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Cerezos en navidad por Aiyuko

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Notas del fanfic:

Los personajes utilizados en la siguiente obra son propiedad de la mangaka japonesa Shungiku Nakamura. Aquí sólo son utilizados para darle vida a la historia.

Notas del capitulo:

"¡Hola! hace tanto tiempo que no publicábamos algo que ya perdimos la costumbre. ¿Cómo han pasado estas festividades?realmente espero que bien.

Bueno... este one-shot estaba listo el 24 a la noche, casi a las 12, pero por problemas no pudimos subirlo ;_; 

¡Les deseamos un feliz y próspero año nuevo!

~Aoi y Akai~

Había estado toda la tarde pensando en “eso”, no era para menos, conociéndolo le partía el alma hacerle eso. Pero este año era diferente, no habían hecho planes, después de todo, siempre se arruinaban, y eso era aún peor.

–Doctor Kusama, por favor presentarse en la oficina del director- lo llamaron por un altavoz.

La información tardó unos segundos en llegar a su cerebro, se alejó de la ventana y comenzó a caminar hacia donde lo habían citado.

Tocó la puerta recibiendo un “adelante”, pasó y se sentó en una de las sillas frente al escritorio.

–Buenas tardes, señor. ¿De qué quería hablarme?- preguntó.

–Nowaki- comenzó –Hemos notado que siempre haces horas extras y te pasas la mayor parte del día encerrado en este hospital, por ende, hemos decidido darte 1 semana de vacaciones. No es mucho, pero los niños de aquí te necesitan- Nowaki abrió sus ojos asombrado, sería la primera navidad decente que podría pasar con Hiroki.

–¡¿En serio?!- preguntó emocionado.

–Claro, te lo mereces muchacho- sonrió. –Vete ahora, si quieres-

–Muchas gracias- reverenció y corrió hacia los cambiadores. Nada podía fallar.

Salió rápido del hospital, y para llegar a su casa decidió correr, le daría una sorpresa a Hiroki.

Pasó a su casa y lo primero que llamó su atención fue que no había nadie, ¡rayos!, y él que había corrido. Decidió acostarse, después de todo, estaba muy cansado. No tardo ni 10 minutos en quedar profundamente dormido.

♠♣♥♦

Caminó lentamente hacia su departamento, sólo se trataba de una triste navidad más para su lista. Todos los años él se tomaba la molestia de organizar esta hermosa noche, pero no lo había hecho este año, igual, nunca completaban su lista.

La puerta de su casa estaba literalmente abierta, sólo dejaba 2 cosas que pensar: entró un ladrón, o Nowaki estaba en casa. Por razones obvias, la segunda opción era la menos creíble, por lo que tomó un cuchillo de la cocina, había que ser precavido.

Caminó por toda su casa sin encontrar a nadie, por último, se dirigió a su habitación en donde encontró a una persona durmiendo en su cama. Lo destapó y se sorprendió al ver que había subestimado a Nowaki, la segunda opción era la correcta.

Pestañeó un par de veces sólo para asegurarse que no estaba soñando, ¿Nowaki estaba en casa?, salió de la habitación para dejar el cuchillo y luego volvió. Él no sería tan cruel como para despertarlo en su día libre, tomó un libro y se recostó en el sillón de la habitación.

♠♣♥♦

Abrió sus ojos, incluso luego de haber dormido como nunca sentía los parpados pesados. Se removió haciendo crujir sus huesos.

–Oye, no es bueno que le hagas eso a tus huesos. Como médico deberías saberlo- Nowaki se sorprendió tras oír la voz de su amado y maldijo por haberse quedado dormido, no había podido darle su besito de bienvenida. –¿Qué haces aquí?- Kamijou estaba intrigado.

–¡Hiro-san!- dijo emocionado –¿Por qué no me despertaste cuando llegaste?- se sentó –Me dieron una semana de vacaciones, pasaremos juntos Navidad y Año Nuevo, ¿no es grandioso?- sonrió.

Kamijou tardó en procesar lo que había oído, ¿pasaría las fiestas con Nowaki?, simultáneamente un intento de sonrisa de dibujó en su rostro.

–Me alegro- dijo con voz suave –¿No te vas a levantar?, ya es tarde, ¿a qué hora llegaste?- Kamijou no podía ser sentimental por demasiado tiempo. Nowaki le dio un vistazo al reloj de su mesita de luz.

