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Power Love por RAMSIN

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No sabía describir exactamente la situación, estaba incomodo, adolorido, un tanto reducido en su modo de ser… pero seguía dejando que las cosas fluyeran, como cuando ligas las lagrimas con las risas y el dolor con el placer, irónico, muy irónico y hasta jocoso en un tono bien morboso, pero así estaba sucediendo.

-¡AAHHH! – De su boca se escapo un agónico gemido cuando finalmente sintió aquella intromisión, tan rápido y sin cuidado, típico del hombre que estaba tras sus caderas –

-Gimes tan bonito – sonrió de medio lado, alzando el rostro con prepotencia, sintiendo que la situación era tan perfecta para el –

-Maldito… hijo de puta aaahh… - otro gemido interrumpió su corolario de maldiciones contra el mayor, estaban sintiéndose perturbadoramente bien las estocadas –

-Seee… dilo, dime que soy un mal nacido, un perro… un desgraciado. Sabias que me apresta con rabia cuando estas así, cuando me insultas.

-YO NO APRE…. – fue silenciado por un golpe seco contra sus bajos, el otro imprimió mas ímpetu en las embestidas, quería sacar de su error a menor – pa… para…

-No, porque te gusta – detuvo sus movimientos un poco, tan solo para poder deleitarse con la vista bajo el, un sonrojado y sudoroso pelinegro, si, definitivamente le gustaba invadir su espacio personal en todo el sentido posible –

-¡Alguien podría venir! – Intento ver hacia la puerta de la trastienda, estaba seguro que Garou la había dejado medio abierta cuando llego todo alborotado y tumbándolo boca abajo en el suelo sin hacer preguntas –

-Nadie vendrá a estas horas, y tu hermanita esta en clases, si es que pretendes usar esa tonta excusa pequeño Metal – miro despectivamente hacia su presa bajo el – Vamos a seguir jugando…

Sin nada de misericordia saco dificultosamente su palpitante extremidad, para ahora, tomar de las caderas al moreno y darle la vuelta boca arriba, sin piedad alguna termino de jalarle fuera del cuerpo el pantalón deportivo y el bóxer. El pobre Metal Bat fue agarrado de improviso cuando bajaba a acomodar las cosas de la tienda antes de abrir, era una mal sana costumbre que Garou llegara sin avisar, y cuando podía, obtenían una dosis de sexo salvaje y sin muchas previas. Ambos carecían de tacto o romanticismo, mas bien, sus peleas por la pandilla pasaron a ser resueltas sin violencia pero con mucho sexo de por medio, fue un acuerdo algo egoísta pero funciono muchas veces hasta que Metal bat dejo la pandilla y Garou perdió el interés en ser un vándalo a como diera lugar, ahora sus esfuerzos venían a conquistar al chico del bate, y entre sus desafíos estaba el obtener sexo duro mañanero…

-Gime, no te retengas que nadie podrá oírte aquí – Garou le tomo de las caderas alzándolo hasta su miembro para volver a empezar a embestir –

-¡IDIOTA! – Intento darle un puntapié en la quijada pero el peligris ya había hecho su movimiento adentrándose de un solo golpe en el menor – ¡AAAHHH! MALDITO… IDIO…

-¡OH SIII! – aferro las caderas con sus manos, tan fuerte que estaba dejándole sendas marcas rojizas en los muslos a Metal bat –

-¡GAROU! – Gimió atragantado mientras su cabeza se echo salvajemente atrás, teniendo una vista privilegiada de la trastienda desde ese punto en el suelo – Garou…

-Nunca dices mi nombre - siguió embistiendo con fuerza mientras repentinamente Metal estiraba las manos buscando aferrarse a su cuello, el chico parecía mas cariñoso que de costumbre –

-ESTUPIDO GAROU HAY ALGUIEN EN LA TIEN…  

La frase no pudo ser completada por Metal bat ya que frente a ellos ya estaba un muy serio calvo que no esperaba ni remotamente toparse con la escena de esos dos hombres en el suelo del local, medio desnudos y follando como conejos en primavera, pero ese no era su asunto, así que sin mucho asombro, paso por un lado y tomo asiento en la barra del local, mirando un menú que quedo por allí, estaba como dándoles tiempo a reaccionar, lo que lo llevo allí tenía que ver con la necesidad de una colaboración para salvar a Genos.

Pasaron unos tensos minutos en que la pareja de desfogados logro bajar los ánimos, y la vergüenza, para poder interrogar a Saitama por su inesperada llegada al local. Garou ni si quiera abrió la boca quedándose sentado al fondo del local, con una cara de pocos amigos por ser interrumpido en el mejor momento, no sabía cuándo nuevamente podría agarrar desprevenido  a Metal bat, por su parte, Metal no encontraba donde meter la cabeza ya que Saitama vio más de lo que nadie en el mundo hubiese imaginado de un hombre como él.

