Han pasado casi dos años desde que debutamos, y yo aún no soy capaz de confesarme a ese chico de precioso cabello castaño que cae lacio sobre su frente que se robó mi aliento desde la primera vez que lo vi.
Traté inútilmente de convencerme que sólo veía a Youngjae como un hermano menor, alguien a quien cuidar como cualquier otro chico del grupo. Ingenuamente creí que sólo sentía un deber como su líder y su hyung, pero me encontré a mí mismo pensando en él mientras cantaba, mirándolo a través del espejo cada que bailaba, preocupándome por él cada minuto del día, pensando en él cada que no estaba cerca de mí; traté de convencerme que sólo me había encariñado demasiado, pero la realidad me golpeó un día al verlo sentado comiendo en la cafetería de la compañía, mi corazón comenzó a latir como loco mientras mis manos comenzaban a sudar de manera anormal, el sentimiento fue tan desconcertante que di la vuelta, y prácticamente huí sin siquiera regresarle la sonrisa a Youngjae cuando volteó a verme, mientras me daba cuenta que llevaba enamorado de él desde que lo conocía, y que ese molesto sentimiento que se asentaba en mi estómago cada que alguien lo abrazaba, no era otra cosa más que celos. Desde ese día hasta la fecha no he dejado de observarlo cada que él mira hacia otro lado, y no he dejado de sonreír como idiota cada que me mira.
Siento que ya no puedo guardar por más tiempo mis sentimientos, y la pregunta en mi mente es siempre la misma, ¿debería confesarme? Y si lo hago ¿cómo debería hacerlo? Lo más razonable sería confesarme en persona mientras lo miro a los ojos, pero... no tengo el valor para hacerlo y si me rechaza (que es lo más seguro) sería muy doloroso; entonces una carta o una simple nota, sí, eso haré.
Las vacaciones de diciembre significan que no veré a Youngjae por dos semanas aproximadamente, lo cual le dará tiempo de olvidar mi penosa confesión, y a mí, de olvidar mis sentimientos por él.
-Youngjae.- lo llamo antes de que desaparezca de mi campo de visión.
-JB hyung, te estaba buscando para desearte feliz navidad. Ya me voy y sólo me faltaba despedirme de ti.
-Bueno, en realidad yo también te andaba buscando para... bueno, tu sabes... Toma.- después de tartamudear como un idiota por espacio de un minuto dejo un papel turquesa en su mano. Mi forma de confesión es torpe y poco romántica, pero para mí ha significado un gran esfuerzo.
-¿Qué es? ¿Una tarjeta de Navidad?
-Algo así. ¿Podrías abrirla hasta que estés en tu casa?
-¿Eh? Claro.
-Bueno, me voy.- me toco nerviosamente el cuello tratando de decidir lo que haré a continuación.
Lo abrazo, por muy poco tiempo para mi gusto, "Feliz navidad" le digo sin soltarlo para después alejarme por el pasillo sin mirar atrás.
Los días pasan, el dolor en mi pecho no cesa y pienso de mí mismo como un idiota por haber pensado que al confesarme olvidaría mis sentimientos, lo único que hice fue reafirmarlos.
Noche Buena llega y durante el día he recibido mensajes de los chicos, de todos excepto de uno. Y cuando estoy a punto de perder las esperanzas mi celular vibra y en la pantalla aparece su nombre.
-¿Hola?- contesto a la llamada.
-Hyung, sólo hablaba para desearte feliz Navidad.- Youngjae habla rápido y con una notable incomodidad.
-Igualmente Youngjae, espero te la estés pasando bien.
-Sí, bueno me tengo que ir. Una última cosa. ¿Podríamos vernos el próximo viernes en la cafetería a la que siempre vamos?
-Sí.- soy incapaz de decir algo más.
-Adiós.- dice y cuelga antes de que me de tiempo de contestar.
Mi corazón se estruja, porque sé que la reunión del viernes será para rechazarme. Conozco a Youngjae lo suficienge para saber que cuando da buenas noticias no puede esperar a darlas, aunque sea por teléfono. Al menos tengo cinco días para prepararme, cinco días los cuales desearía no pasaran.