–¿¡Ya es media noche!?- dijo sorprendido –Llegué a las 5 y me acosté a dormir de inmediato-

–Dudo que puedas dormir por la noche luego de haber descansado 7 horas-

–Lo sé…- suspiró –Y usted Hiro-san, ¿a qué hora llegó?-

–Alrededor de las 07:30 de la tarde- cerró su libro y lo dejo sobre el sofá –¿Tienes hambre?- Nowaki negó –Yo tampoco- bostezó, él había estado leyendo por 4 horas luego de un arduo día de trabajo.

–Hiro-san, acuéstese conmigo- levantó la sábana y se corrió para darle espacio –Hace frío- Kamijou se paró sonrojado y caminó para recostarse a un lado de Nowaki.

–Abrázame- dijo en un susurró rodeándolo con sus brazos.

–¿Hiro-san?- preguntó extrañado.

–¡Que me abraces maldita sea!- exclamó y se sonrojó notoriamente. Nowaki obedeció con una inmensa sonrisa.

–¿No es maravilloso?- le acarició el cabello –Pasaremos nuestra primera Navidad decente juntos-

–Es cierto, pero este año no tengo nada planeado… ¡Rayos!, el primer año que no hago un itinerario es el primer año que pasamos juntos- bostezó. –Todos estos años la Navidad eran tan triste y vacía, y mañana será totalmente diferente…-

–No te preocupes, Hiro-san- apagó la luz del velador –Esta será la mejor Navidad que pasemos en nuestra vida, lo prometo-

–… estoy realmente feliz…- sonrió y entrecerró los ojos amoldándose al cuerpo de Nowaki.

–Descansa, Hiro-san- le susurró amorosamente en el oído, sólo recibió un suspiro de respuesta, luego de eso, Kamijou quedó profundamente dormido.

Se quedó admirándolo toda la noche, ya había dormido suficiente y de la emoción no podía conciliar el sueño. Preparó un fino itinerario para pasar la mejor Navidad de todas junto a la persona que amaba; haría de las fiestas arruinadas por su desastroso horario de trabajo un grano de arena en comparación a la hermosa velada que pasarían juntos en su víspera de Navidad.

♠♣♥♦

Nowaki se había prometido darle la mejor de las navidades a Hiroki, y lo haría. Había estado toda la noche planificando su noche buena, pues hoy ya era 24, tenía un perfecto itinerario para pasar el mejor de sus días junto a la persona que ama.

Se levantó cuidadosamente para no despertar a Kamijou y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, no era su turno, pero él quería hacer todo lo que estaba a sus manos para alegrar a Hiroki. Revisó la nevera, prepararía algo simple pero delicioso, era tan extraño para él tener tanto tiempo libre, le sería muy difícil seguir los horarios de su rutina, después de todo, ya eran casi las 11 de la mañana.

♠♣♥♦

Lo que lo despertó fue el olor a frito proveniente de su cocina, Nowaki estaba cocinando, sonrió. Miró hacia un lado y notó que ya eran pasadas las 11:30, se levantó para bañarse y luego bajar a comer, no desperdiciaría la oportunidad de comer comida elaborada por Nowaki.

Luego de una ducha de agua tibia, bajó siendo guiado por el aroma a arroz y a pollo frito. Se acercó y se paró detrás de él.

–Buenos días- dijo, Nowaki se volteó.

–Buenos días, Hiro-san- sonrió –¿Cómo durmió anoche?-

–Bien… supongo- contestó.

–Qué alegría porque hoy lo espera una afanada rutina- colocó los platos sobre la mesa –Haré de esta la mejor Navidad de todas para ambos- se sentó y lo invitó a sentarse.

–¿A qué te refieres?- interrogó.

–Anoche no pude dormir, por lo que estuve todo el tiempo armando detalladamente este día- sonrió, Kamijou estaba atento a sus palabras –Luego de desayunar nos alistaremos para ir al centro comercial y comprar decoraciones para darle a nuestro departamento ese aspecto navideño que se ve en los comerciales de televisión- Kamijou se sonrojó, Nowaki a veces podía ser tan ostentoso. –Es una suerte que se haya bañado antes de bajar, Hiro-san. Yo estaba tan ansioso que lo hice anoche para no perder el tiempo esta mañana- Kamijou sonrió, si, lo hizo.

Nowaki terminó su desayuno y se levantó para dejar el plato en el fregadero, Hiroki hizo lo mismo.

–No te preocupes, ve a vestirte yo lavaré los platos para que no se amontonen esta noche- Kamijou se ofreció.

–Gracias- Nowaki se acercó a él y lo besó generándole un sonrojo.

