Hiperactividad
- Aoi… ¡Aoi! ¡Quédate quieto de una vez, por favor! Mira como has puesto a Itzuki con esa corredera… - Exclamó un furioso Ryou Kisarazu, señalando al chico con nariz de tren el cual respiraba tan dificultosamente que no dejaba de expulsar humo por la misma. – Ya todos estamos cansados, termina con la práctica de hoy, por favor… me cansé de trepar en los cauchos… -
- Está bien, Ryou… lo siento, pero es que no puedo estarme quieto. Comí mucho dulce esta mañana y eso me tiene hiperactivo. – Se excusó con una preciosa sonrisa el tierno capitán de la Rokkaku, Aoi Kentarou mientras se mecía en los columpios del parque anexo a sus canchas de tenis. Ojii, su entrenador, sonreía complacido mientras charlaba con Kurobane y Davide acerca de porqué Hikaru debía mantener siempre su cabello con gomina, y Saeki observaba desde la distancia, con una sonrisa amplia.
A pesar de que Kentarou fuese menor que él por dos años, no podía dejar de sentir aquello por el moreno. Lo veía saltar, correr, gritar y bailar con esa sonrisa tan amplia y dulce sobre su cara, y no podía evitar contagiarse. Había hablado con su amigo Syusuke acerca de eso, y él le había comentado que tal vez todo eso se debía a una causa:
Amor.
Luego le soltó una sarta de cosas acerca de lo que sentía por Tezuka y él se cansó de escucharlo, marchándose. Bien, tal vez eso de que estaba enamorado de Aoi no fuese mentira.
- ¡Saeki-senpai!- Exclamó el objeto de sus pensamientos, con sus ojos grises relampagueantes. – No estás cansado tu también ¿verdad? –
- No, no lo estoy, Aoi-buchou… - Respondió el de cabellos turquesa, sonriendo de nuevo al ver la hermosa sonrisa que presentaba su capitán. – Es que la verdadera razón por la cual Ryou quiere irse es porque quiere regresar a casa para hablar con su hermano Atsushi…. –
- ¿Ah sí? ¿Qué pasó esta vez? Es que Ryou no me cuenta nada de cómo va la riña con su gemelo… - Aoi encaró una ceja, cruzando los brazos. Saeki no pudo evitar reír un poco ya que la información que le había dado a Aoi anteriormente había sido malinterpretada como siempre por él.
- No fue una riña precisamente, pero algo similar. Habían peleado por una tontería y el que empezó fue Ryou-kun…. Y él quiere arreglar las cosas, eso es todo. – Explicó entonces el mayor, sonriendo.
- Oh… ya veo, muchas gracias Saeki-senpai, por contarme todo eso. No sé porqué, pero ni Ryou ni Itzuki confían mucho en mí como para hablarme abiertamente como lo suelen hacer Bane-chan y Hikaru… Y no me olvido de ti. – Kentarou hizo una leve reverencia y siguió sonriendo. - ¿Quieres despedirte de Ojii y me acompañas a casa? Yo no me he despedido de él aún… -
- Oh, bueno, está bien. – Respondió Saeki, bastante sorprendido de que lo invitara.
Ambos se acercaron al ancianito, quien no dejaba de sonreír, como siempre, señalando con su delgado dedo a Kurobane. – Tú quieres mucho a él. – Y luego señaló a Amane. El pelirrojo se sonrojó de golpe, observando a su compañero de dobles.
- Ojii, eso es cierto, sí… Vamos Davide, ya nos tenemos que ir. – Respondió atropelladamente el moreno, quien tomó a su compañero de la mano y caminó con brusquedad. – Ojii tiene buen ojo a pesar de lo anciano que es… -
- Ojii es inteligente, de forma inminente. – Se rió el pelirrojo, diciendo como siempre una de sus frases extrañas y sin sentido, logrando que Kurobane se volteara a verlo con una ceja alzada.
- ¿Eh? – preguntó. - ¿Acaso tú lo sabías? –
Y Davide, que se esperaba un golpe por parte de su compañero, sonrió. – Eres obvio, Harukaze. –
- Maldición… -Susurró Kurobane, agarrando aún más fuerte a Davide de la mano sin darse cuenta. No era su plan confesárselo de esa forma, pero de alguna manera Ojii sí lo había planeado así.
- Maldición no, será bendición. – Volvió a bromear Davide, entrelazando sus dedos con Kurobane quien lo miró, atónito.