-Saitama… - Metal le sirvió un café como buscando que desviara la atención de él, pero el calvo tenía una cara de enfado que solo recordaba haberle visto una sola vez, el día que le dio la paliza más grande del mundo porque su pandilla había causado vandalismo a la tienda de un viejito – ¿Que te trae por aquí?

-Necesito ubicar a este hombre – alzo su celular mostrándole al ex pandillero una foto que bajo de la ret –

-¿El? – Metal hizo una mala cara al ver la imagen – No creo que sea bueno que busques a ese tipo.

-Debo conseguirlo antes del medio día, Genos está en peligro – sentencio dejando el asiento y volteando donde Garou –

-¿Que sucedió con Genos? – el moreno pregunto seriamente, Saitama estaba realmente con un aura de mucha preocupación, una que nunca le había visto tener –

-No tengo tiempo de explicarlo, ¿Tu sabes dónde está el nuevo escondite de el? – Saitama le mostro el celular a Garou –

-Si lo sé, pero ni yo me metería con esa bestia – Garou sentencio dando un suspiro de fastidio – Pero sé que no dejaras este lugar hasta que te lleve con él, cierto.

-Así es – guardo el celular entre sus ropas –

Saitama salió de la tienda de sushi acompañado de Garou, el calvo sabía que él tenía información sobre los maleantes más temidos de la zona roja. Específicamente buscaba a un hombre de muy difícil acceso por su trabajo en el mercado negro, el tipo en cuestión era un traficante de partes humanas, se encargaba de conseguir lo que fuera, para el cliente que fuera, el servía de intermediario entre el comprador y los inhumanos que le llevaban las víctimas, muchas veces Saitama quiso acabar con él, pero un simple policía no tiene la fuerza para destruir una organización de ese calibre, y con tantas personas inmiscuidas. Una sola vez logro encararlo pero sus intentos fueron truncados ante los altos mandos policiales, también había policías corruptos que tapaban al mal nacido traficante de órganos por una alta suma de dinero. Saitama no podía recurrir a la policía, tan solo necesitaba de otro demonio como Garou para que le diera libre paso a las puertas del infierno.

-Actualmente se rumorea que vive aquí – Garou le llevo hasta unos galpones industriales en apariencia abandona –

-Gracias – alzo la mirada hacia su celular en mano, mirando la hora, todo el tiempo que invertía le restaba horas de sobrevivencia a Genos –

-Oye viejo… ¿estás seguro que vas a entrar allí solo? – hasta el desalmado del peligris le pareció una locura lo que haría Saitama –

-No tengo deudas con él, así que no veo el problema de entrar y habla un rato. – se encogió de hombros guardado su celular –

Garou se alejo del lugar sin despegar la vista, notando como Saitama traspaso las rejas medio cerradas de un enorme galpón desvencijado, el hombre parecía sin temor alguno, su cara tan solo demostraba que estaba preocupado por el chiquillo rubio que desapareció, a su entender eso era lo que sucedía, Saitama tan solo estaba buscando saber de su paradero por medio de aquel animal brutal llamado Asura Kabuto. Dentro, Saitama no tardo nada en toparse con los primero esbirros del traficante de órganos.

-¿Visitas? – la voz de un hombre que fumaba muy feliz un cigarrillo parado en una esquina recibió al calvo –

-Hola – Saitama se movió hasta quedar frente al tipo de muy mal aspecto – Necesito hablar con tu jefe.

-¿Jefe? – arqueo una ceja al tiempo que soltaba una gran bocanada de humo sobre el rostro de Saitama – Ni muerto…

-Ok.

Unos metros más adelante podemos ver a Saitama siguiendo su camino por el galpón, dejando atrás al pobre hombre que se negó a darle información, este quedo tendido en el suelo con medio cigarrillo atorado en la garganta e inconsciente, nuestro despistado calvo no estaba con ánimos de perder el tiempo, en esos instante su fuerza ciertamente bien medida, se desbordaba por todo sus poros, necesitaba salvar a Genos, y si para eso debía traspasar las líneas de la lógica, lo haría con gusto.