Nowaki subió las escaleras y escogió delicadamente la ropa que se pondría, después de todo, Hiroki traía ese suéter gris que lo volvía loco. Quería verse simple, pero formal, algo estúpido, pero sentía ese ambiente navideño que le hacía repetirse una y otra vez que este día debía ser perfecto y no podía arruinarse por nada en el mundo.

Bajó y Kamijou ya lo estaba esperando con su bufanda puesta en la entrada de la casa.

–¿Nos vamos?- preguntó.

–¡Sí!- Nowaki sonrió y salieron rumbo a la estación para tomarse el tren que los llevaría al centro comercial.

                                      ♠♣♥♦                                                                      

–¿A qué tienda iremos?- interrogó.

–No lo sé- miró a su alrededor –Este centro comercial es muy grande-

–Bueno, entremos tienda por tienda en busca de un árbol- hasta Hiroki podía emocionarse en Navidad.

–Gran idea- lo tomó de la mano y comenzaron a pasearse por las tienda en busca de un árbol a su alcance.

–¿No crees que son demasiado costosos?- Kamijou se había sorprendido tras ver los precios, definitivamente eran muy caros. Después de todo, él nunca había comprado uno.

–Es cierto- Nowaki siguió observando los precios de los árboles de la cuarta tienda a la que entraban –Mire, Hiro-san, este no es tan caro- señaló uno de los árboles de tamaño pequeño.

Kamijou observó el árbol, era cierto, era el más accesible a sus bolsillos, era ese o nada. Pero había un pequeño problema, y ya estaban muy sobre la hora.

–¿Rosa?- preguntó –¿Comprarás un árbol de color rosa?- efectivamente el color era el problema.

–Vamos, no es tan malo- sonrió y lo tomó entre sus manos –Ya se agotaron los de color verde y blanco, además este es el último- se lo dio para que lo tomara.

–Pero este árbol es muy… homosexual- dijo en un susurró comenzando a sonrojarse.

–Hiro-san, somos homosexuales- Nowaki sonrió y volvió a tomar el árbol –Decidido, compraremos este. Ahora vamos por las decoraciones, deben ser a juego con el color del árbol, hay que seleccionar cuidadosamente- pasó sus manos por el árbol –Conozco una tienda donde podríamos conseguirlas-

–Está bien, pero sólo si yo no llevo el árbol- se sonrojó.

–Trató- lo tomó de la mano y la besó.

Comenzaron a caminar hacia la caja para luego formarse en fila para pagar por su delicado árbol rosado.

Ambos veían desde hace un rato que el sujeto delante de ellos. Se removía nervioso y contaba una y otra vez el dinero en sus manos, se notaba algo humilde. Traía un pequeño auto que por lo visto sería un regalo para alguien querido, y por suposición propia, temía que el dinero no le alcanzara.

–Serían $127, señor- la cajera habló amablemente, el señor comenzó a contar lentamente el dinero sobre la caja y se sorprendió al notar que no le alcanzaba, sólo contaba con $99.

–Nowaki, ¿no crees que deberíamos darle el dinero de diferencia para que pueda comprar el juguete?- habló en susurró.

–Mi Hiro-san siempre tan bondadoso- lo tomó de la barbilla, y si no fuera porque estaban en una tienda llena de niños, lo hubiera besado. –Hazlo- sonrió.

–Disculpe, señor, tomé yo le doy los $28 de diferencia- Kamijou tocó el hombro del sujeto y le entregó el dinero, al señor se le llenaron los ojos de lágrimas y lo aceptó.

–Muchas gracias- le entregó el dinero a la cajera y se volvió a ellos. –De verdad se los agradezco. Mi hijo ha pedido este auto desde hace muchos meses pero no se lo había podido comprar hasta ahora, estará muy feliz al verlo- sonrió nostálgicamente –Ojala todos fueran tan bondadosos como ustedes- sonrió y luego se fue dejándolos impactados.

–¿Quién sigue?- la cajera sonrió tras verlos –Gran elección- envolvió el árbol y le colocó un moño –Les recomiendo decoraciones blancas y luces doradas, aumentarán la ternura de este árbol- ambos la miraron extrañados –Serían $659… pero se los dejo en $500 por su acto de buena fe de hace unos momentos- sonrieron y se miraron.

–Muchas gracias- Nowaki pagó el árbol y luego se despidieron.

–A ustedes, que pasen una linda noche- guiñó un ojo y una corriente eléctrica pasó por la columna de Kamijou.

–Vamos, Hiro-san, hay que ir por las decoraciones blancas que la cajera nos recomendó- tomó a Kamijou de la mano y subieron por las escaleras hasta el tercer piso del centro. –Es aquí- se adentraron en una tienda de madera con las más delicadas decoraciones para todas las ocasiones.

