Molestias Menores.
Capítulo XXX (oie zi)Arreglando.
Autor Original Mysterious Penname.
Traductor Tony Trinket.
“Ryuuzaki…”
“Hm.” L había estado durmiendo por primera vez en al menos cuarenta y ocho horas y siendo recientemente despertado a causa de algún lloriqueo incesante parecido a: “¡Ryuu, tengo que ir al baño!” o “¡Panda Puff! ¡Enciende la calefacción!”
Fue diferente esta vez: “Ryuuzaki, no me siento del todo bien…”
L enterró su cara en la almohada durante unos segundos antes de sentarse lentamente e inclinarse para dirigirse a Light. El otro muchacho estaba acurrucado en una bola pequeña en el lado opuesto de la cama.
“Light-kun tiene que (bostezo) moverse hacia aquí si quiere que le eche un vistazo,” murmuró L.
“No quiero moverme…”
“Muy bien. Buenas noches.”
Light lloriqueó en protesta y extendió una mano sudorosa para sacudir el brazo de L con ella. “Nooo…”
Con un suspiro resignado, L despegó rápidamente la mano y obligó a Light a quedar de espaldas. Se enfrentó con un muy pálido adolescente, empapado en sudor y casi se encogió conmocionado.
“…Light-kun está enfermo,” balbuceó, apoyando una mano en la frente de Light. “Matsuda debe haberle contagiado la gripe.”
“¡Arréglalo!”
“No va a reaccionar a la agravación de Light-kun en este momento porque está enfermo, pero voy a sugerir que guarde silencio.”
Light cerró la boca y tiró las mantas sobre su cabeza. Un “¡bien!” amortiguado salió de debajo del nido.
“Light-kun es un crío cuando está enfermo.” L se arrastró fuera de la cama, miró el reloj que proclamaba “4:00 am,” y entró en el baño para encontrar un termómetro. Se acercó de nuevo y tiró de las mantas hacia abajo suavemente para revelar el rostro de Light.
“No quiero,” dijo Light bruscamente. “Odio esos.”
“Light-kun pondrá esto en su boca.”
“No. Estoy enfermo; eso es todo lo que necesito saber.”
“O Light-kun pone esto en su boca o me veré obligado a poner esto dentro de él usando el otro método.”
Light apresuradamente abrió la boca y aceptó el termómetro. L tuvo la tentación de acariciar a Light en la cabeza por su buen comportamiento, pero metió una mano en su propio cabello en su lugar.
Después de que comprobaran que Light tenía una temperatura de 101, L se levantó y miró a su quejoso compañero de habitación.
“Sé que es prudente poner una toalla fría en la cabeza de una persona con gripe,” dijo el hombre de cabello negro, con el pulgar en la boca, “y que la sopa es buena para servir…”
“¡Bueno, ponme una toalla fría y hazme sopa!”
“¡Light-kun es un dictador!”
Con eso, L se puso a trabajar: se arrastró hasta el baño, recuperó la toalla mojada, y la arrojó sobre la frente de Light. Luego se dirigió a la cocina y preparó un poco de sopa de pollo de una lata, siguiendo las instrucciones con precisión.
Light se incorporó tembloroso cuando L entró con la comida.
“¿Quiere Light-kun que ponga esto en su regazo?”
“Lo volcaré.”
“¿Quiere Light-kun que lo alimente?”
“No, absolutamente no.”
Después de varios intentos fallidos para comer, Light aceptó que L le diera de comer algo de sopa, antes de que su orgullo se hiciese presente y se negara al resto de ella.
“Mocoso,” murmuró L, agarrando una botella verde de la medicina que había traído con él.
“¿Es eso anti-somnolencia?”
“…Por supuesto.”
“¡Bueno, dame un poco!”
L apretó los dientes entre sí, se recordó a sí mismo que Light no se encontraba en sus cabales (no es que alguna vez lo estuviese), y vertió el medicamento en el vaso de plástico. Light se lo arrebató y comenzó a tragar, pero se atragantó y loa alejó de él.
“¡Sabe a productos químicos!”
“Por supuesto que lo hace. Está compuesto por-”
Light alzó una mano antes de que L tuviera tiempo de divagar acerca de los ingredientes y se bebió el resto de la medicina de un trago. “Por favor no me des una lección de química en este momento.”
L resopló, colocando la medicina en la mesita de noche y bajando la vista para contemplar a su sospechoso.
Un momento pasó.
“¿Te vas a quedar mirándome así?” preguntó L cansadamente, subiendo las sabanas hasta su barbilla.
“Sí.”
“Para.”
“No. Subiendo a dos por ciento.”
“Para.”
“Subiendo a tres por ciento.”
Light gruñó y se enterró por completo bajo las sábanas, murmurando algo sobre “panda puffs” e “inserciones de termómetros.”
A pesar de que se sintió un poco mal por la mentira acerca de la medicina “anti-somnolencia”, L se acomodó y se preparó para un par de horas de sueño.
No tenía idea de lo que venía.