Himuro Tatsuya se consideraba un hombre normal y con una vida afortunada, con un buen trabajo, casa propia, amigos confiables, guapo y con la suerte de ser aun soltero. Su único vicio, su única obsesión, era otro hombre, sí, otro hombre.
Izuki Shun era un compañero del trabajo que había conocido de casualidad en la fiesta de año nuevo, trabajaban juntos en la misma editorial, por supuesto en diferentes áreas, Mientras Shun estaba como editor en Literatura, él era el administrador principal, por lo que era raro encontrárselo en el trabajo. Sin embargo desde que se habían conocido el peli negro le había parecido bastante lindo lo suficiente como para no lamentar lo que estaba haciendo, porque lo que hacía no tenía nada de bueno, o ¿acaso hay algo bueno en emborrachar a un amigo para llevarlo a la cama? ¡Por supuesto que no!
Pera la realidad era esa, desde hacía ya más de un mes que cada viernes el pelinegro invitaba a Shun a beber, salidas en las que por supuesto el ojo de águila terminaba de perder el control a causa del alcohol, tenía la grande ventaja de que Shun no solo era débil con la bebida, sino también tenía razones para emborracharse.
Izuki Shun vivía un amor no correspondido, enamorado desde la universidad de uno de sus mejores amigos, que ahora trabajaba justo en frente de su edificio, lo que casi siempre causaba estragos en el corazón del pelinegro incitándolo a tomar y aunque no lo recordase a acostarse con el que se hacía llamar su amigo.
Llego el tan esperado viernes para Tatsuya junto con las ganas de sentir al cuerpo de Shun bajo el suyo gimiendo y pidiendo por más. Para esta altura Himuro aún cree inocentemente (si es que ese hombre conserva un poco de inocencia) que su atracción es meramente física, porque sabe que enamorarse sería un total error, pero… ¿Qué tan cierto es eso?
Al terminar su jornada laboral Himuro pasa a buscar a Shun. El pelinegro como es su costumbre ha terminado su trabajo justo a tiempo para poder salir con Tatsuya y al pelinegro incluso le gustaría presumir que ese esfuerzo que hace Shun para acabar a tiempo lo hace únicamente por él.
-¿Iremos a donde siempre? – pregunta Izuki feliz de poder salir con su amigo.
-Sí, a menos que sepas de otro buen lugar a donde ir –
-Abrieron un nuevo bar por el centro, tal vez podríamos ver que tal esta – sugiere el ojo de águila
-Si por qué no –
Apenas habían salido del edificio cuando se encontraron a cierta persona dueña de los suspiros de Izuki. Enfrente de ellos se encontraba parado un chico, cabellos negros, ojos verdes y lentes, el mejor amigo de Izuki, Hyuga Junpei.
-¡Shun! Qué bueno que te encuentro, venia para entregarte esto – saluda el de lentes muy animado y sonriente.
-Es bueno verte Hyuga – responde Shun al tiempo que toma el sobre blanco que el otro le extiende – ¿De qué se trata?
-Es una invitación – Shun termina de abrir el sobre y saca con cuidado la invitación blanca con letras elegantes, en la parte superior se aprecia el delicado dibujo de dos palomas sosteniendo un par de argollas y no es difícil imaginar que se trata de la invitación para una boda, lee los nombres el novio por supuesto Hyuga – ¡en hora buena! muchas felicidades Hyuga.
-Gracias Shun, espero verte ese día, lleva a quien quieras
Después de eso el pelinegro se despide y se va, Tatsuya no sabe qué hacer por lo que opta por tomar al otro del brazo y llevarlo al dichoso bar antes mencionado, pero no dicen nada, entre los dos no hay más que silencio y uno tan grueso que podría ser cortado por una moto sierra eléctrica, decir que Shun tiene el corazón hecho pedazos es poco, pulverizado ni le llega, porque todo este tiempo ha pensado que su amigo estaba soltero y ahora se va casar.
-Dime Tatsuya…
El primero en romper el silencio increíblemente fue Izuki, después de haber bebido un par de copas por fin se había armado de valor para hablar.
-¿Qué pasa?
Himuro presiente que lo que viene a continuación no le va a gustar….
-¿Qué hay de mal en mí? Lo sé no soy una persona extraordinariamente atractiva o inteligente, pero ¿de verdad soy tan mal partido? Porque hasta ahora no he tenido suerte con nadie con quien he salido, Hyuga ¡ja! Ni siquiera se dio cuenta de cuan enamorado estaba de él, soy tan patético que ni siquiera era un posibilidad para él, pero ¿sabes? – Shun tomo directamente de la botella de sake antes de continuar – eso no importa, de todas formas ¿Quién podría quererme?