–Nowaki, ¿este lugar no es caro?-

–Para nada- comenzó a pasearse por los estantes en busca de la decoración perfecta –Además, son muy hermosos y valen la pena- levantó un patito de cristal y se lo mostró.

–Cierto- Kamijou lo tomó para observarlo con atención.

–Hiro-san- se volteó a verlo –¿Por qué no vas a elegir la estrella en lo que yo selecciono los adornos para decorar el departamento?, luego juntos veremos que le pondremos al árbol-

–Está bien- dejó el pato en su lugar, Nowaki aprovechó que no había nadie en este piso y lo besó.

Kamijou se sonrojó y se fue a la parte posterior de la tienda, donde se ubicaban las estrellas. Él jamás en su vida había presenciado tantas estrellas, había siete estantes llenos de estrellas de todas formas tamaños y colores. Kamijou comenzó a imaginar que color se vería mejor, pues la típica era la dorada, pero una estrella dorada en un árbol rosa haría que se viera demasiado saturado, debería elegir una blanca. El tamaño debería ser un tanto pequeño, pero no demasiado, quizás una que pudiera tomar con una mano pero que no la envuelva totalmente. Y ahora que ya tenía el tamaño y el color, debía seleccionarla con delicadeza.

Así estuvo como mínimo 15 minutos comparando estrellas, hasta que al fin se decidió por una con brillos plateados y dos gemas en su interior. Concordó con el precio y se fue hasta donde estaba Nowaki.

–¿Cómo le fue, Hiro-san?, tardó demasiado como para sólo ir por una estrella- sonrió.

–Sí, ya lo sé- se la entregó.

–Hiro-san, es hermosa- Hiroki se sonrojó –Pero no tanto como usted- lo abrazó.

–No seas imbécil, estamos en público- correspondió al abrazo. –¿Qué compraste?- Hiroki señaló a canasta con las decoraciones seleccionadas por Nowaki.

–¡Ah!- dijo feliz –Compré adornos de cristal para chimenea y la mesita del comedor, el de patito quiero ponerlo en la mesita de nuestra habitación; luces para poner en las ventanas y de paso conseguí unas dorado suave para el árbol; unas coronas para colgar en las puertas y unos adornos para pegar en la pared y en la heladera- sonrió orgulloso.

–Veo que te esforzaste…- admiró la compra –¿Vamos por las decoraciones para el árbol?-

–¡Vamos!- sonrió y corrió hacia donde estaban. Seleccionaron dos cadenas plateadas y unos adornos blancos de diferentes formas para colgarle al árbol.

–Listo- Kamijou se aseguró de que no faltara nada para la decoración y ambos se dirigieron a la caja a pagar por su compra.

–Buenas tardes- está vez fue un joven el que los atendió –Serían $710, ¿paga en efectivo o tarjeta de crédito?- Kamijou se sorprendió tras ver el monto total de su compra, en cambio Nowaki actuaba con toda naturalidad.

–Efectivo- pagó y se despidieron para luego marcharse.

–¿Ya son las 03:30?... sorprendente, el tiempo pasa muy rápido-

–Es cierto. ¿No tiene hambre, Hiro-san?- Nowaki desvió su ruta para llevarlo a algún restaurante.

–¿No crees que estás gastando demasiado dinero?-

–No, después de todo ambos aportamos por igual- sonrió descaradamente, él sabía que ese comentario venía con doble sentido.

–¡No seas idiota!- lo golpeó ligeramente con el pie –Por lo menos vayamos a un lugar barato, y no como la tienda anterior- Nowaki sonrió.

–No te preocupes, iremos a un restaurante de comida ligera. Quiero que guarde apetito para la noche, yo cocinaré hoy- acarició sus cabellos, Kamijou se sonrojó.

Nowaki llevó a Hiroki a un restaurante que había abierto recientemente, ambos comieron en lo que Hiroki conversaba todo el tiempo de la economía del país y luego salieron para sentarse en un parque a las afueras del centro comercial.

–Jamás había notado que este parque era tan bello-

–Es cierto, Hiro-san, tiene muchas flores bonitas y nadie viene por aquí- se sentaron en una banca debajo de una árbol sin hojas.

–No hace tanto frío como de costumbre, ¿verdad?- Nowaki río.

–Hoy no ha nevado ni una sola vez, espero que al clima no se le ocurra volverse loco y desatar una tormenta de nieve, ni siquiera el clima arruinará mis planes- se sentó más cerca de Kamijou y lo rodeó con su brazo.