Una media hora después Saitama estaba frustrado ya que no había dado con el primer ser que se dignara a darle la dirección correcta, había golpeado a más de doce personas y ninguno se atrevió a abrir la boca, quizás porque él tampoco les daba mucho chance. Al final eso le causo estar dando vueltas en círculo por el galpón, era una vieja fábrica de alimentos, con bandas transportadoras por doquier, enormes tanques de conservación, puertas y mas puertas, esto estaba volviéndose frustrante, tanto que decidió hacer las cosas del modo rudo (mas aun de lo que ya estaba haciéndolo) tomo una barra de acero que estaba por allí tirada para después acercarse al tanque de metal más grande que viera, se paró a su lado y comenzó a golpear el tanque con tal fuerza que los sonidos que despedía podían escucharse a kilómetros de distancia, si no podía encontrar el camino hacia Asura Kabuto, haría que el tipo llegara a él.

En menos de lo que se imagino estuvo rodeado por más de una decena de hombres armados hasta los dientes, haciéndole una rueda al extraño y suicida calvo que armo tal escándalo.  Todos con sus armas en alto, apuntándole como esperando algún movimiento en falso, nadie entraba en ese lugar sin saber que ponía su vida en riesgo, si no es que podría considerarse como ya muerto.

-Al fin – dejo de golpear el tanque de metal – Necesito hablar con su jefe Asura Kabuto.

-¿El jefe? – vario susurraron entre ellos, esa no era la frase que esperarían saliera de la boca de un loco recién llegado –

-Oigan, necesito hablar con su jefe ¡no estoy para perder el tiempo! – Dio otro golpe al tanque, tan fuerte que la barra de acero se enterró de lleno dejando un buen boquete en la superficie del tanque – Disculpen…

-Al jefe no le gusta ser molestado – uno de los tipos con pinta de pandillero se le acerco – Realmente o eres muy valiente o muy idiota para entrar aquí.

-Solo necesito que me responda unas preguntas sobre sus socios de negocio.

-¿Eres un cliente?- otro de los pandilleros se acerco también donde el calvo

-Diría que si, necesito algo de su jefe.

-El jefe no habla directamente con sus clientes…

-Pues hablara conmigo – Sin mediar palabras Saitama estiro la mano desarmando en un abrir y cerrar de ojos al pandillero que se le acerco, paso siguiente lo uso como escudo humano mientras le apuntaba con el arma a la cabeza –

-¡IDIOTAS! – el hombre apresado veía como todos sus compañeros retrocedieron un paso más al verlo capturado –

-No pretendo volarte la cabeza, necesito que me digas donde esta Asura Kabuto, así que es más fácil que tu cooperes si apunto el arma a otro lado – el calvo bajo la pistola hasta apuntarle a los testículos del pandillero –

-¡WWAAAAA ALLI NOOOO! ¡TODO MENOS ALLI! – tembló al sentir el frio metal sobre sus pantalones de jean –

El resto de los pandilleros hicieron un sonido de dolor retrocediendo unos pasos más, Saitama no estaba con ganas de pelear con nadie, y su táctica rindió frutos porque el aterrorizado pandillero canto como pajarito llevándolo directamente hasta una de las zonas más alejadas del galpón, fue un recorrido algo largo por unas escaleras desvencijadas, pasillos y mas pasillos hasta un ascensor de carga desgastado, subieron al mismo y marcando el botón del sótano 3, allí otra tanda de hombres esperaba, Saitama decidió soltar a su provisional rehén pasando dentro.

-¿Cómo demonios llego aquí? – un hombre todo de negro vio llegar al calvo por la puerta del ascensor de carga –

-Buenas, necesito hablar con Asura Kabuto – mascullo guardando el arma en el cinturón de su pantalones –

-¿Quien te dejo pasar? – saco su arma rápidamente apuntándole a la mera frente del calvo –

-No necesitas apuntarme, tus amigos me dejaron llegar aquí porque tengo un asunto que conversar con tu jefe, solo eso – sin pena alguna hecho una mirada al fondo de la habitación, notando como tras unas cortinas semi transparente había un grupo de personas –

-¿Quien esta solicitándome? – la voz gruesa y dantesca de un hombre hizo que todos los presentes en la habitación hicieran silencio –

-Yo… - Saitama dejo al tipo de negro atrás y paso a encaminar sus pasos tras la cortina –

Mientras nuestro valiente calvo hace sus jugadas, en otro lugar también Genos está tratando de buscar el modo de escapar. Luego de ser noqueado por asfixia, despertó adolorido y aturdido, se encontraba tendido en el suelo de una sucia habitación, parecía un lugar rustico como una casa en el campo, en cierto modo le recordó los pequeños almacenes de víveres y herramientas que había en la mansión donde vivió antes, donde los jardineros guardaban todo. Sin moverse mucho giro la vista al techo, era de madera con tablones, sin ventanas, salvo por un pequeño tragaluz en la parte derecha en la pared tras él, el suelo era de madera muy roída y vieja, tanto que cuando se movía podía escuchar los crujidos bajo su cuerpo.

