- Narra Tae -
Oh rayos… no encuentro mis cuadernos. ¡Genial! , gran forma de empezar este año. No encuentro mis cuadernos y me quedé dormido…
Quería llegar a mi nuevo colegio sin llamar mucho la atención, es decir, llegar antes de que sonase el timbre y sentarme en alguna esquina que pase completamente desapercibida a los ojos de cualquier ser mortal normal. Pero no… el despertador no sonó y pasé de largo. Ahora cuando entre a la sala todo el mundo se enterará de que he llegado.
Maldita vida. Como sea, este atraso me ha obligado a tomar medidas extremas como es el llevar mi cuaderno de divagaciones (Poemas y esas cosas cursis que supuestamente los chicos no hacen.
Entro a la sala y un profesor viejo con cara de zombie y rasgos de extraterrestre me saluda con una mueca que podría ser considerada una sonrisa.
- Buenas noches señor. Parece a mi lado para presentarlo.
¿No les dije yo?..- No es necesario – Dije en un susurro casi inaudible para este profesor que parecía estar bastante sordo como para oírme. Quizás sus orejas de zombie no reciben señales. Sin embargo la chica que se sentaba al frente rió por debajo de forma burlesca. No fue divertido.
- Usted debe ser Taehyung. - Si ya sabía mi nombre y lo dijo frente a toda la clase, ¿para qué tanto jaleo? - Sí. – dije cortante.
- ¿Y de dónde vienes Taehyung?
-Dongbong-gu #366 , seoul. –Dije bastante rápido. Sólo quería sentarme en ese rincón que había divisado al entrar al salón.
- Bueno, puede tomar asiento señor… Kim. – Dijo mientras consultaba el libro de clases para verificar mi apellido.
Me senté a penas terminó de hablar. La clase se me hizo corta y apenas sonó el timbre para el recreo salí de esa apestosa sala que me había causado claustrofobia.
Yo había repetido el año anterior… dos veces. Sí, dos veces, y mis padres se divorciaron. Como si fuera poco con mi padre nos mudamos. Y ahí estaba, teniendo un día terrible. Busqué un lugar apartado y me senté a fumar un cigarrillo. Cuando entré al colegio me pareció bastante liberal; entraron con el pelo pintado y ese tipo de cosas… de todas formas me importaba un pepino si se podía fumar o no.
De pronto sentí una mano en mi hombro y una especie de corriente recorrió mi cuerpo esparciéndome un extraño calor.
- Disculpa… ¿fuego? – Dijo una voz bastante agradable. Si… fuego, era la palabra que expresaba esa corriente y ese calor que me produjo el conjunto de su tacto y de su voz .
-Claro – Dije mientras volteaba y sacaba el encendedor del bolsillo. Y ahí lo vi por primera vez... con su pelo negro, medio largo . Su piel blanca como un día nublado de invierno. – Aquí tienes – Dije mientras estiraba la mano temblorosa sujetando a duras penas el encendedor rosado. Oh sí, rosado . Fue el único que encontré esa maldita mañana antes de salir corriendo de casa.
-Gracias – Dijo mientras encendía el cigarro y se sentaba a mi lado– ¿Cómo te llamas?
- ¿Yo?.. -Oh Taehyung, no tartamudees ahora por favor. Pensé antes de contestar.- Kim Taehyung .
- Hola Tae … Soy Hoseok – Dijo sonriendo. Su extraña mueca de sonrisa era bastante agradable. No era común. Irradiaba… ¿Cómo decirlo? Belleza extraña. Le sonreí de vuelta y seguí fumando mi cigarrillo… cielos, no sabía que decir – ¿Y que situaciones de la vida te han traído a esta ciudad de porquería, en esta escuela de porquería?
- Simplemente dejémoslo en una situación de porquería
- ¡Claro!, así todo encajaría perfectamente, ¿no?
- Supongo… si la situación no fuese una porquería no estaría aquí. No es que esté diciendo que tú seas una porquería, ya que aunque no te conozco no pareces serlo. Sinceramente. - Oh dios mío… esa simple frase es la mayor línea de comunicación que había tenido en mi vida. Mis mejillas enrojecieron.
- Cielos… gracias supongo. Creo que no ser una porquería al menos para alguien es algo bueno. Aunque no me conozcas del todo.
- ¿Es que acaso mucha gente lo cree?
- Te sorprenderías…
- Bueno, yo creo que ellos son las porquerías.
- Vaya tema de porquería del que hablamos –Dijo riendo. Su sola risa me contagió haciendo que yo también rompiese a reír.
- Bueno, Taehyung … ¿Qué te parece si te invito a almorzar a mi casa esta tarde?
- Pues… sería genial – Dije algo dudoso… ¿Esto estaba pasando de verdad? –
-No suenas muy convencido. Si no quieres ir… no te preocupes. – Dijo poniéndose de pie –
- ¡No! Por favor no me malinterpretes… es sólo que tu invitación me sorprendió.
- Oh, ya veo. Pues no tienes porqué. Es más, creo que deberías acostumbrarte – Dijo sentándose de nuevo y yo puse cara de interrogación no entiendo lo que había querido decir. – Pues creo que te invitaré bastante seguido. Eres especial. Hay algo en ti que … - De pronto se detuvo, como si se hubiese atorado con algo y de un momento a otro sonrió y siguió hablando … - Como sea. Entonces, ¿En qué sala vas?
- Estoy en la sala… en la sala … emm – Busqué en mi bolsillo el papel donde tenía anotado ese dato y en ese momento sonó el timbre –Aah… rayos.
- Ah, no importa. ¿Te parece si nos juntamos acá a la hora de salida?
- ¡CLARO! – Dije quizás demasiado entusiasmado. Me sonrojé, pero de todas formas no creo que lo haya notado – Aquí a la hora de salida – Confirmé.
- Disculpa …¿Cuántos años tienes?
- Dieciséis ¿y tú?
- Yo… - Sonrió y se encogió de hombros algo incomodo – Tengo veinte.
Continuará…
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