–No puedes controlar el clima… aún- se quejó sonrojado.

–La he pasado muy bien esta mañana, quisiera que todos los días fueran así- lo miró con nostalgia.

–No seas estúpido, nuestros días son hermosos- se sonrojó tras notar la estupidez que acababa de decir –Digo, no me desagrada nuestra forma de vida- rio nervioso.

–Hiro-san es tan tierno- tomó con sus dedos su barbilla y lo besó, Kamijou correspondió gustoso.

–¿Vamos a los entretenimientos?- Kamijou se paró y observó los juegos que estaban a unos metros de distancia.

–Hiro-san, eso es para niños- Nowaki rio.

–Me vale una mierda, quiero subirme a un columpio y lo haré- comenzó a caminar seguido por su perrito faldero.

–¿Puedo empujarlo?- Kamijou lo pensó, sería increíblemente vergonzoso que lo hiciera, pero luego recordó lo fantástico que era que alguien te empujara en los columpios.

–Bueno- accedió. Nowaki dejó las bolsas a un lado y comenzó a hamacar a Hiroki.

Luego de eso ambos se pasearon por todos los juegos subiéndose a cada uno sin excepción, disfrutando su día libre como si volvieran a ser niños.

–Estoy muy cansado- suspiró, a pesar del frío invernal estaba sudando por girar a Kamijou en la calesita.

–Es cierto- hablaba sin aliento –Descansemos un poco y luego vayamos a comprar los ingredientes para la comida, se hace tarde- se sentaron en una banquita e inevitablemente ambos recordaron ese primer día, esa estúpida presentación, esa primera mala impresión. Sonrieron nostálgicos.

Luego de recuperar el aliento decidieron volver al centro comercial para terminar sus compras, después de todo, ya eran pasadas las 05:30 y se debían apurar si no querían quedarse sin tiempo.

–¿¡Qué demonios pasó aquí!?- Kamijou, al igual que Nowaki, estaba realmente sorprendido, al dejar el centro comercial no habían tantas personas, pero ahora que volvieron notaron que ya no cabía ni una sola alma en este edificio de tres pisos. –¿Ahora qué haremos?- Nowaki comenzó a hacer notas mentales.

Hoy el único establecimiento abierto después de las 02:00 de la tarde era este centro comercial, en el segundo piso no había ningún supermercado y el tercero ya estaba cerrado, sólo les quedaban dos opciones posibles ubicadas en la planta baja.

–Vamos al supermercado del oeste, quizás allí podamos comprar más rápido-

–Vamos- corrieron entre la multitud de personas cuidando de su bello árbol rosa hacia ese supermercado. –Está muy lleno… tengo una idea, ¿qué tal si vas al otro supermercado, te fijas la cantidad de personas que hay y me llamas?- propuso.

–¡Claro!, te encargó el árbol- y así Nowaki se perdió entre toda la multitud de personas.

Momentos después, el bolsillo de Kamijou comenzó a vibrar por la llamada entrante de Nowaki.

–¿Tuviste suerte?- interrogó esperanzado.

–No, Hiro-san. Este está peor. Ve dejando el arbolito y las decoraciones en un casillero, en cinco minutos estoy por allí-

–Está bien, aquí te espero- colgó la llamada e hizo lo que él le había pedido.

♠♣♥♦

A Nowaki no le tocó una tarea para nada fácil, caminó entre toda la multitud soportando pisotones y golpes de personas descuidadas para después llegar al supermercado y encontrarlo aún más lleno que el que acababa de dejar. Llamó a Kamijou avisándole que en cinco minutos estaría allí.

Contuvo la respiración y una vez más pasó por la multitud de personas hasta llegar al supermercado en donde estaba siendo esperado por Kamijou, sólo por él soportaba esto.

–Hiro-san- este “Hiro-san” no fue el más animado que había dicho, Kamijou se volteó y rio tras verlo.

–¿Qué ocurre, quedaste atrapado en la multitud de personas?-

–Hiro-san, no sea cruel- se quejó en broma, Hiroki continuaba riendo –No sea cruel o tendré que castigarlo- detuvo su risa en un momento –Así me gusta- se acercó a él y lo abrazó afectuosamente, dudo que entre toda la multitud de personas se fijen exactamente en ellos.

–¿Qué vas a cocinar?- interrogó comenzando a caminar.

–No lo sé… ¿qué quieres comer?- Hiroki lo miró.

–Da igual… mientras sea preparado por ti- dijo entre-dientes.

–Te oí- sonrió y le acarició el cabello. –¿Qué tal si seguimos la tradición y vamos por el pollo frito?-

–¿Crees que todavía quede?- ironizó.