-¿Donde me llevaron? – aun tendido en el suelo, cerró los ojos decidiendo percibir mejor su alrededor, el miedo no podría ganarle la partida otra vez, tenía que recabar la mayor cantidad de datos posibles para usarlos a su favor, si tendría que escapar, al menos se haría una idea mental del exterior –

Con los ojos cerrados, dejo que el resto de sus sentidos se intensificaran, esa táctica la aprendió leyendo libros en la ret sobre supervivencia. Lo primero que percibió fue un aroma a tierra mojada, bosque, vegetación húmeda por lluvia, luego fue el sonido cercano de pájaros y un delicado silbido de la brisa que se colaba por debajo de la puerta de la habitación donde lo tenían, allí tuvo la conclusión que había una salida cercana al exterior y que estaba desbloqueada. Quedo claro que estaba en un bosque lejano a la ciudad Z, por simple deducción debía ubicarse al extremo contrario de donde vivió por muchos años, los secuestradores no serian tan idiotas como para dejarlo cerca de un lugar donde seria fácilmente localizado, además de ser una zona que él conocía de su niñez, cuando sus padres lo llevaban de paseo al bosque, allí acampaban y pasaban la noche bajo las estrellas.

-Malditos… - mascullo molesto al tiempo que procedía a verificar que tan bien estaban atadas sus manos y piernas con sogas finas pero resistentes – Será difícil deshacerme de esto.

A pesar de estar en una situación donde su vida corría peligro, Genos sentía que tenia salida, que no solo estaba en su astucia, si no, que había algo más poderoso que lo protegía, en su cabeza apareció la imagen de su sensei, el hombre siempre protector que le había brindado seguridad y un entendimiento más grande de su propio poder como ser humano.

-El sensei vendrá. – Susurro mientras hacia todo lo humano por desatar sus pies primeramente, el usar prótesis de una aleación de metal y carbono le dio la ventaja de estirar sus extremidades sin temer a lastimarse la piel que no tenia –

Y el sensei estaba imperturbable ante el traficante de órganos Asura Kabuto, a pesar de verse parado delante de una escena surrealista y perturbadora, el mal llamado jefe se encontraba prácticamente desnudo, sentado como todo un emperador sobre un trono de algo que semejaba oro, a sus pies dos mujeres seriamente dopadas que jugueteaban entre ellas, atadas como perros por correas en sus cuellos, a los lados botellas y mas botellas de una infinidad de bebidas, sin mencionar las mesas de café a los costados repletas de drogas variadas, Saitama sintió que solo respirar el aire del lugar lo doparía, una tenue película de humo de marihuana hacia complicado el respirar, tan si quiera hablar costaba, pero él estaba allí para cumplir con una necesidad, la más imperante que haya sentido en toda su vida, el salvarle la vida al chiquillo rubio que había conquistado sus emociones dormidas, por Genos movería el mundo entero, y lo supo cuando se vio parado en medio de los pecados que todo policía debería combatir.

-Habla… - el hombre de aspecto grotesco le mostro sus dientes amarillentos en una sonrisa perturbadora –

-Necesito saber donde hacen los canjes de personas entre los ninjas oscuros y tu gente – Saitama directo al grano como siempre –

-¡JA JA JA JA! – El moreno empezó a reír desencajado, y todos sus secuaces allí presentes le secundaron la risa hasta que el mismo Kabuto paro de reír – Eres valiente.

-¿Donde hacen el canje? – espeto con la mirada más seria todavía

-Tú crees que puedes llegar aquí y darme ordenes ¡pequeño mequetrefe calvo! – En un instante se puso de pie delante de Saitama –

Al levantarse Saitama aprecio mejor las proporciones de ese hombre, era robusto y de piel oscura llena de cicatrices, labios gruesos y ojos pequeños, con la cabeza rapada y una musculatura asquerosamente desproporcionada, se notaba la pasión desvivida que Kabuto le tenía a su cuerpo, además de tener una altura considerable de más de dos metros. Saitama se veía diminuto ante un monstruo de hombre como ese, pero ni el peor de los enemigos le hacía rendirse para conseguir liberar a Genos.