-Shun no digas eso, simplemente Hyuga no era para ti, pero hay más personas allá afuera, no te hundas solo por una – como quien no quiere la cosa Tatsuya le fue quitando la botella al embriagado Izuki, la tarde paso entre el pelinegro quejándose y llorando y un Tatsuya tratando de calmarlo y consolarlo.
Pero un hombre borracho es más necio que una mula y Shun no era la excepción repitiendo que era patético, un perdedor, un idiota; hasta que Tatsuya se hartó de él y le dio un fuerte puñetazo, mandándolo al suelo.
-¡Maldición Shun! ¡Deja de menospreciarte! No eres nada de eso, eres un gran hombre tiene un gran empleo, y eres muy bueno en lo que haces –
-Tu… tu ¿De verdad piensas eso? –
-Si ahora ya deja de estar lamentándote, no esperes que la vida sea justa tienes que seguir, no puedo creer que te dejes vencer solo por un amor –
-Lo siento – Shun quedo cabizbajo sin embargo lo dicho por el del lunar era verdad, no podía simplemente dejarse vencer por algo como un amor perdido, ya no estaba en secundaria como para actuar como colegial.
-Gracias Tatsuya –
Lentamente se acercó al pelinegro para depositar un beso en su mejilla, pero para Tatsuya eso no era suficiente y no dudo en jalarlo para obtener una recompensa mayor tomando los labios contrario en un demandante beso.
Shun está borracho pero no lo está tanto, aún mantiene un poco de cordura y con ella aun sabe que debe apartar a Himuro que debe frenarlo pero su cuerpo reacciona antes que lo que su mente puede mandar, ante los estímulos del pelinegro su cuerpo reacciona casi por reflejo. Las manos de Tatsuya no tardan en entrar al juego acariciando las zonas sensibles de su cuerpo. Himuro sabe perfectamente que Shun aún no está del todo borracho y por su estúpido arrebato ahora tiene que buscar la manera de encenderlo y sonríe internamente cuando ve que resulta bastante fácil.
Pero las discusiones mentales siguen para el ojo de águila, sabe que debe rechazarlo, pero ¿Qué más daba? Si llegaban a más, bien podría decir que estaba bajo los efectos del alcohol, que tenía el juicio nublado, que su corazón estaba despechado y ¿No dicen que el corazón roto se cura con buen alcohol y buen sexo? Bueno tal vez lo último lo ha agregado él pero ¿qué más daba?
Realmente no tenía nada que perder, por ello entrelazo sus manos en el cuello contrario profundizando el candente beso. Tatsuya quiere sonreír triunfante pero en lugar de eso opta por seguir degustando de esa dulce boca con sabor a alcohol y mandar sus manos al precioso culito del pelinegro para masajearlo a su antojo.
Calientes, muy calientes. Tatsuya toma dinero de su billetera y lo deja sobre la mesa sin siquiera pedir la cuenta ha dejado de más y el cambio pueden quedárselo, se dirige directo a su departamento que queda más cerca que el hotel más próximo y no va perder tiempo en buscar una habitación, le urge llegar a desnudar al precioso Shun que excitado lo mira sentado en el lugar del copiloto.
Ni bien llegan al departamento se lanza a devorar esa boca que lo vuelve loco, la ropa empieza a estorbar y su desnudez no se hace esperar. Izuki está más que excitado, y se sorprende por lo bueno que es Himuro al momento de tocarlo. Cómo si conociera cada parte erógena de su cuerpo…
Los labios sobre su cuello, las manos en su cintura, las caricias en sus piernas, la lengua jugueteando con sus pezones, esos dedos abriéndose paso en su interior, era exquisito y a la vez jodidamente certero, demasiado familiar.
Shun arqueó la espalda al sentirse lleno con el palpitante miembro de Tatsuya, pensando que seguramente el del lunar le daría tiempo para acostumbrarse y él ya quería que comenzara con el vaivén, iba a pedirle a Tatsuya que se moviera, pero no fue necesario, a esas alturas el del lunar ya lo sabía, y se había empezado a mover duro y certero contra él. El sonido de sus cuerpos chocando inundo la habitación, cada vez más rápido, dando en su punto exacto. Izuki no era siquiera capaz de contener los gemido que salían de sus labios, y Tatsuya solo sonreía triunfante, lo había conseguido, posiblemente esa sería su última noche, ahora que su amigo estaba consciente de lo que pasaba empezaría a cuidarse de no beber tanto estando juntos.