–Cierto… pero no perdemos nada con fijarnos, además, todos irán por el pollo Kentuchy Fried Chicken*, nosotros lo haremos en casa- él quería cocinarle a Kamijou hoy, no permitiría que comieran comida instantánea o que compraran algo en una empresa de comida rápida.

–Tienes razón, vamos rápido antes de que se acabe- corrieron hacia la zona de carnes y esperaron su turno para la pollería, compraron y luego fueron a la verdulería a comprar para preparar una salsa para acompañar el pollo frito, compraron unos refrescos y se dirigieron a la extensa, muy extensa, fila para pagar.

–¡Oh!, Hiro-san, nos olvidamos del pastel-

–No importa, después de todo, a mí no me gustan los pasteles de supermercado- se encogió de hombros.

–Pero como vamos a tener una navidad perfecta sin un “Christmas Cake*”- habló aniñadamente.

–Podríamos comprar uno en una pastelería, quizás aún haya alguna abierta-

–Disculpen- fueron interrumpidos por una muchacha no mayor de 15 años –Yo conozco una pastelería que está abierta hasta las 11:00, y recién son las 07:00. Además, no es una persona muy conocida y quizás tenga pasteles. Queda tres cuadras más abajo de la estación de por aquí cerca, ¿les gustaría que les diera la dirección?- Hiroki y Nowaki se miraron entre ellos, no era bueno confiar en desconocidos, pero, ¿qué más da?

–Está bien- habló Nowaki –Nos harías un gran favor, ya que al enano este no le gustan los pasteles de supermercado, sólo come de pastelería- la muchacha rio y Kamijou frunció el ceño.

–Tomen, traigo una tarjeta- les entregó una pequeña tarjeta con el número y dirección, por lo visto si era alguien de confiar. –Tiene envíos a domicilio, por si les interesa-

–No, está bien. Hiro-san y yo iremos caminando, la noche está hermosa y es nuestro día perfecto- sonrió y lo miró cariñosamente.

–Ya veo- sonrió –Que se diviertan entonces-

Kamijou continuó viendo a Nowaki con una cara de pocos amigos que le dio a entender que no había sido buena idea avergonzarlo de esa manera.

Luego de un largo rato de fila al fin llegó su turno, pagaron y se despidieron de la muchacha para luego desviarse de su camino para ir a la pastelería. Compraron un pastel a recomendación del comerciante, quien, a pesar de la fecha, no los tenía tan costosos como era costumbre, y luego se dirigieron a la estación para volver luego de un arduo día de comprar, risas y pisotones, Nowaki sabe de qué hablo.

Bajaron las escaleras de la estación, y justo en ese momento, el tren iba partiendo. Se miraron un rato, a pesar de que intentaran correr no les serviría de nada, decidieron esperar el siguiente.

Se sentaron en una banca fría, pues la temperatura había descendido en estas últimas horas, pero su espera no duró más de media hora.

–Hiro-san, ¿vamos caminando a casa?- tenía las mejillas levemente sonrojadas.

–¿Estás seguro?, hace frío y luego no quiero que te enfermes-

–No te preocupes, estaré bien. Además, si fuéramos a estar preocupados por alguien sería por Hiro-san, no por mí- acarició su cabello.

Se pararon tomaron todas sus bolsas y se dirigieron a la entrada para comenzar a caminar hasta su hogar. Caminaron en silencio por la fría ciudad, pronto comenzaría a nevar, todo estaba hermosamente decorado por vallas, luces y se oía la risa de las personas en sus casas. Este había sido un gran día para ambos, un día inolvidable, jamás volvería a tener otra experiencia así, podría ser similar, pero nunca igual.

Llegaron a su casa aproximadamente a las 09:30 de la noche y lo primero que hicieron fue armar su bello árbol rosado, árboles de cerezo en navidad, lo pusieron sobre la mesita de centro y lo corrieron para poder conectar las luces, lo decoraron con tanta delicadeza que todo quedó perfectamente acomodado y por último pusieron juntos la estrella que Kamijou había escogido.

Hiroki llevó el patito de cristal a su habitación y colgó las coronas en las puertas, dejando la más grande para la puerta principal. Nowaki acomodó los demás adornos de cristal en distintos lugares de la casa y colgó las luces en los marcos de las ventanas, ambos comenzaron a pegar los adhesivos en los muebles y en la heladera.

Y así, le dieron a su aburrida casa un ambiente navideño, ese ambiente que ellos habían soñado desde que comenzaron a vivir juntos, su navidad perfecta.