-Apostemos – Saitama hablo en tono firme –

-¿Que podría apostar alguien como tú? – frunció sus gruesos labios con malicia –

-Mi vida, tengo un cuerpo completo en perfecto estado de salud, estoy seguro que debes tener comprador para cada uno de mis órganos, piel, ojos, hasta mis huesos deberán serte de utilidad… - sentencio sin un ápice de duda en sus labios, Saitama tan solo contaba con sí mismo para semejante apuesta evidentemente desventajosa –

-¿Tu vida? – Asura Kabuto hizo cuentas mentales de cuál sería el valor aproximado de aquel enclenque calvo que se atrevió a llegar hasta su cubil, en cierto modo sintió algo de temor por la valentía o absoluto desconocimiento del miedo en Saitama – Y… ¿qué ganas tu si yo pierdo la apuesta?

-Información, la necesaria para llegar a donde deseo.

-Tu vida a cambio de información – mascullo llevando sus brazos hasta las caderas, dando una gran bocanada de aire para después soltarlo suavemente casi que encima de Saitama – Perfecto.

-¿Puedo elegir sobre que apostaremos? al menos dame esa ventaja, siempre tu ganaras mas en esta apuesta, sea cual sea el resultado.

-Como gustes.

-Eh… - Saitama miro a todos lados buscando algo en específico – ¡Que sea una lucha de pulsos!

-¿Lucha de pulsos? – el moreno miro despectivamente los bracitos ocultos entre la sudadera de Saitama – Como quieras ¡je je je!

Saitama no perdió el tiempo y sin pena alguna busco una de las mesita de café que estaban junto al trono del traficante, se deshizo de todas las drogas sobre ella, notando como esta estaba algo desvencijada, pero era perfecta para lo que harían, paso siguiente la coloco en medio de la habitación para que el espectáculo comenzara. Tanto Kabuto como Saitama tomaron asiento en el suelo, uno frente a otro, montando sus brazos sobre la mesita, uno de los subordinados de Kabuto sirvió de réferi, colocándose en medio de ambos, los dos hombres juntaron sus manos dejando entrever la enorme diferencia de poder físico entre el brazo musculoso del moreno y el brazo normalito de Saitama.

-¿Dos de tres? – El calvo sugirió con una voz neutra y una mirada algo vacía –

-Si tú lo dices – Asura sonrió con morbo, le destrozaría las extremidades a ese tonto apenas su subordinado diera la orden de empezar –

-¡LISTOS! –El hombre grito bajando su mano para soltar los puños de ambos – ¡YA!

La pelea de fuerzas no duro más que unos segundos, fue tan rápido que nadie pudo definir en qué instante la mesita de café bajo ellos se quebró y con ello un lastimero grito de dolor resonó en todo el lugar, en el suelo quedo el perdedor, tendido en posición fetal sujetando su brazo evidentemente luxado desde el codo en adelante, con la muñeca quebrada y unos cuantos dedos también.

-¡MALDITO CALVO! ¡AAAHHHH! – Asura resoplaba aun tendido en el suelo por el dolor, no supo como Saitama le partió el brazo en un segundo –

-¡Gane! – se puso de pie acariciando su hombro, como dándole alivio al esfuerzo que realizo – Creo que no podrás cumplir con lo de dos de tres…

-Maldito mal nacido ¡reventaste mi muñeca también! – se miro la mano que parecía de gelatina con sus dedos flácidos y caídos –

-Solo hice mi trabajo, ahora necesito que me digas cual es el lugar donde hacen los canjes de personas – se agacho junto a Kabuto, mirándolo directamente a los ojos, en ese momento dejo de ser el buen hombre para volverse una bestia fría que podía matar con mucha facilidad – Por favor, dímelo…

-Te… ¡te lo diré todo! – un escalofrió dantesco le recorrió el cuerpo, sin saber por qué razón prefirió no saber más sobre ese hombre calvo que parecía capaz de desmembrarlo poco a poco para que le dijera las cosas, ese tipo de personas salían de su lógica, el que se creía un despiadado, se sintió un bebe de pecho delante de la mirada perdida y vacía que el calvo le daba, aterradora sin duda alguna –

-¡Gracias! – sonrió amablemente volviendo a ser el Saitama de siempre –

 

Continuara…

 

 

 

Notas finales:

¡Listo! Que capítulo más loco, con un par de aventureros extremos como Metal y Garou, sin mencionar el lado oscuro de nuestro querido calvo, el se vuelve otra persona cuando de Genos se trata, así descubrirá en su peregrinar que es capaz de muchas cosas para salvar al rubio, y ya explicare como hizo para lastimar a Kabuto de ese modo je je je. Se aprovechó de ciertas circunstancias, Saitama no es bobo, tan solo saber perfectamente cómo manejar el pendejo. Gracias por leer, por dejar sus comentarios, gracias por todo!!

 

Próximo capítulo:

Cuando la emoción arde


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