Ambos llegaron al orgasmo, jadeantes, cansados e indudablemente con ganas de más, pero Izuki no podía permitir eso, es posiblemente la mejor noche de su vida, sin embrago aprovecharse de su amigo de tal manera no está bien.
Apenas su respiración se tranquilizó y recupero su habla, se levantó buscando su ropa.
-Lo siento Himuro – Izuki lo veía realmente apenado – de verdad perdón
-No tienes por qué disculparte
-Prácticamente he abusado de ti, te use por despecho
Tatsuya lo miro serio, aunque por dentro se sentía realmente mal, ¿Cuántas veces lo había usado él solo por usarlo? ¿No había sido él quien había iniciado aquello? ¿No debía ser el quien pidiera disculpas? Sí, pero justo ahora no podía decir aquello, tenía que buscar una manera la que fuera para mantener a Shun con él, para que no se alejara, para que aquello que hacía unos minutos acababa de pasar, se repitiera.
-Está bien, úsame, úsame cuanto quieras.
-¿Escuchas lo que dices? Yo… yo no podría hacerte algo como eso, solo usarte, no, eres demasiado importante para hacerte eso.
Tatsuya sintió su corazón latir un poquito más rápido con aquella palabras, mostro una pequeña sonrisa y se paró para encarar a Shun, el ojo de águila solo pudo sonrojarse al notar la total desnudez del cuerpo contrario y del suyo propio.
-¿Importante? ¿Qué tan importante?
-Muy importante… - Izuki soltó un suspiro al ver que su acompañante se acercaba más y más – Por… por eso… no puedo hacerte esto Himuro.
Tatsuya le acaricio la mejilla cuando estuvo lo suficientemente cerca.
-¿Te sonrojas por esto después de lo que hicimos?
-Creo que eso no debió de suceder en un principio
-Pudiste negarte
-Pudiste parar
-No quería hacerlo ¿y tú? ¿Querías que parara?
Izuki desvió la mirada, para que decir que sí, si no, eso era obvio nunca quiso que se alejara y ahora la excusa del alcohol no le ayudaría. Era un caso perdido.
-Dices que me estas usando y yo no me siento usado para nada.
-Deberías de ¿No crees?
-Yo te bese, yo lo inicie, el usado eres tú.
Tatsuya no mentía, venía aprovechándose de él desde ya un tiempo y si esa noche terminaría todo, que esperaba no fuera así, al menos tenía que hacerle entender a Shun que no era su culpa, que en realidad él lo había usado y no al revés.
-Debí pararte
-¿Por qué no lo hiciste?
-Yo… yo solo quería sentirme bien… al menos esta noche…
-¿No quieres sentirte mejor? – Tatsuya susurro aquello en el oído contrario, provocando que Shun se sonrojara un poquito más – Necesitaras pareja para el día de la boda ¿no?
-¿Por qué lo haces?
-Porque eres mi amigo, y lo necesitas
-¿Estas bien con algo como esto?
-No lo había propuesto de ser lo contrario.
-Está bien…
Así pactaron ir juntos a la boda de Hyuga y esa noche volverse a acostar, solo hasta ese día Himuro volvería a probar de la deliciosa piel de Izuki, la idea le encantaba, aunque sería un martirio tener que esperar por aquello, pero era mejor a nada.
Los días iban pasando y contrario a como pensaría Tatsuya, él y Shun no dejaron de verse, de esa noche a la boda quedaba un mes y cada uno de los viernes de este salieron a cenar, y a divertirse únicamente como amigos.
Ninguno de los dos lo soportaba.
Para que negarse a esas alturas de algo tan obvio, Tatsuya ya se había rendido ante Izuki, vale posiblemente se había rendido ante él hacía ya un tiempo, no sabía exactamente cuánto, tal vez desde su primera noche, pero apenas ahora se daba la oportunidad de admitirlo.
Shun era diferente, porque no recodaba sus otros encuentros, porque no lo había visto de forma sexual o al menos no tan sexual antes de esa noche, todo había comenzado después de eso, el verdadero “Me gusta”, porque antes solo le gustaba, bueno era Himuro Tatsuya, al 75% de las personas que trabajaban en la editorial les gustaba Himuro Tatsuya, a unos más que a otros y por supuesto unos con más oportunidad que otros.