A las 10:30 comenzaron a preparar el pollo frito, Nowaki se encargó del pollo, Hiroki de la salsa, y juntos se encargaron de preparar finamente la mesa para su primera cena, decente, de Navidad.

A las 11:30 apagaron todas las luces y prendieron las de las ventanas y árbol, y acompañaron su mesa con una vela verde, blanco y rojo. Comenzaron a comer mientras se dedicaban sensibles miradas obra de la magia de la Navidad. Llegó la media noche y ellos hicieron un brindis para luego sentarse en el balcón a degustar su pastel y admirar los bellos fuegos artificiales que adornaban el cielo invernal.

–Hiro-san… lo amo- se acercó a su rostro y lo besó apasionadamente, lo besó como había querido hacerlo en todo el día.

–Yo también…- se separaron mezclando sus alientos –Hace un par de años compré una película para ver en Navidad… al final acabamos en otra cosa y ni siquiera me acordé de ella, ¿podríamos verla ahora?- se sonrojó.

–Claro- sonrió seductoramente y lo cargó estilo princesa hasta el sillón de la sala de estar –¿Dónde la guardas?- preguntó.

–En el tercer cajón del estante de la habitación- Nowaki subió las escaleras y, luego de un par de minutos, bajó trayendo consigo la película que Kamijou había comprado junto a otras cursilerías que él había conseguida para una velada similar.

–¿Cuándo compraste todo eso?- preguntó, Nowaki comenzó a adornar la sala con velas.

–¿Te refieres a todas estas velas aromáticas que le dan al ambiente un tono seductor y erótico?- contestó, Kamijou se sonrojó frunciendo el ceño –Digamos que una vez quise estar abrazado con Hiro- san haciendo "cosillas sucias con él", pero luego me dio un librazo en la cabeza y me olvidé por completo de ellas- sonrió bobamente –Miremos la película- encendió el televisor y conectó el reproductor para comenzar a ver esta nostálgica película.

En la película se mostraba a un señor cuya esposa había muerto tras a dar a luz a una pequeña niña. La niña crece en un ambiente triste y desolado en el que cada día el señor vivía llorando por su difunta esposa.

En una navidad, la niña pide una cajita musical como regalo, y su padre, desesperado, comienza a buscar dicha caja sin tener buenos resultados. Cansado, se encuentra con un ángel que le enseña el significado de la Navidad.

Tras enseñarle varias lecciones le pregunta cuál es su deseo a lo que el sujeto responde que es ver a su esposa. Luego de eso, es llevado a una fuente en donde puede ver reflejado en el agua el rostro de su hija.

Regresa a su casa y pasa la mejor Navidad que nunca ha pasado. Al otro día cuando despiertan, la caja musical que la niña quería se encontraba debajo del árbol y en la tapa había una foto del ángel de la noche anterior.*

Pero ellos no pudieron terminar de ver la película, pues antes de llegar a la mitad Nowaki ya había apagado el reproductor.

–Ya no lo soporto- tiró el control a un lado.

–¿Ehe?- interrogó intrigado.

–Quiero pasar más tiempo con Hiro-san- le dedicó una cautivadora sonrisa –Siempre y en todo momento quiero estar con Hiro-san- lo tomó desprevenido y se posicionó sobre él.

–E-espera, ¿¡qué demonios haces, idiota?!- preguntó nervioso.

–Tú mismo preguntaste por el dinero. Ahora tú aportarás tu parte de los gastos- lo besó apasionadamente dejando un camino húmedo hasta llegar a su cuello dejando besos por el camino.

–¡El piso está frío, ¡i-diota!- trataba de no gemir para no excitarlo más y acabar antes de dar otro paso.

–No creo que sea por demasiado tiempo. Luego sentirás un calor indescriptible, Hiro-san- mordió suavemente su cuello generando una rojiza marca y un sonoro gemido.

–¡Ah!, ¡detente!, no quiero hacerlo aquí...- exclamó sonrojado.

–Hiro-san es un descarado- mordió su labio inferior y lo miró con lujuria –Está bien, haremos esto a tu manera- lo cargó entre sus brazos, sopló las velas y lo llevó a la habitación.

Lo dejó delicadamente sobre la cama.

–No me digas, ¿esto es otra de tus cosas olvidadas?- ironizó en referencia a la ostentosa decoración de la habitación.

–Así es, aprendes rápido Hiro-san- satirizó.

–¡Cierra la boca, idiota!, ¡ahora entiendo las extrañas cuentas de las que el vecino se quejaba!- se quejó, Nowaki soltó una tierna risa.

