espere por seis meses para que ella nunca naciera. No podía hacerme a la idea de tenerla. Imagine mil y una escenas, donde desapareciera. Donde una mañana gris, cuando las malas notician viajaban y donde tu pulso esta descontrolado por completo, soñaba que recibía una llamada avisando que el bebé “desapareció”.

Pero en ese momento…me acobardé.

Estaba por darla en adopción.

Su madre murió en el parto.

Yo nunca deseé hacerme cargo.

La adopción era la única cosa que me sacaría de este lio.

Si me vieras en estos momentos, te burlarías en mi cara porque estoy completamente rojo y lloroso. El señor y el niño, hace rato que se cansaron y se fueron. Ahora las ideas están fluyendo más rápido. Sin interrupción alguna.

Así es Kyungsoo.

Soy el tipo idiota que se vendó los ojos y no quiso ver lo que tenía frente a él.

El idiota que se enamoró de la persona que ahora mismo, está por contraer nupcias.

Soy el idiota que dijo jamás enamorarse.

El idiota que pensó en dar a su propia hija en adopción, solo para continuar libre.

El idiota que creyó tenerlo todo.

El idiota que por un beso tuyo, haría hasta lo imposible.

El idiota que para mirarte, espera fuera de tu casa todo el tiempo que sea necesario.

El idiota que no creyó que le dolería verte con alguien más.

Así es, soy ese idiota.

Han pasado 4 años ya.

Quizás te suene presuntuoso, pero ahora, todo ese amor que negué alguna vez tener y por el cual, jamás creí dar. Se lo entregó a la persona que más amo en esta vida. A una persona de pelo negro, cuerpo delgado, bella sonrisa que siempre me alegran mi día y hermosos ojos color avellana que me miran cada día de mi vida. Que se preocupan cuando me ve triste. Que solo espera a mí llegada por las noches en mi habitación. Quien nunca me juzga y que siempre tendrá un lugar en mi corazón.

Kim Dae Hwa.

Ese es su nombre, ¿hermoso, cierto? Es igual al de su madre.

Kyungsoo, no pretendo que con estas palabras (o letras) tu regreses a mí. Que renazca lo que alguna vez tuvimos. Ni mucho menos, espero que lo abandones por la persona que nunca te valoró.

No. No quiero eso para ti. ¿Sabes? Él te ama, yo solo te quise.

Espero que él te de todo lo que en mi buscaste. Amalo. Amalo con la misma intensidad con la que alguna vez lo hiciste.

Párate derecho, camina reto y solo míralo a él. No mires a ningún otro lado. No desvíes tu vista. Solo enfócalo a él.

Todavía tienes toda una vida por delante. Y créeme, yo no formo parte de ella.

Ahí frente a ti, estará la persona que pinte de colores tus días grises. Tú te mereces a alguien que si te valore, mereces ser feliz.

Estaré ahí presente. Cuando el padre pregunte que si alguien se opone, agachare la cabeza.

Estaré sentado. Solo mirare que seas feliz.

Aplaudiré bajo porque tú aceptarás esa felicidad.

Me olvidarás y pensarás que solo fui una pesadilla.

Dirás: — ¡Acepto! —, y él, estará obligado a siempre hacerte feliz. Nunca hacerte llorar.

Y si por alguna razón me entero de que te derrochaste una lágrima innecesaria más por su culpa; te juro que llamaré a Kris, Chanyeol, Sehun, Luhan, Minseok y al maldito de Jongdae, para que le den la paliza de su vida.

Ahora, prepárate, alístate, sonríe y sigue mis consejos.

Acepta ser feliz.

Acepta olvidarme.

Y sobre todo, acepta amar una vez más.

 

 

Por siempre tuyo, el idiota que todavía te quiere.

Kim Jong In. »

 

Notas finales:

(e___é)

 

*Besos*


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