Era muy temprano en la mañana y una muchacha rubia se colocaba su uniforme para ir a jugar, quería irse lo más rápido posible ya que unas personas que a ella no le agradaban en lo absoluto llegarían a casa, eran bastante molestosas para ella en especial una, su malvada hermanastra, como solía llamarle, cada vez que iban a casa siempre terminaban en pelea, aunque su madrastra o lo mujer de su padre no era tan mala, era algo estricta y hacía preguntas estúpidas. Tome mi mochila que había preparado y espere a que mi mejor amigo me buscara en su auto, cabe destacar que mi mejor amigo o amigo de la infancia es bastante mayor que yo, tiene 21 años se llama James es 4 años mayor que yo y nos conocimos cuando éramos muy pequeños, nuestros padres se conocen hace mucho. Es un chico bastante alto mide 1,80 cm es algo robusto de piel bronceada, pelo rubio y ojos azules y sonrisa perfecta era bastante apuesto y siempre saco ventaja de eso, en algún tiempo me gusto, pero preferí su amistad a que terminara mal, somos como casi hermanos después de todo. Sentí la bocina del auto de mi amigo y me fui rápido.
- Arranca lo más rápido posible- exclame
- Jajaja… como gustes- dijo arrancando- ¿hoy llegan tu sexy hermanastra?- me pregunto mostrando sus blancos dientes
- Si por desgracia- dije desganada
- Tranquila men aprenderán a llevarse bien-
- Es bonita por fuera pero un demonio por dentro- le dije apretando los puños
- Guarda tu energía para derrotar al enemigo- me dijo mientras revolvía mi cabello
- Como digas…- dije sonrojándome levemente
Pronto llegaríamos a nuestro destino y debía mentalizarme para ganar, después de todo nos habíamos preparado mucho para ganar contra el equipo rival, por si aún no saben que juego, es airsoft, sé que pareciera que es un juego para hombres, pero a mí me gusta mucho y soy muy buena manipulando un arma a balines, es especial armas a larga distancia, espero llegar a ser francotiradora algún día.
Me estaba despidiendo de mi cuarto, había sido mi confidente desde que tenía memoria, entendía hasta cierto punto a mi madre, que volviera a casarse y a rehacer su vida, pero mudarnos donde su novio, era demasiado, porque tenemos que abandonar nuestro hogar y meternos en una casa ajena. Aun que reclame hasta cansarme no pude evitar este destino cruel para mí. Mire por última vez mi cuarto vacío y cerré la puerta.
- ¿Lista hija?- dijo emocionada mi madre, colocando la última maleta en el auto.
- Si- me limite a contestar
- Tranquila hija, sé que es difícil, pero te acostumbraras, Roberto es una persona encantadora y cocina excelente y si hija Alex es una chica muy interesante- agrego feliz
- Pero mama… ella y yo no nos llevamos bien- exclame enojada
- Aprenderán a llevarse bien porque serán familia- aclamo su madre dando un ultimátum
Desde ese momento la muchacha se fue en silencio mirando por la ventana del auto, realmente no quería ir, no quería relacionarse con esa chica. Después de todo en los encuentros que han tenido, ella ha sido muy descortés con ella y se ha mostrado muy rara, es una persona muy opuesta a ella, ¿Quién preferiría jugar play a salir con sus amigos?, bueno ella es así.
Pasaron varios minutos hasta que por fin llegaron a la dichosa casa, en si era una casa grande, pero ni tan grande como a ella le gustaría, si la veías a simple vista se parecía a una casa de hombre, nada femenino muy cuadrado con poco color, bastante aburrida. En la puerta nos esperaba el novio de mi madre, esta sonriente mientras alzaba la mano, el amablemente nos ayudó a bajar maletas y algunos muebles, que llegaron después en un pequeño camión.
- Roberto y ¿Alex no ayudara?- pregunto mi madre
- No, salió a practicar con sus amigos vendrá en un rato más- se había escapado de ayudar en la mudanza
En aquel momento escuche ladridos feroces que provenían de una habitación, yo me espante puesto que tenía un gato un azul ruso.
- -¿usted tiene perros?- le pregunte espantada
- Oh… si, bueno son de mi hija, son pequeños eso sí, son de raza… em terrier escoses-
Él se acercó a la puerta de dónde venían los ladridos y la abrió, de inmediato salieron unos perritos pequeños, bastante corpulentos, de patas cortas, asico largo con barbas largas y cejas largas, de inmediato, pidieron a saltos que mi madre les tomara en brazos, ella de inmediato tomo a uno y este le lleno de besos, mientras el otro se acercó con cuidado a mí para olfatearme, yo me asuste y retrocedí bruscamente, colocando en alerta al can quien de inmediato empecé a ladrar con fuerzas queriéndome morder el tobillo.
- ¡Basta kyra!- dijo en tono fuerte el novio de mi madre, el perro de inmediato retrocedió mirándome enojado.