–Así es, Hiro-san- susurró al mismo tiempo en el que acariciaba su mejilla –Las navidades son tiernas y puras, yo pretendo cambiar eso- comenzó a lamer y a morder desenfrenadamente su cuello mientras que con sus manos aprovechaba la actitud sumisa de Hiroki y comenzaba a desvestirlo hasta dejarlo totalmente expuesto. –Hiro-san- lo miró lujuriosamente y se relamió los labios.

–¡N-no me mires así!, ¡Es bochornoso!- articuló cubriéndose con sus brazos para evitar que lo viera sonrojado. Nowaki sonrió bobamente y atacó sus pezones mordiendo y lamiendo a ambos por igual.

Hiroki tembló, y no necesariamente por el frío, más bien fue un temblor de satisfacción, hacía tiempo que no lo hacía con Nowaki. Cerró fuertemente los ojos, pero antes de eso notó que Nowaki lo miraba con cierta preocupación.

–Descuida, Hiro-san, no pretendo dañarte- lo besó tiernamente, una ternura que él jamás había sentido. Le dedicó una sonrisa y descendió por su pecho hasta llegar a su abdomen, acarició suavemente su cadera y beso su pancita. Hiroki trataba de contenerse y no morir en ese momento.

Nowaki bajó hasta su entrepierna y levantó la cabeza en busca de  una afirmación. Kamijou se sonrojó y asintió tímidamente; Nowaki no esperó más y comenzó una felación.

Primero eran movimientos lentos y sutiles, pero incluso con ellos Kamijou estaba obligado a oprimir las sábanas y a retorcerse. Luego aumento la velocidad y sintió que Kamijou pronto se correría.

–¿Ansioso, Hiro-san?- preguntó descarado aún con el miembro en su boca. No recibió respuesta, pero su mirada confirmaba que no soportaría mucho tiempo.

Y, como acto maléfico, lamió su miembro logrando su cometido. Kamijou jamás había sentido un orgasmo tan vívido y nítido como este, Nowaki lo observaba mientras respiraba erráticamente y trataba de recuperar el aliento.

Nowaki aprovechó este tiempo en el que Kamijou recuperaba el aire para desvestirse y mimarlo un poco antes de invadirlo.

–N-nowaki- gimió –Date prisa-

Nowaki se sorprendió, pero abusaría de su confianza.

–Hiro-san está necesitado, que tierno- lo besó y comenzó a penetrarlo lentamente.

Lo único que se oía en esta brillante habitación eran los gemidos de satisfacción y los jadeos en respuesta de ello.

Nowaki abrazó a Kamijou, quien correspondió desesperadamente arañándole la espalda.

Comenzó a embestirlo profunda y certeramente recibiendo gemidos que liberaba su satisfacción.

–Hiro-san... te amo, jamás me cansaré de repetirlo. Gracias por darme un espacio en tu corazón- se detuvo y lo beso en la mejilla.

–Yo también... t-te amo- confesó apenado.

Kamijou no soportó demasiado y terminó corriéndose ensuciando de su fluido natural el abdomen de su amado, quien no tardó en imitarlo corriéndose en su interior.

Hiroki miró agotado a Nowaki, quien salió de su interior y se recostó a su lado. Luego dirigió su vista hacia ese patito de cristal que había colocado horas antes sobre la mesita de luz. Se sintió furtivamente vigilado por aquella pieza de cristal, ¡eso era estúpido!, ¿¡Cómo podía sentirse vigilado por una tierna baratija de cristal!?

Nowaki lo abrazó y ambos terminaron durmiendo.

El regalo más hermoso que uno puede brindar en Navidad no es nada más ni nada menos que un amor puro e inocente.

Notas finales:

KFC (Kentuchy Fried Chicken): es una cadena estadounidense de comida rápida especializada en pollo, que se puede encontrar en casi todas partes del mundo.

En 1974, cuando la Navidad en Japón ya se conocía, pero aun así una fiesta reciente (se comenzó a celebrarla como fiesta comercial después de la guerra), esta empresa lanzó una campaña increíble en todo el país, que, increíble pero verdad, dio vida a una tradición. El día de Navidad comer pollo es una tradición en Japón, incluso mejor si es de KFC.

Christmas Cake: Otra tradición japonesa de Navidad es la de comer, especialmente en la noche del 24 de diciembre, un pastel. Esto suele ser un bizcocho sencillo con crema y fresas, decorada con el tema de la Navidad.

*Historia basada en la obra de teatro navideña que realizaron los estudiantes de la novela “Un Paseo para Recordar” de Nicholas Sparks.


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