Llego el día de la boda, Tatsuya paso a recoger a Izuki a su departamento, habían acordado irse en el auto de Himuro solo por capricho de este, la boda sería lejos del centro de Tokio en una bonita casona de la época samurái, todo a gusto del novio.
Cuando el del lunar vio a Izuki salir del cuarto del hotel donde se hospedarían quedo idiotizado, la boda sería tradicional, así que todos los invitados irían vestidos con la vestimenta tradicional de la tierra nipona. Los trajes masculinos son en sí sencillos y en colores oscuros o claros dependiendo de la temporada; el Kimono de Izuki no era excepcional pero lo hacía lucir malditamente bello.
“¿Con qué no se ve bien?” Se preguntó Tatsuya antes de entrar al baño.
En la boda todo fue tranquilo, Hyuga se veía completamente feliz al lado de su nueva esposa, ahí reunidos estaban todos los viejos amigos de preparatoria, de la universidad. Riko lloraba de la alegría de poder compartir ese día tan importante con la gente que más quería.
La fiesta pintaba muy bien, y Shun se sentía realmente orgulloso de sus amigos, nadie se lo esperaba, tal vez por el mal carácter de la ex entrenadora o por las negativas de su padre, pero algo era seguro, todos habían recibido bien la noticia.
En uno de los patios de la casona, se instaló un inflable para los niños, ahí Shun se divertía cuidando a algunos niños, que le habían agarrado confianza. Tatsuya estaba con él, los mocosos no eran exactamente lo suyo pero se las había arreglado para no ser ignorado por ellos. Era imposible no reírse con las ocurrencias de algunos niños, así que la fiesta no había estado nada aburrida para ellos, sin embargo poco a poco los niños se fueron yendo, las parejas con niños se iban más temprano. De repente ya estaban solos.
-Se te dan muy bien los niños.
Tatsuya abrazó a Shun por la espalda.
-No tanto…
El ojo de águila estaba ansioso, esperando el siguiente movimiento, esperando ser atacado. Himuro acariciaba con su nariz su nuca y deposito un beso ahí, luego otro debajo de su oreja, otro más cerca de la mejilla, continuo dejando un camino de besos hasta encontrar los labios del otro.
El beso fue lento, húmedo pero sin ser arrebatadoramente pasional, solo conociendo un poco más la cavidad del otro, Tatsuya acaricio la mejilla de Shun.
No hubo palabras, solo siguieron en silencio el acuerdo antes pactado, partieron al hotel después de despedirse de todos, y ni bien cruzaron la puerta de su habitación comenzaron a desnudarse, cada uno por su cuenta, esta vez sin prisas y disfrutando de la buena vista que les ofrecía el contrario. Himuro ya sabía a la perfección cada punto de placer de Shun por eso dejo al de menor estatura explorarlo y acariciarlo como quería.
El acto estaba siendo endemoniadamente lento y sin duda lo estaba disfrutando mucho más que en cualquier otra cosa, caricias por allí, por allá, besos en todo su cuerpo, se estaban empujando mutuamente al límite, hasta que alguno de los dos perdiera el control. El perdedor fue Himuro, sin poder contenerse más tomo a Shun como quería, ¿Cómo había perdido el control? Al ver la sensual imagen de Izuki dilatándose para él, eso le había hecho perder los estribos.
Sobre la cama y en cuatro, Izuki se dedicaba a gemir alto con cada embestida que le daba su acompañante, cuando por fin Tatsuya lo posiciono de espaldas a la cama no dudo en acariciar la espalda de él del lunar dejando marcadas sus uñas entre más fuerte eran las estocadas.
En algún momento dela noche logro invertir posiciones, tal vez después del segundo round, Tatsuya se deleitó de la vista de un Izuki “cabalgándolo” como si no hubiese un mañana. Sin duda de las más excitantes imágenes que sus ojos hayan visto.
El amanecer llego con ellos desnudos y abrazados entre las blancas sabanas del hotel.
-Buenos días Shun.
-Buenos días Tatsuya.
El de menor estatura le dio un beso y le dedico una sonrisa. Tatsuya también le sonrió. Desayunaron juntos y dieron un paseo por el parque antes de regresar, tomados de la mano, compartiendo ocasionales besos. Ninguno había dicho algo sobre empezar una relación o algo parecido, simplemente lo sabían, sabían que ahora estaban justos, de la misma forma silenciosa en que habían cumplido con su anterior pacto, habían pactado estar juntos, solo a base de besos y caricias.