- ¿muerden?- dije con miedo, en verdad no me gustaban los perros, prefería a los gatos
- No, son algo desconfiados y mimados, pero nunca mordieron a alguien, ya te amaran- sonrió Roberto, mi madre bajo al otro perro, que era por lo que note un macho negro, mientras que otro que me miraba del sillón, era blanco-¡ kyra, kobu al patio!- les silbo para luego nombrarlos, ambos perros corrieron a la cocina y salieron por una puerta para perros- son obedientes-
Los tres pasaron algunas horas bajando muebles y bajando maletas, para luego acomodarlos, en algún sitio de la casa, el árbol para gatos, lo colocaron al lado de una ventana del comedor. Agradezco haber llevado a guantes a la peluquería, para que lo bañaran, agradezco que se allá calculado mal y que se ensuciara en un charco de lodo del patio.
- Solo falta acomodar tus cosas en la habitación de Alex- dijo Roberto
- ¿QUE?- dije pálida al escuchar aquello
- Dentro de poco remodelare la casa y te are un cuarto para ti, mientras tanto te quedaras en el cuarto de Alex, descuida su cuarto es grande el más grande de la casa, ya que me gano justamente en un combate-se rasco la nuca el novio de mi madre
- Padre, es cierto lo que escuche- una voz femenina retumbo en la casa, era sin duda Alex
- Buenas tardes señor- una voz masculina se oyó, y se asomó un muchacho vestido de militar, yo al verlo, no pude evitar mirarlo de arriba abajo, era muy sexy
- Hija, descuida solo será un tiempo- trato de calmarla su padre
- Pero… mis cosas mi privacidad- trato de defenderse
- Em… te dejo adiós Alex- se despidió el amigo de ella y corrió
- No compartiré cuarto con ella y ¿si lo pinta a su gusto? y ¿si lo cambia? y ¿si me rompe algo?- exclamo afligida
- ¿estás loca?- le respondí enojada- no me interesa nada de ti, eres rara-
- Jade- me regaño mi madre
- Prefiero ser rara a ser una florcita que solo sabe usar su cuerpo- aquello me ofendió bastante como se atrevía
- ¡¿COMO TE ATREVES?!- le grite molesta
- Alex discúlpate- la voz gruesa de su padre nos calmó- mejor miremos su cuarto
Los tres fuimos a su cuarto, y estaba dividido por la mitad, por un lado estaba las cosas de Alex, una televisión plana negra mediana, pegada a la pared, abajo suya con un estante estaba un play station creo que era el 3, a un metro y medio estaba un sillón pequeño con forma de esfera negra, a tras de esta estaba una cama, al lado un velador, un casillero metálico y al frente un closet, también cerca de la cama había una cama de perro , mientras que el otro lado estaba vacío, para que me instalara. En si la pieza era bastante grande y de color verde limón.
- Alex ayúdale a instalarse- ordeno su padre
- No quiero- respondió enojada
- Me contradigas y haslo de lo contrario tus perros dormirán afuera-
- Tsk, amargado, está bien- dijo resignada, eso me impresiono, no peleo en cuanto su padre le amenazó con sus perros. El padre de ella se fue y ella voltio a mirarme.
- Escucha respeta tu mitad y la mía, no te entrometas en mis cosas o te ira mal- me amenazo
- En primer lugar deberías cambiarle de color, también deberías…- me interrumpió bruscamente alzando su mano mostrando tres dedos
- Uno… no cambies nada de MI cuarto, no acepto sugerencias, dos no toques mis cosas, te mato si le pasa algo a mi consola y tres y la más importante, no te metas con mis cachorros- me dijo con voz amenazante
- Espero lo mismo de ti y tus sacos de pulgas o se acerquen a mi gata-
- Bien, detesto los gatos- dijo- pero si él le hace algo a mis bebes lo voy a crucificar- en aquel momento ella se retiró a traer un mueble, tenía fuerza y eso no me gustaba
Terminamos a duras penas, ella estaba cansada, descansando en su cama, luego de unos minutos exclamo que tenía hambre y se marchó, yo me aproveche de cambiar mi blusa que estaba llena de polvo y sudada, cuando ella abrió la puerta con un pan con jamón y queso, yo instintivamente grite me cubrí ya que estaba solo con ropa interior en la parte de arriba.
- ¡maldita!- le grite y con los ojos llorosos le di una bofetada
- ¡IDIOTA!- me grito enojada mientras se sobaba su mejilla que había quedado roja- que te pasa, eres tonta, fue un accidente y ambas somos mujeres-
- No me importa, estúpida, estúpida, estúpida- le empuje y colocándome la blusa que había dejado para cambiarme me fui de ahí
- Me molesta…- dijo- tienes senos de vaca- miro enfadada a otro lado
Llegue al comedor y vi a mi madre con su novio besándose mientras se abrazaban como si fueran quinceañeros, realmente odiaba esta casa, y a Alex, tengo que pensar en una forma de librarme de esta situación.