Kuroo lo miraba fijamente, celoso, aunque por fuera luciera relajado e indiferente. El ver a Kenma hablar con Hinata un poco más animadamente que de costumbre le daba una sensación de alegría y rabia que lo llegaba a marear.
Sentía alegría porque era genial ver a Kenma más social que de costumbre, que tuviese un buen amigo. Pero a su vez quería ser él quien estuviese junto a Kenma en ese momento, no el enano de grandes saltos.
La práctica terminó y debían volver a sus habitaciones, pero por alguna razón tanto Kenma como Kuroo, se tardaron más de lo esperado en salir de la cancha, quedando solos en el gimnasio.
Antes de que esto pasara, Kenma había hablado con Hinata sobre un tema que lo tenía confuso.
—¿Te haz enamorado alguna vez, Shōyō? —Le preguntó como si le preguntara por el clima, mientras jugaba con su celular.
—Sí.
—¿De quién? ¿Qué se siente?—Nuevamente sonaba indiferente, como si intentase nada más que sacar un tema de conversación trivial.
—De alguien, y no se lo he dicho, pero se lo diré algún día. Se siente como un guaaa en tu estómago cada vez que lo vez y cuando está cerca es como piuu y paaaa y cuando lanza el balón y logro anotar... Juntos... —Un aura luchadora y enamorada rodeó a Hinata, preparándose mentalmente para la declaración, mientras intentaba no parecer tan enamorado de como estaba—¿Tú te haz enamorado? —Kenma levantó los hombros en señal de una respuesta dudosa y desinteresada, dejando por cerrado el tema.
Ahora Kenma se preguntaba a sí mismo si debía pensar como Hinata, y declararse a la persona que amaba, después de todo estaban solos, era la oportunidad perfecta. Guardó su celular en el bolsillo y miró a Kuroo, quien también se quedó viéndolo.
Ambos dijeron sus nombres al mismo tiempo, lo que hizo a Kenma sonrojarse levemente.
—Tú primero. —dijo Kuroo.
—Kuro, ¿alguna vez te haz enamorado?
—Sí, eso creo. ¿Por?
—C-creo que estoy enamorado ahora. —Kenma habló tan despacio que si no fuese porque Kuroo se acercó a él, no hubiese podido escucharlo. Su presencia tan cercana había hecho la voz de Kenma bajara su volumen.
—¿De Hinata?
—No.
—¿De quién?
—D-de ti. —Kuroo se quedó observándolo, y luego Kenma pudo observar esa sonrisa única de Kuroo, esa sonrisa que tanto le gustaba y que había podido observar desde pequeño.
Comenzaron a acercarse más, sus labios a pocos centímetros de distancia, el corazón de Kenma latía rápido y sin pausa, marcando los segundos que faltaban para que sus labios se unieran en un apasionante beso; para luego sentir las manos de Kuroo en su espalda, levantar su camiseta y recorrer su cuerpo suavemente.
Kuroo llevó su mano hacia la entre pierna de Kenma, acariciando su miembro suavemente, disfrutando de la respiración agitada de su compañero. Besó nuevamente sus labios y luego fue bajando por su cuello, rozando el pezón con su lengua, para llegar al pene de Kenma y meterlo a su boca, escuchando el pequeño gemido que soltó ante sus acciones.
El al fin poder realizar lo que tanto anhelaba lo llenaba de un éxtasis y felicidad inigualables. El poder hacer a Kenma suyo, solo suyo, de nadie más. Llevó su dedo hacia la entrada de Kenma, acariciando un poco y luego metiéndolo lentamente. Kenma volvió a gemir esta vez más alto que antes.
Cuando creyó que ya estaba listo, iba a meter su miembro, pero Kenma lo detuvo, sorprendiéndolo. Bajó hasta el pene de Kuroo, lo lamió y lo metió a su boca, jugando con su lengua. Kuroo cerró los ojos disfrutando el momento. Después de esto, Kuroo penetró a Kenma, quien a pesar del dolor inicial, disfrutó principalmente del amor que se transmitían mutuamente, y de la sensación del desordenado cabello de Kuroo entre sus dedos.
Al día siguiente, ambos se sorprendieron al ver a Kageyama y Hinata tomados de la mano, al parecer, no eran los únicos que habían decidido expresar su amor.