A lo lejos, el ancianito los observaba con una sonrisa de oreja a oreja.
- Adiós Ojii, nosotros también nos vamos. – Sonrió el moreno de ojos grises quien sonreía al darse cuenta de la pareja que acababa de formarse en su equipo, sabiendo de antemano los sentimientos de ambos por boca de los mismos.
- Y ustedes también necesitan hablar. – Sonrió el anciano, acariciando su larga barba y encorvando un mechón de ella en su dedo. – En especial tú. – Y señaló con su mano al de cabellos turquesa.
- Ojii… - “Ojii definitivamente es inteligente, sin duda es nuestro entrenador… y sin duda él eligió a Aoi como nuestro capitán.”
- ¿Ah sí? Pues caminamos y me lo dices. – Sonrió ampliamente el capitán, tomando a Saeki de la mano y emprendiendo camino, guiñándole un ojo a Ojii.
Al salir a la calle, Aoi caminaba muy rápido. Tanto, que obligaba a Saeki a seguirle el paso trotando, pues no podía caminar tan rápido como el chico y además que aún seguía sostenido de la mano del mismo.
- Aoi-buchou, cálmate un poco, por favor. –
- Lo siento Saeki… es que… - Se detuvo en seco, y el de cabellos turquesa y ojos color violeta observó que su capitán presentaba un leve rubor en las mejillas. – Es que estoy hiperactivo y nervioso a la vez. – Mientras hablaba no paraba de mover las manos, enredando una con la otra y entrelazando sus dedos. Saeki lo observó con ternura, después de todo, Aoi seguía siendo un niño.
- Caminemos despacio, nos tomamos un jugo y nos sentamos en la plaza. Como dijo Ojii, quiero hablar contigo. – Aoi asintió enérgicamente con la cabeza, dirigiéndose a paso lento, casi robótico, hasta una máquina expendedora de refrescos.
Saeki rió abiertamente, tomando al menor de la mano con lentitud y delicadeza, notando lo tenso que estaba al rozar sin intención la vena de su pulso, el cual estaba muy pero muy acelerado.
- Tranquilo, Aoi-kun… -
- Está bien, Saeki…senpai… - Susurró el moreno, sonrojándose un poco pero reforzando el agarre. Metió las monedas dentro de la máquina, pidiendo de una vez los dos refrescos para ambos y luego caminó hasta la plaza, sentándose bajo un árbol apartado de la gente. Saeki sonrió, bebiendo de su lata con cuidado, sin apartar la vista del nervioso Aoi.
El chico moreno temblaba levemente, podía notarlo porque respiraba con dificultad. En cambio, Saeki, tranquilo, apartó la lata de los labios del otro.
- Aoi-kun… Lo que he querido decirte desde hace mucho tiempo es que te quiero, que eres muy especial para mí y… que quiero estar contigo… deja de estar nervioso… me pone nervioso también verte así… -
- No es eso… es que estoy… hiperactivo… - Susurró Aoi, tomando a Saeki de la mano con rapidez y recostándolo de la hierba, besando sus labios con lentitud y pasión, propia de la primera vez. Saeki cerró sus ojos luego de un pequeño momento, sonriendo internamente ante semejante sensación. Había besado a varias chicas antes, pero jamás había sentido semejante corriente eléctrica por su columna vertebral al ser besado. Bueno, primera vez que recibía un beso, no que lo daba, claro está.
Al finalizar el tan ansiado beso, Saeki se levantó del césped, entrelazando sus dedos con los del menor.
- Aoi… ¿desde hace cuanto sabes que te quiero? –
- Desde hace 5 minutos… - Rió el menor, jugando con sus dedos y los de Saeki.
- Me alegra… - Sonrió el mayor entonces, abrazándolo con fuerza. - ¿Viste? Ahora se me pegó tu hiperactividad… -
- La hiperactividad es buena… - Se rió el menor, besando repetidamente sus labios. La razón de su nerviosismo era que... no sabía si decirle a Saeki o... dejar que su hiperactividad lo controlase. Bueno, de vez en cuando es bueno seguir los instintos, ¿no es así?
Owari Desu!
Ah, por Kami. Primer fic de AoixSaeki que escribo, espero recibir al menos un review ^^U sé que esta pareja ni se conoce, ni es famosa, ni siquiera el equipo lo es, pero bueno. A mi me gusta y me siento feliz con el resultado. CLEMENTINA SANDOVAL PADILLA ¬¬ DÉJAME REVIEW!! Bueno, ya XD nos vemos!!